De padre
italiano y madre paraguaya, al graduarse del Colegio Americano de Asunción
decidió ir a Europa a estudiar Arquitectura, pasando por dos prestigiosas
universidades: el Politécnico de Milán y la Facultad de Arquitectura de Mendrisio,
Suiza, la cual se encuentra en el top ten de las mejores facultades de
arquitectura del mundo. Al graduarse fue contratado inmediatamente por Matteo
Thun, uno de los arquitectos más conocidos del mundo de la hotelería de lujo,
famoso por sus hoteles design como el Nhow Milano, proyecto en el cuál tuvo la
oportunidad de participar, encargándose del diseño de todas los espacios
comunes.
Luego
vendría una oferta imposible de rechazar, la de trabajar tet a tet con uno de
los más grandes diseñadores vivientes, Giorgio Armani, cabeza y dueño de un
imperio de Diseño que va mucho más allá de la moda, extendiéndose al interiorismo
y a la hotelería. Con el Señor Armani tuvo la posibilidad de formar parte de
uno de los proyectos más desafiantes y maravillosos del siglo XXI, el Burj
Khaliffa, lugar elegido por Armani para albergar a su primer hotel de lujo, el
Armani Hotel.
Tras más
de 17 años viviendo y trabajando entre Italia y Dubai, Francesco, por motivos
familiares, recientemente tomó la decisión de regresar al Paraguay junto a su
familia y desde High Class les invitamos a conocer a este arquitecto de
brillante futuro.
- ¿Que te llevó a la arquitectura?
El hermano de mi padre, el arquitecto
novarés Luciano Gallarini fue mi primera imagen del "arquitecto". De
chico siempre me gustaba ir a su estudio a jugar con sus pantones y lápices. Me
parecía el mejor trabajo del mundo, todo el día lo veía dibujar y pintar casas
y edificios. No parecía un trabajo de verdad. También me fue fundamental
la amistad entre Genaro Pindú y mis padres. Era una persona muy creativa y
culta que entendía de arte, de cine y de construcción... Creo que conociéndolo entendí
que la formación del arquitecto abarcaba muchas áreas y de allí me sentí
inspirado a seguir esta carrera.
- ¿Quiénes son tus principales referentes
arquitectónicos?
Tengo
varios, de diferentes épocas y por diferentes motivos. Seguramente una fuerte
influencia en mi forma de ver la arquitectura es Peter Zumthor (suizo). Tuve la
fortuna de tenerlo como profesor en mis primeros años y me dio una óptica
diferente, intuitiva y menos clásica.
Otro
arquitecto al cual le dediqué mucho estudio fue Richard Neutra por su
simplicidad y ligereza en el dibujo como también fue un referente Marco Zanuso,
designer y arquitecto de milano. En una oportunidad visité una casa suya en la
costa de Liguria, toqué el timbre y pedí humildemente si me dejaban
visitarla... Fue una sorpresa, una casa muy intima. Hoy en día aprecio mucho la
estética del arquitecto americano Rick Joy, usa materiales pobres y vernaculares
con gran poesía.
- ¿Que es lo que más te gusta de la arquitectura?
Creo que
lo que más me gusta de la arquitectura es que cada nuevo proyecto es totalmente
nuevo, no hay parámetros que repetir ni obedecer. Uno comienza con una hoja en
blanco y no tiene la menor idea de que puede llegar a salir. Así mismo todas
las escalas del proyecto tienen siempre un desafío personal e intimo con el
proyectista.
- ¿Quienes fueron las influencias personales más
importantes en tu vida?
Mi papá
como ética en el trabajo y en su forma de ver y ser con las personas. Mi tío
Luciano en la pasión por la cultura clásica y la arquitectura. El Sr. Armani,
mi ex jefe, por su ética profesional y su irreducible sagacidad en todo lo
creativo.
- Tras estudiar en la Universidad Politécnica de Milán
te transferiste a la Universidad de Arquitectura de Mendrisio, una de las más
innovadoras y prestigiosas del mundo, creada por el arquitecto Mario Botta.
¿Cómo fue esta experiencia?
El
cambio fue seguramente acertado aunque difícil. Milano es milano, una ciudad
cosmopolita, con mucho teatro, cine, una vida activa. Mendrisio queda en un
pueblo chico entre colinas de viñedos, o sea muy linda como postal pero hasta allí...
Pero como universidad tenía un programa muy singular con profesores de primera
y fueron seis años de mucho aprendizaje.
