Ocho noches de cada año, los
judíos celebran su Festival de Luces, conocido como Janucá. Con esta
antiquísima tradición se conmemora un milagro que ocurrió hace más de 2000
años, cuando los judíos derrotaron a los helenos, recuperando su intendencia
gracias a los macabeos y la posterior purificación del Templo de Jerusalén de
los íconos paganos. El milagro en cuestión fue que a pesar de tener sólo aceite
suficiente para un día, lograron mantener encendido el candelabro del templo
durante ocho días consecutivos. Recordando este milagroso acontecimiento, es
tradición en esta festividad encender el Januquiá
(un candelabro de nueve brazos). El brazo del medio llamado shamash se usa para encender, en forma
progresiva los siguientes ocho brazos, recordando aquellos milagrosos ocho días
de luz.
La fecha en la que se festeja Janucá
es el 25 de Kislev del calendario judío, fecha que para el calendario
gregoriano ocurre entre fines de noviembre y fines de diciembre. Este año el
Janucá se celebrará del 8 al 16 de Diciembre.
Como todas las celebraciones
religiosas, además de ser un momento para recordar y meditar, también es un
momento en el cual la familia se reúne, por lo que la comida también es
importantísima en la celebración de esta festividad.
Como el aceite fungió un rol
importantísimo en la historia de Janucá, se lo emplea para cocinar los platos de
Janucá. Curiosamente, la palabra semen (aceite en hebreo), es un anagrama
de shmone u ocho, el número de días
que duró el milagro del aceite. No es casualidad que la mayoría de los platos
servidos en Janucá sean fritos. Tradicionalmente se empleaba aceite de oliva,
pero también se pueden usar otras variantes. Uno de los platos infaltables del
Janucá son los latkes y los sufganiá.
Los latkes son una especie de
buñuelos de papa fritos en aceite. Quienes la hacen dicen que es muy difícil ya
que éstos deben tener la consistencia justa para mantenerse unidos, por lo que
es todo un arte asegurar que no se deshagan al freír. Por su parte las
sufganiás son una especie de donas rellenas con mermelada o crema. Su nombre
proviene del término para esponja sfog, ya que su textura debe ser esponjosa y
suave.
Otros dulces típicos del Janucá
son los gelt de Janucá de chocolate, o el “dinero de Janucá”, que son las
típicas moneditas de chocolate envueltas en papel dorado. En la antigüedad era
tradición dar a los niños dinero en Janucá. Esta costumbre se originó en el
siglo XVII entre los judíos polacos quienes daban dinero a sus hijos pequeños
para entregárselo a sus maestros religiosos como muestra de gratitud. Los
chocolateros del siglo XX tomaron la idea del regalo/moneda y se empezó a fabricar moneditas de chocolate
envueltas en papel de oro o plata que eran entregadas a los niños en Janucá.
Vale la pena tener en cuenta que
la preparación e ingredientes de los platos tradicionales judíos varían mucho,
ya que debido a la diáspora, los judíos se establecieron en distintas zonas del
mundo, debiendo adaptarse a los ingredientes locales y obviamente porque
también fueron asimilando las costumbres gastronómicas de sus nuevos países.
Así los platos de januca varían mucho de país en país. A la par que la
composición de los platos, los nombres de los mismos también cambian. Durante
siglos las distintas comunidades judías esparcidas por todo el mundo han
encontrado diversas formas de emplear el aceite en sus platos de Janucá. Así,
comunidades judías de todo el mundo celebran el Januca por el mismo motivo, con
el mismo espíritu, pero seguramente con platos que conjugan sus tradiciones con
las de los nuevos territorios que habitan.
Nada pasa por casualidad, sobre
todo cuando se tratan de festividades religiosas, donde el simbolismo juega un
papel importantísimo para recordar eventos significativos del pasado. Así el
pueblo judío recuerda en Januca, encendiendo velas y degustando en familia de
platos tradicionales, el milagro de la luz, recordando también la lucha que han
tenido como pueblo y todos los territorios que los pies de sus antepasados han
recorrido.
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