Como una especie de políglota artística, Bettina Brizuela logra expresarse articulando con fluidez diversos lenguajes como la instalación, el video, la fotografía, la intervención y el grabado. La obra de Bettina Brizuela ha sido varias veces premiada y seleccionada para diversas bienales y muestras nacionales e internacionales.
En toda su obra persiste un sólido hilo conductor: una mirada reflexiva hacia lo íntimo y lo cotidiano. En este espacio íntimo la artista explora los vínculos que surgen entre el ser humano y los objetos con los cuales nos rodeamos, remitiéndonos a la fragilidad de estos objetos como metáfora de la propia fragilidad del ser humano. Su intimidad está también cargada de recuerdos, que pueden quedar plasmados en impresiones en yeso, objetos o fotografías.
De diversas maneras, la artista logra transportarnos a su cotidianidad, presentándonos objetos privadísimos, muebles enyesados y atrapados, así como recuerdos fugaces capturados con su cámara.
¿Qué es le arte para vos?
Para mí el arte es una búsqueda estética del ser humano, con el cual se pueden entender muchos más aspectos del mismo. Es una forma con la que podemos descubrirnos y abrirnos a más posibilidades mentales.
¿Cómo se dio tu acercamiento al arte?
Yo tenía la gran influencia de mi hermana mayor que estudiaba en la Escuela de Bellas Artes y pintaba. Ella coleccionaba todo lo relacionado al arte en especial la pintura y gracias a ella, mi casa estaba llena de libros de arte, enciclopedias, pinturas. De chica iba siempre a talleres de pintura del colegio. A los 16 años participé del taller de Línea y Color de Livio Abramo en el Centro de Estudios Brasileros. Empecé pintando, pero luego mis horizontes se ampliaron. Para mí fue un gran cambio haber ido al ISA (Instituto Superior de Artes Visuales) donde me encontré con diferentes medios expresivos, otros lenguajes y tuve la oportunidad de conocer la obra de otros artistas y los materiales y medios con los cuales trabajaban. Esto me abrió ante la posibilidad de trabajar con distintos medios. Para mí el aprendizaje es lo más recomendable. En este momento un artista autodidacta es un desperdicio en muchos casos porque no tiene la posibilidad de explorar otras técnicas y de ampliar su vocabulario personal de manera a poder expresarse en distintos lenguajes artísticos.
¿Cuál fue el primer medio diferente que probaste después de la pintura?
El objet trouvé. Empecé a buscar objetos que significasen lo que yo quería decir. Esto surgió a partir de un taller del ISA con Doris Strubing para el cual nos pidió que lleváramos algún objeto con el cual trabajaríamos ese semestre. Teníamos que reconocer el objeto pintándolo y luego explorándolo hasta volverlo tridimensional o no.
En tu obra están muy presentes los objetos. ¿Qué significación tienen los objetos para vos?
En primer lugar tienen implícita la mano humana. A partir de eso todos los significados que por lo general la sociedad carga en esos objetos y en segundo lugar y tal vez más importante el significado personal que uno le da a esos objetos al establecer relaciones íntimas con ellos. Para mí hay como una especie de comparación entre el objeto y uno mismo. El espíritu de algo que queda latente dentro del objeto de su predilección. Un objeto es elegido por alguien, lo hace por diversos motivos: por gusto estético, por cariño, por recuerdos. Esto me lleva a comparar los muebles con las sensaciones con las que pasan sus dueños. Estuve trabajando con muebles alterados, construidos especialmente para la obra y transformando su uso. Una especie de mutación darwiniana, en la cual el uso de las extremidades del mueble se transforma. Por ejemplo, un tocador tuvo una mutación y ya no deja ver, levantando un mecanismo de defensa desarrollado por la condición del medio. En mi obra “Mesas, Sillas Atrapadas” en la cual las sillas están incrustadas dentro de la mesa, imposibilitando su separación y su independencia, hablo de la relación que uno establece con el otro y que se vuelve tan simbiótica como una mesa y una silla. Así una mesa, un mueble donde se generan vínculos, representa como a veces estos vínculos se vuelven contra uno y lo atrapan.
¿Qué te llevó a enyesar a los objetos en tus intervenciones?
Fue quizás esa empatía que surge entre los objetos y sus dueños. Cuando uno llega a una casa donde el propietario está deprimido, todo está desordenado, el estado anímico se percibe a través de las cosas y la manera en las que se encuentran dispuestas. Los muebles estaban somatizando la angustia de sus dueños y así dejan entrever esa condición de soledad, de imposibilidad. En el caso de mi obra “Muebles Enyesados”, el yeso enfatiza el estado de enfermedad, de invalidez, de recuperación.