- Tus primeros trabajos, aún como
estudiante los realizaste en Nueva York. Contame más sobre esta experiencia.
Empecé haciendo una pasantía en un estudio
en Union Square, Design Laboratories de Karen Fromme y David Ruff. La verdad
que siempre les seré grato. Siendo honesto, llegué a ellos que ni para hacer
fotocopias servía y con mucha paciencia me dieron un espacio en su estudio.
Luego hice otra pasantía, con Peter Sibilia, un designer que se dedicaba
exclusivamente a hacer proyectos de restaurantes y locales nocturnos. Con ellos
me divertí mucho y fueron los primeros en darme un espacio creativo grande,
hice un club/lounge en Church Street mientras ellos seguían otro proyecto en
Las Vegas y también el Sugar Lounge un bar en Nolitta que era propiedad de Matt
Dillon y Robert De Niro. Tenía 21 años. Me sentía en la cima del mundo.
- ¿Cuáles fueron tus primeros trabajos en
Milán?
Mi
primer proyecto significativo en Milano fue con el estudio de Matteo Thun, el
Nhow Hotel en zona Tortona. La zona Tortona es la zona de la industria de la
moda de Milán, y el hotel estaba orientado a todo lo que era el fashion
business y fue uno de los más innovadores en su momento. Matteo Thun es
un designer y arquitecto, miembro fundador de la escuela Memphis. En ese
momento estaba desarrollando uno de los primeros design hotels de Milano, el
NH. Era un proyecto gigante y la verdad, los que seguíamos ese proyecto en el
estudio éramos pocos. Trabajábamos de lunes a lunes hasta las 12 de la noche. Sufrí
mucho, ya que en esa época vivía en otra ciudad y no llegaba a mi casa antes de las 1:30 am
para arrancar de vuelta a las siete, pero gracias a esta experiencia aprendí
mucho del sobre el diseño de Hoteles y empecé mi camino en el rubro en la
arquitectura de hoteles de lujo.
- ¿Que significó para vos participar de un
proyecto tan grande e importante como el Burj Khalifa de Dubái, la torre
más alta del mundo?
Fue una
experiencia irrepetible poder trabajar codo a codo con los mejores
constructores y ingenieros del mundo, con varios estudios de creativos,
arquitectos y designers. Gente de todo el mundo. En una mesa de reunión habían fácilmente
quince nacionalidades distintas, todos trabajando para entregar un proyecto
gigante en tiempos breves.
- ¿En qué consistió tu participación en dicho
proyecto?
Empecé
el proyecto como diseñador dentro del grupo Armani; me ocupaba del diseño de
las habitaciones y las áreas públicas del Hotel. Luego cuando empezó la obra,
fui el resident architect y project manager para todo el Hotel Armani, o sea
estaba encargado de más de 300 habitaciones entre standards y suites, más 7
locales y varios restaurantes al interno. Seguía la obra paso a paso y
supervisaba la calidad del trabajo. A la vez uno tenía que resolver detalles
constructivos que no siempre aparecen fácilmente en papel. Aprendí mucho
verificando la diferencia entre lo que es el proyecto y la parte práctica.
- ¿Que recuerdos especiales guardás de esta
experiencia?
Tendría que escribir un libro de buenas y
malas experiencias, aunque las malas hoy en día hacen parte de los buenos
recuerdos. Mi recuerdo más singular fue al entregar la obra, subir hasta la
antena (a más de 829 metros) con los dos ingenieros principales de la Samsung
(constructora coreana). No dijimos nada, pero todos sentíamos en silencio la
enorme satisfacción de ver terminada una obra gigante. También el
nacimiento de Franco, mi hijo, que nació en Dubái ya que me trasferí allí con
Gloria, mi esposa.
- ¿Qué sentiste al entregar este proyecto?
Entendí la frase de Newton, "somos
enanos a hombres de gigantes". Entendí que participé en uno de los
proyectos más significativos de nuestra época. Que fui parte de un aparato
gigante que realizo algo impensable.
- ¿Cuál es tu opinión sobre la arquitectura en Dubái?
Hay
de todo. Al comienzo cuando empezó el boom edilicio, se hacían proyectos no
necesariamente especiales y a veces banales, muy ligados a la especulación edilicia.
Pero eso cambio mucho en los últimos años debido a la crisis mundial que redimensionó
la burbuja de Dubái; hoy en día hay proyectos interesantes, sobre todo si
uno considera la tecnología empleada y las aplicaciones de nuevos conceptos
urbanos y de green building que vienen constantemente probados en Dubái.
