Nacido en Buenos Aires en 1967, Martín Crespo reside en Paraguay desde 1995, donde se ha destacado en distintas áreas de las comunicaciones de marketing, convirtiéndose en un referente local por su actividad como fotógrafo y director.
Su ecléctica trayectoria profesional y artística evidencia su espíritu innovador, siempre en búsqueda de cambios y nuevos desafíos. Empezó su actividad profesional dentro del área del marketing, trabajando como director de cuentas para importantes empresas locales. A partir del 2001 se dedicó exclusivamente a la fotografía publicitaria, moda y fotoperiodismo. En el 2005 empieza a experimentar ya en el plano audiovisual, con los cortometrajes experimentales “Yukata”, “Opaco”, Evasión”, entre otros. Sus videoclips en stop motion “Tango” y “Nostalgia” en 50mm fueron adquiridos y emitidos por MTV Italia.
Luego de estas experiencias se lanzó a dirigir spots televisivos, trabajando para diversas marcas comerciales y obteniendo el premio “Campana de Oro 2007” al mejor spot de TV, por el spot “Suman” para Interbanco y el premio Tatakuá a la mejor Dirección Audiovisual por su “RGB” para Palermo.
Como fotógrafo, participó en decenas de exposiciones colectivas en diversos países, ganando los concursos “Paraguay en Persona” (Paraguay, 2003) y “un MERCOSUR para los ciudadanos” (Montevideo, 2005). Además fue Finalista en la “III Edición de los Premios Iberoamericanos de Comunicación por los Derechos de la Niñez y la Adolescencia” (2003). Realizó también tres exposiciones individuales en Asunción, “Retrospectiva”, en la Manzana de la Rivera, 2001, “Autorretratos” en el CCPA, 2004 y “A Propósito de Asunción” en el Cabildo y Planta Alta, 2009. Ese mismo año lanzó el libro de fotografías “A propósito de Asunción”, un precioso homenaje fotográfico a la ciudad que le abrió sus puertas.
La dirección cinematográfica no se hizo esperar. Dirigió su parte del “Karaoke Exquisito” (2009), un largometraje colectivo que involucra a otros 5 directores, realizó la Dirección de Fotografía del cortometraje “El Ropero” (2010) y el largometraje “Yo, Mujer Sola” (2010). Este año tiene previsto el estreno de su último largometraje, la cinta “Migraña”, una adaptación cinematográfica del cuento “La Enamorada” de Rafael Barrett. La misma fue producida por Karen Fraenkel y cuenta con la actuación de Nata Alvarenga, Selva Fox y Silvio Rodas.
En todos estos años dedicados a lo visual, se hace difícil encasillar a Martín Crespo ya sea como fotógrafo o como director. Tal vez lo más apropiado sería decir, que tras del lente, hay ante todo un gran artista.
¿Cómo se produjo tu paso de la cámara a la filmadora?
Fue un paso gradual que me llevó un lustro. Primero comencé a hacer animaciones con fotos, trabajos de videoarte, videoclips y algunas ficciones con secuencias de fotos en tiempo real. A la par iba probando cámaras de video pero ninguna me satisfacía por la falta de control de la imagen y además por mi familiaridad con el formato de la cámara de fotos. Cuando en el año 2009 salió la primera cámara réflex que grababa video fui el primero en comprarla, a partir de allí la cosa cambió y comencé a filmar, a grabar la realidad a 24 cuadros por segundos.
¿En qué papel te sentís más cómodo: en el de fotógrafo o en el director?
En el de fotógrafo, o Director de Fotografía. Ahí me siento pez en el agua; pero prefiero el desafío de dirigir.
Habiendo tenido experiencia tanto en la fotografía como en el cine, ¿Qué diferencias encontrás en sus procesos y posibilidades expresivas?
En primer lugar la gran diferencia, más allá de que sea fotografía o cine, es hacer lo que uno quiere, sin intermediaciones, jueces ni censores diversos. No es lo mismo dirigir un spot publicitario que encarar un trabajo personal. La segunda gran diferencia es la retribución monetaria, que es pobre o nula para los trabajos personales. De todos modos siempre hay una relación dialéctica entre los trabajos por encargo y los propios que hacen que uno pueda aprender con ambos y retroalimentarlos.
Las posibilidades expresivas son diferentes. Mientras en fotografía una sola foto debe defenderse por sí sola muchas veces sin mayor referencia que otro puñado de fotos, en cine todo debe ser armónico en función de la película, como diría Robert Bresson “un buen conjunto de imágenes puede ser detestable”, por ello, en el cine ningún plano debe lucirse por sí solo sino jugar en relación con los demás.
¿Cuáles son los temas que te preocupan y que te inspiran como director?
Me inspiran las grandes películas con pequeño presupuesto, porque son las que me dicen al oído: “se puede”. Los temas pueden ser variados, quizás más me interesa cómo son abordados los temas más que los temas en sí mismos. Truffaut podía hacer excelentes películas a partir de una pequeña noticia de la sección “policiales”, como es el caso de “La piel dulce”.
