Antes de que existieran los blue
jeans, se le daba el nombre de jeans a un tipo de género de sarga de
algodón empleada para confeccionar ropas de trabajo muy resistentes. Esta tela
se confeccionaba en Génova, llamada por los franceses Genes, y de ahí deriva el
nombre de jeans. Pero quien convirtió a esta tela en los jeans que hoy en día conocemos
fue un jovencísimo sastre inmigrante que llegó a San Francisco en plena fiebre
de oro, hacia 1850, llamado Levi Strauss.
Con tan sólo 17 años, Levi vendía las lonas que se usaban para las carpas
y los toldos de las carretas. Como buen observador se dio cuenta de que el
trabajo pesado de las minas hacía que los pantalones de los mineros se
desintegraran al dos por tres, por lo que tuvo la brillante visión de
confeccionar pantalones con las lonas que vendía para los toldos, que si bien
era gruesa y rígida, era sumamente resistente. Sus creaciones se hicieron muy
populares en el ámbito minero y su negocio prosperó.
En 1860 Levi tuvo la idea paradigmática de sustituir la lona por un
género fabricado en Nimes, Francia, que se conocía en Europa como “serge de
Nimes” y en USA se pronunciaba “denim”. Esta tela era más flexible pero igual
de resistente que la lona. Su única desventaja era su color crema que lo hacía
muy poco apropiado para el uso en las minas pues se ensuciaba con suma
facilidad. Para subsanar esto, Levi tiñó la tela en azul índigo y problema
resuelto. Los nuevos modelitos fueron un boom en las minas.
Luego surgió otro problema. Los mineros se quejaban de que el peso de las
herramientas que llevaban abría las costuras de los bolsillos. Levi de nuevo
dio muestra de su ingenio empleando remaches de cobre en la costura de cada
bolsillo en 1873. Los remaches fueron una solución muy práctica que sumó a la
popularidad de los jeans como los pantalones de trabajo por excelencia y su uso
se popularizó entre todo tipo de obreros, principalmente los vaqueros (de ahí
el nombre de pantalones vaqueros) y luego fueron usados por los obreros en las
fábricas y también por niños y jóvenes. Los remaches se mantuvieron en los
jeans hasta 1935, año en que las autoridades escolares informaron que los
remaches de los bolsillos de los niños que iban a la escuela, estropeaban los
bancos y pupitres.
En 1927 la marca Lee, lanza los primeros jeans
con cierre (los de Levi’s se abotonaban). El último aporte de Levi a
sus jeans (y a la historia de la moda) fue la etiqueta roja, incorporada en
1935 a los bolsillos traseros de los jeans, convirtiéndolos en la primera prenda en llevar una etiqueta
externa.
Los jeans de Levi estaban pensados para hombres. No obstante algunas
mujeres que montaban a caballo o hacían trabajo pesado empezaron a usar los jeans
501 de hombre. En 1935, debido a que cada vez más y más mujeres llevaban jeans,
Levis lanza su modelo 701, el primer jeans femenino.
Los jeans eran considerados prendas utilitarias. La primera vez que se
las consideró como un artículo de moda fue en 1935, cuando la revista Vogue los
retrató un anuncio de Levis inspirada en
el viejo oeste que promocionaba sus nuevos jeans femeninos y los proclamaba
como “el verdadero chic western”. Es que por entonces los westerns eran
sumamente populares y la
idea de aventura así como las fantasías del oeste empezaron a poblar el
imaginario colectivo y todo lo vinculado al espíritu del oeste empezó a ser
atractivo dentro de las grandes ciudades del mundo.
Los jeans se convirtieron en sinónimo de rebeldía y también en la ropa de
elección de los jóvenes en la segunda mitad del siglo XX. Los westerns
sirvieron en gran medida a popularizarlos, así como también los ídolos
juveniles del momento James
Dean y Marlon Brando, quienes acostumbraban llevarlos dentro y fuera del set.
En los años 70 abandonan definitivamente la
esfera laboral al convertirse en el uniforme de los hippies. Éstos los
personalizan bordando y pintándolos. Surgen nuevos modelos y se hacen muy
populares los jeans con pata de elefante. También se empiezan a usar minis,
shorts y otras prendas de jeans.
Los “designer jeans” aparecen también a fines de
los 70, cuando diseñadores como Gloria Vanderbilt, Fiorucci, Calvin Klein,
Ralph Lauren y Tommy Hilfiger empiezan a producir líneas de jeans y el precio
de este ítem fue escalando vertiginosamente. Para los años 90 ya era habitual
que muchos costaran más de 100 dólares.
La primera tapa de Vogue en la que aparecen es la de
Setiembre el año 1988 cuando Peter Lindbergh retrató a Michaela Bercu vestida
con unos jeans nevados y una campera bordada con piedras de Lacroix. Esta fue
la primera tapa de Vogue de Anna Wintour, dejando su huella como la primera
editora en permitir que la chica de tapa vistiera de jeans.
Confortables, duraderos, sexy y cool, sus distintos modelos y estilos los
hacen atractivos a una amplia gama de personas. Hoy en día, no sólo mineros y
vaqueros, sino también supermodelos, presidentes, amas de casa y todo tipo de
personas de distintas edades los llevan en su día a día en todo el mundo. No en
vano es considerada la prenda más vendida de todos los tiempos.
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