- ¿Cómo fue trabajar para Giorgio Armani?
Fue una
experiencia única, llena de aprendizaje y esfuerzo. Él es muy exigente
pero a la vez te otorga muchas responsabilidades y espacio en la parte
creativa. Una gran
persona, un gran trabajador. El team de trabajo era chico (éramos nada más
2 arquitectos que estábamos desde el comienzo y en la última fase llegamos a 6)
así que nos conocíamos todos y teníamos un trato directo con el Sr. Armani.
En el gabinete teníamos gente muy creativa de todas partes del mundo, un
ambiente seguramente competitivo pero leal.
El Sr. Armani me enseñó a no tener miedo a
probar nuevas soluciones y a experimentar con materiales y texturas, contaminando
el minimalismo con texturas.
¿Qué
otros proyectos destacados hiciste en el extranjero?
A parte de los Hoteles NH de Milán, los
Hoteles Armani de Dubái y de Milano, hice la residencia invernal de Giorgio
Armani en Saint Moritz, el Nobu Bar de Milán, las oficinas corporativas de
Armani en Hong Kong y en Milán. También seguí varias tiendas de Emporio Armani
en Europa y Medio Oriente. Hice el stand para un constructor muy grande en
Dubái para el Hotel Show y varias consultorías para otros grupos hoteleros como
Rosewood Hotels. Uno de mis últimos proyectos en Europa, el stand de Mármol de
Fibra Marmi, que ganó el premio en la Feria Internacional del Mármol en Verano.
Cabe destacar que en esta feria los stands son hechos por grandes nombres de la
arquitectura, como Zaha Hadid, que había ganado el mismo premio el año
anterior.
- Contame más sobre la experiencia de trabajar
como arquitecto en proyectos de tan gran escala y en ciudades tan
importantes.
Trabajar
con un grupo como el de Armani me dio la posibilidad de viajar mucho; estuve en
medio riente, Estados Unidos, Europa. Seguíamos diferentes proyectos de
diferentes escalas. Lo sorprendente era que el Sr. Armani le daba la misma
importancia al proyecto de una casa así como al de un sillón. Uno tenía que
tener la misma agudeza mental para cada proyecto, para cada cosa.
- Te tocó trabajar en colaboración
con renombrados diseñadores y arquitectos. ¿Me podrías hablar sobre ellos
y contarme más sobre esta experiencia y tal vez compartir alguna anécdota?
Uno
aprende mucho viendo el trabajo de diseñadores y arquitectos. Matteo Thun era
arriesgado pero tenía siempre soluciones únicas que mezclaban el diseño con la
arquitectura. El Sr. Armani tenía una concepción clásica, muy ligada a la estética
de los años 30, pero lograba hacer espacios minimalistas con riqueza de
materiales y de formas. A la vez tuvimos varios colaboradores de otros
estudios, como Tadao Ando y Massimiliano Fuksas que participaban en diferentes
proyectos.
Nunca me
olvidaré un encontrazo que presencie entre dos titanes de la
arquitectura. No daré nombres, pero se pasó de comentarios muy edulcorados a
una riña de gallos, con manos que volaban, acusaciones, y gritos del tipo
"yo estoy en los libros de historia". Fue Patético. Me enseñó
que el ego uno lo tiene que dejar siempre de lado.
-
¿Qué te llevó a regresar a Paraguay?
Creo que cumplí un ciclo. Salí a los 18
para estudiar y nunca pensé quedarme tanto afuera. Pero una cosa lleva a la
otra, y me encontré como profesional realizado en Italia, luego en Suiza.
Siempre amé a mi país y siempre tuve en claro que quería regresar algún día y a
los 35 me dije, hasta aquí llego o vuelvo ahora, o ya nunca.
-
¿Cómo fue este regreso?
Creo que todavía no puedo definirlo ya que todavía,
cada día me siento que "estoy regresando". Hay días que me siento
totalmente gringo y extranjero, y otros menos.
- ¿Cómo definirías tu estilo
arquitectónico?
Es la
primera vez que me preguntan esto. Hoy en día me resulta difícil hablar
de un estilo, seguramente no me interesa lo puramente vernacular, aunque no me definiría
un modernista, o minimalista. Sin llegar a definirme en un estilo me gusta
trabajar con diferentes texturas y materiales tratando de buscar una
atmosfera única y singular para un lugar. Últimamente, no le tengo miedo al decor,
cosa que durante mi periodo de universitario me enseñaron a detestar.
