Como es presumible, fueron creados para proteger al hombre de los elementos y sus orígenes se remontan hasta el hombre primitivo. Desde la antigüedad, tanto hombres como mujeres lucieron diversos tipos de ornamentos para la cabeza que indicaban su rango en la sociedad. Uno de los primeros sombreros conocidos se encuentra en un mural en Tebas que muestra a un hombre con un sencillo sombrero de paja. El gorro frígio, símbolo de la libertad y de la revolución francesa -también presente en el escudo de nuestra bandera- era un sombrero que en Grecia y Roma era entregado a los esclavos al concedérseles la libertad. En Grecia además se usaba el Pileus, que era un sombrero sin ala que llevaba el nombre del material con el que se fabricaba, el fieltro. También los cazadores y caminantes usaban el Petasos, para protegerse del sol y de la lluvia. Era un sombrero de fieltro con ala ancha, con un cordón para llevarlo colgado cuando no se lo necesitaba. Este sombrero fue copiado por los etruscos y los romanos y su popularidad se extendió hasta la tardía Edad Media. En el medioevo, las mujeres usaban sombreros cónicos, similares a los de las hadas madrinas en las ilustraciones infantiles, que eran de uso mandatario para no ser consideradas mujeres de vida fácil.
Los sombreros tal y como los conocemos hoy en día surgen recién en el siglo XIV. Desde entonces los sombreros desempeñaron un rol importante en el atuendo masculino, mientras que en la moda femenina, recién volvieron a tener relevancia alrededor del siglo XVIII, cuando las mujeres empiezan a usar sombreros adornados con cintas, plumas, flores, encajes y todos los firuletes propios de la época barroca. Mientras más alto el rango, más elaborado el sombrero. Milán era la cuna de los mejores sombreros, quienes fabricaban de manera personalizada los sombreros de los nobles y burgueses, acentuando con sus diseños sus rasgos y características personales. En esta época, surgen sombrereros famosos como Rose Bertin (quien se hizo famosa con sus diseños para María Antonieta) y Carolina Reboux. Alrededor del 1800, los sombrereros tenían el mismo status que los diseñadores de alta costura, pues los sombreros eran la parte más elegante del atuendo.
El uso del sombrero se volvió tan difundido que era considerado de mal gusto salir de casa sin uno. Hacia el 1900, los sombreros se fueron haciendo progresivamente más grandes y recargados. Estos sombreros llegaron a ser tan exagerados que hasta dificultaban pasar por las puertas. Se hicieron tan enormes y molestos que en 1912 se prohibió su uso en los teatros. El escritor George Bernard Shaw detestaba a las mujeres que llevaban sombreros grandes al teatro, pero una vez en particular, se quedó indignado al ver a una dama luciendo un absurdo sombrero con un auténtico festival de aves muertas en la copa, que además de plumas lucía una gaviota disecada con las alas extendidas como sobrevolándola. Este encuentro lo motivó a escribir un artículo en el cual amenazaba ponerse un arreglo de cucarachas en la solapa para ver si estas exageradas damas disfrutaran sentarse al lado suyo y de sus amiguitos rastreros en el teatro.
Con la primera Gran Guerra se empezaron a usar sombreros pequeños llamados cloches así como turbantes que abrazaban la cabeza. Esto se debió a la escasez de materiales que obligaba a reducir su tamaño. Lo mismo se dio en la época de la segunda guerra mundial. Para los años 50’s volvieron los sombreros ultra femeninos como parte del New Look propuesto por Christian Dior. La popularidad de los sombreros subsistió hasta el inicio de los años 60’s con los simpáticos sombreritos de Oleg Cassini que marcaron el estilo de Jackie Kennedy.
clocheA partir de los 70’s se le dio más importancia al pelo, a la libertad y los sombreros se veían como algo anticuado y su uso se restringió a los matrimonios, días de campo y a nivel popular su uso se asoció más a la protección contra el sol más que a la moda.
Actualmente, existen dos eventos hípicos que hacen del llevar sombrero un auténtico espectáculo: el Kentucky Derby y las carreras de Ascot, en los cuales todas las mujeres llevan sombreros enormes y llamativos, cargados de magia y creatividad. Muchas fashionistas concuerdan que en estos eventos los sombreros han opacado ampliamente a las carreras, y las portadoras de los sombreros más llamativos reciben más atención que los mismos caballos ganadores.
Lo que es innegable es que desde su invención, su uso se extendió a muchos más campos que la simple protección contra los elementos, convirtiéndose en auténticos símbolos de status, de elegancia y distinción. Hoy en día, a pesar de no ser un elemento esencial en el vestuario como solían ser, siguen siendo vistos como deliciosos detalles personales que dan un inmediato toque de individualidad y sofisticación a quien los lleve. Hasta merece que nos quitemos el sombrero para homenajear su gracia.
