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miércoles, 14 de diciembre de 2016

CASUAL CHIC








El look casual es un arte difícil de manejar. Pocas son las Carolinas Herreras que logran  verse chiquerrimas con un labial rojo y una camisa blanca, las Jackie Os que se echan unas gafas enormes y un collarcito de perlas y pasan a la historia fashionista como iconos de estilo. 

Generar esa sensación de que te levantaste así, de que sos simplemente regia al natural y sin esfuerzo alguno es simplemente un arte difícil de dominar. Lo que más se podría asemejar a esta paradoja es la gracia que logran proyectar las bailarinas mientras  ponen todo su esfuerzo en dar vida a las piruetas, poses y saltos de su arte. Ellas saltan como condenadas, seguro la malla le hace un wedgie, el tutú le da urticaria, el calor de las luces les hace derretirse de calor y cada vez que saltan y caen en puntitas sobre sus dedos sienten que están caminando sobre clavos tras haberse tirado de un octavo piso, pero para el público…. Ellas levitan y flotan sin esfuerzo alguno. Las bailarinas del ballet representan la mejor explicación gráfica del término anglosajón “effortless chic” (o chic sin esfuerzo).

Pero como cualquier bailarina puede asegurar: no hay nada sin esfuerzo en su arte. Les aseguro que tampoco hay nada de effortless en el chic de muchas mujeres. Sencillamente no es fácil ser sencilla. Para algunas esta gracia natural es un don innato, pero para otras, es un arte dominado con pericia que lleva horas de acicalamiento y remojo en la peluquería hasta lograr el despeinado perfecto.

El pelo despeinado por lo general se ve atroz, por algo te venden el producto para generar el look despeinado. Porque si estar verdaderamente despeinada al natural fuera lindo no habría necesidad de comprar un producto especial. Simplemente nos levantaríamos a la mañana y voilá: pelo súper frizz, con súper rulos auténticamente enredados y grasita capilar matutina.  El verdadero bad hair day jamás se va a poner de moda chicas o sea que paren de delirar.

Un buen despeinado perfecto toma hoooras de práctica para lograr en la casa. Y muchas de nosotras dependemos de nuestro peluquero de cabecera para lograr el verdadero despeinado perfecto ya que a nosotras solo nos sale el despeinado simple o el bucle armado. Cuesta un montón encontrar ese término medio que no parezca de peluquería. Es tan difícil como dominar el punto justo del huevo poché ni muy muy, ni tan tan. Solo Alexis, Jorgito, y la Santa de Santa conocen el misterioso arte de despeinar sin despeinar. El común de las mortales solo logramos el look akashará.

¿Y el maquillaje natural? Las mujeres casualmente chic parecen que no conocen la palabra base, aunque en realidad llevan un sutil revoque tan bien logrado que parece su verdadera y magnífica piel besada por el sol. O sea que hasta cuando se maquillan parece que no están maquilladas, que solo se pusieron un labial y un rímel. ¿Y por nuestras latitudes? Meeeetale el contouring y la purpurina. ¿Porque lo que somos taaaaan Kardashians y taaan poco Kennedy? No sabemos luego ser discretas. Y el maquillaje es lo primero que nos pone en evidencia. 

Luego pasemos a la indumentaria. Una mujer casualmente chic se ve regia hasta de jeans y zapatillas. Nosotras, las vulgares mortales, parece que llevamos el “look supermercado” o el look “estaba demasiado kaigué para sacarme mi ropa de entrecasaa”. Y cuando nos ponemos zapatillas para vernos cool juuuusto se nos olvida de hacernos los pies. La mujer casualmente chic siempre tiene tiempo para acicalarse hasta las uñas del dedo gordo del pie. Nosotras… de alguna manera u otra, hasta cuando nos esmeramos la manicura no nos dura ni 24 horas, y por lo general tenemos las cutículas levantadas, las uñas picadas y el esmalte pelado y para cuando nos damos cuenta ya es tarde para enmendar la situación y terminamos cerrando los puños como un playmovil para tratar de disimular. 

