En Italia no
hay navidad sin panettone con queso mascarpone, junto al veronés Pandoro son
los panes dulces clásicos de la navidad italiana.
El panettone
es originalmente de la región de Lombardía, específicamente de la ciudad de
Milán y se dice que ya existía hacia el año 200 en la forma de un pan endulzado
con miel, uva seca y zapallo. Este pan fue evolucionando durante los siglos con
distintas recetas y llevando como constante la presencia de las pasas de uva,
que tenía más que una función gastronómica, una supersticiosa de augurar la
abundancia y riquezas.
Como suele ocurrir
con la autoría de las recetas más tradicionales, siempre es terreno de disputa,
y más tratándose de algo tan antiguo como el panettone. Existen varias leyendas
al respecto de su alquimia. La primera se ambienta en el siglo XV y narra que
Ughetto Atellani de Futi, un joven aristócrata, se enamoró de la bella y
humilde Adalgisa, la hija de un pastelero de nombre Toni. Para estar junto a su
amada se hizo pasar por aprendiz de pastelero en la tienda de su padre e
inventó, improvisando un pan rico, con mucha harina, levadura, manteca, huevo,
azúcar, y naranjas confitadas y aroma de limón y naranja. Beatriz, la esposa de
Ludovico el Moro, enternecida por la gran pasión del joven, y ayudada por los
padres dominicos y por el mismo Leonardo Da Vinci, convenció al padre de
Ughetto que le consintiera casarse con la pueblerina. El padre de la novia
vendió el fruto de este amor y la gente se acercó de toda Italia para probar el
“Pan de Ton”.
Su industrialización hizo que su consumo se hiciera tradicional durante la Navidad en Italia, y luego en todo el mundo. En el año 1919 el empresario milanés Ángelo Motta lo industrializó y todo el mundo conoció el panettone, dulce típico de Navidad.
Por su parte,
el Pandoro, es una especialidad de la ciudad de Verona, tiene fecha y año de
nacimiento: el 14 de octubre de 1894, y también tiene autor certificado, no un
tal Toni, sino un señor con nombre y apellido: Doménico Melegatti, un talentoso
pastelero quien patentó una receta de un dulce blandito y dorado con forma de
estrella de ocho puntas, forma diseñada por el pintor impresionista Dall’Oca
Bianca. Doménico recibió un Certificado de patente industrial del Ministerio de
la Agricultura, Industria y Comercio del Reino de Italia por haber inventado el
nombre, la forma y la receta original de este pan dulce. Su nombre proviene de
su dorado color y significa Pan de Oro.
Muy pronto
empezaron a imitar al postre y la respuesta de su autor fue legendaria.
Domenico Melegatti desafió a los pasteleros que fabricaban un dulce similar al
suyo a un concurso en el cual debían descubrir la receta exacta del Pandoro
para ganar un premio de 1000 liras. Ningún pastelero se animó a presentarse. El
problema del pandoro es que lleva unas 36 horas de hacer debido a su complicado
proceso de levadura de más de 10 horas y 6 a 7 ciclos de amasado, hacen muy
difícil la reproducción casera de este dulce tan esponjoso.
El Pandoro
fue tan popular que se extendió por toda Italia como un pan dulce celebrativo
de todos los acontecimientos importantes, no solo la Navidad. Era tan popular,
que hasta los médicos de principio de siglo lo aconsejaban como alimento
nutritivo y liviano para los convalecientes y para las madres puérperas. Con el
tiempo se convirtió en un dulce asociado a la Navidad. Hasta hoy en día el
Pandoro Melegatti es prácticamente un sinónimo de la navidad italiana.
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