El pantalón es una prenda hecha en diversos
materiales, de vestir que se ajusta a la cintura o cadera y llega generalmente
hasta el pie, y se diferencia de las faldas ya que cubre cada pierna
separadamente.
Esta vestimenta hoy en día es usada tanto por
hombres como mujeres, aunque hubo épocas en nuestra historia en las cuales su
uso estaba reservado para los hombres.
El antepasado del pantalón es sin lugar a dudas el taparrabo
que cubría la zona púdica, hecho de pieles sujetas a la pelvis. Se empezaron a
usar para proteger a los genitales del frío. En las cavernas de Els Secans, hay
una pintura rupestre de hace 10.000 años en la que se retrata a un hombre
llevando algo que bien podría tratarse de un pantalón corto.
Sin embargo, se sabe que fueron los celtas, los
primeros en llevar pantalones hace uno 2.600 años. Eran de lana teñida en
diversos colores y adornados con rayas y cuadros. Su uso se difundió entre los
pueblos germanos. Los romanos vestían túnicas, y como las tribus que ellos
consideraban bárbaras los llevaban, su uso fue prohibido en todo el imperio
romano hasta el año 400. Preferían pasar frío antes que llevarlos. No
abandonaban sus togas ni cuando sus avances imperiales los llevaban a zonas
nórdicas más frías, optando por envolverse las piernas y muslos con vendas. Pero
de a poco los romanos también fueron sucumbiendo a su encanto, empezando a
llevar las abrigadas prendas de los germanos y godos, que además eran
extremadamente cómodas para montar.
Los griegos, también preferían las túnicas y veían
los pantalones como propios de las tribus bárbaras. Incluso el gran Ovidio en
uno de sus textos echa en cara a los habitantes de Ponto, que se vanagloriaban
de ser griegos de origen, el haber adoptado los calzones de los persas, sus
mortales enemigos.
Durante el Medioevo su uso se fue difundiendo en la
forma de ceñidas calzas. Pero sería recién durante el renacimiento cuando se
convertiría en una prenda imprescindible del guardarropa masculino. Justamente,
en Italia durante el siglo XVI, Pantaleón, un personaje muy folklórico de la
Comedia del Arte, se caracterizaba por llevar pantalones como atuendo, de
hecho, el nombre del pantalón procede de él.
Para el siglo XVIII el pantalón era ya una prenda
obligada para los hombres tanto en Europa como en América. Justamente a
principios de este siglo, el zar Pedro el Grande, como parte de su plan para
modernizar Rusia, implementó el “Decreto de la Vestimenta Moderna”, que prevía
que todos los rusos de las clases altas llevaran pantalones de corte alemán.
Tanto se difundió su uso entre los hombres que esta
prenda de indumentaria, durante siglos se consideró prácticamente un símbolo o
característica y del género masculino. La consigna fue por siglos que las
mujeres llevasen faldas y los hombres pantalones. De hecho esta última prenda
era considerada exclusivamente masculina.
Las mujeres tuvieron que esperar hasta el siglo XX
para reivindicar su derecho al voto, y también su derecho a llevar esta prenda
tan cómoda pero hasta entonces reservada a los hombres. La primera mujer que
eligió llevar los pantalones bien puestos fue Amelia Bloomer, una feminista que
en 1854 propuso introducir los pantalones como uso femenino y emblema de la
emancipación de las mujeres. Los pantalones femeninos diseñados por ella
consistían en unos pantalones bien anchos, de inspiración turca, que se
llevaban debajo de una falda a la altura de la rodilla. Los pantalones fueron
llamados bloomers en honor a su
creadora, pero lamentablemente no tuvieron aceptación, ya que fueron asociados
al movimiento feminista, que por entonces era más temido que la lepra. En la
segunda mitad el siglo XIX sólo llevaban pantalones algunas mujeres pudorosas
para pasear en bicicleta o montar a caballo, y en el día a día, solo
aventuraban usarlo las mujeres más inconformistas, como la escritora George
Sand, amante de Chopin, y la gran actriz Sarah Bernhardt.
Fue recién a principios del siglo XX cuando la prenda
empezó a introducirse en la forma de trajes de baño, y también como
indumentaria deportiva. En 1920, Coco Chanel empezó a llevar pantalones
marineros de playa, escandalizando a toda la alta sociedad parisina. El
difundir el uso de los pantalones, fue otro de los grandes aportes de esta
diseñadora al guardarropa femenino. Ya en los años 30 y 40, muchas de las
grandes estrellas del cine como Joan Crawford, Katharine Hepburn, Marlene
Dietrich y Greta Garbo adoptaron el pantalón masculino como un accesorio para
realzar su appeal poderoso, misterioso e irreverente.
Pero fue sin lugar a dudas la Segunda Guerra Mundial
el factor principal que llevó a la difusión del uso de pantalones entre las
mujeres. Al tener que asumir ciertos roles tradicionalmente masculinos, las
mujeres tuvieron que adoptar prendas más cómodas y funcionales como pantalones
y overoles. Al terminar la guerra, les fue muy difícil volver a su anterior
estilo de vida, y muchas mujeres decidieron no desprenderse de esta prenda tan
práctica.
Desde entonces el pantalón se ha convertido en una
prenda absolutamente unisex, cuyo corte y estilo incluso sirve de indicativo de
las distintas épocas. En las últimas décadas esta prenda ha sufrido
innumerables transformaciones, más anchos, o skinny, pata de elefante, capri, o
elastizados, pero principalmente han transformado a la manera de vestir de la
mujer. ¡Hoy en día las mujeres saben llevar los pantalones bien puestos y bajo
ningún motivo permitirán que nadie les indique que no pueden llevarlos!