viernes, 5 de abril de 2013

CON LOS PANTALONES BIEN PUESTOS: LA HISTORIA DEL PANTALÓN





El pantalón es una prenda hecha en diversos materiales, de vestir que se ajusta a la cintura o cadera y llega generalmente hasta el pie, y se diferencia de las faldas ya que cubre cada pierna separadamente.

Esta vestimenta hoy en día es usada tanto por hombres como mujeres, aunque hubo épocas en nuestra historia en las cuales su uso estaba reservado para los hombres.

El antepasado del pantalón es sin lugar a dudas el taparrabo que cubría la zona púdica, hecho de pieles sujetas a la pelvis. Se empezaron a usar para proteger a los genitales del frío. En las cavernas de Els Secans, hay una pintura rupestre de hace 10.000 años en la que se retrata a un hombre llevando algo que bien podría tratarse de un pantalón corto.

Sin embargo, se sabe que fueron los celtas, los primeros en llevar pantalones hace uno 2.600 años. Eran de lana teñida en diversos colores y adornados con rayas y cuadros. Su uso se difundió entre los pueblos germanos. Los romanos vestían túnicas, y como las tribus que ellos consideraban bárbaras los llevaban, su uso fue prohibido en todo el imperio romano hasta el año 400. Preferían pasar frío antes que llevarlos. No abandonaban sus togas ni cuando sus avances imperiales los llevaban a zonas nórdicas más frías, optando por envolverse las piernas y muslos con vendas. Pero de a poco los romanos también fueron sucumbiendo a su encanto, empezando a llevar las abrigadas prendas de los germanos y godos, que además eran extremadamente cómodas para montar.

Los griegos, también preferían las túnicas y veían los pantalones como propios de las tribus bárbaras. Incluso el gran Ovidio en uno de sus textos echa en cara a los habitantes de Ponto, que se vanagloriaban de ser griegos de origen, el haber adoptado los calzones de los persas, sus mortales enemigos.

Durante el Medioevo su uso se fue difundiendo en la forma de ceñidas calzas. Pero sería recién durante el renacimiento cuando se convertiría en una prenda imprescindible del guardarropa masculino. Justamente, en Italia durante el siglo XVI, Pantaleón, un personaje muy folklórico de la Comedia del Arte, se caracterizaba por llevar pantalones como atuendo, de hecho, el nombre del pantalón procede de él.

Para el siglo XVIII el pantalón era ya una prenda obligada para los hombres tanto en Europa como en América. Justamente a principios de este siglo, el zar Pedro el Grande, como parte de su plan para modernizar Rusia, implementó el “Decreto de la Vestimenta Moderna”, que prevía que todos los rusos de las clases altas llevaran pantalones de corte alemán.

Tanto se difundió su uso entre los hombres que esta prenda de indumentaria, durante siglos se consideró prácticamente un símbolo o característica y del género masculino. La consigna fue por siglos que las mujeres llevasen faldas y los hombres pantalones. De hecho esta última prenda era considerada exclusivamente masculina.

Las mujeres tuvieron que esperar hasta el siglo XX para reivindicar su derecho al voto, y también su derecho a llevar esta prenda tan cómoda pero hasta entonces reservada a los hombres. La primera mujer que eligió llevar los pantalones bien puestos fue Amelia Bloomer, una feminista que en 1854 propuso introducir los pantalones como uso femenino y emblema de la emancipación de las mujeres. Los pantalones femeninos diseñados por ella consistían en unos pantalones bien anchos, de inspiración turca, que se llevaban debajo de una falda a la altura de la rodilla. Los pantalones fueron llamados bloomers en honor a su creadora, pero lamentablemente no tuvieron aceptación, ya que fueron asociados al movimiento feminista, que por entonces era más temido que la lepra. En la segunda mitad el siglo XIX sólo llevaban pantalones algunas mujeres pudorosas para pasear en bicicleta o montar a caballo, y en el día a día, solo aventuraban usarlo las mujeres más inconformistas, como la escritora George Sand, amante de Chopin, y la gran actriz Sarah Bernhardt.

