La fotógrafa y pintora Mónica Matiauda, nació en Asunción en 1978. Se
formó en el Colegio Las Teresas, donde ya manifestaba su vocación artística
desde chiquita, creando un cómic para la Revista del colegio y más adelante, ya
en el secundario, integrando el Comité
de Cultura del Centro de Estudiantes y encargándose de la ilustración de todos
los afiches de los eventos del mismo colegio. Era natural que al concluir sus
años escolares, se volcara de lleno al estudio de artes visuales y fotografía.
En el 2001 ganó el Premio Henri Matisse, otorgado a
artistas por la Alianza Francesa y la Embajada de Francia, un premio
paradigmático en la carrera de numerosos artistas locales, pues es uno de los
premios de Arte más importantes que se entregan en nuestro país. Este premio le
supuso la oportunidad de realizar una residencia artística en Francia, donde
siguió afianzándose en la fotografía y la pintura.
En 2004 ganó el primer premio en Pintura del concurso Arte Joven de Baviera
y al año siguiente viaja a Nueva York para estudiar fotografía en el
International Center of Photography por un año. Desde ese viaje ya era
imposible verla sin su cámara a cuestas. El lente fotográfico se había
convertido en una extensión de sus ojos y la cámara era ya como un apéndice
extra de su propio cuerpo.
Regresó volcada por entero a la fotografía, trabajando como reportera
gráfica para el Diario La Nación durante varios años y luego desempeñándose
como fotógrafa free-lance para medios y eventos. La pintura quedó un tanto
rezagada por varios años hasta que muchos de quienes las conocemos desde hace tiempo,
hasta habíamos empezado a olvidar su pasado pictórico.
Afortunadamente, gracias al interés de un importante galerista y la
insistencia de sus amigos – y podría decirse, que inicialmente a regañadientes-
Mónica accedió a retomar el pincel. Fue un encuentro prodigioso, un volver a
enfrentarse al lienzo con una fuerte carga fotográfica y años de trabajo en lo
visual, con tanto para expresar y tanto contenido para plasmar. Lo pictórico
volvió a convertirse en parte de su cotidianeidad, y hoy aguardamos ansiosos su
regreso a las galerías de arte, ante una inminente muestra programada para el
mes de Octubre en la Galería Hepner.
¿Qué fue lo
que te llevo al arte?
Desde muy chica mi pasión siempre fue dibujar, era lo único que quería
hacer, no me interesaban otras cosas como cumpleaños, salir a jugar o algún
deporte, yo dibujaba todo el día, ese era mi mundo. Creo que el arte
o mejor dicho, en mi caso, la obsesión por lo visual, las imágenes,
es algo innato en mi.
¿Qué
significado tuvo el Premio Matisse en tu carrera?
El Premio Matisse fue algo crucial en mi vida. Tener la oportunidad a los
21 años de ir a Francia y compartir y trabajar con artistas franceses
mucho más experimentados en una residencia de artistas me abrió la cabeza
y me afianzó en mi propia búsqueda de lo que yo quería hacer y
comunicar.
Tras la
pintura, descubriste una nueva pasión: la fotografía. ¿Cómo viviste este cambio
de lo pictórico a lo fotográfico?
En realidad fue al revés, yo empecé con la fotografía, parte
importante de la obra que presente al Premio Matisse fueron fotografías. En París
conocí la obra de un pintor que me impresiono muchísimo, se llama
Gerard Fromanger, justamente él denomina su técnica como pintura fotogénica, a
partir de fotografías. Fue entonces cuando decidí experimentar con
esta técnica, en realidad experimentar de cero con la pintura.
¿Contame
sobre cómo te fuiste abriendo camino en el mundo de la fotografía?
Al regresar de Francia me acuerdo que me metí de lleno al taller de fotografía
de Jorge Sáenz. En aquella época, él recién había llegado a
Paraguay. Para mí fue un honor ser aceptada en su taller. El fue mi
padrino, podría decirse que fue como mi gurú en mi carrera como fotógrafa.
¿Qué fue lo
que te llevo a retomar el pincel?
Diez años atrás, pintar para mí se volvió un stress, me hacía sentir
mucha presión. Tanto sufrí que deje la pintura definitivamente. Luego de mucha
insistencia de gente de mi entorno que quería que vuelva a la pintura, me
puse a analizar la posibilidad y me di cuenta de que hoy estoy mucho más segura
que hace 10 años atrás. Ahora ya me puedo divertir pintando, disfrutar de
lo que hago y sentirme bien haciéndolo.
¿Cómo fue
este proceso de reencontrarte frente al lienzo en blanco?
En realidad para mí el proceso siempre es el mismo, yo empiezo buscando las imágenes
que quiero pintar. Mi búsqueda es fotográfica. Al momento de pasar al
lienzo yo generalmente ya tengo la imagen completa revelada en mi cabeza.
¿Con cuál
medio te sentís más cómoda?
Yo nunca me siento muy cómoda. Con la fotografía por ejemplo, por más de que haya hecho ese
tipo de fotos mil veces, para mi cada trabajo siempre es un desafío y trato de
dar lo mejor de mí. Esto significa que nunca entro totalmente cómoda. En
el caso de la pintura creo que es más fácil para mí. Utilizo
una técnica que yo perfeccione a mi modo, no hay mucho secreto allí.
¿Cómo es tu
proceso creativo?
Seria parecido al proceso de hacer un collage...
¿Qué
influencias tiene la fotografía en tu producción pictórica actual?
¡La fotografía tiene toda la influencia! Todo lo que pinto, primero lo
miro fotográficamente.
¿Qué fue lo
que te llevo a explorar esta temática futbolera?
Mi relación con el fútbol es muy especial. Cuando decidí dedicarme
de lleno a la fotografía me metí a trabajar como reportera gráfica en un
diario. Trabajando allí el desafío más grande para mí fue hacer fotos de
futbol. Me costó muchísimo, pero lo hice. Esa experiencia fue muy importante y
gratificante en mi carrera.
¿Qué
aspectos de tu trabajo son los que más te apasionan?
Me apasionan todos y cada uno de los aspectos de mi trabajo, ¡por suerte!
¿Cuáles son
tus proyectos futuros?
Tengo varios proyectos, pero en este momento el más importante es la
muestra de pintura que estoy preparando para este año con la Galería
Hepner. ¡Significa mucho para mí hacer una muestra de pintura después de
tanto tiempo!
¿Tenes
preparado algo especial para esta muestra?
¡Sorpresa!
¿Qué es el
arte para vos?
No creo que haya una sola definición para el arte, pero para mí es comunicación, reflexión,
algo que te haga sentir, sea placer o lo contrario; pero sentir al fin.
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