martes, 5 de agosto de 2014

Manolo Blahnik: El rey de los stilettos





“Los hombres me dicen que salvé sus matrimonios. Les costó una fortuna en zapatos, pero es mucho más barato que un divorcio. Por lo que soy útil como podrán ver”
MANOLO BLAHNIK

Manolo Blahnik es el rey indiscutido de los stilettos, un superlativo que no tiene nada de exagerado ya que su nombre es sinónimo de zapatos de calidad, buen gusto y absolutamente lujosos y sofisticados. Lo que ofrece son zapatos hechos a mano, una experiencia absolutamente artesanal y totalmente alejada a lo producido en masa.

Manolo asegura pasarse el día entero bocetando y luego supervisando el trabajo en su taller. Afirma que su trabajo le hace feliz e indiscutidamente sus tacones hacen feliz a las mujeres. De hecho el diseña y realiza el prototipo de cada uno de los zapatos de sus colecciones personalmente, trabajando solo y sin aprendices ni asistentes, en su taller, donde boceta, talla las hormas y fabrica los zapatos que servirán de prototipo para los talleres italianos donde se fabrican en serie. Tampoco se deslinda de este proceso de producción, pues supervisa personalmente la producción viajando frecuentemente a Italia para ello. 

Además realiza todas las ilustraciones para sus campañas publicitarias. Lo más sorprendente es que nunca tuvo una formación formal en zapatería, pero sin embargo aprendió cada parte de esta profesión gracias a la observación y dedicación. Otro elemento clave en su éxito es su gusto impecable.

Nació el 28 de Noviembre de  1942 en Santa Cruz de las Palmas en las Islas Canarias, hijo de madre española y de padre checo. Increíblemente este hombre a quien toda la industria de la moda tiene como referencia de lo más lujoso en material de calzados fue criado en una plantación de banana. Él y su hermana Evangelina fueron educados en casa debido a la ubicación remota de su plantación. Según el diseñador “todo era sólo bananas, el mar y nosotros.” Con la esperanza de que su hijo se convirtiera en diplomático, sus padres lo inscribieron en la Universidad de Ginebra para estudiar derecho y política pero al primer semestre decidió cambiarse a literatura y arquitectura. En 1965 dejo Suiza para estudiar arte en Paris donde trabajaba en una tienda de ropas vintage en Saint Germaine. En 1968 decidió marcharse a Londres con la firme idea de convertirse en diseñador.

Un encuentro casual con Diana Vreeland, la entonces editora en jefe de la Vogue americana lo llevó a volcarse al diseño de zapatos, pues tras ver todos sus bocetos ésta le recomendó que se dedicara exclusivamente a diseñar zapatos diciéndole que sus dibujos de zapatos eran “muy divertidos.”

En sus inicios trabajó diseñando colecciones de calzados para otros diseñadores. Su primera colección como jefe de diseño fue para Ossie Clark en 1972. Le siguieron colecciones para Paloma Picasso, David Hockney y Eric Boman. En 1973 abrió Zapata, una boutique en Londres donde vendía sus originales zapatos. Al poco tiempo la boutique era frecuentada por editores de Vogue como Grace Coddington y actrices del momento como Marisa Berenson, Jane Birkin y Charlotte Rampling, e incluso estrellas consagradas como Lauren Bacall. También era habitué Bianca Jagger, con quien entabló una estrecha amistad y quien incluso eligió unos diseños suyos para hacer su célebre entrada a Studio 54 montada sobre un caballo. Durante esta época escribía para Vogue Italia. Para 1974 se hizo tan conocido que fue fotografiado junto a Angélica Huston por David Bailey, convirtiéndose en el primero hombre en salir en la tapa de la Vogue Británica.

Otra celebridad fiel a sus zapatos es Madonna, quien una vez afirmó que los zapatos diseñados por Blahnik eran “mejor que el sexo… y duran más”  Esto, viniendo de Madonna, ¡no es poca cosa!

