La música y la moda siempre han ido de la mano, vinculándose de las más variadas maneras. Las estrellas de la música se han encargado de marcar las tendencias e inspirar a los jóvenes desde que el rock empezó a volverse un fenómeno masivo en la década de los 50’s. Es innegable que la música es la principal influencia de la moda. Los músicos tienen que verse cool, su imagen es un ingrediente estratégico a la hora de vender discos.
El estilo impuesto por los ídolos musicales incluso ha marcado décadas, como fue el caso del punk inglés a fines de los 70, la onda rapera del comienzo de los 80’s y como olvidar los encajes, tachas y flecos batidos impuestos por la chica material a fines de los 80’s y el boom del estilo “grunge” a mediados de los 90’s.
Las estrellas de la música siempre se han encargado de romper las reglas de la moda y contagiar con sus excentricidades a sus seguidores. Nuestros abuelos probablemente fueron influenciados por la beatlemania de los 60’s, adoptando nuevos cortes de pelo, pantalones más angostos y nuestros padres probablemente caminaban por las calles con las remeras con el logo de los ídolos de los 70’s y 80’s.
El pelo es tal vez la primera evidencia de las influencias musicales. Elvis y los rockeros de los 50’s globalizaron el jopo y las patillas. Los Beatles impusieron sus flequillos y cortes taza. El movimiento hippie de los 70’s llevó a miles de jovenes a dejarse crecer el pelo (y por nuestras latitudes a ser perseguidos por la policía militar por pelilarguis). El punk revolucionó con sus crestas de color y los cortes más inverosímiles, la música disco dio destaque al afro y de la mano de Bob Marley y de la música Reggae llegaron los primeros dreadlocks.
Los primeros rockeros (Jerry Lee Lewis, Johnny Cash, Buddy Holly y el Rey Elvis Presley) trajeron no solo una música nueva, llena de ritmo y sensualidad, sino un look atrevido y diferente que fue rápidamente adoptado por los adolescentes que no querían vestirse como sus padres. Los jeans oscuros, camperas de cuero de motociclistas, las solapas de seda, las t-shirts para los hombres y las faldas anchas con varias capas, capris y chatitas con medias soquetes para las mujeres, le daban libertad a los movimientos de los jóvenes que bailaban este nuevo y desenfrenado ritmo.
El fenómeno Beatles de los 60’s introdujo dos nuevos looks, que acompañaron a su evolución musical. El primero, el de la Beatlemania (con pantalones angostos, sin bolsillos exteriores y sacos entallados con 3 botones y botas de caño corto) que acompañó su etapa más bailable hasta mediados de los sesenta, y el segundo, su momento hippie (con la melena más larga, pantalones oxford y túnicas que trajeron de sus viajes a la india) acompaña su época de experimentación musical que surge a fines de esa década.
En la época hippie el rock y la moda eran elementos que servían para expresar la disconformidad de los jóvenes con la guerra y con la desigualdad, el consumismo y el orden establecido. Un momento clave fue el festival de Woodstock de 1969, que reunió a 400.000 personas para escuchar a Janis Joplin, Santana, Jimi Hendrix, The Who, The Greatful Dead y Clearwater Revival. Estas anti-estrellas de la contracultura, difundieron masivamente su vestimenta que exudaba libertad y revolución. La moda se volvió despojada, con toques étnicos y multiculturales. El pelo se dejó crecer junto con la barba, se rechazó el corpiño y el maquillaje al mismo tiempo que se daba la espalda al consumismo y a las guerras. Otras importantes bandas de la época como los Rolling Stones, The Doors, Led Zeppelin y Pink Floyd difundieron este estilo multicultural, natural, artesanal y relajado.
Importantes diseñadores adoptaron rápidamente el estilo hippie, quitándole su contenido político y convirtiéndolo en una forma más de vestir elegantemente. Así por ejemplo, Yves Saint Laurent lanzó una colección cuyos ejes fueron el multiculturalismo, el exotismo, la naturaleza, los colores y los materiales naturales. Actualmente lo mismo ocurre con el llamado hippie chic, en el cual la moda sigue incorporando elementos de esta época.
