“Los hombres me dicen que
salvé sus matrimonios. Les costó una fortuna en zapatos, pero es mucho más
barato que un divorcio. Por lo que soy útil como podrán ver”
MANOLO BLAHNIK
Manolo Blahnik es el rey indiscutido de los stilettos,
un superlativo que no tiene nada de exagerado ya que su nombre es sinónimo de
zapatos de calidad, buen gusto y absolutamente lujosos y sofisticados. Lo que
ofrece son zapatos hechos a mano, una experiencia absolutamente artesanal y
totalmente alejada a lo producido en masa.
Manolo
asegura pasarse el día entero bocetando y luego supervisando el trabajo en su
taller. Afirma que su trabajo le hace feliz e indiscutidamente sus tacones
hacen feliz a las mujeres. De hecho el diseña y realiza el prototipo de cada
uno de los zapatos de sus colecciones personalmente, trabajando solo y sin
aprendices ni asistentes, en su taller, donde boceta, talla las hormas y
fabrica los zapatos que servirán de prototipo para los talleres italianos donde
se fabrican en serie. Tampoco se deslinda de este proceso de producción, pues
supervisa personalmente la producción viajando frecuentemente a Italia para
ello.
Además realiza todas las ilustraciones para sus campañas publicitarias. Lo
más sorprendente es que nunca tuvo una formación formal en zapatería, pero sin
embargo aprendió cada parte de esta profesión gracias a la observación y
dedicación. Otro elemento clave en su éxito es su gusto impecable.
Nació el
28 de Noviembre de 1942 en Santa Cruz de
las Palmas en las Islas Canarias, hijo de madre española y de padre checo. Increíblemente
este hombre a quien toda la industria de la moda tiene como referencia de lo
más lujoso en material de calzados fue criado en una plantación de banana. Él y
su hermana Evangelina fueron educados en casa debido a la ubicación remota de
su plantación. Según el diseñador “todo era sólo bananas, el mar y nosotros.”
Con la esperanza de que su hijo se convirtiera en diplomático, sus padres lo
inscribieron en la Universidad de Ginebra para estudiar derecho y política pero
al primer semestre decidió cambiarse a literatura y arquitectura. En 1965 dejo
Suiza para estudiar arte en Paris donde trabajaba en una tienda de ropas
vintage en Saint Germaine. En 1968 decidió marcharse a Londres con la firme
idea de convertirse en diseñador.
Un
encuentro casual con Diana Vreeland, la entonces editora en jefe de la Vogue
americana lo llevó a volcarse al diseño de zapatos, pues tras ver todos sus
bocetos ésta le recomendó que se dedicara exclusivamente a diseñar zapatos
diciéndole que sus dibujos de zapatos eran “muy divertidos.”
En sus
inicios trabajó diseñando colecciones de calzados para otros diseñadores. Su
primera colección como jefe de diseño fue para Ossie Clark en 1972. Le
siguieron colecciones para Paloma Picasso, David Hockney y Eric Boman. En 1973
abrió Zapata, una boutique en Londres donde vendía sus originales zapatos. Al
poco tiempo la boutique era frecuentada por editores de Vogue como Grace
Coddington y actrices del momento como Marisa Berenson, Jane Birkin y Charlotte
Rampling, e incluso estrellas consagradas como Lauren Bacall. También era
habitué Bianca Jagger, con quien entabló una estrecha amistad y quien incluso eligió
unos diseños suyos para hacer su célebre entrada a Studio 54 montada sobre un
caballo. Durante esta época escribía para Vogue Italia. Para 1974 se hizo tan
conocido que fue fotografiado junto a Angélica Huston por David Bailey,
convirtiéndose en el primero hombre en salir en la tapa de la Vogue Británica.
Otra
celebridad fiel a sus zapatos es Madonna, quien una vez afirmó que los zapatos
diseñados por Blahnik eran “mejor que el sexo… y duran más” Esto, viniendo de Madonna, ¡no es poca cosa!