Fue recién a principios del siglo XX cuando la prenda empezó a introducirse en la forma de trajes de baño, y también como indumentaria deportiva. En 1920, Coco Chanel empezó a llevar pantalones marineros de playa, escandalizando a toda la alta sociedad parisina. El difundir el uso de los pantalones, fue otro de los grandes aportes de esta diseñadora al guardarropa femenino. Ya en los años 30 y 40, muchas de las grandes estrellas del cine como Joan Crawford, Katharine Hepburn, Marlene Dietrich y Greta Garbo adoptaron el pantalón masculino como un accesorio para realzar su appeal poderoso, misterioso e irreverente.

Pero fue sin lugar a dudas la Segunda Guerra Mundial el factor principal que llevó a la difusión del uso de pantalones entre las mujeres. Al tener que asumir ciertos roles tradicionalmente masculinos, las mujeres tuvieron que adoptar prendas más cómodas y funcionales como pantalones y overoles. Al terminar la guerra, les fue muy difícil volver a su anterior estilo de vida, y muchas mujeres decidieron no desprenderse de esta prenda tan práctica.

Desde entonces el pantalón se ha convertido en una prenda absolutamente unisex, cuyo corte y estilo incluso sirve de indicativo de las distintas épocas. En las últimas décadas esta prenda ha sufrido innumerables transformaciones, más anchos, o skinny, pata de elefante, capri, o elastizados, pero principalmente han transformado a la manera de vestir de la mujer. ¡Hoy en día las mujeres saben llevar los pantalones bien puestos y bajo ningún motivo permitirán que nadie les indique que no pueden llevarlos!

JUERGEN TELLER: EL REY DE LA INSTANTANEIDAD




Nacido en Alemania en 1964, Teller abandonó el colegio para trabajar como aprendiz en un taller que fabricaba instrumentos musicales. Obligado por una alergia, tuvo que buscar un nuevo sustento, lo que le llevó en los años ochenta hacia la fotografía. Estudió en el Bayerische Staatslehranstalt für Photographie de  Munich y luego se mudó a Londres donde se estableció, empezando a fotografiar a músicos famosos. A raíz de la tapa que hizo con Kristen McMenamy posando desnuda con la palabra “Versace” escrita en un corazón sobre su pecho para una revista alemana en 1996, empezaron a llamarle reconocidas revistas vanguardistas tipo iD y The Face.  Luego diseñadores transgresores, quienes buscaban una nueva manera de retratar sus campañas. 

Desde 1998 Marc Jacobs lo ha elegido para retratar sus campañas publicitarias, en las que han aparecido Cindy Sherman, Winona Ryder, Sofía Coppola, Charlotte Rampling, Alice Dellal, el mismo Teller, entre otros. Teller colabora desde hace tiempo con otros diseñadores como Helmut Lang y Vivienne Westwood y casas de moda como Yves Saint Laurent, Celine y Moschino.

Rebelde, poco convencional, trasgresor y brillante, Juergen se niega a fotografiar en digital ni a retocar sus fotografías en plena era del photoshop y de la fotografía digital. Además tiene un don para retratar a las personas, logrando desentrañar de sus sujetos una naturalidad y espontaneidad poco frecuente. Logra relajarlos tanto que se olviden de la presencia de la cámara y pone énfasis en los rostros, gestos y la expresión sicológica de sus sujetos. Retrata con la misma naturalidad con la que fueran parientes posando para fotos familiares ya sea a modelos o personajes famosos. Y sus fotografías publicitarias comparten esa cualidad tan propia de las  instantáneas fotográficas. 

Le encanta desnudar a sus sujetos, tanto literal como metafóricamente, mostrándolos vulnerables frente a su impertinente cámara. Muchos afirman que ser fotografiados por Teller es como aceptar una apuesta. Por la cantidad de famosos que de buena gana acceden a posar ante su descomedido lente, podemos asumir que también hay muchísimo prestigio en ello. Fotografió con la misma genial irreverencia a Vivienne Westwood desnuda a los 68 años, a Kate Moss tirada como un trasto viejo en una carretilla y a Victoria Beckham metida dentro de una bolsa de compras y convengamos que estas son sus fotos más convencionales. Las modelos saben que al aceptar trabajar con él de seguro van a verse retratadas en situaciones poco convencionales, ya sea tirada desnuda en un basurero rodeada de unos cachorros abandonados o deambulando desnudas frente a la Mona Lisa.

