domingo, 13 de marzo de 2016

HISTORIA DE LA BOINA: bohemia, tradicional, militar y revolucionaria


La boina es uno de los sombreros más difundidos del mundo. Es un gorro sin ala, que cubre solamente el cuero cabelludo y que es habitualmente confeccionado en lana o fieltro. Su uso es tan antiguo que su origen se pierde en los tiempos, pero paralelamente se mantiene vigente a lo largo de la historia y su diseño es tan práctico que prácticamente se mantiene inalterado desde que fuera creada.

Su antepasado más remoto es tal vez el gorro frigio, una especie de caperuza con la punta curvada que se originó en la región de Frigia (actual Turquía) y que aparece en el arte griego como un atuendo característicos de los orientales y que en tiempo de los romanos, conocido como pileus, era  usado por los libertos, o esclavos que se habían ganado la libertad, motivo por el cual durante la Independencia de Estados Unidos y la Revolución Francesa fue adoptado como símbolo de la libertad y del republicanismo del siglo XIX. Incluso Eugene Delacroix pintó en 1830 a su Marianne de la “Libertad Guiando al Pueblo” llevando un gorro frigio rojo. Debido a esto, muchos países latinoamericanos, como el nuestro, lo incluyeron en sus escudos y banderas como símbolo de su Independencia.

El pileus romano se fue acortando y difundiendo tomando la forma más circular y chata de la boina que conocemos hoy en día. Los arqueólogos han encontrado trazos de berretas en fieltro similares a la boina a lo largo de todo el territorio europeo desde Italia a Dinamarca desde tiempos tan remotos como la era de bronce, hasta el siglo XII. Los modelos variaban ligeramente, pero siempre se mantenía el mismo material: el fieltro.

De hecho el fieltro es uno de los géneros no tejidos más antiguos y simples empleados por el hombre, que se hace simplemente prensando lana húmeda. Se cree que lo descubrieron accidentalmente los pastores quienes llenaban sus zapatos con la lana de sus ovejas para protegerse del frío y gracias al sudor y la presión al caminar, al regresar de sus faenas,  se encontraban con un pedazo de tela en sus zapatos. Y como todos sabemos que para no perder calor corporal es vital abrigarse los pies y las cabezas, es natural que se empleara el fieltro para proteger la cabeza del frío.

En el códice “Speculum Virginum”, obra de siglo XII que se conserva en el Rheinisches Landes Museum de Bonn, Alema­nia, se ve el dibujo de un campesino provisto de una pala y tocado con una boina como las actuales. En varias miniaturas que adornan textos de la alta edad media, así como en las figuras esculpidas en varias catedrales góticas se ven a hombres portando boinas. Rembrandt acostumbraba llevarlas, como atestiguan varios de sus autorretratos. En retratos pintados por Holbein en la primera mitad del si­glo XVI, como el del conde de Surrey y el del poeta Nicholas Bour­bon de Vandoeuvre, estos personajes lucen boinas de un modelo sen­cillo, sin adornos, muy semejante al actual, aunque de un diámetro algo mayor.

El uso tradicional de la boina se mantiene fuerte en tres países europeos, que la llevan como símbolo de identidad y tradición: Escocia, Francia y España. En Escocia la boina forma parte de la indumentaria tradicional, en particular el capo escocés o Bluebonnet, cuya escarapela y las plumas de la cinta identificar el clan de usuarios y el rango), y es un símbolo de patriotismo escocés. Otros tipos incluyen la boina Shanter y la Kilmarnock, las cuales cuentan con un gran pompón en el centro.

La boina se lleva tradicionalmente desde tiempos inmemoriales en los valles pirenaicos septentrionales vasco franceses. La boina o txapela (chapela) como se la llama en vasco, era ya en el siglo XVII la prenda más característica de la zona. El pequeño trozo en el centro de una boina se le conoce por su nombre en euskera, txortena significa "tallo". Se encuentran también personajes de boina en algunos grabados de Goya como en “La Tauromaquia”. Durante la guerra de la Independencia, no pocos guerrilleros vascos partieron a la contienda con esta prenda tan dis­tintiva. 

Más tarde, en el curso de las guerras carlistas, la boina formó parte del uniforme de los combatientes.

Desde la ladera francesa de los Pirineos se dio también un gran impulso a la proyección internacional de la boina, pues, además de los pelotaris vascos, el gran tenista vascofrancés Jean Borotra, que junto con René Lacoste formaba el equipo francés de Copa Davis, la popu­larizó en Europa y en los Estados Unidos, junto con sus al­pargatas de esparto en los años 20. Por lo que en los años veinte y treinta, la boina conoció una gran difusión en Hollywood y la usaron no pocos directores de cine, así como estrellas de la gran pantalla.

También la difundieron mucho los pintores franceses Monet y más adelante Picasso. Y pasó a ser parte de la visión estereotipada del hombre francés, así como también de los intelectuales, poetas, artistas, bohemios y beatniks.

La practicidad de la boina la llevó a ser incorporada como uniforme militar de varias naciones. Entre algunos ejemplos históricos bien conocidos son los soldados escoceses, que llevaban el gorro azul en los siglos XVII y XVIII, el Volontaires Cantabres, una fuerza francesa creció en el País Vasco en los años 1740 a la década de 1760, que también llevaba una boina azul, y los rebeldes carlistas, con sus boinas rojas, en 1830 España. Durante la Segunda Guerra Mundial, el primer ejército que utilizó la boina fue el alemán, pero únicamente en el cuerpo acorazado para sustituir la calurosa caperuza de cuero de los tanquistas. Pero fue el ejército inglés que combatía en el norte de África el que dio a la boina el definitivo uso marcial a esta prenda. Los soldados, que ante el caluroso clima habían comenzado por cortar las piernas de sus uniformes para transformarlos en bermudas, desecharon el sombrero de alas anchas modelo sudafricano-australiano, que, aunque protegía muy bien del sol, debido a sus anchas alas proyectaba demasiada sombra sobre los hombros del soldado, facilitando la puntería de los tiradores alemanes, por lo que lo cambiaron por boinas. El Mariscal Montgomery también la llevaba y la popularizó enormemente.

En los años 60, los revolucionarios la incorporan a su indumentaria tras popularizarse en la cabeza del heroico revolucionario Che Guevara. Desde entonces varios grupos activistas y revolucionarios adoptaron la boina negra como símbolo. Entre ellos Las Black Panthers o Panteras Negras de los Estados Unidos, formada en 1966, el "Cadre Brown Berets" o Boinas Cafés, el Ejército Republicano Irlandés Provisional y las guerrillas de ETA.También los rastafaris llevan una boina de punto tricolor.


Grande o chica, de muy diversos colores, aunque con gran predo­minio de los oscuros, más sufridos, ha sido usada modernamente por personajes históricos como Francis Ford Coppola, Samuel L. Jackson, el mariscal Montgomery, Pablo Neruda, el Che Guevara, Picasso entre muchos otros. Su carácter utilitario y su gran personalidad han hecho que esta prenda fuera llevada indistintamente por grupos tan opuestos como artistas bohemios, y tradicionalistas, militares y revolucionarios. O sea que a pesar de todas las diferencias ideológicas, la boina ha sido un punto de convergencia en común que ha unido cabezas de distintas ideologías.

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