martes, 26 de julio de 2011

Emmanuel Fretes Roy: Animarse a Más



Cuando vi por primera vez un cuadro de Emmanuel Fretes Roy quedé literalmente con la boca abierta. Fue en el año 2008 en la Galería Fábrica donde estaba exhibida una obra que había presentado al Premio Matisse, y con la cual había obtenido la primera mención. Era un lienzo de grandes dimensiones que retrataba páginas y textos del Kabichuí. Su técnica era impactante. Uno literalmente se sentía tentado a ojear las páginas de aquel antiguo diario retratado. Al indagar sobre el artista en la galería y enterarme que era autodidacta quedé aún más impresionada. Un tiempo después fui a una muestra suya en la misma galería y cuadro tras cuadro quedaba más y más fascinada por el gran talento de este joven artista

En sus lienzos manipula los pedazos de nuestra imaginería colectiva a través de recursos pictóricos que cargan a su obra de contenidos que van más allá de lo meramente representativo o figurativo. A través del hiperrealismo, Fretes nos lleva a rememorar las heridas de nuestro pasado, nuestra herencia cultural y nuestra historia.

Sobre su obra, el crítico Carlos Sosa escribe: “Aunque la obra de Fretes fácilmente puede identificarse con algún timbre academicista, no es menos cierto que el lenguaje sincero y auténtico del conjunto de su trabajo le confiere el significado y el valor que corresponden a la experimentación y búsqueda de lo auténtico en los ajetreos inestables y complejos del arte de nuestros días.”

La historia de Emmanuel Fretes Roy es muy particular. Su padre tenía una empresa de carteles publicitarios y fue quien lo encaminó hacia la pintura. Si bien su padre no era un artista propiamente dicho, se puede afirmar que tuvo una vocación pictórica que supo transmitir a su hijo. Su padre tenía un cargo administrativo en PARESA. Al lado de su escritorio pintaban todos los carteles de Coca Cola. Un buen día decidió dejar su trabajo fijo para perseguir su sueño de pintar aquellos carteles. Por suerte la arriesgada decisión le resultó bien y pudo dedicarse el resto de su vida a pintar carteles, obteniendo los mayores trabajos en cartelería de Coca Cola. A los doce años el pequeño Emmanuel empezó a ayudarlo pintando carteles para él. Al comienzo esto era solo una diversión y no lo veía como una profesión, ni siquiera como una vocación.

El sueño de Emmanuel era ser arquitecto. Pero por su situación familiar no tuvo el apoyo necesario para seguir la carrera. Su padre ya había muerto y su madre, con seis hijos a su cargo, no le podía ayudar a solventar sus estudios. Como los horarios de la facultad no le permitían trabajar para pagarse la carrera, tuvo que buscar otra profesión que le permitiera tener ingresos y a la vez expresar su lado artístico y la encontró en la pintura.


Así, al terminar el colegio empezó un taller con Olga Blinder. Quienes tuvieron la oportunidad de tener a Olga como maestra conocen lo exigente que era con sus alumnos y a pesar de su talento Emmanuel no fue la excepción a esta regla. “Una vez me hizo llorar. De hecho, lloré varios días pero mirando atrás creo que me sirvió para aprender mi lección. Yo tenía 19 o 20 años y como pintaba desde los 12 me creía ya el gran pintor. ¡Con decirte que su clase hasta me parecía aburrida! Ella me pidió que le llevara algún cuadro de lo que yo había hecho anteriormente. Al llevárselo, lo miró y lo tiró directamente al basurero. Cuando intenté recogerlo (bastante indignado como es de esperar), me levantó el dedo índice, me miró fijo y me dijo: “No. Dejalo allí. Ese es su lugar.” ¡Lloré de rabia! Pero esta reacción suya me motivó para mejorarme, para que le gustara mi trabajo. Creo que buscando su aprobación fui mejorando cada vez más.” Por suerte el esfuerzo rindió frutos. Ella vio su talento y lo llevó a la Galería Técnica a que mostrara mis trabajos, los aceptaron y así empezó a trabajar pintando óleos para ellos.

El conocer a Olga fue clave para que creciera como pintor. Ella lo inspiró a que buscara perfeccionarse más e ir más allá de cartelería. Luego tomó varios talleres con Hernán Miranda, Félix Toranzos, Sebastián Díaz, Edith Jiménez y Carlos Spatuzza. En el 2003 Olga lo alentó a que se inscribiera al ISA (Instituto Superior de Arte), pero como en ese entonces ya vivía solo, pagándose a duras penas un alquiler, Emmanuel era consciente de que tenía que pintar y trabajar para subsistir. Era o estudiar o pintar y decidió seguir pintando.

A través de Ticio Escobar, Emmanuel Fretes contactó a Osvaldo Salerno, otra figura clave en su desarrollo como artista. “Lo contacté para que escribiera una reseña de una exposición que estaba preparando. Desde entonces se interesó en mi obra y me ha estado ayudando como curador de la misma.”

Al respecto de la relación curatorial con Osvaldo Salerno, Fretes agrega: “Como soy muy prolijo, ordenado y estructurado en mi trabajo me cuesta mucho soltarme. Osvaldo me sacó el temor que tenía a experimentar, animándome a probar cosas nuevas. Él me dijo: “No le tengas miedo al arte.” Me ayudó a soltarme más. Él nunca me dijo hacé esto o hacé aquello. Yo le planteo mis ideas y él me guía y me orienta para materializarlas y considero que es muy enriquecedor trabajar de esta manera.”