Famoso fue el caso en que teniendo que posar él para la campaña  para la línea masculina de Marc Jacobs junto a una desnudísima Charlotte Rampling (una de sus musas) en el hotel Louis XV de París  terminaron posando ambos desnudos ya que el fotógrafo, algo excedido en peso no logró entrar en más que un par de shorts. Pero esta circunstancia le fue indiferente al artista quien siguió de lo más cómodo posando para una campaña de moda en la cual no aparecía ninguna ropa salvo el único short que le entró. Esta campaña contrariamente a lo imaginable fue utilizada por el diseñador, un gran admirador del trabajo de Juergen Teller, quien supo percatarse que la sesión había transgredido las convenciones de la fotografía de moda adentrándose en el arte más puro.

Su particular manera de encarar la fotografía lo han convertido en uno de los fotógrafos más solicitados y mejor pagados de la industria de la moda y en uno de los referentes de la fotografía contemporánea. A la par que su trabajo en la moda, ha desarrollado una importante carrera en la fotografía artística, ganando el premio Citibank en el 2007 y exhibiendo en importantísimas galerías de todo el mundo, así como en el MOMA, en el Tate e incluso en la Bienal de Venecia.

En muchas de sus fotos sus sujetos parecen encandilados por sus flashes de su cámara Contax G2 y sorprendidos por la cámara en situaciones íntimas, en otras la cámara parece haberse esfumado estableciendo un diálogo íntimo entre el sujeto y el observador. A pesar de sus transgresoras imágenes, el fotógrafo asegura jamás haber tenido que obligar a nadie a hacer algo que no se sintiera absolutamente cómodo haciendo: “Si hago un retrato, sé cuanto pueden aceptar. Si una persona es dulce y tímida, las fotos serán dulces y tímidas.” 

Sus autorretratos se muestran aún más sinceros y controvertidos. Se ha fotografiado en las situaciones más absurdas e incómodas, haciendo el número dos sobre la nieve, desmayado sobre un plato de comida y también completamente desnudo frente a la tumba de su padre, con un pie sobre una pelota de futbol, tomando cerveza y fumando un cigarrillo. El artista explica que la toma fue motivada por los sentimientos hacia su padre, un alcohólico que se quitó la vida cuando el fotógrafo tenía 24 años. “Sentía un poco de pena por él y quería estar con él. Quise mostrarle, o mostrarme, mi vulnerabilidad y que yo también tenía problemas con el alcohol y fumaba.”

Hoy en día Juergen Teller es considerado uno de los fotógrafos más provocativos y creativos del momento, desafiando siempre los cánones de la fotografía de moda y publicitaria, y  alterando todas las convenciones en la relación fotógrafo/modelo. Cualquiera sea el entorno o el sujeto, el resultado siempre será intenso, irreverente, honesto y sorprendente.

Bueno, les dejo que las fotos de Juergen hablen solas:

Fashion Icon: Olivia Palermo




El caso del estilo de Olivia Palermo es verdaderamente fascinante, pues se trata de una chica que alcanzó el status de ícono de moda por su buen gusto innato puesto a la luz en un reality show, programas que por lo general muestran de todo, menos buen gusto. 

Esta chica nacida en Connecticut en 1980, es hija del empresario de bienes raíces de Connecticut, Douglas Palermo, Olivia se estableció en Nueva York durante la universidad donde fue introducida a la escena social neoyorquina por su mejor amiga Byrdie Bell, convirtiéndose muy pronto en una it girl de la alta sociedad neoyorquina gracias a su elegancia instintiva. Sus estudios los realizó en las selectas escuelas privadas de Nightingale, Windward y St. Luke’s School y luego los prosiguió en la Escuela de Arte y Diseño Parsons de Nueva York y París.