La mujer casualmente chic es tan esplendida que hasta puede darse el lujo de ponerse un remera de algodón con una falda de seda y verse canchera. De repente en su cuerpo, el algodón y la seda se aman y hacen el amor. Nosotras, las mas casuales que chic cuando tratamos de imitarlas nos vemos ridículamente cachafaces y no vestidas para la ocasión. Ahí cuando queremos vernos cancheras es por lo general cuando mayores errores cometemos la que no nacimos con ese arte ni esos genes ni ese don de selección.  Es que el cancherismo chic no logrado puede ser un verdadero crímen de estilo. Una puede llegar a verse peor que una indigente desquiciada, con pinta de pordiosera, el pelo enmarañado, la cara lavada dejando a relucir cada una de nuestras manchas, arrugas y ojeras de cansancio. Es que muchas que tratan de ser “cancheras” no se dan cuenta de que en ese look desgarbado TODO está estudiado y trabajado.

Ser casualmente elegante es indiscutidamente un arte compleja y nada casual y simplemente NO hay atajos para lograrlo.



lunes, 25 de julio de 2016

SEGUIME.COM : LAS PERIPECIAS DE LA BLOGSFERA

















Estoy podrida de este mundo virtual de seguidores digitales.
En este preciso momento con muchísimo gusto terminaría con mi vida virtual
cometiendo flagrante suicidio digital con un CTRL+ALT+ DELETE contundente y
rotundo. Es que honestamente, nuestra vida digital en gran medida ha avasallado
nuestra vida real. Cada vez dedicamos más y más tiempo a administrar nuestras
redes sociales y menos a socializar. Cada día perdemos horas y horas observando
la vida de los otros mientras dejamos de prestar atención a los quienes nos
rodean en nuestras vidas. 




Y que nos deja esta excesiva preocupación por el social media. Nada más que una enorme
nube de pedos.  Vivimos consumiendo y generando
virtualidad pura. Pura fantasía para alimentar nuestro narcisismo ante la
mirada ajena. Pero en vez de generar la anhelada admiración, terminamos
avivando la envidia ajena. 




Instagram es un claro ejemplo del progresivo de cómo una red
social puede pasar de maravillosa a nefasta en un abrir y cerrar de ojos.
Quienes contaban con Instagram en sus inicios (allá por los remotos 2010)
aseguran de que era una aplicación que parecía destinada a exaltar y celebrar
la buena fotografía. De repente todos nos convertimos en fotógrafos de celular,
buscando sacar buenas tomas, encontrar el filtro correcto para hacerla ver más
cool y luego compartirla con nuestro pequeño y selecto grupo de amigos (el 90%
de ellos aficionados a la fotografía) y disfrutar de las deliciosas imágenes
que sus ojos iban captando. Pero de repente – SAS- las Kardashians descubrieron
Instagram y todo se fue a la miermier. 




De repente la calidad de las tomas pasó a un segundo plano y
lo único que parecía contar era la cantidad de seguidores. Las cuentas más
seguidas no eran las de mejor calidad, ni las más interesantes, ni las más
creativas. Nooo. Las reglas de instagram parecían de repente haber sido
cambiadas por otras redactadas en un mundo de existencia paralela en el cual
todo estaba al revés. En qué cabeza cabe que la persona más seguida después de
la cuenta de Instagram (oficialmente la cuenta más seguida de esta red social
con 168 millones de seguidores) sea SELENA GÓMEZ (WTF??) y que TOOODAS Y CADA
UNA DE LAS KARDASHIAN tengan más seguidores que MADONNA???!!! Como la reina del
pop va a ser desplazada en el reinado de las redes por una familia de
reverendas inútiles que además de ser chabacanas y grasas nadie entiende como
se hicieron famosas sin saber cantar, ni bailar, ni actuar….ni nada más que
sacarse selfies escotadas.  En este
siniestro mundo paralelo, Queen Madge solo tiene 7.3 millones de seguidores
(algo así como la población de Paraguay) frente a los 74.4 millones de
seguidores de Kim (algo así como la población de Alemania). #WATAHOLYMADONNAFAK
¡!! (Honestamente mi nivel de asombro solo es plausible de ser expresado vía
emoticones).




Luego ocurrió otro fenómeno aún más bizarro. De repente,
ante esta exposición brutal de mundos privados vía redes sociales, TODOS
empezaron a sentirse celebrities de sus propios reality shows y a comportarse
un poco como personajes mediáticos. Desde tu manicurista hasta tu sobrina
adolescente de repente empezaron a preocuparse más y más en construir una
audiencia de followers como si estuvieran jugando un juego de popularidad o
tenían que conquistar marcas como si fueran celebrities. Y métale posteo
ridículo tras posteo patético sacrificando su dignidad propia con el solo
objeto de tener más seguidores.