Fue Osvaldo Salerno quien lo alentó a presentarse al Premio Matisse del  2008. “Lo hice sin ánimo, porque para serte honesto no me sentía a nivel de concursar tenía miedo de desilusionarme si es que no me nominaban con una mención o algo. El Matisse contaba con un antecedente: ninguna pintura ha salido muy alto. Pero como Osvaldo Salerno me insistió mucho me animé. Los cuadros que presenté los hice  unas semanas antes del día  de entrega, por suerte y a sorpresa mía, obtuve con ellos el segundo lugar.” Al año siguiente se volvió a presentar ya más seguro de su obra y dispuesto a ganar. “Mi intensión era ganar. Si sacaba el segundo premio quería decir que seguía al mismo nivel y si sacaba el tercero que había bajado mi nivel, por lo que esta vez me preparé siete meses y obtuve lo que fui a obtener: el Primer Premio. Estuve emocionado durante una semana, ya que para mí es el premio más importante del país.”

Tras ganar el Matisse tuvo la oportunidad de viajar este año a París, donde pudo exhibir su obra y a la vez conocer de cerca la obra de los grandes maestros que siempre admiró. “Fue una experiencia enriquecedora en el aprendizaje y el respeto al momento de tomar la paleta y el pincel. Como soy una persona que aprende mirando te puedo decir que me recorri todos los museos y aprendí muchísimo. En el Louvre me quedaba embobado observando los retratos uno por uno, detalle por detalle, cada trazo dejado por los pinceles de los artistas.”

A pesar de los importantes premios que recibió en nuestro país, Emmanuel Fretes Roy sigue apuntando a más. “Yo creo que en la vida siempre hay que fijarse metas. Me propuse ganar el Matisse y lo logré. Ahora tengo otra. Quiero presentarme al “Concurso de las Pintura Figurativa de la Fundació de les Arts i els Artistes de Barcelona" dentro de 8 años.

Actualmente Emmanuel Fretes Roy se encuentra preparando la muestra que presentará en la Galería de Arte Fábrica a mediados de Agosto de este año. Se trata de la muestra “Plata Yvyvy o 1800”.


Tom y Jerry: Persecuciones Musicalizadas & All That Jazz




No suelo hablar mucho de mi vida personal en esta columna. Pero creo que mi relación con Tom y Jerry amerita hacer una excepción, porque mi vínculo con ellos es seguro similar al que muchos de ustedes tienen. En lo personal, además de admirarlos enormemente, creo que tengo mucho que agradecerles.

Como digna diva que soy, seguro estarán boquiabiertos al leer estas líneas. Se habrán imaginado que alguien como yo tendría un dúo de ídolos más refinados como: Sartre & Beauvoir, Jekyll & Hyde, Gala y Picasso, Frida y Diego, Dolce y Gabbana, Bergdorf & Goodman, Napoleón y Josefina,  Kurt y Courtney, Bonnie y Clyde, Romeo y Julieta, Truffaut y Ardant, Bogart y Baccall, Cher y Bono, Gainsbourg y Bardot, Ari y Jackie, Gracia y Raniero, o Kate y William. Pero para serles sincera, entre todos ellos me quedo con Tom y Jerry.

Tom & Jerry es sin lugar a dudas el dibujito que más marcó mi infancia. Obviamente yo en ese momento aún no lo sabía. Su influencia fue silenciosa y sutil y sólo con los años pude percatarme de todo lo que había aprendido viendo sus incesantes persecuciones.

En primer lugar aprendí que los zapatos dicen mucho sobre quien los lleva. A veces basta sólo con mirarlos para saber con quién se está hablando. En “Tom & Jerry” para identificar a un ser humano bastaba con mostrar sus piernas y sus zapatos. Sin siquiera ver su rostro ya podíamos intuir si la persona en cuestión era una diosa seductora por sus tacones y piernas torneadas de sinuoso andar; un ejecutivo atareado por sus mocasines negros lustrados y el inconfundible traje gris; una diosa doméstica por su falda cincuentosa y cómodos zapatos de punta redonda o la siempre hacendosa y mandona Mammy por sus inconfundibles pantuflas coloradas.

Otra lección importante fue comprender que las persecuciones, por más intensas que sean, nunca llevan a nada. Jugar a ser Tom en la vida real, persiguiendo ya sea a tu némesis en búsqueda de venganza, o a tu interés amoroso buscando conquistar su amor no correspondido, suele tener resultados previsiblemente catastróficos. Jugar al gato y al ratón también puede resultar altamente patético de observar.

Por supuesto que de sus persecuciones no sólo aprendí a evitarlas a toda costa, sino también que el ingenio siempre vence a la fuerza bruta. Jerry fue un excelente maestro a la hora de instruirme sobre como eludir a personajes nefastos que atentaban contra mi integridad física y emocional. Gracias a sus lecciones, pude aprender que a pesar de tener todas las de perder, con un poco de astucia, podemos esperar el momento adecuado para darle una buena y merecida patada en el trasero a aquellas personas nefastas que alteran nuestra existencia.

Además, la peculiar relación de amor y odio entre Tom & Jerry innegablemente fue altamente instructiva. Todos tenemos en nuestras vidas ya sea una pareja, un familiar, amigo, o conocido que toma la mala costumbre de molestarnos constantemente, tirándonos bombitas hasta sacarnos de quicio, convirtiéndose en el principal antagonista de nuestro día a día. Gracias a esta relación animada comprendí que  juegan el papel del gato Tom en nuestra vida, lo juegan simplemente porque no pueden ir contra su naturaleza, por lo que hay que comprenderlos y aprender a vivir con ellos.

