martes, 5 de agosto de 2014

Maravillas del oriente: La Nueva ola de Diseñadores Libaneses




En la última década hemos visto un surgimiento de nuevos diseñadores libaneses que emergieron de Beirut para instalarse en la escena de la moda mundial, abriendo atelieres en París y sorprendiendo al mundo con sus creaciones…y generando toda una oleada de enamoramiento colectivo. Desde Elie Saab hasta Krikor Jabotian, han logrado embelesar a las mujeres del mundo con su enorme sensibilidad a las formas femeninas y la belleza y ornamento de sus detalles y feminidad de sus diseños.

Hoy en día no hay un evento internacional de alfombra roja en el cual no aparezca alguna celebridad llevando la creación de alguno de estos nuevos cracks de la costura mundial. Ellos han sabido convertir al lujo asiático en un sinónimo de glamour, cambiando la anterior ostentación y sobre ornamentación de sus predecesores por un estilo mucho más depurado. Verdaderamente han sabido extraer el oro del oropel. 

Esta nueva generación de diseñadores de moda libaneses, se han convertido rápidamente en favoritos entre las fashionistas del mundo. Ellos desentrañaron su tradición local de artesanato, la perfección y precisión de sus bordados, y los europeizaron, creando una identidad única y refrescante que rápidamente llamó la atención de los expertos de moda europeos. 

Con una larga tradición de alta costura, no es de extrañar que esta sea el fuerte de los diseñadores libaneses. Sin lugar a dudas si lo que quieres es un Zuhair Murad vas a elegir una prenda de noche. De hecho, todos ellos han logrado fusionar couture con el pret a porter, en lo que ellos denominan “Nouvelle Couture”. Las colecciones de pret a porter de estos diseñadores, están por ende muy lejos del básico.

Uno de los diseñadores más jóvenes de esta oleada es Krikor Jabotian, quien abrió su propio atelier en Beirut con tan solo 24 años y a los dos años ya estaba vendiendo su colección en Harrod’s. Jabotian crea vaporosos vestidos de ensueño, donde la construcción se une al detalle y conjuga viejas formas con detalles absolutamente contemporáneos, ya sea collares vanguardistas o apliques metálicos que no agregan peso en absoluto a sus diseños tan leves y etéreos. Este diseñador se apoya también en el lema de que en la imperfección está el encanto. Esta licencia poética trasladada a sus diseños, le permite hacer un vestido de novia hecho enteramente de retazos, que no obstante roba el aliento por su belleza.


Los diseñadores pioneros, y encargados de poner a Líbano en el mapa de la moda, fueron Elie Saab, Reem Accra, Georges Chakra y Zuhair Murad.  Ellos llegaron con un torbellino y embelesaron a todas las reinas del glamour del mundo, y no es de extrañar ver sus creaciones sobre los cuerpos de estrellas como Jennifer López, Angelina Jolie, Beyonce, Dita Von Teese y Halle Berry.

Se estarán preocupando porque hay tanto talento agrupado en esta zona geográfica. Pues es muy sencillo. Líbano ha sido desde hace siglos el centro de la moda del Medio Oriente y una de las más liberales del mundo árabe. Detrás de cada uno de estos diseñadores, hay siglos de tradición y una cultura que siempre ha reverenciado la ornamentación y la minucia en los detalles. Cada vestido de estos diseñadores lleva cosida parte de su cultura en sus bordados, en sus capas, en su movimiento, en sus formas.

Elie Saab fue el primero en alcanzar la fama internacional. En 1981 viajó a París para estudiar diseño de moda, regresando a su país tras un año, y abriendo su propio atelier con tan solo 18 años en 1982. Poco a poco se fue haciendo de nombre entre las mujeres libanesas de la alta sociedad llegando cada vez a círculos más altos. En 1997 fue invitado a desfilar en Roma siendo el primer no italiano en convertirse en miembro de la Cámera Nazionale della Moda. Su momento llegaría en 1999, cuando la Reina Rania de Jordania eligió un traje suyo para su ceremonia de coronación. Desde entonces el diseñador ha sido uno de los favoritos de esta reina que se convertiría en ícono de moda y llevaría al diseñador al renombre internacional. En el 2002 la actriz Halle Berry llevaría un vestido suyo al ganar el Oscar a la Mejor Actriz, convirtiéndolo en una estrella instantánea. Al año siguiente la Chambre Syndicale de la Haute Couture lo invitó como miembro y en julio de ese mismo año presentó su primera colección de Alta Costura en París.