Olivia empezó su sideral ascenso a la fama, asentando su nombre en los anales de la historia de la moda de este siglo, en un lugar poco probable. Olivia formaba parte del reparto del reality “The City”, producido por MTV, donde filmaban su día a día como estilista de la revista “Elle” y para el departamento de relaciones públicas de Diane Von Furstenberg. No llamó la atención por escandalosa, ni polémica, ni por volverse tan omnipresente como las Kardashians, sino simplemente por mostrarse siempre impecable, en cada una de sus apariciones en las dos temporadas que duró la serie. 

Su estilo depurado, sobrio, pero siempre con un pequeño giro de tuerca la hacía elevarse sin estridencias sobre el común denominador de la industria de la moda, donde los diseñadores, fashionistas, editores, tienden más a un estilo excéntrico o de vanguardia. 

Sus acertado street style empezó a empapelar los blogs y revistas y Olivia empezó a convertirse en todo un fenómeno. Sus estilismos personales siempre generaban admiración e iban acompañados de frases como “Simplemente Perfecta”, “Siempre perfecta”, “La It Girl más Imitable”. Su estilo personal causaba furor al punto de que además de las cámaras del reality decenas de paparazzi empezaron a seguirla en sus idas y vueltas por la ciudad de Nueva York. Se necesitaba un registro de sus impecables looks para nutrir a todos los blogs y revistas y páginas webs que hablaban sobre ella. Probablemente hay una foto de toda y cada una de sus salidas oficiales y hasta de cada uno de sus estilos diarios, y en toda esta avalancha de imágenes nunca una en la que salga con ojeras, con el pelo revuelto, ni siquiera con un look improvisado. ¡Qué sacrilegio! Es que ella siempre se muestra impecable y compuesta ante las cámaras, recordándonos al glamur de las antiguas estrellas a quienes jamás de los jamases se le hubiera ocurrido siquiera salir ni siquiera a comprar leche sin estar de punta en blanco.

Al poco tiempo Olivia era una personalidad, un referente, una fashionista admirada que inspiraba colecciones, era retratada como imagen de campaña de importante marcas y chica de tapa de prestigiosas revistas. Para el 2010 Olivia ya era considerada una de las it girls más influyentes y admiradas del planeta.

Sólo entre 2010 y 2011 lanzó una línea de joyería con Roberta Freymann y de zapatos para Stuart Wetizman, fue imagen de Carrera y Carrera y Mango, fue editora invitada de Piperline, fue jurado en la novena temporada de Project Runway, y la edición inglesa de The Next Top Model y lanzó su propia web de moda: Olivia Palermo Style Blog, actualizada por ella misma.

Su estilo es inconfundible, 100% elegante y chic. Es de esas personas tocadas por la varita mágica a la hora de vestir. Se nota en la atención que presta a cada detalle de sus outfits diarios que la moda es para ella una verdadera pasión. Tendencia tras tendencia, ella es una de las primeras en llevarlas y de manera magistral. Lo suyo es sin lugar a dudas el Street Style y sus looks cotidianos nunca pasan desapercibidos. También es una artista a la hora de combinar prendas económicas con prendas de marcas importantes. Olivia sabe balancear su tradicional clasicismo añadiendo accesorios y complementos inesperados, ya sea géneros estampados, zapatos llamativos o bolsos XL o de colores vistosos. Olivia es una gran aficionada de las botas, botines y sandalias peep toe, así como de los blazers y sacos. Para grandes eventos opta por vestidos largos en tonos claros como el blanco, el nude o el beige. Es una aficionada a los Little black dresses y a los colores suaves. Su exceso de clase y bon ton nos anima a afirmar que ya es un ícono de estilo.



Alexander Wang: El Niño Prodigio de la moda




De origen taiwanés y americano de nacimiento, Alexander Wang es considerado una de las jóvenes promesas de la moda Americana. Con sólo 28 años ya tiene una larga carrera a sus espaldas y las llaves de la casa de Balenciaga en las manos.

Alexander Wang nació en San Francisco en 1983, hijo de padres taiwaneses. A los 18 años se mudó a Nueva York para seguir la facultad de Diseño en Parsons. Sus ambiciones académicas le duraron sólo un par de años, pues dejó la facultad para dedicarse por entero a su empresa, es que para 2004 y con sólo 19 años ya había lanzando su propia marca epónima.