Pero sin lugar a dudas, por lo que más agradecida les estoy a estos adorables dibujitos de mi infancia, es por haberme introducido al maravilloso mundo del jazz. A la hora de buscar la banda sonora de mi vida, siempre encuentro en este estilo musical el acompañamiento ideal para mi existencia.

jueves, 21 de julio de 2011

RICCARDO TISCI: El Mago de Givenchy


Este nuevo prodigio de la moda nació en Taranto, Italia en 1974 y desde que se graduó del Central Saint Martins de Londres en 1999 trabajó para una sucesión de marcas como Puma Missoni, y Coccapani hasta firmar un contrato de tres años con Ruffo Research, marca que lanzó la carrera de varios diseñadores como Sophia Kokosalaki. Al finalizar este contrato en 2004, Tisci tomó una decisión que marcaría su carrera, la de lanzar en Fashion Week de Milán una colección con su nombre aún siendo prácticamente un desconocido en el mundo de la moda. Esta colección muy atrevida pues jugaba con elementos de la iconografía católica cautivó a la prensa especializada y al poco tiempo fue convocado por Givenchy, convirtiéndose en el 2005 en el Director Creativo de las líneas femeninas de pret a porter y alta costura.

Cuentan que el joven diseñador casi rechazó la propuesta, pues su meta era concentrarse en su propia línea. Pero como su familia estaba atravesando un revés económico que había empujado a su madre a tomar la decisión de vender su casa, el joven diseñador decidió aceptar la propuesta multimillonaria para ayudar a su familia.

El debut de Tisci para la maison Givenchy fue uno de los más significativos del 2005. En esta colección supo combinar la clásica elegancia de la casa con detalles audaces y modernos. Tras el show, Carine Roitfeld, la editora del Vogue parisino, fijó una cita con él para que le confeccionara un vestido de gran soirée, que sería el primero de muchos. Desde entonces ha apoyado al diseñador, mostrándose como una gran entusiasta de sus diseños.

Tisci rompió la mala racha que venía atravesando la famosa casa de moda. A pesar de que la marca Givenchy había intentado reinventarse contratando a talentosos diseñadores como John Galliano, Alexander McQueen y Julien Macdonald, todos habían fracasado. Sin embargo, los diseños de Tisci tuvieron un enorme éxito crítico y comercial, sobre todo en la línea de alta costura. Cuando el diseñador llegó a Givenchy, la división sólo tenía 5 clientes. Al año ya sumaban 29. Con sólo 30 años, Tisci logró conectarse con la generación más joven con su estilo moderno y romántico volviendo nuevamente trendy a la vieja casa de moda, reviviéndola y restaurando su antigua gloria inyectando una alta dosis de energía y modernidad. En una entrevista el diseñador aclaró: “Estoy escribiendo mi propio código para Givenchy sin destruir su historia.”

El 2008 sería un año muy especial para Tisci. No sólo la casa le confió las divisiones masculinas, sino también fue invitado como curador de la edición número 8 del prestigioso A Magazine. Madonna lo convocó para que diseñara su vestuario del “Sticky & Sweet Tour”. Por él, la camaleónica reina del pop abandonó a sus diseñadores fetiches Jean Paul Gaultier y Dolce & Gabbana. Desde entonces ha diseñado conjuntos para la cantante para que lo luzca tanto sobre como fuera del escenario. Entre las numerosas estrellas que lo prefieren se encuentran Liv Tyler, Cate Blanchet y Gwyneth Paltrow.

Su estilo es catalogado por muchos como gótico, una descripción con la que el diseñador no se encuentra totalmente de acuerdo, considerándose a sí mismo más romántico que gótico. Al respecto aclaró: “Mi manera de mostrar es muy melancólica. La gente me llama diseñador gótico, pero yo no me veo así. Yo amo el romanticismo y la sensualidad; tal vez, porque vengo de una familia con ocho hermanas. También soy una persona muy emotiva. Me gusta el negro, me gusta el blanco. Nunca lo que está en el medio.”

Si bien en sus colecciones abundan detalles oscuros, a la vez exudan una elegancia moderna, contemporánea y romántica. Sus diseños cuentan historias cargadas de un romanticismo oscuro, con cortes afilados y contraposiciones de luz y oscuridad uniéndose en armonía para generar una silueta contemporánea. Riccardo Tisci también juega con la mezcla de códigos masculinos y femeninos proponiendo una sensualidad andrógina con una estética en la que convergen reminiscencias románticas con líneas suaves, femeninas y delicadas con una modernidad imaginativa y sorprendente.

En cada colección se percibe el eco del lujo, cuando Tisci combina audazmente texturas exóticas con formas clásicas, impecable sastrería con géneros inesperados y drapeados delicados con accesorios impactantes. Sus colecciones de alta costura son las más esperadas de cada temporada, gracias a su acercamiento dramático y nada convencional a la tradición de la alta costura. Para su última colección de alta costura, se inspiró en el mundo japonés, especialmente en el fallecido bailarín de Butho, Kazuo Ohno. El público fue sorprendido con el intricado trabajo de cada pieza, la impecable terminación y los originales diseños con elementos nipones, kimonos, dibujos propios de la estampa japonesa como gruyas y tocados inspirados en los robots japoneses de las películas de serie B de loa años cincuenta. Los vestidos, todos tonos blancos y claros, estaban adornados en la espalda con pliegues de origami hechos en cuero de colores vibrantes y llamativos como el amarillo neón y el fucsia. 