Elie Saab abrió la puerta a varios otros diseñadores libaneses. Hoy en la semana del fashion week parisino, nombres como Elie Saab, Rabih Kayrouz, Goerges Chakra, Zuhair Murad y Georges Hobeika ya son habituales de oír. Chakra denominó a este fenómeno la “invasión libanesa”, comparándola con el surgimiento de los diseñadores japoneses en París en los ochenta. El nombre no podría ser más acertado, ya que ningún otro país ha logrado insertarse tan bien en la escena de la alta costura parisina desde que lo hicieran hace más de 30 años los japoneses.

En Líbano siempre ha habido una tradición de costura, donde muchas mujeres saben coser, bordar y acostumbran hacerse en casa sus propios vestidos. En toda la ciudad hay tiendas de géneros, modistas por doquier y muchas bordadoras con manos muy hábiles pues han heredado el oficio de sus madres y padres. Esta tradición es tan fuerte, que muchas casas de moda se mantuvieron abiertas incluso durante los 15 años de la dura guerra civil libanesa. Por ejemplo, la diseñadora Reem Acra, radicada en Nueva York, se crió entre telas, creando su primer diseño a los 7 años con un retazo de guipure de un vestido que se estaba haciendo su mamá. 

Otra razón del éxito de los diseñadores libaneses es el mercado árabe. Es bien sabido que la principal clientela de la Alta Costura parisina son las mujeres árabes. Con dinero a su disposición, y una larga lista de eventos, matrimonios que duran días y requieren varios cambios de vestuario, y un gusto creado por la opulencia, estas mujeres han mantenido viva a la Alta Costura hasta en sus peores momentos de crisis.
Por su lado, Zuhair Murad, cuyos diseños se caracterizan por el brillo que tanto asociamos al ornato mundo árabe, donde el dorado es prácticamente venerado, acostumbra vestir con sus luminosos vestidos a estrellas y cantantes de la farándula internacional y también a varias princesas árabes. Murad logró conquistar a Hollywood con sus intricados detalles y extravagantes vestidos que realzan a todas las mujeres que los llevan.


Rabih Kayrouz, otro diseñador libanes aclamado internacionalmente, trabajó años bajo el techo de la maison Dior, lo que le dio una enorme experiencia que sumada a la tradición libanesa a sus espaldas, fue una receta inmediata de éxito. Fue él quien acuñó el término “Nouvelle Couture”, siendo uno de los pioneros en la conjunción de la alta costura con el ready to wear. Además Kayrouz ayuda a promover a jóvenes talentos, con un proyecto denominado Starch, lanzado en el 2008 y que consiste en una boutique especial ubicada en el centro de la moda libanesa, que cada año aloja los diseños de un nuevo diseñador emergente y lo ayuda a surgir localmente para que puedan iniciar una carrera en el mundo de la moda. Además de vidriera y reputación (ya que es un premio muy cotizado), esta boutique les provee a los diseñadores de mucha experiencia en la gestión de sus marcas y locales.

Lara Khoury, una de las diseñadoras premiadas con el Starch hoy en día tiene tu propia línea de pret a coture. Como muchas de su generación, trabajó un tiempo para Elie Saab, quien es considerado todo un mecenas local de diseñadores y que también guió en sus inicios a Jabotian, a Sandra Mansour y a muchos otros jóvenes diseñadores. Los más jóvenes, como Khoury y Jabotian, tienen ya un estilo mucho más minimalista y vanguardista que sus predecesores. 

El diseñador Jabotian sostiene que fue la guerra lo que elevó el nivel de la moda local. La carencia, la represión, la necesidad de sobrevivir con nada, lo que hizo que de esta generación una tan tenaz y talentosa. Esto es totalmente factible. Muchos de los diseñadores más jóvenes, como Sandra Mansour quien se crió en Ginebra, y Karen Karam quien se formó en el Saint Martin’s de Londres antes de trabajar para Chloé, McQueen y Galliano, se vieron forzados a emigrar durante la guerra civil, viviendo años en otros países, abriendo sus mentes a otras culturas y uniendo mundos ajenos con sus propios universos cosmogónicos, creando algo absolutamente nuevo y fresco a su regreso.

Sin lugar a dudas, los diseñadores libaneses han elevado la barra de la tradicional magistral elegancia de la alta costura, trayendo aires renovados de oriente y una visión renovada de la elegancia. El pasado y el presente de Líbano ha sido y es un catalista de creatividad y gracias a la proyección internacional y al legado de figuras como Elie Saab y Zuhair Murad, seguiremos viendo mucho talento emergiendo de este país.



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