Personalmente adoro
a las excéntricas de la moda… si bien muchas personas opinan que ellas andan
por la vida disfrazadas, yo creo que tienen un alma especial que les hace
imposible verse como todos los demás y las empuja irrefrenablemente hacia la
excentricidad. En ellas habita lo más extremo de ese mundo de la fantasía que
hace de la moda una forma de expresión que linda peligrosamente con el arte.
Ellas nacieron para
asombrar y por supuesto también para inspirar. No en vano muchas de ellas
fueron visionarias como Elsa Schiaparelli o musad inspiradoras como Isabella
Blow. Cada centímetro de su cuerpo es un espacio factible para expresar su
singularidad, desde sus cabezas emplumadas y con sombreros hasta los esmaltes
de sus dedos de los pies.
Las verdaderas
excéntricas, las Vivienne Westwoods, las Anna Piaggis, las Luisa Casatis, las
Iris Apfels son personas únicas e irrepetibles cuya entera existencia está
dedicada al desarrollo de su individualidad y a la innovación diaria. Ellas
están dispuestas a todo por salirse del cuadrado, y no temen verse ridículas a
los ojos de los demás, porque saben que su estilo personal es una especie de
manifestación artística a la cual la crítica le es indiferente y absolutamente
irrelevante. Ellas expanden todas nuestras ideas de la moda en infinitas
posibilidades y destruyen también todos nuestros preconceptos de belleza y
estética, mostrándonos un universo extraordinariamente bizarro y maravilloso a
la vez. Ellas saben llevar con gusto lo aparentemente imposible y
paradójicamente nos hace imposible verlas vestirse de manera “normal”. Nos
resulta imposible siquiera imaginarnos a una Lynn Yaeger vistiendo un traje
sastre de matrona y con la cara lavada, sería un auténtico despropósito.
Hoy en día hay
muchos pseudo excéntricos que creen que llevar un atuendo extraño o un sombrero
raro ya es un pase automático para ser retratado en un blog de mdoa y conseguir
seguidores en las redes sociales. Estos no están por supuesto en el mismo plano
que las verdaderas excéntricas de la moda. Para ellas cada atuendo es una
reflexión de su interior, de sus convicciones, de su esencia y les importa un
bledo lo que la gente piense de ellas; mientras que para los posers todo se reduce a llamar la
atención y solo les interesa lo que la gente piensa de ellos.
En esta serie de
artículos (que serán dos ya que es muy difícil reducir la lista pues
correríamos el riesgo de omitir a alguna personalidad fantabulosametne inomitible),
homenajearemos a los grandes excéntricos de la moda. Ningún fashionista que se
respete puede transcurrir un día más de su existencia sin saber quiénes son
estas vacas sagradas de la excentricidad.
Quentin Crisp: Este
dandy anacrónico se paseaba por las
calles de Nueva York con sombreros de ala ancha y pañuelos de seda al cuello,
tal cual si fuera un poeta decimonónico nostálgico y maldito. Su existencia
colorida hacía que el color se escapara de sus foulards de Hermès para impregnar sus ojos de misteriosas sombras y
en sus últimos años de vida teñir sus mechones blancos de lavanda o carmesí.
Este ser semi travestido, mezcla de drag
y dandy, jamás pasaba por ridículo.
Muy por el contrario, era la alegría de la sociedad neoyorkina y londinense que
dejaba todos sus prejuicios de lado para abrirle las puertas de par a par. Crisp
fue un célebre escritor, modelo artístico, actor, dramaturgo y monologuista
cuyo perspicaz ingenio llenaba las salas de los teatros agotando las entradas
en horas. Escribía sus propios monólogos y luego respondía preguntas del
público al azar, siempre con el ingenio en la punta de la lengua y un humor tan
irreverente como su apariencia. Crisp actuó en varias películas y se convirtió
en un ícono gay al rechazar ocultar su homosexualidad en años donde esto era
absolutamente inconcebible y que la norma social era el closet. Este magnífico
hombre no sólo inspiró a muchos gays
a aceptarse sino también inspiró al cantante Sting quien le dedicó su canción
“Englishman In New York”, en la cual narra la historia del encantador Quentin.
Isabella Blow: Un
sombrero extravagante de Philip Treacy, algo de couture, unos tacones que
desafiaban la gravedad, e Isabella Blow estaba lista para ir a comprar
verduras. Isabella estaba convencida de que la Alta Costura era para el día a
día. Vivía cada día emperifollada como para ir a una fiesta. Toda una
aristócrata británica, editora de moda, musa y mecenas, ella inspiró y lanzó
las carreras de Alexander McQueen y Philip Treacy. Sus sombreros eran
verdaderas instalaciones sacadas de sus sueños más fantasiosos y traídos a la
realidad por sus amigos diseñadores. Como editora del Style Magazine del Sunday
Times, fascinó al mundo de la moda durante la mayor parte de los 90’s. Cuentan
que iba a trabajar con absoluta normalidad al diario llevando abrigos de visón
y un sombrero de cornamenta de ciervo (que luego inspiraría a McQueen para su
colección “Savage Beauty”). Su sentido de la moda teatral y hasta
fantasmagórico, su inteligencia e interesantes rasgos la llevaban a vestir lo
aparentemente imposible como si se tratar lo más normal del planeta. Una de las
cosas que Isabella Blow, tenía bien en claro es que el verdadero estilo no es
cuestión de hacer lo que todos están haciendo, y menos aún de hacerlo primero,
sino de hacerlo de manera memorable. Como una intérprete que hacía su gran
entrada al escenario, así vivió Isabella cada día de su vida, hasta que apagó
su propia vida en el 2007.