El diseñador asegura que su proceso creativo es muy intenso. Si bien investiga mucho, asegura que su acercamiento siempre es emocional: “Mi trabajo en Givenchy se basa en la emoción, no en la reinterpretación”. Asegura además que se nutre de sus viajes, amigos y familia para expresar su visión y acostumbra escuchar Iron Maiden mientras diseña.
En sus últimas colecciones masculinas para Givenchy se propuso reinventar al hombre Givenchy como un hombre latino. “El hombre Givenchy es un hombre latino. Es quien soy también. Puede sonar extraño para una casa francesa, pero hay algo en el corazón de los latinos que yo amo. Y luego está el fuerte lenguaje corporal. El hombre latino es orgulloso y masculino, aunque no tiene miedo de mostrar facetas femeninas a la hora de vestir.” De hecho, el casting de sus desfiles masculinos es notorio, puesto que en un mundo de modelos extremadamente flacos, delicados y de aspecto andrógino y frágil, selecciona modelos fuertes, rudos y fornidos. Para su última colección masculina se inspiró en el encuentro del streetwear de L.A. y la elegancia europea. Asegura que diseñar para hombres es todo un desafío ya que llegar a algo que sea nuevo, sobresalga y al mismo tiempo sea ponible es especialmente difícil en la moda masculina.
Riccardo Tisci se ha coronado como el mago que fue capaz de reflotar Givenchy; aunque desde el reciente despido de John Galliano, es altamente probable que continúe haciendo su magia pero al frente de Dior, pues se rumorea que es uno de los candidatos para sustituir a Galliano en ésta casa francesa.

Historia de los gemelos



Los gemelos a los que nos referimos, no son aquellos hermanos idénticos, sino unos botones ornamentales usados para cerrar los puños de las camisas. Los gemelos se usan con camisas de doble puño o puño francés. Estos puños, en lugar de tener un botón en un lado y un ojal en el otro, tienen dos ojales a través de los cuales se introduce el gemelo que sirve de elemento de unión. Los gemelos no son de uso común. Estos botones glamorosos están reservados a las camisas de vestir más elegantes, de uso obligatorio para algunas prendas de ceremonia como el frac o el smoking.

Los gemelos, como indica su nombre, están compuestos de dos partes iguales, con una parte generalmente en forma de disco y un pasador posterior. La pieza frontal puede adoptar diversas formas y ser de los más variados materiales, incluso de oro o piedras preciosas que pueden convertir los gemelos en auténticas joyas. Los más elegantes, suelen hacer grabar su monograma en ellos.

Aunque les cueste creerlo, estos elegantes botones, en realidad preceden a la prenda a la que tradicionalmente ornamentan. Antiguos jeroglíficos hallados en la tumba de Tutankamón atestiguan su uso en pulseras de cuero. Sin embargo, los gemelos tal y como los conocemos hoy, hacen su aparición recién a mediados del siglo XVIII. Antes de que aparecieran, los botones eran meramente decorativos, pues las prendas se abrochaban con ganchos, cintas y tiras. En el siglo XIII los sastres empiezan a dar uso práctico a los botones, usándolos para abrochar las prendas.

El predecesor de los gemelos fueron las cintas de seda que a fines del siglo XVII se pusieron de moda en la forma de moños en los puños de las camisas. Para este fin las camisas se hacían con dos ojales a través de los cuales se hacía pasar la cinta para luego anudarla, ajustando con ella el puño de la camisa y ornamentando el pulso de su portador con un extravagante moño.

El uso de los gemelos se puso de moda en la corte del rey Louis XIV, quien ostentaba toda una colección de boutons de manchette o “botones de manga” como se los llamaba por ese entonces. Éstos consistían en dos botones unidos por una corta cadenilla que se hacían pasar por los ojales. Los gemelos de esta época eran bastante llamativos, hechos a mano con los más preciosos metales y ornamentados con piedras preciosas como diamantes y rubíes. Los joyeros empezaron a grabarlos con monogramas y darles las formas más rebuscadas, incluso se fabricaban gemelos hechos enteramente en cristales de roca. Como eran joyas, no cualquiera podía acceder a tenerlos y su uso estaba reservado para la aristocracia y las clases más pudientes. Los aristócratas conmemoraban sus bodas y otras ocasiones especiales con ellos, incluyendo en los gemelos retratos en miniatura esmaltados o grabados en cuarzo. Incluso cuando moría un ser querido, muchos llevaban un pequeñísimo mechón de su cabello dentro del vidrio de sus gemelos como señal de luto. 

Hasta bien entrado el siglo XIX, el uso de gemelos se convirtió en el sello de todo caballero. Fueron especialmente populares entre los abogados y juristas ingleses, pues los estrictos códigos de vestimenta a los que estaban sujetos no les permitían darse muchos gustos extravagantes a la hora de vestir y así encontraron en los pequeños gemelos de sus camisas, una manera discreta para expresar su buen gusto. Así los gemelos se convirtieron en el accesorio más sofisticado del placar masculino.

Con la revolución industrial el uso de los gemelos se popularizó y extendió a todas las clases sociales, ya que la producción en serie y el empleo de nuevos materiales en su fabricación, como las piedras de bisutería, esmaltes, aleaciones de metal y los baños en oro, los hizo más económicos y accesibles. En la época victoriana el uso de gemelos estaba tan difuso que eran esenciales en el vestuario de todo caballero. 

Los gemelos aún no habían alcanzado su forma moderna y se seguían fabricando de la misma manera desde hacía siglos: dos botones unidos por una cadenilla. Afortunadamente a inicios del siglo XX la creación de los gemelos unidos por vástagos los hizo más prácticos y fáciles de colocar, agilizando la vestimenta de muchos caballeros.

A inicios del siglo XX era de muy buen gusto regalar gemelos. La Emperatriz rusa Maria Feodorovna acostumbraba regalar gemelos esmaltados fabricados por su joyero de cabecera, Fabergé. Los gemelos regalados por Wallis Simpson a su esposo Eduardo VII se vendieron en 1987 en una subasta, alcanzando la sideral suma de 440,000 USD! 

