Existen
situaciones límite que requieren un manual para hacerlas sostenibles. Si bien
ellas no ponen en peligro nuestra vida, si alteran nuestro espacio vital y
ponen en zozobra a nuestro estilo de vida.
En esta edición
abordaré algunas situaciones de emergencia proponiéndoles algunas sencillas
indicaciones para sacarlas del apuro. En la primera parte de esta guía
abordaremos las situaciones silvestres, aquellas que más arriesgan nuestras glamorosas
existencias poniéndonos cara a cara con bichos, yuyos y la más pura desesperación. ¡Síganme
las buenas y que las malas se pierdan entre los matorrales!
En el camping: No existe
situación más límite que encontrarnos atrapadas en una situación de camping.
Cuando nosotras - mujeres urbanas que tenemos clarísimo que amamos NO acampar y
que hemos jurado arrodilladas sobre la tumba de Liz Taylor que jamás pisaríamos
un camping- nos encontramos por algún enredo desgraciado del destino rodeadas de
gilimemos cantando kumbayá en torno a una fogata, algo definitivamente NO está
bien en el alineamiento de las estrellas. De improviso nos vemos envueltas en
una situación silvestre incompatible con nuestro glamour. ¿Qué más podría
pasar? ¡Todas cosas podrían pasar! Sigan estos tips para resguardar su glamour:
- Lo principal es evitar el camping a toda costa. Declárense alérgicas al polen, al pasto, o al aire libre y remarquen que a ustedes solo les viene bien el aire con smog de la ciudad. Pongan bien en claro que la única situación campestre que toleran es la campiña francesa.
- Si la situación de camping es inevitable, asegúrense de ir bien equipadas. Esto implica llevar el necessaire completo básico de cremas y maquillaje al cual le van a agregar protector solar 40, productos varios de citronela y toneladas de repelente. ¡Que no les falte nada! Como dicen los boy scouts: hay que estar ¡siempre listos!
- Si el baño más próximo se encuentra a 50 km, lo único que les queda por hacer es alimentarse sola y exclusivamente de queso con guayaba. El estreñimiento inducido les hará evitar la pérdida total de glamour que implica hacer el número dos en los shushitos. Es mejor tener la panza hinchada un par de días antes de perder la dignidad en los matorrales.
- ¿Cómo lograr un lacio perfecto en medio de la nada? No hay enchufes ni energía eléctrica y la humedad de 98% está causando estragos al regio brushing con el cual fuiste a afrontar la jungla…. No te desesperes. Existen técnicas ancestrales, como la toca, que han asegurado el lacio perfecto de muchas dignas antes de que se inventara la planchita. Pedile a tu abuelita que te enseñe la técnica o búscate un tutorial en youtube. ¡Que la jungla no te tome desaliñada honey!
- ¡Equipate honey! Recordá que como nadie te va a cobrar exceso podés llevar tu guardarropa ENTERO. Tener tu guardarropa bien cerquita te va a hacer sentir más segura. Cada vez que te sientas vulnerable abrazá bien fuerte a alguno de tus abrigos de visón y vas a ver cómo te vas a calmar. También es fundamental que te compres una bolsa de dormir digna y una carpa fantastiquerrima. Tiene que ser la mansión de los Carrington en versión lona, ya que lo más probable es que pases allí todo el tiempo que dure el viaje pues es el lugar donde vas a estar más segura.
- Nunca vayas a un camping sola. Sí o sí necesitas una amiga tan diva como vos que comparta la aventura y te preste el oído para escuchar tus plagueos. Toda diva en situación de stress necesita una audiencia para su catarsis.
- Aprovechá cada ocasión posible para vengarte del tarado o la tarada que te expuso a la situación de camping. Empezá por hacerle llevar todo tu equipaje, que de seguro será exagerado. Toda diva que se respeta lleva su ropero entero a todos sus viajes (Principalmente en una situación donde no tendrá ocasión para hacer shopping).