Iris Apfel: La
diseñadora de interiores y diseñadora de accesorios neoyorquina de 91 años
domina el color tanto en los ambientes
que crea como en su persona. Los enormes marcos de sus lentes, y sus
enormes collares encimados son el marco perfecto para su vívida personalidad
que escapa todos los límites de lo convencional como si estuviéramos ante la
hermana psicodélica y fabulosamente chic de Mr. Magoo. Ella es el marco
perfecto para su fabulosa personalidad. No en vano el Instituto de la Moda de
Nueva York le dedicó una muestra en el Museo Metropolitano en el 2005 donde se
exhibieron más de 80 de sus extraordinarios conjuntos. Es que Iris más allá de
su gran talento para diseñar, es todo un ícono viviente de la moda. Esta
leyenda viva ilumina cada sitio donde ingresa como un ave rara a la que uno no
puede dejar de mirar maravillado. De hecho la exposición se llamó rara avis.
Iris logró demostrar que la moda es una intuición y que Dior puede convivir
perfectamente con un collar comprado de un bazar marroquí, siempre y cuando sea
combinada para dar marco a tu estilo personal. Además de su fabulosa persona,
Iris también dejó huellas en el diseño textil, gracias a su exquisita firma de
textiles y diseño interior “Old World Weavers” que la llevó a tener de clientes
a Greta Garbo, Estée Lauder e incluso decorar la Casa Blanca para nueve
presidentes, desde Truman hasta Clinton. Si bien cuesta imaginar a esta
colorida personita en el aburrido mundo de DC, de seguro habrá dado ráfagas de
alegría y originalidad a esta tan solemne casa.
Anna Piaggi:
La editora de moda italiana que murió en el 2012 a los 81 años, se hizo
internacionalmente famosa por su estilo teatral. Pintaba su rostro como una
muñeca de porcelana antigua y teñía sus cabellos de azul o violeta. Ella creaba
cada uno de sus irrepetibles y elaboradísimos looks sin repetir jamás una
prenda. Esta autoridad de la moda combinaba prendas vintage con lo último de
las pasarelas generando un estilo personal casi circense y encantadoramente
fantasioso. En el 2006 el Victoria and Albert Museum de Londres le dedicó una
muestra en la que se exhibió parte de su gigantesca colección de más de 265
pares de zapatos, 932 sombreros, 3000 vestidos y 31 boas de plumas. Su estilo
ecléctico y recargado incluía todo lo imaginable y la hacía ver como un cuadro
de Picasso caminante que dejaba a todos maravillados. Anna supo convertirse a
sí misma en una verdadera obra de arte, exagerada, cautivante, excesiva, magnífica
y absolutamente divertida.
Daphne Guinness: La heredera británica, íntima de Isabella Blow y Alexander McQueen es
el personaje gótico de esta historia. Proveniente de la acaudalada familia irlandesa
dueña de la homónima cerveza, Daphne supo escapar a todo convencionalismo sobre
cómo debería vestir una chica de la alta sociedad británica. Artista y
coleccionista de moda, tuvo la gran sensibilidad de rescatar la colección de su
amiga Isabella, comprándola entera para que las piezas no se dispersaran, montó
una muestra con las piezas y con la inmensa suma que ganó creó una fundación a
nombre de su amiga para ayudar a las personas que padecen enfermedades mentales.
Su estilo podría bien ser definido
empleando juntos a los antónimos anticuado y futurista. Es que Daphne puede
integrar a la perfección una pieza de armadura con tacones de Louboutin, o un
peinado Isabelino con un traje de McQueen. Al verla pareciera que estamos ante una
reinterpretación futurista de una dama antigua. Desde su pelo bicolor, hasta
las vanguardistas piezas de alta costura que integran su vestuario diario,
Daphne se ha ganado el título de ícono de moda en vida. De hecho el FIT le
dedicó una muestra en la que se la homenajeaba por su estilo y por su obra. Además
de trabajar como artista, diseña joyas, prendas y hasta perfumes para sí misma
cuando no encuentra en plaza lo que desea vestir. A pesar de su peculiar
estilo, ha logrado ganarse un sitio en la lista internacional e las mejores
vestidas del mundo ininterrumpidamente desde 1994. Hasta Lady Gaga la
identifica como musa. También es musa de fotógrafos como Steven Klein y David
LaChapelle y colabora constantemente con diseñadores como Karl Lagerfeld y
Philip Treacy.