La otra vez  un amigo
me dijo algo muy cierto: Instagram mató a la fotografía. No solo nos hace sacar
fotos de baja resolución con filtros que las hacen parecer sacadas hace 20 años,
sino que también nos empuja a registrar las cosas más absolutamente banales de
nuestra existencia. Antes el revelado costaba tiempo y dinero. Uno no hacía
fotos por hacerlas nomás. Debía elegir cuidadosamente el sujeto, el fondo, la
pose, la situación. Se hacían fotos de viajes y eventos especiales, no de
platos de comida y tazas de café. Nadie le sacaba fotos a su plato de
ensalada!!!! Había que administrar bien el rollo de 36 tomas. Jamás de los
jamases un plato de ensalada iba a valer el esfuerzo tiempo /costo del proceso
de revelado.  Sacarle foto a unos pies
con paisaje, a tu look de un día cualquiera, a tus piernas de salchicha frente
a la playa, a un plato de café o a tu desayuno de cereal con el hashtag “#beFit”,
era algo inaudito que JAMAS iba a terminar enmarcado en un portarretratos. ¿Qué
nos regaló Instagram entonces? Pues el tener que bancarse la lenta y tediosa agonía
de la fotografía, una toma de ensalada a la vez. 




En el mundo de las redes plagadas de seguidores aparaecieron
de repente otros seres fenoménicos regidos por las leyes paralelas del universo
kardashian: los bloggers. Los primeros bloggers eran serios, y su fortaleza se
centraba en sus escritos con voces interesantes e independientes. Pero de
repente decidieron crearse cuentas en redes para amplificar su voz…. Y ahí
nuevamente todo se fue a la miermier. Ahora ya hay hasta bloggers que
oficialmente no tienen blogs sino solamente cuentas en instagram y que no hacen
literalmente nada más que posar por likes, y sacarle  fotos a su platos de ensalada, a sus maletas
o pasaportes cuando viajan, o reproducir hasta la lenta muerte cerebral de
todos sus seguidores un millón de fotos de ellas en la playa con frases
inspiradoras de todos los poetas muertos. 




Pero como no están muertas todas las neuronas digitales, se
ha acuñado un término para referirse a esta clase de bloggers vacíos de
contenido: egobloggers. No existe un término más apropiado para estos seres tan
detestables. Ellos representan el “#aquíEstoyYO con . Su mayor logro consiste
en vestirse de manera vistosa y acompañar sus selfies de frases inspiradoras
que dicen mucho pero en realidad no dicen nada y que al fin y al cabo no tienen
nada que ver con el selfie que se sacaron haciendo un duckface frente al
espejo. 




Imagínense la Insta escena: espejo de baño, duckface, selfie
y vestido vistoso verde limón y abajo una frase así: “Me encanta ser yo porque
soy un ser de luz. La vida me enseñó que quien quiere puede, y que más allá de
cualquier obstáculo social todo esfuerzo es recompensado porque no hay mal que
por bien no venga y cuando una puerta se cierra otra se abre para que le
pongamos al mal tiempo buena cara.” #TodoEsPorAlgo Imposible que a uno no se le
revuelva el estómago ante tanta cursilería junta googleada del refranero
español popular, cuando justo se olvidaron del único refrán que le iba a la
perfección a la foto: “aunque mona se vista de seda mona queda.”




Entre egobloggers y filósofos de la pacotilla digital no
deja de sorprenderme la cantidad de seguidores de muchos de estos especímenes.
Francamente es en muchos casos hasta sospechosa. Si se trata de personajes
mediaticos uno entiende, pero de repente aparece cada personaje de la nada y
SAS: 35K de seguidores  de la noche a la
mañana y TA-DAAAAAAA!  Te dejan como Kim
a Madge hablando pavadas con tu following de Mil’í.  Pero a la hora de la verdad en estos casos, lo
más probable es que se compró todos sus seguidores y tus 1K seguidores realesy
orgánicos  siempre van a ser más relevantes
que los 100K fantasmitas adquiridos onda @huanpotkoswag de Sri Lanka. Y como
todos los que admiramos a MADONNA por sobre todas las #Kardashian/Jenners del
Universo Digital, les comparto este HASHTAG #JUSTSAYING #FYI
#LaCalidadSiempreSuperaALaCantidad.  