- ¿Qué cosas te inspiran como arquitecto?
Los perfumes,
las atmosferas de algunas películas de Fellini, las texturas de los
materiales. Un edificio viejo que aun tiene genius
loci o un comentario sorprendentemente ingenioso de mi hijo de cinco años.
Como objeto de análisis, pienso mucho en las ciudades. Seguramente los
libros de Calvino, "Las Lecciones Americanas" y "las
Ciudades Invisibles" siguen siendo fuentes de inspiración.
- ¿Qué elementos considerás los principales a la hora
de proyectar?
Llegar a
la mesa de dibujo sin preconceptos. La pregunta tiene siempre que ser nueva y
la solución única para ese proyecto.
- ¿Cuál considerás tu mayor logro hasta ahora?
Mi mayor
logro lo considero el haber proyectado y realizado el Armani Hotel en el Burj Khalifa.
Fue un gran esfuerzo que logramos en tiempos cortos y varios desafíos que al
momento parecían insuperables.
- ¿Cuál es el papel de la arquitectura en el siglo
XXI?
El papel
de la arquitectura en este siglo creo que es el de trabajar en sinergia con
varias otras realidades para encarar y resolver escalas mayores o más efímeras,
creo que hasta globales. Hoy en día los limites se esfuman, y hablar del límite
de un espacio, de un territorio o de una ciudad, es relativo.
¿De
qué parte del mundo considerás que se verá el mayor impulso para
la arquitectura y el desarrollo urbano emergente en el futuro?
Seguramente de los países en vía de desarrollo. Hoy creo que las
soluciones urbanísticas mas inteligentes fueron realizadas y experimentadas en países
emergentes por gente local sin recurrir a escuelas de pensamiento del
primer mundo, cosa que nunca antes se dio.
- ¿Qué soñás con construir?
Un mercado diferente o un hotel urbano en
Paraguay.
- ¿Qué es la arquitectura para vos? ¿Evolucionó en
algo tu idea de arquitectura desde que empezaste a trabajar en la profesión?
Mi definición
evoluciona constantemente, aunque creo que la arquitectura es algo que tiene
que cubrir nuestra cotidianidad sin influenciarnos en forma categórica. La
arquitectura tiene que ser siempre contemporánea a su época y lograr aspirar a
seguir siendo contemporánea, para la gente del futuro. Mi ejemplo en esto
sigue siendo siempre el Panteón de Roma.
Creo que
con los años me volví aun más idealista.
- Mientras trabajabas en Dubái, te tocó trabajar en
proyectos propios en Paraguay y también proyectos en tu estudio de Milán. ¿Cómo
conciliás trabajar en distintas partes del mundo a la vez?
La
verdad es que la arquitectura hoy en día, es muy global. Creo que lo único que
no se puede proponer en otra parte del mundo es un iglú. Yo no soy de la
escuela que uno solo localmente puede resolver o pensar un proyecto, aunque si
manejar una estética que funcione y comunique localmente.
A nivel de conciliar mi formula es muy fácil,
valija lista, pasaporte en fecha y ideas claras pero no definidas. Empezar un
proyecto sin preconceptos y desde lo incierto funciona siempre.
- ¿Qué opinás de la arquitectura paraguaya
contemporánea?
Es única y muy variada. Hay varios
proyectos interesantes.
- ¿A quienes considerás como los principales
exponentes de la arquitectura contemporánea en Paraguay?
Creo que
hay varios nombres y sobre todo muchos arquitectos que se dedicaron a crear una
escuela local de arquitectura, con un idioma autóctono y identificable en todo
el mundo. En pocas palabras, pusieron a Paraguay en el mapa.
Hoy en día
hay varios arquitectos emergentes que incluyen a varios amigos de mi generación,
pero seguramente los principales para mí que lograron realizar un cambio
singular en nuestra arquitectura son Solano Benítez y Javier Corvalán.
En mi época
de estudiante Javier fue seguramente al que más seguí y conocí. Las veces que venía
de vacaciones aprovechaba y visitaba su laboratorio. Tuvo siempre un team
creativo óptimo y el es un gran pensador.
- ¿Qué proyectos tenés para el futuro?
Estoy
trabajando en un pequeño edifico en el barrio Manorá y tengo otros proyectos de
edificios, entre esos uno que me intriga mucho ya que voy a colaborar con dos
amigos, Francisco Tomboly y Sonia Carisimo.
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