En la primavera de 2007 lanzó su primera colección femenina completa de pret a porter, logrando ubicarla en más de 200 tiendas de todo Estados Unidos. Esta hazaña asombrosa para un novato lo llevó a ser nominado al año siguiente al premio del CFDA, ganando el premio de 200.000 USD otorgado por la revista Vogue para apoyar a jóvenes diseñadores. En el 2009 recibió el premio Swarovski de diseñador del año en la categoría de prendas femeninas y el de la Cámara de Tejidos Suizos. En el 2010 ganó por segunda vez consecutiva el premio Swarovski de diseñador del año pero esta vez en la categoría de diseñador de accesorios.

En el 2009 lanzó su primera línea de difusión, una línea más juvenil y casual, a la que llamó T by Alexander Wang. Esta colección incluía su primera línea de calzados. Gracias al premio de Vogue y el éxito de sus colecciones sus diseños hoy se venden en todas los principales grandes almacenes del mundo, entre las que se destacan: Barneys New York, Neiman Marcus, Bergdorf & Goodman, Dover Street Market, Browns y Selfridges. En Febrero de 2011 abrió su primera tienda propia en el barrio neoyorquino de SoHo.

Hoy en día tiene líneas de anteojos, carteras y calzados y sus marca epónima cuenta con líneas de Ready to Wear y Resort y T cuenta con líneas de Ready to Wear y prendas masculinas. Entre sus clientes se encuentran jóvenes estrellas como Megan Fox, Mary Kate Olsen, Nicole Richie y Gwyneth Paltrow. Modelos como Dree Hemingway, Erin Wasson, Alice Dellal también adoran las prendas de Wang. Wang también ha colaborado diseñando colecciones limitadas para Keds (2008), Uniqlo (2008) y Sally Hansen (2012).


La marca personifica un estilo urbano y casual que se inspira en el minimalismo de los noventas con un poco de chic francés y mucho de grunge. En sus diseños femeninos siempre están presentes los elementos masculinos. Como al propio diseñador le gusta decir, sus diseños recuerdan a lo que llevaría una modelo fuera de servicia. Wang ha sabido conjugar perfectamente lo casual, lo radical y lo relajado.
A pesar de su juventud y poca experiencia, Alexander Wang es uno de los diseñadores favoritos de los críticos de moda. Incluso Anna Wintour, la editora de Vogue, lo ha apoyado enormemente en su carrera. Otra de sus mentores es Diane Von Furstenberg. Sus colecciones son siempre elogiadas y los editores las incluyen en las páginas de las principales revistas de moda. Es que sus siluetas limpias y la particular atención que presta a emplear siempre los géneros más lujosos y delicados, sumado a habilidad para impregna a sus diseños de frescos aires juveniles, haciéndolos siempre divertidos y contemporáneos, definitivamente han sido factores determinantes en el rápido posicionamiento de sus marca y en su buena reputación que como diseñador.

La marca se maneja como una empresa familiar. Su hermano Dennis trabaja como asesor financiero, su cuñada Aimie como Gerente de Producción y su madre también trabaja activamente en la empresa.

A fines de Noviembre del año pasado fue nombrado como nuevo director creativo de la maison Balenciaga, después de que Nicolás Ghersquiére, abandonara el puesto al frente de la casa de moda francesa, tras quince años de colaboración. Entre sus responsabilidades como director creativo se encuentran la de diseñar tanto las colecciones de hombre y mujer como los accesorios y ocuparse de toda la imagen de Balenciaga. Al poco tiempo de su nombramiento, François-Henri Pinault, CEO de PPR, expresó que “Wang utilizará su creatividad y su propio bagaje para reinterpretar e inmortalizar el distintivo, moderno y extremadamente innovativo estilo de Cristóbal Balenciaga”. Nadie puede poner en dudas sus palabras ya que la modernidad de Wang y su amor por las estructuras y la deconstrucción, lo convierten en un diseñador que inmediatamente hace click con la marca.