“Quiero moda que acompañe la
personalidad, permitiendo libertad de movimiento y gestos, las ropas deberían
permitir a la mujer ser ella misma.”
-
Christophe Lemaire
En el 2010
el anuncio de que Christophe Lemaire había sido elegido como cabeza de una de
las casas de moda francesas más prestigiosas, lujosas y tradicionales
sorprendió a la industria de la moda. Lemaire era un diseñador muy poco
conocido, cuyo encargo principal había sido a la cabeza de otro gigante francés
pero de ropa casual y deportiva, Lacoste. Pero lo que el diseñador carecía en
renombre lo compensaba con su experiencia, talento y pedigree fashionista pues había
trabajado en el equipo de cuatro icónicos diseñadores franceses.
Christophe
nació en Besancon, Francia en 1965. Mientras estudiaba artes visuales se
mantenía trabajando como asistente de estilista, trabajo que le llevó a
realizar pasantías con Christian Lacroix, Yves Saint Laurent, Jean Patou y
Thierry Mugler. Curiosamente siempre trabajó paralelamente (y lo sigue
haciendo) como DJ en sus tiempo libre, por lo que la música es sin lugar a
dudas una de sus principales fuentes de inspiración. En 1992 lanzó su propia
marca de ropa, dentro de su línea estilista algo espartana, minimalista y de
sastrería impecable, que fue vendida solamente en pequeñas pero selectas
boutiques parisinas.
En el 2000
es contratado por Lacoste para actualizar sus colecciones y llevarlas al nuevo
milenio. Acertadamente, Lemaire decide alejarse de la indumentaria preppy y
bien tenista típica de la casa, y llenarla de colores llamativos, impresiones,
siluetas modernas y un aire más urbano. Además empieza a crear nuevas líneas
dentro de la casa, como la línea de alta gama “Club” y la línea “Life!”. En apenas
10 años logró inyectar nueva vida a este gigante francés y llevarlo de la mano
al nuevo milenio sin que perdiera su identidad original.
Pero sin
lugar a dudas el gran salto en su carrera se produce diez años después cuando
acepta la posición de Director Creativo de la casa Hermès, reemplazando al
renombrado diseñador francés Jean-Paul Gaultier. Llenar los zapatos de un diseñador
de la talla de Jean-Paul Gaultier sin lugar a dudas no habrá sido tarea fácil, sobre
todo teniendo en cuenta de que a pesar de lo bien que había posicionado a la
marca Lacoste, Lemaire era virtualmente un desconocido tanto para el público en
general y hasta para los más fashionistas y la decisión de elegirlo choqueó a
todos. Pero los directivos de esta casa Hermés pusieron su fe en él, eligiéndolo
gracias a su talento para crear ropas casuales y deportivas chic y atemporales.
Así como lo
había hecho en Lacoste, Christophe Lemaire logró dar nuevamente relevancia a la
línea de pret-à-porter de Hermes, casa que había subsistido mayoritariamente
gracias a la venta de productos de marroquinería y artículos de seda. Gracias a
ello Christophe logró atraer a un público nuevo y más joven sin perder a la
clientela más antigua.
Desde su
primera colección a la cabeza de Hermés, la de otoño invierno 2011-2012 Lemaire
sorprendió a todos con la sencillez de su colección que se mostraba actual,
pero sin perder el lujo y la tradición de esta respetadísima casa de moda francesa,
mediante su acertada elección de materiales, sedas, cuero y cashmere. Su
siguiente colección, la de primavera verano, fue recibida aún mejor. Sobre la pasarela
se presentaban prendas que todos en la habitación deseaban llevar, sumamente
ponibles, prácticas y cómodas creadas con un fabuloso sentido del color. En
ellas se veía claramente la visión de Lemaire, de tratar a las prendas como
objetos funcionales y reales con un uso práctico y no meramente con una función
estética.
El estilo de
Lemaire es bastante minimalista, pero sin caer en lo austero. El diseñador
asegura que sus referencias son mujeres como Katharine Hepburn, Greta Garbo,
Patti Smith, Tilda Swinton, Jane Birkin y Goergia O’Keefe, mujeres que según
Lemaire vestían uniformes que acompañaban su personalidad y les permitían
moverse libremente y ser ellas mismas. Los gestos cotidianos son su principal
inspiración pues al diseñar piensa la libertad que va a tener una mujer de ser
ella misma dentro de esas piezas. Así logra diseñar maravillas en los
materiales más lujosos, con la impecable terminación por la que es conocida Hermes
(cuyas prendas literalmente pueden utilizarse del revés), con volúmenes
generosos, una estética depurada y muy actual que vuelve a colocar a la línea
de pret-à-porter de Hermès entre las favoritas del momento.
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