Desde que esta fibra artificial fuera introducida
en Estados Unidos en 1958 por la firma Du Pont, el mundo de la indumentaria sufriría
un giro que la haría a las prendas más adherentes y por ende mucho más
sugerentes. Además con la incorporación de este tejido a diversas prendas como
medias, bombachas y fajas, la comodidad de un sinnúmero de prendas –y ni que
decir la flexibilidad y comprensión- se vería drásticamente aumentada al permitirnos
movernos con mayor libertad. ¡De más está decir que más de una gordita
fashionista puede hoy en día respirar holgadamente gracias a esta innovadora
fibra!
Su elasticidad, flexibilidad, resistencia y
adaptabilidad la han convertido en un componente esencial en todo tipo de
prendas, desde ropa interior, fajas, medias hasta en ropas de alta moda, trajes
de baño, jeans y prendas deportivas.
Esencialmente la fibra de Lycra (que es tanto la
denominación como la marca registrada) es un elastano creado por el hombre que
nunca se usa sola pues requiere de estar mezclada con otras fibras naturales
como el algodón o artificiales como el Poliéster. Cómo ésta puede estirarse
hasta siete veces su longitud inicial para luego volver a su posición original
al reducirse la tensión, es una salvación para muchas mujeres que antes tenían
que sentir sus curvas irremediablemente reprimidas y embutidas cada vez que
lucían algo ajustado. Con la lycra, sin embargo, los movimientos, por más
entallada que sea la prenda, fluyen con absoluta libertad.
Pero antes de avanzar, veamos primero como era el
mundo antes de la invención de la Lycra. Mujeres y hombres debían tolerar
prendas que se deformaban, se abolsaban, y se arrugaban. No existía manera de
llevar prendas ajustadas sino ciñéndolas al cuerpo con costuras, ballenas y
haciéndolas lo más ajustadas precisas. Los trajes de baño eran de hilo tejido y
cuando se mojaban se abolsaban y cuando se secaban se sentían como la esterilla
de una alpargata vieja.
Luego llegaría la Segunda Guerra Mundial y con
ella, además de todos los males de la guerra, también llegarían muchos
inventos. Los científicos de la época intentaban desarrollar un material
sintético que remplazara al caucho (o goma) ya que el precio de este material
fluctuaba mucho e incluso escaseaba ya que se lo estaba empleando en numerosos
equipos empleados para la guerra. En 1958, Joe Shiver, un científico del grupo
Du Pont (el mismo que había inventado en los años 30 el Nylon revolucionando la
industria textil) perfeccionó una nueva fibra tan revolucionaria como la
anterior y a la cual llamaría con el código K. Inicialmente la fibra se destinó
para la ropa deportiva pues era idónea gracias a su flexibilidad para hacer una
gran diferencia en el rendimiento atlético. Fue usada para este fin por primera
vez por el equipo francés de esquí en las Olimpiadas de Invierno de 1968,
quienes ganaron la medalla de oro con sus trajes ceñidos y aerodinámicos,
captando enseguida la atención de todo el mundo deportivo.
Pronto su flexibilidad se extendería a la ropa de
playa. Imagínense el alivio de tantas mujeres al sentir que ya no tenían que
sentirse con el traje colgando a medio metro de sus nalgas cada vez que se
mojaban y para hacer aún mejor el panorama, ya no tenían que esperar horas a
que se secaran sus trajes, ya que el nylon, además de ser elástico también es
de rápido secado. Speedo fue la primera marca en emplear tejidos de nylon y
lycra en sus trajes de baño.
Para los años 70 el reino de la lycra se expandiría
a la ropa de calle, sobre todo a las ropas ceñidas al cuerpo que llevaban las
mujeres (y los hombres) a sus clases de aérobica (¿recuerdan a Jane Fonda
cubierta de lycra con polainas promocionando sus videos de ejercicio?) y luego también
a las discotecas para acentuar sus curvas y exhibir mejor sus atributos. En los 80’s más de la mitad de las medias y
ropa interior femenina y masculina contaba con lycra para lograr un calce
confortable. Además las prendas de alta moda también la incorporarían a sus diseños.
Donna Karan creó bodys de lycra que lucían fantásticos debajo de los power suits ochentosos. Azzedine Alaia
introdujo el LBD (Little black dress)
hiper entallado de lycra y Hervé Leger se valió de ella para crear su icónico “bandage dress” o vestido de vendas.
Los cantantes de rock no tardaron en incorporar
esta fibra a su vestuario. Esta fibra permitía el uso de prendas tan adherentes
como la piel, que no dificultaban los movimientos sobre el escenario, y que
venía en todos los colores imaginables y que podían hacerlos ver desnudos o
resplandecientes hasta en dorados y plateados. Todos quienes querían exhibir
una imagen sensual se valían de esta prenda que funcionaba como una segunda
piel sobre el cuerpo de quien la llevara para mostrar mejor su físico. Su calce
ultra ajustado es tan sugerente que ha sido utilizado desde por modelos hasta
superhéroes para poner de manifiesto todos sus excelentes cuerpos. ¡Y por
supuesto, más de una fashion víctim
ha puesto de manifiesto gracias a la lycra, mucho más de lo que debería haber
hecho!
Para los 90’s este tejido estaba tan difundido
que la palabra lycra ya era una palabra de uso común que se refería a todos los
géneros elastizados. Al mismo tiempo que el término era reconocido en todos los
hogares del mundo como algo que formaba parte de la vida, la empresa fue
innovando. En los 90’s surge la lycra power, una novedosa fibra textil empleada
en la ropa deportiva, que además ayudaba a ceñir masajeando los músculos de los
atletas. Sorprendentemente para el año 2000 la lycra saldría del ámbito textil
al introducirse el Rimmel Lycra Wear, un esmalte de uñas resistente a los
golpes que contenía lycra líquida. Otras numerosas innovaciones siguieron
durante esta década como la Lycra Fresh FX que además de elasticidad permitía
mayor sensación de frescura a ser un tejido que permitía que la piel respirara.
Esta fibra milagrosa hoy está en prácticamente
todas las prendas que usamos mujeres, hombres y niños. ¡Gracias a su
elasticidad y flexibilidad este tejido se ha expandido a todos los rincones de
nuestro ropero!
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