martes, 5 de agosto de 2014

Alber Elbaz: Fantasías en chiffón




"Lo que me llevó a querer trabajar en la moda no fue la historia del diseño ni las ropas, sino la fantasía de las mujeres.”
-Alber Elbaz

Desde que asumió como director creativo de Lanvin en 2001, convirtió a esta casa de moda en una de las más reverenciadas de la industria. ¿El secreto? Saber fusionar la herencia de esta marca antigua y sofisticada con su toque distintivo: sutil, femenino y moderno.

Nacido en 1961 en Casablanca, Marruecos, Elbaz fue criado en Israel desde los 10 años por lo que se considera a sí mismo más israelita que marroquí. Se podría decir que el color siempre estuvo presente en su vida, su padre era pintor y su madre colorista en una peluquería. Su amor por el dibujo y por la moda se desarrolló muy pronto. El diseñador asegura que a los siete años tomó la costumbre de retratar todos los días a su profesora, prestando especial atención a lo que ésta llevaba puesto. De niño, mientras dibujaba vestidos en su pequeña habitación soñaba que se encontraba en París. Muy pronto sus sueños se harían realidad.

Al terminar la escuela y tras concluir su servicio militar en el Ejército Israelí decidió estudiar  Moda y Diseño Textil en la Universidad de Shenkar. Al graduarse en 1985 empacó sus maletas y se mudó a la Gran Manzana, donde trabajó durante 7 años con Geoffrey Beene. Este diseñador le enseñó a rechazar las tendencias y concentrarse en el estilo y también lo ayudó a conocer el arte del drapeado. En el ’96 su sueño parisino se cumplió cuando fue nombrado jefe de la línea de pret-a- porter de Guy Laroche, Paris y director de Yves Saint Laurent Rive Gauche en 1998. Según el propio diseñador, este no fue un asenso en su carrera, sino la realización del sueño de su vida.

De todas maneras, este sueño duraría poco ya que al comprar el grupo Gucci la línea YSL Rive Gauche en el 2001, Tom Ford, el nuevo director creativo de Yves Saint Laurent, quien quería encargarse personalmente de todas las responsabilidades de diseño, lo despidió. Así un muy alicaído Alber fue a parar trabajando brevemente para Krizia en Italia hasta que llegó una oferta irresistible. En el 2001 es nombrado director creativo de Lanvin y su sueño parisino volvió a materializarse y esta vez ya no se escaparía de sus manos. 

Hoy, 12 años después, Elbaz sigue al frente de la casa francesa y se ha ganado la reputación de ser uno de los más talentosos diseñadores de nuestro tiempo. En el 2005 fue galardonado como mejor diseñador internacional por la CFDA y en el  2007 el gobierno francés lo nombró Caballero de la Legión de Honor. Estas distinciones se sustentan en el hecho de que Elbaz adora a las mujeres, y ellas lo saben, motivo por el cual adoran los diseños de Elbaz. Al respecto, el diseñador asegura: “Yo amo y respeto a la mujer…Como sabrán, nuestro logo de Lanvin es una madre con su hija. Siempre he dicho: no es un león y no es un caballo. Es una madre con su hija y encuentro a este logo especialmente emotivo.”

Además de la moda, Elbaz es un apasionado de la ilustración. Todo un artista a la hora de bocetar, sus ilustraciones muchas veces se escapan de las paredes del atelier apareciendo en packagings, remeras y por supuesto hasta en las prendas diseñadas por Alber.

Elbaz domina no sólo el arte del diseño, sino también es uno de esos diseñadores que comprenden que en la moda, lo comercial no debe ser tenido encuentra solamente por los departamentos comerciales de la marca. Al fin y al cabo, la ropa debe ser bella y ponible a la vez. Elbaz es uno de esos diseñadores que comprenden el arte y el pragmatismo del diseño por lo que todas sus colecciones son bien recibidas tanto por la crítica como por la clientela. La prueba de esto se vio con la colección que diseñó en Noviembre de 2010 para H&M, que fuera una de las más exitosas colaboraciones de la historia de esta tienda. Los fans hicieron filas larguísimas la noche antes con tal de poder comprar algo diseñado por uno de los más queridos y prestigiosos diseñadores de la Alta Moda.

Quienes lo conocen aseguran que además de creativo, Elbaz es muy histriónico y divertido. Un hombre de grandes dimensiones y gran personalidad quien asegura no entender como siendo tan maniático con el orden no puede resistirse a un pedazo de torta. En una entrevista reciente el diseñador se describió a sí mismo como una “contradicción con patas”, agregando: “Amo la primera clase, pero no me gusta la gente de la primera clase. Prefiero a la que viaja en Turista. Me gustan los restaurantes finos, pero prefiero el sabor de McDonalds. Me gusta ser perfecto, pero no me gusta la perfección- creo que es peligrosa. No hay nada después de la perfección.”

Sus muy humanas contradicciones sumadas a su gran sentido del humor lo hacen agradable – algo difícil en el competitivo mundo de la moda- pero su talento lo hace especialmente adorable. Sus diseños no solamente son etéreos, femeninos y gráciles, sino también son sumamente cómodos y prácticos y usables. En su practicidad se nota que a la hora de inspirarse para diseñar tiene muy en cuenta lo que quieren las mujeres y también todo lo que hacen y hasta como se sienten. Elbaz asegura que quiere que sus clientas no sólo se sientan hermosas, sino que también puedan manejar un auto y disfrutar de un postre con sus vestidos

Otra de sus ideas es la de que el lujo no debe intimidar. “Todos creen que el lujo debe ser muy intimidante; uno entra a la tienda y todo debe verse como una farmacia. Pero adivinen qué? No estamos comprando Tylenol! Estamos comprando una cartera roja, un zapato de diamante y un vestido estampado, por lo que creo que debería haber un poco de levedad, y ser menos estrictos con todo”, así se explayó el diseñador sobre su idea del lujo en una entrevista para el diario The Independent. En el 2012 puso hechos para sustentar sus palabras, lanzando un irreverente video para la colección de otoño invierno de la refinada casa francesa, en el cual los y las modelos bailaban vestidos con los lujosos y sofisticados trajes de Lanvin, desenfadadamente al son de “I know you want me” de Pitbull.

Todas las mujeres, jóvenes y viejas, flacas y formosas, se rinden por igual a los pies de Alber Elbaz. En el mundo de la moda, se le rinde una especie de culto tanto por su gran personalidad como por su enorme talento.

Lo suyo son las siluetas estructuradas, la simplicidad de la forma, la generosidad de los volúmenes y tamaños y el lograr prendas que impactan por su femineidad y que nunca pasan de moda. Ya que sus diseños juegan con la fantasía y con la convicción de que un vestido de chiffon roja siempre logra hacer que una mujer se sienta maravillosa.


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