En la década del 70 los gemelos cayeron en desuso, dando lugar a las más prácticas camisas con botones fijos. Pero esto no desalentó a las joyerías como Tiffany, Cartier y Montblanc, quienes siguen fabricando hasta hoy en día estos clásicos y elegantes accesorios masculinos que sin lugar a dudas, ¡nunca van a pasar de moda!

Hoy en día se pueden encontrar gemelos en todas las formas y materiales, desde plata, oro, seda, madre perla, platino y hasta madera.  Los gemelos son, sin lugar a dudas, un detalle de elegancia que nos habla de sofisticación e individualidad. Los gemelos constituyen el complemento ideal para lucir impecables en una noche de gala ya que agregan un toque de brillo y originalidad a las prendas más formales del vestuario masculino.

martes, 5 de julio de 2011

La Cocinera Paraguaya: Raquel Livieres de Artecona

 
Raquel Livieres de Artecona fue una de las primeras maestras cocineras del Paraguay. Nació en Asunción en 1881. Fue maestra normal y fundó la Escuela San Roque, donde dictaba clases en castellano y guaraní. Cabe destacar que por aquellos tiempos, la enseñanza del idioma guaraní no era alentada como en nuestros tiempos, sino todo lo contrario. Pero esto no detuvo a esta mujer tan enamorada de nuestra cultura.

Enseño también economía doméstica y primeros auxilios en varias escuelas, academias y colegios nacionales. Durante la Guerra del Chaco fue enfermera jefe de varios hospitales de sangre y miembro de varias comisiones creadas durante la guerra y otras entidades dedicadas al servicio social.

Fue una mujer fuera de serie que dedicó su vida a la enseñanza, a difundir aquellos ideales cercanos a su corazón y sobre todo a afianzar nuestra identidad guaraní.

Sus años de vida los repartió entre la enseñanza, la investigación, el activismo social y la escritura. Dio charlas de contenido feministas por radios, dictó conferencias sobre distintos temas, publicó interesantes textos como: “Manual dietético para convalecientes de enfermedades infecciosas”, “Manual de economía doméstica y primeros auxilios” y también recopiló cuentos tradicionales en guaraní.

Fruto de su pasión por la cultura y las tradiciones paraguayas; y principalmente por nuestra gastronomía, fueron sus libros: “La Cocinera Paraguaya”, editado en 1931 y “La Moderna Cocina Paraguaya”. Estos libros son verdaderos tesoros que recogen mucho más que recetas. Recogen nuestra identidad, nuestras tradiciones y nuestra historia. Esta publicación fue adoptada como texto oficial para las escuelas públicas por la autoridad competente de entonces, el Consejo Nacional de Educación de la República Paraguaya. Hoy en día, entre los planes de la Comisión del Bicentenario de la Independencia Nacional se encuentra la re-edición de este texto, actualmente sólo disponible online en su versión digital.

Raquel Livieres de Artecona, falleció en su ciudad natal, el 23 de noviembre de 1951.  Otra gran gastrónoma paraguaya, Josefina Velilla de Aquino, autora del popular libro “Temb’u paraguai: comida paraguaya”, en su prólogo destacó a Raquel Livieres de Artecona como pionera, agregando que: “El hecho de publicar su libro hace ya cerca de medio siglo, habla por sí solo. Mucho se puede deducir del modo de vida patriarcal de nuestros mayores, de la lectura de sus páginas.”

La autora fundamenta en su prólogo, los motivos que la llevaron a recopilar este valioso registro de nuestra gastronomía. Lo escribió alentada por la nueva orientación de la enseñanza pública, de tendencia nacionalista, buscando una “restauración del régimen de alimentos esencialmente nacionalista para todos los hogares, cualquiera fuera su rango posibilidad.” Convencida de que esta alimentación tan nutritiva y de fácil asimilación era la responsable de habernos “proporcionado una generación sana y vigorosa.”

Con acierto agregaba “Yo creo que este factor, la lengua nativa y el sacrificio colectivo, definen principalmente, la fisonomía característica del pueblo en el orden internacional.” Su intento fue el de salvaguardar nuestras costumbres, difundiendo nuestro arte culinario, impregnado de sabores, matices y conocimientos perpetuados por la tradición oral, para que no se pierda su riqueza.

Este libro, más que recetas, nos ilustra sobre las materias primas, nos da consejos provenientes de la experiencia popular y hace un elenco detallado de los distintos platos tradicionales de la cocina guaraní. Algunas recetas tienen un sabor histórico, muchas de ellas datadas en 1860, como la del Picadillo con queso del Ejército de López, en la cual la autora señala: “Se asa la carne vieja y se la pisa; luego se pisa la misma cantidad de queso viejo del país, se entrevera muy bien con la carne pisada y se embolsa. Esto consumían los saldados cuando la guerra contra la triple alianza.” La “Chatasca del Ejército de López”, también elaborado con carne vieja, también nos ilustra sobre el hecho de que las familias enviaban este alimento a sus parientes al campo de batalla. Al hablar sobre la preparación de la Cabeza de Ternera no olvida mencionar que era el plato preferido por los López y que para darle sabor usaban vino blanco español.

En el texto también abundan aquellos consejos como el de nunca echarle vinagre al adobo para pescado porque lo ablanda demasiado y le da gusto amargo; o el de agregar una bolita de miga de pan embebida en vinagre junto a las yemas para gastar menos aceite en la preparación de la mayonesa; o el de nunca envasar el dulce de limón sutil antes de que se enfríe para que no se endurezca la futa por efectos del aire. Incluso explica como remediar este error, volviendo a asarlo al fuego después de echarle un chorro de agua caliente, dejándolo al fuego hasta que se ablande la fruta. A pesar de que hoy en día es muy poco probable que uno mismo faene las aves que consume, no deja de sonarnos práctico el consejo de que todas las aves deben ser faenadas un día antes de cocinarse.