LA MODA EN LAS REDES SOCIALES




Actualmente en el mundo de la moda hay una tendencia que supera a todas las demás tendencias: el encantamiento con las redes sociales.  Desde hace un par de años, las grandes marcas se han declarado las fans principales de las redes, creando cuentas, alianzas, posteos y reposteos con cuanta nueva aplicación digital va surgiendo. Ni bien empieza a popularizarse una red, las marcas de moda no tardan en posicionarse firmemente en ellas.

Todo diseñador de moda asegura que la moda (y principalmente el lujo) es una experiencia. Esto es lo que hace que el consumidor se sienta tan a la última, tan trendy, tan sofisticado y seguro de sí y lo que eventualmente lo termina invitando a comprar más… y más. Es muy difícil replicar la experiencia de tienda online. Cuando uno entra a una tienda, todo, desde la ambientación, hasta la música de fondo, la atención y la exhibición de las prendas están creadas y dispuestas como para transmitir un concepto y una identidad de marca y finalmente generar una experiencia en el consumidor. Mas los diseñadores (o más bien los expertos en marketing detrás de cada marca) se han dado cuenta de que las redes sociales son fantásticas para reproducir la experiencia de otros como un canal comunicador del lifestyle muy útil para generar toda una fantasía aspiracional digital que se adecua a la perfección a sus estrategias de marketing y publicidad.

Es increíble como las redes sociales han revolucionado el mundo de la comunicación y la publicidad. Hoy muchas marcas están más enfocadas en captar seguidores online y likes antes que publicar campañas en papel. El mundo de la comunicación instantánea -y efímera- parece adecuarse maravillosamente al siempre cambiante mundo de la moda, en el cual las tendencias se desechan cada seis meses bajo el encanto de la nueva colección. En el mundo del fast fashion el vínculo moda/socialmedia es aún más estrecho.

El primer vínculo de la moda se dio gracias a los primeros blogs de moda que aparecen a inicios del 2000: Bryan Boy (2004), Scott Schuman de The Sartorialist (2005), Susie Bubble de StyleBubble (2006), Garance Doré(2007) y Tavi Gevinson de StyleRookie (2008). Ellos fueron los primeros en captar la atención de los internautas en primer lugar y posteriormente los editores de moda y medios especializados quienes empezaron a escribir sobre este nuevo fenómeno. Las marcas no tardaron en caer rendidas a los encantos de estos nuevos “influenciadores” de la era digital que abrieron camino a otros bloggers de aparición aún más reciente fórmulas aún más exitosas como Olivia Palermo, Chiara Ferragni  y Camila Coelho.
Los fashion Bloggers hoy son los líderes indiscutidos de la comunicación de la moda. Las marcas no solo les usan para probar y comentar sus productos, sino también crean alianzas con ellos pagándolos para que se vistan de sus marcas, asistan a sus desfiles y hasta promocionen sus productos en sus cuentas digitales. Estas relaciones se han probado sumamente redituables para las marcas de lujo en tiempos de crisis.

Pero fueron las redes, y no los blogs lo que verdaderamente revolucionaron el vínculo moda/social media. Si bien hoy resulta imposible imaginarnos un mundo anterior a ellas, debemos recordar que la más veterana de las redes reinantes hoy en día, Facebook, lleva tan solo 12 años en el ciberespacio, en este cortísimo tiempo de reinado las redes sociales  han cambiado nuestra manera de comunicarnos, negociar y consumir. Yout tube hizo su aparición en 2005, Twitter en 2006, Instagram en 2010 y Snapchat en 2011. A pesar de su reciente aparición, su impacto en nuestro cotidiano ha sido masivo.  Sin lugar a dudas, el mayor propulsor de su meteórico ascenso fue la telefonía móvil.  Su impacto no hubiese sido el mismo sin la facilidad con que estos canales se integraron a nuestros celulares. De repente Facebook estaba en el celular, y los chats fueron dando espacio a las fotografías y videos (cada vez de mayor calidad) y el internet (de cada vez mayor velocidad) que facilitaban la conexión y la difusión de nuestros posteos. 