En el Lago Ypacaraí: Como
sabrán, las antes azules aguas del lago azul de Ypacaraí, han dado paso a una
amalgama de algas funestas y desperdicios tóxicos que las han teñido de verde
criptonita. Nuestro amado San Ber ya no es el mismo. Pero como seguimos fieles
a la residencia estiva que por generaciones ha albergado a los dignos y dignas
de nuestras familias, seguimos yendo a pesar de la invasión de bichos que
parece sacada de una de las profecías bíblicas del apocalipsis.
- Situación uno: Tu chihuahua adorado se mete al lago y tenés que rescatarlo. Como la última vez que te bañaste en el lago fue durante tu infancia en los 80’s y la actual situación de la marea verde hace virtualmente imposible que metas ni el dedo gordo del pie (como es la única parte gorda de nuestro cuerpo no le tenemos demasiada consideración) te encontrás ante una encrucijada. ¿Sacrificarías tus blondas mechas para salvarle la vida a tu perro? Como somos puro corazón elegimos la vida de nuestra mascota. Pero antes de salvarlo es vital que te envuelvas en papel fil o en cualquier material plástico que evite que las inmundas aguas rocen tu piel.
- Invasión de insectos voladores: En San Ber abundan desde el temido aedes de Egipto hasta todas cosas con alas y patas. Como los repelentes sirven sólo para unos cuantos mosquitos, y no los mil millones que apestan el lago, lo mejor es que además de la citronella, pulsera y tobillera anti mosquito y toneladas de repelente, apliques un mosquitero móvil system, incorporando uno que te cubra de la cabeza a los pies.
- Invasión de promotoras: No solo las aguas han cambiado. Todo se ha vuelto más chabacano y menos digno con la invasión de marcas cerveceras, con dudosas promotoras y siliconas por doquier. Cada verano las regias como nosotros simplemente nos echamos unos lentes bien oscuros y apretamos nuestro botón interior de “Survival mode” para sobrevivir a la grasa que nos rodea.
En un Balneario: Chololó
puede ser muy pintoresco fuera de temporada, pero durante los meses estivos se
convierte en un verdadero infierno de latitas de cerveza, cachaca pirú y
bañistas en remera. No sé bajo qué supuesto nos toque ir a parar a uno de
estos balnearios cachaqueros en pleno mes de enero…. Pero como toda guía de
supervivencia abarca situaciones que todos consideramos improbables decidí
incluir esta. Para sortear la cachaca
pirú basta llevar un buen repertorio musical en nuestro iPod. ¿Pero cómo evadir
a los bañistas chuscos con sus panzotas hinchadas de cerveza y sus cabecitas
siempre repletas de malas intenciones?
Quién sabe por qué, ellos mantienen la tradición absurda de sumergirse en las aguas del arroyo con
musculosa o remera como si estuvieran participando de un concurso secreto de
Mr. Remera Mojada. La sola imagen ya me altera la digestión. Para sobrevivir a
esta atrocidad visual lo mejor que podés hacer es echarte unas dignas gafas y
fingir demencia.
Cara a cara con una víbora: Nadie sabe tratar a una viperina mejor que nosotras, porque estamos
híper acostumbradas a topetarnos con víboras y viboritas metafóricas de todas
las calañas con sus lenguas triperinas y su habitual sangre fría. Pero topetarse
con víboras reales de piel y cartílago es un asunto totalmente diferente. Por
suerte estos bichos escamosos son sordos por lo que podemos gritar como
desahuciadas y pedir socooorro al galán más próximo. Lo único que tienen que
hacer es mantenerse bien quietitas mientras gritan ya que cualquier movimiento
brusco podría ser visto por la víbora como una amenaza. Griten pero griten
quietas. Si no hay nadie en la cercanía, retrocedan muuuy lentamente hasta
tener a la víbora a una distancia prudente como para largarse acorrer como una
maratonista keniana. Pero lo más importante es que sea cual sea el supuesto no
desaprovechen la oportunidad de hacer matar a la víbora para echarse unos
dignísimos zapatos nuevos. ¡Esto es lo único silvestre que nos gusta: los
bichos muertos y transformados en indumentaria!