La música cruda, rebelde y enérgica y la estética agresiva y provocativa del punk prendieron entre los jóvenes de fines del 70, convirtiéndose en el paradigma de la nueva época. La vestimenta y la música se convirtieron en armas para denunciar la disconformidad con un sistema excluyente. Bandas como New York Dolls, Ramones, Blondie, Talking Heads, desde el mítico pub CBGB’s de Nueva York, lanzaban sus gritos de inconformidad ante el mundo y protestaban contra todo a través de la vestimenta y del rock, ya que su imagen también causaba escándalo, como claramente lo demuestra New York Dolls, varones travestidos, guiados por el famoso manager y diseñador británico Malcolm McLaren.
El fenómeno se contagió rápidamente en Gran Bretaña, donde los Sex Pistols y The Clash, empezaron a cantar su descontento ante una situación frustrante, de desempleo y marginalidad, rechazando a un sistema que los excluía. La vestimenta y el rock, agresivos y antisociales, representaban esta realidad. El lema punk de “do it yourself” (hazlo tu mismo) se aplicó a la música y a la indumentaria por igual. Armaron sus propias bandas, y su propia moda, peinándose con crestas y vistiéndose para escandalizar. Dos diseñadores claves de la movida punk fueron Malcolm McLaren y Vivienne Westwood. Ambos fueron los responsables de soldar vestimenta y rock, produciendo ropa tan anárquica como la música que se escuchaba. Éstas incluían alfileres de gancho, tachas, imágenes controvertidas, detalles sadomasoquistas y todo lo que fuera capaz de shockear.
En los años 80’s, reinaron las tendencias Pop y Glam. Madonna, que inicia su larga carrera convirtiéndose en el ícono pop de los 80’s, contagia a todas las adolescentes con su look exagerado, recargado y consumista mientras entona “Material Girl”.
Durante los 90’s, grupos como Nirvana, Pearl Jam y Soundgarden impusieron un estilo desprolijo que incluía jeans rotos, camisas largas a cuadros desprendidas y con una remera abajo, Birkenstocks o borceguíes. Lo que fuera bautizado como el estilo “grunge” hizo pasar radicalmente el estilo glam que había reinado en los 80’s. Estos artistas que subían al escenario con la misma ropa que usaban todo el día, sin estar asesorados por estilistas, o preocupados por verse bien; sin quererlo, causaron que todos los diseñadores del momento y las principales revistas de moda reprodujeran su estilo y una cantidad de adolescentes, siguiendo la tendencia, rompieran sus jeans recién comprados para imitar este look desprolijo y despreocupado.
El estilo de los jóvenes, en las últimas décadas, se ha definido de acuerdo al tipo de músico con quien se identifican. Entre los teens los estereotipos musicales y fashionistas se fusionan de una manera tan estrecha, que simplemente con verlos, ya es posible distinguir que tipo de música escuchan.
Las estrellas musicales, también se han acostumbrado a contratar a diseñadores para crear el vestuario de sus giras. Como podríamos olvidar los corpiños en forma de cono creados por Jean-Paul Gaultier para Madonna! Otras marcas que la han vestido en sus giras fueron Dolce & Gabbana, Dsquared y más recientemente Givenchy. Las Spice Girls se dejaron envolver por Cavalli para su regreso a los escenarios y Lenny Kravitz por Gucci para su gira mundial Love Revolution.
Hoy en día los músicos siguen convirtiendo a sus fans en sus clones, pero algo ha cambiado, la industria de la moda ha empezado a percatarse de la gran influencia de los músicos a la hora de imponer looks, y se ha aliado con estrellas musicales de las más diversas maneras.
Grandes marcas han incluido a ídolos musicales en sus campañas gráficas. Tal es el caso de Calvin Klein con Shirley Mason de Garbage y Kim Gordon de Sonic Youth, Louis Vuitton con Beyonce y Jennifer López y Versace con Maddonna y Christina Aguilera, solo por citar a algunos. Otras estrellas han prestado su imagen para promocionar calzados, perfumes y los más variados productos, hasta una marca de sombrillas publicitadas por Rhianna, tras su hit “Umbrella”.
Los championes Converse, sinónimos del rock en las últimas décadas, celebró su centenario con una campaña que incluye modelos exclusivos inspirados en músicos como Joey Ramone, Billie Joe Amstrong de Green Day, Sid Vicious de Sex Pistols y hasta Sandro para el mercado Argentino.