La moda captó muy rápido esta tendencia y se subió a la ola en el momento justo. Hoy en día la mayoría de las marcas de moda tienen una presencia firme en Facebook e Instagram que operan como importantísimas plataformas de su comunicación visual e institucional. Algunas marcas de moda han ido aún más allá, demostrando agudeza, innovación y creatividad a la hora de emplear estas plataformas de una manera divertida y diferente. Un Ejemplo reciente fue cuando el desfile Otoño Invierno 2015 de Valentino fue intervenido por Derek Zoolander y Hansel McDonald via Snapchat, quienes viralmente sorprendieron al público presente y al digital irrumpiendo en la pasarela como modelos del cierre. Esta fue una brutal e ingeniosa estrategia de comunicación con dos aristas, promocionar el regreso de la película del súper modelo Zoolander  a la gran pantalla y viralizar la transmisión del desfile de Valentino. Ambos objetivos se lograron fabulosamente. Check. Check. 

Conscientes de que los editores de moda y periodistas especializados (y por supuesto los bloggers) de la primera fila y ano usan libretas, sino dispositivos móviles y que compartir también es la tendencia en el sector de la moda, las cabezas de Valentino decidieron prestar su solemne pasarela de Alta Costura a la jocosa intervención de dos comediantes. El resultado fue un plan de marketing perfecto, pero que hubiera sido inaudito menos de 10 años atrás. Muchos aún recordarán que cuando  Sacha Baron Coen hizo lo mismo en el 2008 durante el desfile de Agatha Ruíz de la Prada para su comedia “Bruno”, una alianza marketinera era tan improbable, que su irrupción fue vista como un boicot y el actor terminó preso. Ocho años después, el cierre orquestado de los comediantes generó más de 20.000 twits convirtiéndose en trending topic mundial. Además se aliaron con Jerome Jarre, una estrella de la red social de videos cortos Vine, con más de 7 milloens de seguidores por entonces, a quien Derek Zoolander roba el móvil (parte del guión) y minutos después del supuesto robo Jarre publica en su cuenta de Snapchat (enfocado a los milenials) un video que se vuelve viral en minutos y para completar el círculo, hasta la mismísima Anna Wintour se confabula con los comediantes protagonizando unos breves videos en el backstage y posando para selfies con los actores. Todo por unos cuantos cientos de miles de likes. 



Las redes sociales se han convertido en canales valiosos para hacer más accesible el selecto mundo de la alta moda. A través de ellos los consumidores conocen y se vinculan con el producto, sintiéndolo aún más cerca y a la mano. Los “influencers” digitales (como se denomina actualmente a los bloggers y celebridades con millones de seguidores) completan el cuadro aumentando el deseo y asociando su estilo personal y su aura artística a determinados productos, volviéndolos aún más deseados entre sus seguidores. 

Los diseñadores también se han largado a las redes sociales. Ya son pocos quienes dejan sus cuentas personales en manos de anónimos e institucionales “community managers”, los más audaces y amigados con las redes se han dado cuenta que al manejar ellos mismos sus cuentas su éxito digital es mayor. El consumidor digital lo siente más cercano, y la posibilidad de interactuar con los diseñadores aumenta el encanto de seguirlo. Muchos diseñadores muestran escenas de su cotidiano, dan consejos y a veces hasta contestan a seguidores en sus cuentas conectándose así con consumidores y seguidores quienes disfrutan ver el mundo del backstage de las pasarelas, tener un vistazo de su día a día y del detrás de escena de la industria de la moda. Mostrando el lado humano de un gigante imperio de la moda, se reafirman vínculos y se logra fidelizar el aprecio que el seguidor siente por la marca.

Ya sea que las compañías apunten a aumentar el pasión por sus marcas o la lealtad de sus consumidores, o simplemente promover su última colección, queda muy claro que la pasarela contemporánea es una pasarela digital que transita a un veloz paso por las redes sociales, cambiando de plataforma cada tanto (de facebook a Twitter, de Twitter a Instagram, de Instagram a Snapchat y de Snapchat a Periscope) pero siempre a un paso muy firme.

TENDENCIAS MASCULINAS PARA ESTE INVIERNO 2016



Este invierno, las tendencias de pasarela proponen un look bien estiloso y mucho más arriesgado para el hombre. Pieles, estampados, terciopelos y hasta insólitas estampas de leopardo vienen a sacudir el guardarropa masculino para traer ventarrones de cambio en  el look masculino para los meses fríos del año.

