Antonio Sotgiú nació en Porto
Torres, en la mágica isla de Cerdeña, Italia, algo que lo marcó para siempre,
impregnándolo de una verdadera pasión por las tradiciones y por el arte. Al
terminar la escuela se estableció en Milán donde empezó la carrera de
Fotografía de moda paralelamente a la de Diseño de moda. Esta ciudad se
convirtió en su nuevo hogar durante los primeros años de su juventud. Tras
recibirse pasó a trabajar para importantísimas casas de moda italianas como
Anna Bibló, Elena Miró, Alviero Martini 1º Classe, Ernestina Cerini y
finalmente con Gianni Versace.
Ocho años atrás lanzó su propia
marca, “Punto 47”, desde la cual exprime su particular filosofía de moda y
desde donde logra conjugar todas sus distintas pasiones. Desde entonces se
dedica a crear pequeños objetos riquísimos en historia, donde cada detalle
tiene un porqué muy meditado. Para sus objetos, absolutamente contemporáneos en
cuanto a su diseño, emplea objetos de antaño, ya sea un retazo de seda
italiana, un trozo de encaje francés, una corbata de los años 50, un cairel de
cristal de una araña antigua, o una llave encontrada en un mercado de pulgas.
Todos los objetos en los cuales los ojos de Antonio encuentran belleza, son
resucitados por sus manos para vivir una nueva vida.
La búsqueda y la resignificación
de elementos son esenciales para cada una de las creaciones de Antonio. De
ellos él rescata la belleza del material, del diseño, de la historia y lo
convierte en un verdadero objeto precioso creado de objetos disimiles y hasta inimaginables.
Sin embargo ellos encuentran una unidad mágica entrando en armonía perfecta con
los otros elementos gracias al gran talento de su autor.
Con cada nueva creación, Sotgiu
logra reafirmar su filosofía: la de preservar y revitalizar los rastros de
belleza contenidos en objetos para evitar que desaparezcan al dejar de ser
útiles. En cada objeto estos elementos encuentran una nueva manera de seguir
siendo bellos y preciosos.
¿Qué te llevo a interesarte en
la indumentaria?
Yo estudié Bellas Artes especializándome en la
gráfica y la fotografía publicitaria, pero creo que siempre supe que terminaría
trabajando en la moda ya que siempre formó parte de mí. Creo firmemente que
nuestras pasiones se manifiestan muy pronto y que debemos saberlas escuchar,
recibirlas y cultivarlas. El talento sólo no es suficiente. Se necesita mucha disciplina
y curiosidad.
¿Cómo fueron tus inicios como
diseñador?
De verdad fui muy afortunado, porque trabajar en el
mundo de la moda en Italia no es nada fácil. Mi experiencia en moda comenzó cuando
estaba estudiando en la Escuela de Moda y algunos de mis profesores trabajaban
como consultores y me recomendaron como colaborador para algunos de sus
trabajos. Luego descubrí por casualidad que mi vecina era una estilista de
renombre y le propuse una colaboración. Hasta ahora ella es la persona a la
cual recuerdo con más afecto profesional. Creía mucho en mí y cuando fui
llamado por una de las más importantes casas de moda del mundo fue quien más me
alentó a aceptar la propuesta. El resto fue una sucesión de eventos que me
llevó a descubrir mi verdadera alma como diseñador.
¿Cuáles fueron los puntos
decisivos de tu carrera?
Para mí fue decisivo el conocer a varios grandes
nombres con los cuales tuve la oportunidad de colaborar, trabajando, observando
y aprendiendo todo lo que podía. Si bien
eran todo fue muy exigente, también fue muy estimulante. Creo que los puntos
decisivos en mi carrera, surgieron gracias a mi voluntad de no detenerme nunca
y a la necesidad que siempre sentí de
dedicarme a aquello para lo cual nací. Creo que fue decisivo también el apoyo
que tuve siempre de mis padres y hermanos, quienes se mostraron siempre
desencantados con mi profesión, y a quienes agradezco por haberme hecho
entender que me hubieran querido siempre sin importar que profesión hubiera
elegido.
¿De qué te nutrís para diseñar?
Aún tras tantos años de trabajo, es sorprendente como todavía logro inspirarme de fuentes tan variadas. Te
explico, soy una persona con una experiencia muy variada, pasé de la Alta
Costura al pret-à-porter y hasta al fast fashion, y siempre logré sentirme
inspirado por aquello que me rodeaba. También leí muchas biografías de mujeres
maravillosas como Coco Chanel y diana Vreeland quienes me inspiraron más por su
filosofía de elegancia que por los consejos que daban a sus clientes. También
me inspiraron mucho cosas muy cercanas a mí como los colores de los maravillosos
tejidos sardos, y las costumbres que
notaba tenía mi madre a la hora de vestirse. Ella nunca mezclaba dos tejidos
estampados porque para ella hacerlo no era elegante.