¿A qué se debe tu predilección por el yeso como medio?
En el taller de Gustavo Beckelmann empecé mi relación y predilección por este material. Uso este material de diversas formas, a veces como vaciado, a veces como rocas para tallar, a veces como vendas, a veces haciendo impresiones directas en su estado húmedo. En mi obra “Privadísimo” del año 2002, el concepto del trabajo de conservación de los objetos personales con los que deseaba trabajar, implicaba la necesidad de utilizar un medio que copiase fidedignamente las cosas. En el caso de las impresiones, el yeso siempre fue utilizado por la arqueología para hacer copias de fósiles hallados en su estado natural para poder llevar un registro. A esos se le llama en arqueología itnias. En esta obra realicé el proceso de recuperación arqueológica de mis propios objetos clasificándolos en objetos que sirven para la higiene, para la alimentación, objetos abstractos, de diversos usos y objetos que, en el peor de los casos, se vuelven contra uno, como los cuchillos, armando con ellos una instalación museográfica que dejaba también al descubierto mi propia intimidad. El yeso es un material muy dócil con muchas posibilidades, que me permite expresar a través de él los temas sobre los cuales me interesa reflexionar.
¿Cuáles son estos temas a los que te referís con tu obra?
Casi siempre, son temas relacionados a mi propia vida, cosas que me pasan, sensaciones que tengo, recuerdos. Siempre abordo temas relacionados hacia lo familiar y hacia lo cotidiano. En realidad son temas muy herméticos, son sensaciones muy íntimas, muy privadas, pero que finalmente llevan al espectador a sacar sus propias conclusiones y hacer sus propios vínculos mirándose a través de ellos. Otra cosa con la que me gusta trabajar es la escala diferenciada de las cosas. Poner objetos chicos junto a objetos de escala real, trabajando así la sensación de pequeñez y de distancia que se producen entre ambos, expresando esa sensación de achicamiento que muchas veces uno tiene frente a las cosas.
También trabajas con fotografía, ¿qué te gusta capturar con tu cámara?
Para mí la fotografía es como escribir un diario personal en el que básicamente me encuentro fortuitamente frente a las situaciones que me llaman la atención. Nuestras vidas están compuestas de fragmentos, a veces esas fotografías cuentan esos momentos cotidianos efímeros que van componiendo la película de nuestra existencia. De esta manera las fotografías, tomadas en Asunción y también fuera de ella, se entremezclan para narrar una historia, mi historia.
¿En qué proyectos estás trabajando ahora?
Actualmente estoy haciendo mucha fotografía, aunque en realidad siempre trabajo con todo al mismo tiempo. Estoy haciendo una edición de material para video y además haciendo los pequeños relieves en yeso de historias con juguetes y por supuesto, siempre con la cámara al cuello para captar esos instantes inesperados que se presentan.
Qué proyectos tenés con Planta Alta?
Recientemente estuve en Buenos Aires concluyendo la segunda parte de un intercambio de artistas que ya tuvo su inicio aquí en Asunción en el mes de marzo con el fin de presentar el espacio Planta Alta en el cual estamos trabajando con arte contemporáneo aquí en el centro asunceno. Tengo varias exposiciones para este año y para el año que viene tengo previsto participar con la galería en la Feria ArteBA en Buenos Aires.
¿Cómo se originó Planta Alta?
Planta Alta es un proyecto conjunto con Laura Mandelik que surge por la necesidad de difusión de obras contemporáneas de artistas nacionales y del exterior, con el fin de llegar a un público que quizás no está habituado a frecuentar el ámbito de las galerías y espacios de arte. En Planta Alta intentamos oxigenar y atraer a más público a encontrarse con nuevas propuestas de Arte y conocer la obra en los distintos formatos que se producen actualmente.
¿Cuál fue la obra que te generó más satisfacciones?
La obra “At Home”, por el esfuerzo que significó y la manera en la que logré cerrar el concepto que queria trasmitir. La tension que me produjo llevar a cabo la casa hecha con una extructura de alambre tejido que contenia las piezas de escombros de otras casas, desde alquilar el terreno, nivelarlo, compra y limpieza de escombros, armado de la extructura, contratación de palas mecanicas para cargarla con desperdicios etc. Me enceño muchas cosas haber realizado esta obra, sobre todo a conservar la calma ya que trabaje con mucha gente y todo tenia que estar muy bien calculado a fin de poder llevar todas las etapas a buenas conclusiones y ademas disfrutarla, y asi fue, esta obra la volvi a repetir de cero para la bienal de arte de Ceara en Fortaleza Brasil en el 2002 y es sin duda unos de los proyectos que mas me ha entusiasmado.