Como en antaño todo debía prepararse en casa, la autora también explica cómo preparar las materias primas, de la harina de maíz, al almidón, pasando por la manteca hasta la azúcar candia.

Este texto es todo un manifiesto de nuestra comida típica que incluye desde nuestros platos más emblemáticos como la sopa paraguaya, la chipa o el soo yosopy, hasta platos  muy difíciles de encontrar hoy en día como la jalea de pata dulce, la pasta de claveles, Ynambu tatahupa  o la chipa de mandioca.

El libro “La Cocinera Guaraní”, publicado ya hace ochenta años es todo un testimonio de nuestra rica tradición culinaria. Manuel Domínguez lo elogia diciendo: “En el libro escrito por la autora se da a conocer como se alimentaban nuestros padres. Una de las causas de la fortaleza inaudita de la raza, probada en la guerra residía innumerablemente en su poderosa nutrición. La autora, con actividad inteligente, formó su lista informándose en la tradición todavía viva de los ancianos y ancianas. Quizás el libro que va leerse sea uno de los más útiles y necesarios que se hallan escritos en los últimos años.”

RECETAS:

CREMA DE LOS LÓPEZ
Se baten tres yemas de huevos con cuatro cucharadas de azúcar; se le añade tres cucharadas de harina de maíz, pasado por tamiz tres veces, en lienzo fino y medio litro de leche; todo mezclado se pone al fuego hasta que esté cocido, revolviéndolo hasta secarse. Enseguida se saca en una fuente y cuando se enfríe se polvorea con azúcar y canela y se quema con un hierro o una plancha candente.
PASTA DE CLAVELES
Se toma medio kilo de flores de claveles deshojados, se pisan y se echan en un kilo y cuarto de azúcar hecho almíbar y allí se cuece hasta formar una pasta; luego se le exprimirá medio limón y se apartará del fuego.
CAÑA DE SUSTANCIA (Fórmula de la familia Guanes)
Se mezcla setenta litros de guarapo y setenta litros caña simple de 15º y se alza al alambique. En una bolsa de lona se ponen dos kilos y medio de anís, un kilo y medio de canela molida, dos kilos y medio cáscara de guabirá-mí, un kilo y medio de Capií catí, tres cuartos de kilo de yerba mota, tres cuarto kilo yerba buena, medio kilo de cáscara lima paraguaya, un cuarto de kilo de laurel de España. Todo pisado menos las hojas frescas, se ata la boca de la bolsa y se echa en el alambique. En otra bolsa se carga una cabeza de vaca, otra de oveja con sesos, lengua y todo, se rompen en pedazos tres gallinas desmenuzadas, seis patas de vacas desmenuzadas, se ata la bolsa y se echa también en el alambique.
Las primeras damajuanas serán de caña fuerte y las demás flojas, se las mezcla hasta tener 20º y se embotellan.
Esta caña cuando ha pasado el año se queda como un jarabe flojo.
VINO DE NARANJAS
Se pelan las naranjas y se exprimen. Por cada litro de jugo se le añade tres kilos de azúcar y se ponen a fermentar. Una vez terminada la fermentación se cuela, se filtra y se embotella.
VINO DE UVA (Época de los jesuitas, fórmula hallada dentro de un misal en el templo de Villarica)
Después de despojado los racimos se ponen en pleno sol por dos días, se recogen al oscurecerse; al día siguiente se exprimen y se cuelan y se pone al fuego a hervir. Se descachaza y se saca del fuego. Ya frío, se vuelve a colar y por cada cuarto litro de mosto se le añade un litro de miel; se cargan en cántaros sin llenar y se tapan suavemente durante quince días en que terminará su fermentación. Se hace un almíbar espesa, se mezcla con el mosto, se filtran y se cargan en botellas. Con el reposo de cinco o seis años mejora la calidad de vino.
VINOS OPORTO (Época de Don Carlos A. López)
Una vez listo el mosto de la uva se alza en grandes tachos y se hace hervir, y se le saca cuidadosamente la cabeza. Cuando esta operación se haya terminado, se saca y se divide en tres partes, dos de ellas se juntan y la otra parte se hace hervir hasta formar una melaza muy espesa que se deja enfriar y se une con las otras dos partes que se dejó y se revuelve hasta, que haya quedado todo muy bien unido; luego se pone en un recipiente para que fermente.
Cuando haya terminado la fermentación, se cuela en un lienzo fino y se vuelve a dejar durante ocho días para que siga fermentando. Terminada la segunda fermentación, se vuelve a pasar por el lienzo y vuelve a fermentar dos o tres días, terminada la tercera fermentación se filtra y se embotella. Se lacra y se guarda en lugar fresco; al cabo de un año tendrá ya un buen vino oporto que irá mejorando su calidad con los años.
LECHE ASADA (Predilección del Macal López)
Se mezclan bien doce huevos, un kilo de azúcar, un cuarto de leche, un poco de canela, se revuelve bien, se pone en una asadera y se pone al horno.
SOPLILLOS
Se baten muy bien doce yemas de huevos con un cuarto de kilo de azúcar y las claras se baten aparte. Luego se unen, se les añade bastante canela, un cuarto de kilo o más de almidón de mandioca bien pisado y cernido y se baten bien; se pone como los merengues sobre platos y se cocinan al horno.
AZUCA- PE
Se cocina la miel a punto muy alto, se revuelve hasta el punto en que puede verse el fondo del tacho; luego se saca, se pone la pasta en los moldecitos que se tendrán mojados sobre la mesa también mojada. Cuando estén fríos se les saca de los moldes.