¿Cuáles son las características
de tus diseños?
Aquello que caracteriza a mi trabajo es la obsesión
por la búsqueda del equilibrio. Me gusta medir las cosas como en una fórmula:
viejo y nuevo, sagrado y profano, haute
couture y fast fashion, luz y sombra. También estoy obsesionado con el
destinatario de la obra. De hecho, encuentro que imaginarme la persona que
llevará la obra en el momento de la creación es algo necesario y significativo.
Sólo así la obra tendrá el suceso esperado. Algunas veces nosotros los
creativos nos dejamos atrapar por el puro gusto del diseño, algo que es
interesante pero poco práctico.
Personalmente lo reservo para mis dos pasiones: la pintura y la fotografía.
¿Cómo nace Punto 47?
Punto 47 nace de un sueño, en el verdadero sentido
de la palabra. Soñé con un bosque que luego identifiqué como un lugar/no lugar
en el cual estaban ubicados una fila de depósitos pintados de blanco entre los
árboles verdes. Entré a uno de ellos y encontré adentro todas aquellas cosas
que me encantaban y las quería comprar todas, pero como no había nadie conmigo
no sabía a quién dirigirme para poder comprarlas. Luego llegó un señor a quien
le conté que todo aquello que había encontrado allí era maravilloso y que jamás
había encontrado algo que se adecuaba así perfectamente a mi línea de estilo y
a mi gusto. El señor me contestó: “¿Y por qué no lo hace usted?” Al salir del
depósito tenía la adrenalina a mil y decidí seguir el consejo del señor. Una
vez afuera me di cuenta de que ninguno de los depósitos estaba numerado, salvo
aquel donde había encontrado todo, que era el número 47. Al despertar sabía que
tenía que hacer realidad este sueño.
¿Y cómo
hiciste realidad ese sueño?
Bueno, fue exactamente 8 años atrás cuando decidí
iniciar esta aventura. Siguiendo mi sueño mi primera colección la coloqué en el
lugar/no lugar ideal: la web. Después, con un querido amigo, Ricardo Cabibbo
Perna, decidimos de compartir la experiencia. Trabajando juntos delineamos los
puntos de nuestro proyecto:
-lugar/no lugar
- micro capsula, porque hacer una colección entera
parecía algo viejo y poco estimulante.
- Dedicarnos absolutamente a la investigación y a
encontrar cosas bellas para reinterpretar.
Empezamos haciendo bolsas y carteras y luego
pasamos a pequeños proyectos siempre nuevos y muy estimulantes. Hoy el sueño es
ya una empresa muy exitosa que nos permite soñar cada día en crear muchas cosas
sin aburrirnos nunca. Actualmente diseñamos objetos de moda, accesorios, elementos
decorativos y hasta perfumes.
En tus diseños lo vintage está muy presente. ¿De dónde surge esta fascinación?
Yo creo que no puede haber un futuro sin historia.
Cuando asistía a la escuela de Bellas Artes y luego la de moda, siempre dediqué
mucho tiempo al estudio del pasado. Para
mí es de enorme inspiración el cuidado de los detalles y la manualidad
presentes en algunos periodos históricos. Me apasionan los bordados de los años
30, la lencería rusa zarista, los encajes franceses de época y la tradición de
la mano de obra manual que aún sigue muy presente en la moda italiana.
Otro de tus ejes filosóficos es
la resignificación o revalorización de los objetos cotidianos como elementos
del guardarropa. ¿Qué buscas con ello?
Con mi trabajo busco preservar la belleza de las
cosas. Mi sueño profesional es el poder encontrar nuevas formas de expresión
para mi dimensión estilística. Aspiro a valorizar la búsqueda de las cosas
bellas para poder llevarlas a experimentar una nueva vida. En esta nueva
dimensión es fundamental el encuentro con el placer de quien las lleva.
Hoy en día
lo ecológico, sobretodo la conciencia del reciclaje, están muy presentes en la
industria de la moda. ¿Esta resignificación y reutilización de tus diseños
guarda acaso alguna relación con las corrientes ecológicas?
Me encanta que por primera vez se hable de un
fenómeno de moda, asociándolo a un tema importante y actual como el reciclaje.