En la
ficción fue inmortalizado por Carrie Bradshaw, el personaje interpretado por
Sarah Jessica Parker en la serie “Sex & the city”, quien amaba sus Manolo
Blahniks y se pasaba gastando su sueldo entero en ellos y nombrándolos a menudo
en la popular serie. Hoy gracias a esta serie, su nombre de pila, Manolo, se ha
convertido en una especie de jerga para referirse a zapatos muy caros y
hermosos.
Los
premios no tardaron en llegar. En 1990 y 1999 fue nombrado diseñador de
accesorios del año por el Concejo Británico de la Moda. También recibió el
mismo premio otorgado por el Consejo de Diseñadores de Moda de América (CFDA)
en 1987, 1990 y 1997. En el 2001 recibió la Aguja de Oro española. También
recibió doctorados honorarios del Royal College of Art de Londres, de la Bath
Spa University y de la Sociedad Real de las Artes de Gran Bretaña. En el 2002
es galardonado con la Medalla de Oro en Mérito en las Bellas Artes por el Rey
Juan Carlos I de España. En el 2007 recibió la condecoración de Comandante de
la Orden del Imperio Británico por su servicio a la industria de la moda
británica.
En el
2003 el Museo del Diseño de Londres realizó una retrospectiva de sus dibujos y
colecciones y en el 2006 colaboró con el fotógrafo Eric Boman para editar el
libro de culto del calzado “Blahnik by Boman”.
La sede
de su marca se encuentra en Old Church Street en Londres, pero tiene boutiques
en Nueva York, Las Vegas, Dublín, Atenas, Madrid, Estambul, Dubái, Kuwait, Hong
Kong, Seúl, Singapur y Estocolmo. También vende en grandes almacenes como
Bloomingdales, Nordstrom, Neiman Marcus, Barneys, Bergdorf Goodman y Saks Fifth
Avenue.
Sus
colecciones se caracterizan por una combinación de modelos opulentos y
excéntricos con otros caballitos de batalla sólidos y atemporales garantizados
de mantenerse vigente siempre.
Manolo
asegura que le inspiran sus eclécitcas pasiones, desde las películas de sus
directores favoritos: Visconti y Cocteau hasta las grandes damas como Isabel de
Austria y Paulina Borghese, pasando por las pinturas de Velázquez, El Greco y
Zurburán y el trabajo de los diseñadores que más admira como Balenciaga, Coco
Chanel e Yves Saint Laurent.
Manolo se
mantiene fiel a su estilo ultra refinado. Tanto en los setentas como en años
recientes al ponerse tan de moda las plataformas, Manolo se negó a fabricarlas,
manteniéndose fiel al estilizado taco stilettto. Al respecto de su trabajo el
diseñador asegura haber dominado la técnica diciendo, “por más de 20 años he
estudiado el arte del calzado. Se cada proceso. Sé cómo cortar del costado sin
que se salga del pie. Se el secreto del escote perfecto, una parte muy
importante de la sexualidad del calzado. Sólo se debe mostrar las dos primeras
rayas; y después el taco. Hasta cuando tiene 12 cm de altura igual debe
sentirse seguro, y esto es una cuestión de balance. Por esto yo tallo
personalmente cada taco, primero en la máquina y luego a mano con un cincel,
hasta que queda exactamente correcto.”
En su
carrera ha colaborado diseñando colecciones para diversas marcas y diseñadores
como Calvin Klein, Isaac Mizrahi, Yves Saint Laurent, John Galliano, Christian
Dior, Bill Blass, Cadrolina Herrera, Oscar de la Renta y Zac Posen.
Su lista
de clientas famosas es interminable. Desde estrellas de cine hasta reinas.
El estilo
de manolo es opulento y poco convencional, pero de todas maneras logra diseños
extremadamente ponibles y absolutamente exquisitos. Sus diseños son elegantes y
femeninos. Su producción es pequeña y exclusiva y su estilo fácilmente
reconocible. Sus zapatos, son tan cotizados que hasta son coleccionados como
obras de arte. Lo que sucede es que quienes saben de moda, también saben que
cuando muera Blahnik, ya no habrá Manolos ya que su toque es algo totalmente
irreproducible. Ese gesto artesanal, ese toque artístico, esa pasión por la
técnica y el detalle son imposibles de reproducir en serie.
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