Adidas también se inspiró en la música para un lanzamiento global de la colección “Sounds of the City”, en el cual se rinde homenaje a los géneros musicales más influyentes de los últimos tiempos. En Francia eligieron la imagen de Jane Birkin (quien ya había inspirado la célebre bolsa de Hermes en los 70’s), en USA a la rapera Missy Elliot y en Alemania a Nina Hagen.
Lo cierto es que el público consume los productos que eligen sus ídolos. Por lo que ahora las alianzas estratégicas entre marcas y músicos son lo último. H&M convocó a Madonna, la reina del Pop, para diseñar una línea de ropas que se agotó ni bien llegó a las tiendas. La cantante australiana Kylie Minogue también fue convocada para H&M para diseñar una línea de ropas. La marca de carteras Kipling invitó a Fergie para diseñar 3 colecciones de carteras. Tommy Hilfiger se unió a la tendencia invitando a David Bowie para diseñar su línea H Hilfiger, con la colaboración de su esposa Iman.
Los músicos se han convertido en los nuevos diseñadores de moda. Sus marcas invaden las tiendas y cada día un nuevo “músico/diseñador” lanza su nueva colección. Estrellas como Gwen Stefani (con su célebre marca L.A.M.B. y la más nueva Harajuku Lovers), Jennifer López (que cuenta entre sus haberes con 3 marcas: JLO, Sweetface y Justsweet) y Sean Combs (con su marca Diddy’s), decidieron lucrar exclusivamente con sus colecciones sin aliarse con ninguna otra marca o diseñador, lanzando sus propias colecciones en el Fashion Week de Nueva York y autoproclamándose diseñadores. En el caso de Sean Combs, su carrera como diseñador ha opacado ampliamente a su carrera musical, de la cual se valió inicialmente para promocionar sus marcas.
Entre las estrellas con marcas propias también encontramos a Jessica Simpson con una línea de trajes de baño, Beyonce con su Marca casual de ropas y accesorios House of Dereon, LL Cool J, con su marca Todd Smith (que lleva su nombre verdadero) y Nelly con Vokal (línea masculina) y Apple Bottoms (línea femenina para mujeres con tallas generosas), Eminem con su línea urbana Shady Ltd., y Hilary Duff con la marca Stuff.
Por una causa más solidaria, Bono, el líder de U2, creó Edun, una marca de ropas cuyas ventas están destinadas a juntar fondos para combatir a la pobreza en todo el mundo. H&M también siguió este ejemplo, creando Fashion Against AIDS, invitando a varios artistas para diseñar líneas a ser vendidas en sus tiendas y cuyas ventas serán destinadas a la causa del Sida. Entre los convocados se encuentran: Ziggy Marley, Good Charlotte, Rhianna, The Cardigans y My Chemical Romance.
Otro ámbito donde la música y la moda se conjugan es en los desfiles. La música no solo ha inspirado por décadas a los diseñadores al momento de crear sus colecciones, también ha estado presente en los desfiles como parte esencial del show (es imposible imaginar un desfile de modas sin música). Pero ahora, la simbiosis de música y moda se ha vuelto aún más solida en uno de los eventos anuales más esperados, el desfile/concierto “Fashion Rocks” organizado por el grupo Condé Nast (Vogue, Vanity Fair, Glamour) en el cual estrellas como JLO, Fergie, Usher, Aerosmith, Alicia Keys, Avril Lavigne, Ludacris, Iggy Pop, Santana tocan en vivo, mientras bellas modelos exhiben las creaciones de los más prestigiosos diseñadores del mundo, dentro del contexto de la semana de la moda de Nueva York y con fines benéficos. En Londres el evento se repite, con el Swarovski Fashion Rocks a beneficio de la fundación del Príncipe de Gales.
La unión entre música y moda se ha vuelto cada vez más estrecha. Ya no solo se observa el fenómeno en los jóvenes que se visten imitando a sus ídolos, los diseñadores que invitan a los músicos a posar para sus campañas o los visten en sus conciertos y eventos, sino que también los músicos han empezado a lucrar con su estilo creando sus propias marcas. Ahora más que nunca, la moda se ha puesto de rock.