Mi interés por el reciclaje no es solo una cuestión estética, sino ronda
también en la esfera individual de la conciencia social y personal. Incluso fui
uno de los creadores de una asociación italiana que se ocupaba de la
reutilización creativo y de los eventos conocidos como “swap parties”. Creo que la consciencia ambiental es uno de los
puntos esenciales de la filosofía de Punto 47. Encuentro que éste sea un
mensaje importante de transmitir también dentro de la esfera de la moda. Sin
ser una persona totalmente obsesionada con la ecología, pero considero un deber
tomar conciencia. Muchos nombres ilustres de la moda han iniciado un camino de
sensibilización a su público en lo que respecta al reciclaje. No sé cuántos de
ellos lo han hecho de manera transparente, convencida y real, pero yo honestamente
creo en esta causa y espero poder poner mi granito de arena para que esta
conciencia se vuelva común a muchos.
Lo tradicional también está muy
presente en tus diseños. ¿De dónde viene este apego?
Los puntos tradicionales de los cuales parto son
muy variados. He tenido la suerte de crecer y formarme en un gran país, donde
la tradición sartorial es muy fuerte y reconocida. Pero hay una tradición menos
visible para los extranjeros, que es la fuerte tradición regional presente en
toda Italia. Yo vengo de Cerdeña, una tierra misteriosa y arcaica, y una fuente
de gran inspiración para mí. Los tejidos sardos, los colores de las cerámicas,
el uso de simbologías y la refinada joyería me inspiran continuamente para la
creación de nuevos proyectos. Personalmente adoro buscar viejos retazos de
tejidos hechos aún en telares en el centro de Cerdeña o descubrir nuevos
ceramistas creando maravillas únicas en sus pequeños talleres.
¿Cuáles son los ejes
conceptuales de tu nueva colección?
Yo no creo en las grandes colecciones creadas para
satisfacer a un mercado, que habla de números y de grandes exposiciones. Yo
creo en mundos tan pequeños como mis proyectos. Para mi próximo proyecto, “Tie
Me”, el eje son unas viejas corbatas originarias de los años 50/60,
reinterpretadas como verdaderas joyas. Este proyecto toca uno de los puntos
inamovibles del guardarropa masculino, la corbata, reinventándola y dándosela a
una mujer actual que conoce tan precisamente sus cánones estéticos que es capaz
de jugar con aquellos masculinos.
¿Cuáles son tus propuestas para
la próxima temporada?
Estamos proyectando tres micro cápsulas: carteras,
corbatas y cuellos. Un importante hilo conductor que enlaza estas micro
colecciones es la alta calidad y la investigación comprometida en cada detalle así
como la unión de materiales de couture y materiales más pobres.
¿Según tu experiencia, qué debe
tener toda mujer elegante en su placard?
Creo que el concepto de elegancia femenina no es
determinado de lo que debe tener una mujer en su propio guardarropa, sino de la
elección que la lleva a elegir una prenda en vez de otra. La elegancia para mí
es una actitud de vida. Aquello que uno lleva es simplemente una consecuencia
de ello. De todas maneras, una mujer atenta, no puede prescindir de tener
prendas de óptima calidad y zapatos excelentes. Una mujer elegante se distingue
por aquello que no lleva, no por aquello que ostenta. En cuanto a prendas
imprescindibles en el guardarropa de una mujer, podría sugerir: Un buen saco
con una espalda óptima en juego con un pantalón y una falda en el mismo tejido,
una camisa blanca de algodón egipcio, un twinset de mangas cortas en cashmere
en tonos grises o azules para llevar con jeans y perlas, una cartera pequeña de
óptima piel y un bolso grande con mucha capacidad, alguna joya étnica, t-shirts
básicos para llevar bajo sacos más formales, zapatos bajos italianos y zapatos
de tacón franceses. A mi parecer, esto podría ser una buena base sobre la cual
construir un guardarropa propio.
En tus diseños cada detalle
tiene un significado especial. ¿De dónde viene esta obsesión?
Tenés razón, para mí es casi una obsesión. Pruebo y
vuelvo a probar las combinaciones de colores, de objetos y de detalles. Todo
esto lo hago en la fase proyectual del diseño. Cuando paso a la fase operativa
ya estoy muy convencido de lo que quiero y difícilmente cambie de idea. Trabajo
muy instintivamente y creo en los imprevistos que pueden enriquecer el proyecto
inicial. Pero cuando digo “si, está terminado” para mí ya no se cambia nada.
¿Qué es la moda para vos y cómo
la vivís?
No logro dividir la moda de la vida. Yo vivo en
aquello que hago y hago lo que hago para vivir. La moda para mí es la expresión
del tiempo en el cual se vive, del propio carácter y de la conciencia que uno
tiene de sí mismo. La moda hasta podría ser una terapia si se la vive con
serenidad y con debida distancia. Personalmente, no pienso en mí mismo como un
hombre a la moda, sino como un investigador y como una persona que vive de
momentos e imágenes.
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