SOMBREROS CON HISTORIA:
SOMBRERO PANAMÁ: Aunque parece lógico que el sombrero panamá se fabrique en este país, en realidad es confeccionado en Perú con hojas de jipijapa finamente trenzadas. Cuando los ingenieros norteamericanos que construían el canal en 1914, lo empezaron a usar pensaron que era un producto local y empezaron a llamarle Panama Hat o sombrero panameño. Al volver a su país popularizaron a este versátil sombrero, elegante pero informal, que sigue siendo utilizado hasta nuestros días.
SOMBRERO DE COPA: John Etherington, un londinense dueño de una lujosa mercería, salió de su tienda en 1797 luciendo un sombrero nuevo que él mismo había ideado. El sombrero de Etherington, negro y alto como una chimenea, atrajo a una multitud tan numerosa que se produjo un tumulto y al ser empujado un hombre contra una vidriera que resultó rota, Etherington fue arrestado por alterar el orden. Pero al cabo de un mes ya no podía cumplir con todos los pedidos que recibía. Este sombrero es un clásico que hasta hoy en día se usa para matrimonios y eventos formales.
Marlene Dietrich
Madonna
BIRRETE: Su origen se remota al pileus quadratus de épocas romanas, un tipo de gorra con un cuadrado adosado que luego fue conocido como birreta medieval. Era usada por los clérigos académicos para indicar su status social. Este gorro cuadrado que remata en una borla es actualmente parte fundamental del uniforme de los graduados. La borla es pasada del lado derecho al izquierdo del birrete como gesto simbólico de la graduación del alumno.
SOMBRERO COWBOY: Sus orígenes se remontan a los sombreros de los vaqueros mexicanos en Texas al principio del 1800 que fueron imitados por los cowboys gringos para protegerse del sol. Pero fue popularizado recién en 1860, cuando John B. Stetson, un sombrerero de Filadelfia que buscaba un nuevo mercado, recordando unas vacaciones que había pasado en el Oeste y a los prósperos ganaderos que había conocido allí, decidió producir un sombrero de gran tamaño, apropiado para los reyes del ganado. El sombrero de “diez galones”, dedicado a los cowboys del Oeste y llamado “El amo de las llanuras”, dio un enorme impulso al negocio de Stetson y se convirtió en símbolo clásico del Viejo Oeste y de los hombres y mujeres que lo colonizaron. Buffalo Bill y Calamity Jan llevaban Stetsons. El sombrero cowboy actualmente ha logrado hacer la transición del campo a la ciudad para a adornar las cabezas de numerosos cowboys y cowgirls urbanos que lo usan como un accesorio divertido y cool.
SOMBRERO HONGO O BOMBÍN: En el año 1780, Edward Smith Stanley, duodécimo conde de Derby, instituyó una carrera anual de caballos, el Derby de Epsom Downs, cerca de Londres. En aquella época, eran muy populares entre los hombres los sombreros de fieltro duro, con la copa circular y ala estrecha y dura. Eran una prenda casi obligada para asistir al Derby, y en Inglaterra recibieron este nombre, mientras que en España, recibían el nombre de hongo o bombín por su graciosa forma.
Dita Von Teese
BOINA: El testimonio más antiguo que se tiene de ella es una estatua sarda de la Edad de Bronce (2.000 a.C.). Quizá se podría remontar a épocas más antiguas si se tiene en cuenta que, por su forma y características, es una prenda sencilla, práctica y de fácil fabricación. Su origen se pierde en los tiempos, pero a lo largo de la historia hace constante acto de presencia. Fueron los franceses quienes dieron el gran impulso a su proyección internacional. Jean Borotra, gran tenista vascofrancés que formaba el equipo francés de Copa Davis junto con René Lacoste, fue quien la popularizó en Europa y sobre todo en USA. En los años 20 y 30, la boina fue muy difundida en Hollywood y la usaron numerosos directores de cine, así como estrellas de ambos sexos. Actualmente, la boina se mantiene firmemente implantada en sus áreas tradicionales, sobre todo en el País Vasco y ha conseguido una difusión inmensa en los ejércitos de casi todo el mundo. Grande o chica, de muy diversos colores, ha sido usada por personajes históricos como Richard Wagner, el Che Guevara, entre muchos otros, y su carácter utilitario, junto con su recia personalidad, siguen haciendo de ella una de las prendas de cabeza más populares del mundo.
Dita Von Teese
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