Luisa Casati o Marchesa Casati: Esta mujer de leyenda ha inspirado a diseñadores
desde los albores de la industria de la moda, incluso la marca Marchesa, se
llama así en su honor. Nacida en 1881, siendo muy joven quedó huérfana,
heredando una enorme fortuna que la convirtió en una de las mujeres más ricas
de Italia. Hija de condes y esposa de un marqués, a pesar de pertenecer a la
aristocracia europea, desarrolló una pasión por lo bohemio y por lo exótico,
convirtiéndose a sí misma en una obra de arte caminante, que incluso usaba a
sus exóticas mascotas como accesorios, llevando a sus guepardos con correas de
diamantes, paseando a sus galgos grises teñidos de rosa, o usando serpientes
vivas como joyas. También le encantaba escandalizar, vistiendo el traje de Eva
de bajo de sus copiosos abrigos de piel o apareciendo en una fiesta vestida con
plumas blancas manchadas de sangre fresca, lo que hizo desmayar a un par de
invitadas. Su excentricidad sin límites la convirtió en musa y mecenas de los
principales artistas plásticos de inicios del siglo XX. Parecía una especie de
vampiresa sofisticada y mundana, una heroína de una novela gótica, alta y
delgada, con el pelo teñido de un rojo salvaje y los intensos ojos verdes
delineados en Khol negro, viviendo en el Palacio Vernier dei Leoni en Venecia,
mientras lo mantenía a propósito en un estado ruinoso, conviviendo con mascotas
dignas de un zoológico. La vestían los grandes diseñadores de la época, Paul
Poiret, Mariano Fortuny y Erté. El diseño pantera de Cartier fue creado para
ella y su influjo aún puede verse en muchas colecciones de moda actuales.
Elsa Schiapparelli: La diseñadora italiana y
enemiga acérrima de Coco Chanel fue un personaje surrealista que fue
influenciada enormemente por los movimientos artísticos de inicios del siglo
XX, principalmente los dadaístas y los surrealistas. Sus diseños eran
absolutamente irreverentes e inesperados, decorados con langostas, simulando
esqueletos y empleando zapatos como sombreros eran cosas del día a día para
“Schiapp”. Entre sus aportes a la moda,
además de su fabulosa personalidad, se encuentran los cierres de colores, los culottes
y el rosa shocking. Se codeaba con
artistas como Jean Cocteau y Salvador Dalí, con quienes colaboró en varios
proyectos y cuyo mundo onírico adaptó a sus propias creaciones.
Vivienne Westwood: En nuestra lista no puede falta la creadora
del punk, la diseñadora viviente más icónica, vanguardista, visionaria e
irreverente, quien llevó la calle y la música a las pasarelas más sofisticadas
reformando la estética de la moda. Vivienne siempre se adelantó a la moda por
décadas y no solo desafía los cánones al diseñar, sino también al vestir. Sus
años no la impiden llevar corsettes de cuero tipo S&M o incluso trajes de Eva
combinados con su vibrante cabellera naranja. Todo en ella grita Anarquía y
rebelión y la amamos por ello.
Edith Bouvier Beale: La pequeña Edie como era conocida, fue prima
hermana de las elegantísimas Jacqueline Kennedy y Lee Radziwill, criada entre
algodones en una familia acaudalada. Pero a medida que se disipó la fortuna
familiar, también se disipó su juicio, lo que la llevó a convertirse en todo un
personaje de leyenda, de una excentricidad enorme que incluso la llevó a ser
retratada en un documental sobre su vida llamado Grey Gardens, que luego se
convertiría en una película protagonizada por Drew Barrymore. Edie fabricaba
sus propios vestidos, los cuales acompañaba con pañuelos de seda firmados y
viejos abrigos de piel que eran testigos de su antigua opulencia. Su excéntrica
apariencia proveía el marco ideal para este personaje delirante, que vivía en
una fantasía construida sobre ruinas y recuerdos. Habitaba junto a su anciana
madre, también llamada Edie, en una derruída mansión de los Hamptons como si
ésta se tratara de un palacio en pleno esplendor. Una famosa decoradora,
socialite y modelo en su juventud, terminó a los 70’s como una excéntrica
reclusa que se teñía el pelo de azul y deliraba sobre su gloria pasada, soñando
aún en convertirse en una gran cantante y bailarina.
Loulou de la Falaise: Cuando tu madre es
la musa de Elsa Schiaparelli, es inevitable que se te pegue un poco de
excentricidad. Loulou no pudo evitarlo, convirtiéndose ella misma en la musa
del gran Yves Saint Laurent. La hermosa y atrevida Loulou floreció en los
fantásticos años 60’s llevando smokings masculinos o luciendo magnífica yendo a
fiestas en los 70’s luciendo un simple pareo transformado en vestido con ayuda
de un alfiler de gancho. En 1977 se casó vistiendo turbante y un pantalón de
harem del siglo XVI que había sido propiedad de un Maharajá. Su relación
instintiva con la moda, su fascinación por lo exótico y su osadía la
convirtieron en una de las asesoras de YSL y diseñadora de accesorios. Como a
muchas otras excéntricas de nuestra lista, Loulou se convirtió en excéntrica
gracias a su pasión por la fantasía que la llevaba a buscar siempre una salida
de lo normal y vivir su vida como si se tratara de un cuento de hadas.