En la ficción fue inmortalizado por Carrie Bradshaw, el personaje interpretado por Sarah Jessica Parker en la serie “Sex & the city”, quien amaba sus Manolo Blahniks y se pasaba gastando su sueldo entero en ellos y nombrándolos a menudo en la popular serie. Hoy gracias a esta serie, su nombre de pila, Manolo, se ha convertido en una especie de jerga para referirse a zapatos muy caros y hermosos.

Los premios no tardaron en llegar. En 1990 y 1999 fue nombrado diseñador de accesorios del año por el Concejo Británico de la Moda. También recibió el mismo premio otorgado por el Consejo de Diseñadores de Moda de América (CFDA) en 1987, 1990 y 1997. En el 2001 recibió la Aguja de Oro española. También recibió doctorados honorarios del Royal College of Art de Londres, de la Bath Spa University y de la Sociedad Real de las Artes de Gran Bretaña. En el 2002 es galardonado con la Medalla de Oro en Mérito en las Bellas Artes por el Rey Juan Carlos I de España. En el 2007 recibió la condecoración de Comandante de la Orden del Imperio Británico por su servicio a la industria de la moda británica.

En el 2003 el Museo del Diseño de Londres realizó una retrospectiva de sus dibujos y colecciones y en el 2006 colaboró con el fotógrafo Eric Boman para editar el libro de culto del calzado “Blahnik by Boman”.

La sede de su marca se encuentra en Old Church Street en Londres, pero tiene boutiques en Nueva York, Las Vegas, Dublín, Atenas, Madrid, Estambul, Dubái, Kuwait, Hong Kong, Seúl, Singapur y Estocolmo. También vende en grandes almacenes como Bloomingdales, Nordstrom, Neiman Marcus, Barneys, Bergdorf Goodman y Saks Fifth Avenue.

Sus colecciones se caracterizan por una combinación de modelos opulentos y excéntricos con otros caballitos de batalla sólidos y atemporales garantizados de mantenerse vigente siempre. 

Manolo asegura que le inspiran sus eclécitcas pasiones, desde las películas de sus directores favoritos: Visconti y Cocteau hasta las grandes damas como Isabel de Austria y Paulina Borghese, pasando por las pinturas de Velázquez, El Greco y Zurburán y el trabajo de los diseñadores que más admira como Balenciaga, Coco Chanel e Yves Saint Laurent.

Manolo se mantiene fiel a su estilo ultra refinado. Tanto en los setentas como en años recientes al ponerse tan de moda las plataformas, Manolo se negó a fabricarlas, manteniéndose fiel al estilizado taco stilettto. Al respecto de su trabajo el diseñador asegura haber dominado la técnica diciendo, “por más de 20 años he estudiado el arte del calzado. Se cada proceso. Sé cómo cortar del costado sin que se salga del pie. Se el secreto del escote perfecto, una parte muy importante de la sexualidad del calzado. Sólo se debe mostrar las dos primeras rayas; y después el taco. Hasta cuando tiene 12 cm de altura igual debe sentirse seguro, y esto es una cuestión de balance. Por esto yo tallo personalmente cada taco, primero en la máquina y luego a mano con un cincel, hasta que queda exactamente correcto.”

En su carrera ha colaborado diseñando colecciones para diversas marcas y diseñadores como Calvin Klein, Isaac Mizrahi, Yves Saint Laurent, John Galliano, Christian Dior, Bill Blass, Cadrolina Herrera, Oscar de la Renta y Zac Posen.

Su lista de clientas famosas es interminable. Desde estrellas de cine hasta reinas.

El estilo de manolo es opulento y poco convencional, pero de todas maneras logra diseños extremadamente ponibles y absolutamente exquisitos. Sus diseños son elegantes y femeninos. Su producción es pequeña y exclusiva y su estilo fácilmente reconocible. Sus zapatos, son tan cotizados que hasta son coleccionados como obras de arte. Lo que sucede es que quienes saben de moda, también saben que cuando muera Blahnik, ya no habrá Manolos ya que su toque es algo totalmente irreproducible. Ese gesto artesanal, ese toque artístico, esa pasión por la técnica y el detalle son imposibles de reproducir en serie.

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