Tu pelicula "Migraña"es una adaptación del cuento "La Enamorada" de Rafael Barrett. ¿Qué te llevó a elegir a este autor y a este cuento en particular?
Cuando encaré el proyecto, en el 2010, se estaban cumpliendo 100 años de la muerte de Rafael Barrett, autor del que había leído algunos relatos. Me atrajo su escritura, su romanticismo y anarquía, su compromiso con la realidad y su lucidez. Intuía que debía haber un relato que funcionara como punta de ovillo para una película. Cuando leí La Enamorada fue como si estuviera viendo una película del neorrealismo italiano pero en Paraguay.
¿Cuál considerás es el mayor desafío de una adaptación cinematográfica de un cuento?
No caer en el teatro filmado, no pretender ser literal. Sumar. Destruirlo y volver a armarlo con el lenguaje propio del director y del nuevo soporte.
Tengo entendido que sos un apasionado de la literatura. ¿Qué influencias tiene ésta en tu narrativa cinematográfica?
Tiene influencia, en especial la poesía. Al menos esa es la intención. Una aproximación poética al cine.
¿Cómo surge Migraña y como fue tomando forma el proyecto hasta hacerse realidad?
Surge de mi libreta de anotaciones, tomó forma por la presión de Karen Fraenkel, la productora, para presentar un proyecto al Centro Juan de Salazar, hace más de un año. El proyecto comienza a hacerse realidad meses después cuando me llaman para decirme que el Salazar apoyaba el proyecto. A partir de allí fueron unos 6 meses para desarrollar el guión, definir el elenco y las locaciones.
El cine está compuesto de varios elementos, como la imagen, el sonido, el guión, etc. ¿Considerás que hay algún elemento cinematográfico de mayor importancia, aquel que traza el perfil de la película? ¿Prima algún elemento en tu lenguaje cinematográfico?
Dependiendo el autor, cada uno de esos aspectos puede tener mayor relevancia. En mi caso, como fotógrafo, soy esclavo de la imagen a la hora de realizar. Pero esto no implica que descuide otros aspectos, de hecho para Migraña la música estuvo compuesta y grabada con dos meses de antelación al rodaje.
No hay que ser taxativo. Un buen guión no garantiza una buena película como así también la ausencia del mismo no asegura un bodrio, todo depende del autor-director para resolverlo. Te puedo citar brillantes películas hechas sin guión, como “Shadows” de Cassavettes, “Pierrot le Fou” de Godard o “Moi, un Noir” de Jean Rouch. También hay excelentes películas con guiones sólidos, como la mayoría de las películas sonoras de Hitchcock por ejemplo. Pero repito, no hay que ser taxativo.
¿Cómo es tu proceso creativo?
Es difícil saberlo, hay muchas fuentes de inspiración, pero creo que es la música y los sonidos los que me va guiando hasta las imágenes y la historia (si es que la hay)
¿En el rodaje, te ceñís al guión o dejás lugar para la improvisación?
Ambos. Para Migraña, por ejemplo, trabajamos escena por escena tal como estaban en el guión. Por supuesto, fueron surgiendo ideas en el rodaje y se fue ampliando con muchas escenas, siempre abierto al aporte de todo el equipo. Hay que estar con las antenas paradas y estar abiertos a lo que surja, en especial cuando se trabaja en escenarios reales y con bajo presupuesto.
¿Cuáles son tus mayores referentes en cuanto a cine?
¡Ufff!, debería hacer una lista de más o menos 100 directores, desde Meliès hasta David Lynch. Digamos que para Migraña he tenido en mente, por aspectos puntuales de la técnica y la historia a Kaurismaki, Bresson, Pasolini, Rossellini, Tarkovski y otros. Al menos los tuve en mente, lo que no significa que haya cumplido el objetivo.
¿Qué tipo de cine te atrae como espectador?
El que no pasan en las salas, ya que soy un anacrónico incurable.
¿Cómo ves al cine nacional, crees que se está gestando un lenguaje propio?
Se está gestando una explosión importante, de cara al mundo. Hay una búsqueda de lenguaje, identidad y pertenencia. Hay grandes valores que están surgiendo en este contexto de democratización de la cultura, con la tecnología y los medios más accesibles. Personalmente pienso que sin apoyo estatal es imposible desarrollar una industria cinematográfica nacional, hace falta una ley de cine que regule la actividad.
¿Qué expectativas tenés con esta película?
Que la gente vaya al cine y la disfrute, que no se duerma ni arroje sus zapatos a la pantalla. Pasado ese test, probar suerte en el circuito de festivales internacionales.
¿Qué otros proyectos tenés previstos para este año?
En este momento estoy pensando uno que debo presentarle a mi productora antes de fin de mes. No tengo la más pálida idea de lo que se trata.