AZUCA – PE CON ALMIDÓN
Se pisa el almidón, se pasa por lienzo fino y se le echa la miel; se mezcla muy bien y se alza al fuego, revolviéndolo siempre hasta que quede como el azucá- pe y se echa en los moldes.
HUEVOS QUIMBOS (Predilección del Macal López)
Se baten veinte o treinta yemas de huevos a punto de torre; luego se engrasan con manteca unos pocillos para café negro, se le echa de a una cucharada y se cocina a baño maría. Una vez formadas las yemas, se les dará un hervor y se sacan, dando al almíbar el punto que se desee, se les pondrá a uno que otros quimbos un clavo de olor.
JALEA DE PATA (Predilección de Madame Lynch)
La Madame Lynch consideraba como un alimento sano y nutritivo a la jalea de pata de vaca y durante el invierno consumían sus hijos en dos formas: una con sal y la otra como postre con azúcar.
JALEA DE PATAS CON SAL
Se cortan las patas con todos los huesos y se ponen a hervir con unas hojas de laurel de España, un manojito de perejil, otro de orégano, una cabeza de cebolla y unos dientes de ajo; cuando haya hervido, se revuelve y se va sacando el aceite que producen. Cuando las patas estén bien blancas y ya no contengas aceite, se las saca, se cuela el jugo que ha salido y se vuelve a hacer hervir hasta que tenga punto de jalea; entonces se vuelve a colar de caliente con un lienzo y se pone en tarros. Cuando esté fría se cortará como dulce de guayaba. Se come con pan o se disuelve en la sopa.
JALEAS DE PATA DE VACA CON AZÚCAR (Predilección de Madame Lynch)
Se cortan dos patas de vaca, se les saca todo el aceite que producen y cuando están bien blandas se sacan y se cuelan. Enseguida se vuelve a alzar al fuego con medio kilo de azúcar el jugo de tres limones seutil y la raspadura de dos; seis claras de huevos pocos batidas y las cáscaras de estos (pero bien lavados de antemano) y medio litro de vino blanco español o de Málaga; todo esto se hará hervir hasta que quede a punto de jalea; luego se cuela con un lienzo fino dos veces y se cargan en tarros. Después de frías, se corta como el dulce de guayaba.
CAGUYYI CON LECHE (Mazamorra con leche)
Se pone a hervir el locro, revolviéndolo muy a menudo y se le irá agregando agua hervida, toda la cantidad necesaria, y por último se le añade lejía hasta que la mazamorra tome un color cremita. Esta se sirve con leche o con leche y azúcar o con azúcar solo o con miel. Se usa como postre.
LECHE AL RESCOLDO
Antiguamente se usaban unos pocillos de barro que podían contener medio litro o un litro de leche; éstos se llenaban con la leche y se ponían al rescoldo del fuego o se metían al horno. Allí se reducía poco a poco si llegar a hervir y la leche se convertía en una riquísima crema. Esta leche era usada como desayuno o como merienda con pan, dulce, bizcochuelo, chipá u otras tortas, también como postre, con rorá, mazamorra, batatas asadas o bizcochuelos y tabletas bañadas.
TORTA DE NATAS (De la predilección del Macal López)
Se engrasa una asadera con manteca, se cubre con rebanada de bizcochuelo y esta se cubre con nata, luego se rocía con almíbar y pedacitos de dulces; luego otra camada de bizcochuelo, otra con nata con almíbar y dulce y así sucesivamente hasta llenar la asadera. Cuídese de que la última capa sea la nata, almíbar y los dulces; luego se mete a horno moderado.
PAN PARAGUAY (MBUYAPÉ)
Se prepara de dos kilos de harina la levadura para diez kilos de harina. Se bate la levadura, se le agrega un kilo de grasa o manteca bien batidas, se baten aparte tres docenas de huevos, se le agrega y se sigue batiendo; luego se le echa la harina, un litro de leche con sal y anís, se mezcla todo muy bien, se forma una masa como para sobar y si está muy dura se le añade un poco más de leche. Una vez bien amasado se forman los panes y se colocan en lugar bien abrigado y arropado. Cuando han aumentado de volumen lo suficiente, se meten al horno.
CHIPA BIZCOCHUELO DE MAÍZ (De la época de Don Carlos A. López)
Se soba hasta quedar como una manteca uno y medio kilo de cuajada bien apretada con una cucharada de grasa, dos docenas de yemas de huevos batidos como para bizcochuelo; se le añade a la cuajada y se sigue batiendo con un poco de sal. Cuando esté todo bien mezclado se le va echando dos kilos de harina de maíz tamizada dos veces con lienzo fino, y una vez bien unido, queda una masa floja, que se tomará a puñaditos, se coloca sobre hojas de banana y se meten al horno moderado.
MBEYU DE ALMIDÓN (Torta de almidón)
Para preparar esta torta, (pan de los pobres) se remoja en agua salada uno o dos kilos de almidón, se echa una cucharada en el tostador caliente, se aprieta un poco y una vez que estén rosaditas por un lado se da vuelta del otro lado y luego se saca; esta operación se sigue hasta terminar de cocer la pasta preparada.
MBEYU AVEBO (Torta esponjosa) (De la época de Don Carlos A. López)
Se soba ciento veinticinco gramos de grasa de vaca o de chancho, cuatro yemas de huevo, doscientos gramos de queso del país de varios días, un cuarto kilo cuajada, sal y anís; todo bien mezclado se le va echando almidón, hasta quedar una masa como arena humedecida y se cocerá como el otro mbeyu de almidón anterior.
CHIPA MANDI-O (Chipa de mandioca)