Neo Setentas: El revival de la moda de los años `70s una de las principales tendencias de la temporada. Los principales propulsores de esta tendencia fueron Alessandro Michele de Gucci y Heidi Slimane (en su colección de despedida de Saint Laurent). La paleta de esta tendencia se apoya en tonos bordeaux y marrones con muchos estampados gráficos. Los géneros van del terciopelo al corderoy. La tendencia propone un look rebelde y algo nostálgico como el que ostentaban los rockeros de los setentas.



Oxford: de la tendencia anterior se desprende el regreso de los típicos pantalones de los setentas: los pantalones Oxford o pata de elefante. La tendencia es la de ir dejando de lado gradualmente los pantalones chupines e ir cada vez más hacia pantalones más holgados y sueltos.




La polera: esta tendencia también se desprende del look años setenta. Las poleras eran muy populares en esa época. Se las llevaban solas o acompañadas de sacos (como alternativa a la camisa). También se verán muchos sweaters con cuello alto. Estas prendas son muy versátiles y se adecuan a la perfección a estilismos setentosos, como también a looks más clásicos y minimalistas, como los propuestos por Lanvin, Maison Martin Margiela y J.W. Anderson. Ya sea en lana o algodón, de punto grueso o fino, en colores neutros o estampadas, las poleras y sweaters con cuello alto serán el accesorio favorito de la temporada.



Pantalones de cuero: el invierno es la temporada ideal para lucir estos estilosos pantalones que agregan un toque de rebeldía a cualquier look. Esta temporada se los vio más que de costumbre en las pasarelas, haciendo apariciones en las pasarelas de: Hermés (donde nunca falta en sus versiones más clásicas y delicadas) y en su versión más rock y net en Ann Demeulemeester y Saint Laurent.




La paleta: esta temporada hay dos colores claves: el malbec (o bordeaux) y el marrón. Del malbec ya venimos hablando mucho desde la última entrega de tendencias por lo que prefiero darle más énfasis a la tendencia de color que se apoya en los grises cromáticos o marrones. Toda la amplia gama de esta tonalidad teñirá todo tipo de prenda  masculina, desde accesorios, pasando por sweaters, camperas y camisas hasta sacos y trajes. El marrón es un color que también se usó mucho en los setentas, por lo que no es de extrañar que haya aparecido con tanta fuerza esta temporada.



Terciopelo: este es otro de los géneros característicos del invierno. La pana y el terciopelo, darán ese toque bohemio y nostálgico que se adecua tan bien al look años 70. Ta sea en sacos o pantalones, el terciopelo no dejará de esetar presente con su lujosa y suave elegancia. Se lo vio en Fendi, Bottega Veneta, Armani, Saint Laurent y Alexander McQueen presentó un traje de terciopelo que era verdaderamente una obra maestra.




Ponchos y capas: tanto en hombres como mujeres, los ponchos y capas serán el statement ítem. Abrigarse, pero con onda, no es fácil hay que elegir muy bien estos complementos para no parecer que les costó un chiqui despertarse por la mañana y decidieron salir con la frazada a cuestas. Para quienes no se animan al volumen de los ponchos pueden optar por bufandas anchas, que también serán una importante tendencia esta temporada, como puede verse en las pasarelas de Burberry y 3.1 Phillip Lim.



Estampas de leopardo: el animal print ya es de por sí un terreno peligroso en la indumentaria femenina, imagínense lo difícil que es llevarlo apropiadamente en la indumentaria masculina. Al comienzo me hacía bastante ruído esta tendencia, pero al ver las propuestas de Saint Laurent me empezó a gustar más. En realidad es bueno que al fin se proponga una estampa diferente a los habituales cuadros y camouflage para la indumentaria masculina. Esta tendencia es bien arriesgada y salvaje, apta solo para temerarios que desean aventurarse a nuevos territorios de la moda. La propuesta viene tanto en sus versiones tradicionales, como en tonalidades más neutras como el verde oliva, Khaki y gris. Calvin Klein por ejemplo presentó un tapado de leopardo gris oscuro con negro tan discreto que hasta podría perfectamente llevarse a la oficina.