Se sancocha un kilo de buena mandioca y se la pisa, estando caliente; se bate un cuarto de kilo de buena grasa de vaca, se le añade media docena de huevos, un cuarto kilo de queso fresco y se soba todo. Una vez bien unido se le va agregando harina de maíz, un cuarto litro de leche con sal hasta formar una masa consistente; se amasa, se forman las tortas, se colocan sobre hojas de banana y se meten al horno.
CHIPA BISCOCHUELO (Época de Don Carlos A. López)
Se baten como para biscochuelo dos docenas de yemas de huevos, se soban cuatro kilo de queso del país de dos o tres días, uno y medio kilo de cuajada bien apretada y sal. Se une todo esto con los huevos y se sigue batiendo; una vez bien esponjoso se le va echando harina de maíz tostado y un poco de almidón pisado y pasado por tamiz hasta formar una masa floja que se tomará a puñaditos y se colocará sobre hojas de banana y se meterá al horno.
CHIPA MANDUVI (Chipa de maní)
Se pisa un kilo de maní tostado, y se mezcla con un cuarto kilo de queso del país sazonado y un poco de anís, una vez bien pisado se le va añadiendo medio kilo de harina de maíz, sal y leche suficiente para poder amasar. Cuando esté formada la pasta se amasa, se forman las rosquitas y se meten al horno.
CHIPA DE ARROZ (época de Don Carlos A. López)
Se cocina dos kilos de arroz en leche, y una vez bien blando y seco se retira del fuego a que se enfríe, se bata un cuarto de kilo de grasa de vaca con seis huevos y una vez bien batido se mezcla con la pasta de arroz, se le agrega harina de maíz hasta formar una pasta como para formar las rosquitas y se meten al horno.
CHULULU (Becacina)
Ave parecida a la martineta, pero más chica, que en época de López abundaba por las riveras. Estas eran el plato favorito y diario de Madame Lynch; las comía saltadas con tomates en salsa blanca al horno o asadas a la parrilla.
CHULULU EN SALSA BLANCA (Predilección de Madame Lynch)
Bien quemado en aceite se fríen los chululus, con mucha cebolla y se le echa agua hervida. Cuando estén blandos y sequitos, se sacan en una fuente y se los cubre con salsa blanca.
YNAMBU TATAHUPA (Perdiz del monte) (Predilección de Madame Lynch)
La perdiz era alternada con el “chululu”, y se preparaba en la misma forma que éstos
UBRE DE LA VACA
Se salcocha la ubre de la vaca, luego se echa al puchero o de lo contrario después de salcochado se asa al asador o a la parrilla y se sirve caliente, con mandioca sancochada; también sirve para entreverar con el chicharrón de carne.
SOPA PARAGUAYA (Época de Don Carlos Antonio López)
Se bate hasta quedar bien blando y esponjoso ciento veinte gramos de grasa de vaca, cuatro huevos y se sigue batiendo; se pisa medio kilo de queso del país de varios días, se le añade y se sigue batiendo hasta que quede bien esponjoso. Se calienta ciento cincuenta gramos de cebolla y antes que se doren se le añade agua hervida, para que se ablande la cebolla; una vez fría esta salsa se revuelve con la pasta hecha y se le agrega un cuarto de kilo de harina de maíz. Se engrasa una asadera y se coloca dicha pasta dentro, se mezcla cuatro huevos y se le echa encima, se le entrevera un poco y con el resto se le forma una cara. Se toma setenta gramos de grasa en pedacitos y se le introduce por las esquinas de la asadera y se asperja cincuenta gramos de leche y se mete al horno.
MBAIPY VACA RAY (Polenta de nonato)
Se lava bien medio nonato y se asa a la parrilla o al asador, luego se vuelve a lavar, se corta en trocitos y se procede como la polenta de maíz.
VACA RAY AL HORNO (Nonato al horno)
Una vez asado y vuelto a lavar el nonato, se le pondrá en adobo durante una hora y con todos estos ingredientes se rociará con buen aceite y se meterá al horno. Se le agrega una salsa, que se prepara con cebollas, tomates, ajos, orégano, perejil, vino o vinagre.
MBAIPY DE CHOCLO (Polenta de choclo)
Se ralla una buena cantidad de choclo; se le echa agua fría, se revuelve y se cuela; se prepara una salsa en grasa de vaca o de chancho, con cebollas y tomates; lista la salsa, se le añade sal y se le agrega queso fresco y se retira del fuego.
TERNERA AL HORNO (Predilección del Macal López)
Tómese una pierna de ternera y adóbese. Agréguesele ajo machacado, sal, vinagre, pimienta y perejil y córtese unas tiras de tocino, hágasele unas hendiduras a la pierna de ternera e introdúzcale dentro. Colóquese en una asadera con su adobo, rocíese con buen aceite, acomode por los costados tomates, cebollas y locotes enteros, unas hojas de laurel de España, un vaso de vino tinto y cocíneselo al horno.
CALDO DE CHIPA DE MAÍZ
En otro lugar encontrareis la preparación del chipa de maíz. Se prepara en grasa de vaca una salsa de cebolla, tomates y perejil y una vez lista se le echa agua hervida, según la cantidad de platos de caldo que se necesiten; enseguida se pone el chipá en pedazos, un poco de leche y queso fresco y se sirve.
CALDO DE GALLINA CON MANÍ
Se dora en una olla una gallina entera o desmenuzada, se tuesta un cuarto de quilo de maní, se pisa y se hace hervir en dos litros de agua. Una vez que haya largado su jugo se cuela y se le echa la gallina; se le agrega agua hervida, toda la necesaria para su cocción y se las sazonará con un poco de sal y hojas tiernas de cebollas picadas.