martes, 5 de agosto de 2014

SANTA CAROLINA : TRADICIÓN Y HERENCIA




La viña Santa Carolina fue fundada por Don Luis Pereyra Cotapos en 1875. Luis Pereyra fue un abogado, empresario salitrero y político chileno militante del Partido Conservador que se desempeñó como diputado, senador de la República de Chile y ministro de Relaciones Exteriores, Culto y Colonización.  

Don Luis Pereyra Cotapos, bautizó a su viña en honor a su esposa Carolina Iñiguez Vicuña. Le puso “Santa” como una especie de guiño a su señora, porque Doña Carolina había traído al mundo nada más y nada menos que a 10 retoños por lo que su marido decía que era una santa. Algo con lo que no podemos disentir, puesto que además de criar a 10 hijos, esta gran mujer, refinada y culta, se convirtió  en una gran matrona de la alta sociedad santiaguina de la época. Sus numerosos nietos la llamaban “gran mamá” y era muy famosa por su refinamiento y elegancia, de un encanto sin igual que la hacían una anfitriona magnífica, lo que convirtió de su casa, el Palacio Pereira, en el centro de constantes celebraciones, banquetes y tertulias.

Para la fundación del viñedo, en el cual tenía la intención de elaborar vinos de alta calidad, trae de Francia las mejores cepas y también al prestigioso enólogo francés Germain Bachelet. Como si esto fuera poco, trajo también a un arquitecto de Francia quien se encargó de construir la cava subterránea en calicanto, que subsiste hasta hoy en día y que se ha mantenido intacta a pesar de los distintos terremotos que han sacudido sus cimientos. En 1973, esta cava fue declarada Monumento Nacional de Chile, convirtiéndose, a la par que sus vinos, en una herencia de la viña Santa Carolina al pueblo chileno. 

Luis Pereyra, le pidió al enólogo que trajo de Francia, que empleara sus mejores cosechas del Valle del Maipo para  crear un vino destinado a ser tomado con su familia en ocasiones especiales. Como es de esperar, se puso un enorme esmero para este vino que iba a estar tan íntimamente ligado a los grandes acontecimientos de la vida familiar de los Pereyra. El resultado: un cabernet sauvignon muy superior, al cual bautizaron, muy apropiadamente, “Reserva de Familia”, porque un hombre de familia, como lo fue el fundador de la viña, no podía más que reservar lo mejor para su familia. Esta línea no se vendía, pues estaba reservada exclusivamente para el uso de la familia Pereyra. 

El mencionado vino era tan bueno, que, por más de que no lo comercializaban, decidieron enviarlo en 1889 a la “Exposición Universal” de París, Francia, donde fue premiado con una medalla de oro, convirtiéndose en el primer vino Latinoamericano en ganar un galardón internacional. Tras el gran triunfo, decidieron comercializar esta línea para que todos pudieran deleitarse con su complejo y refinado sabor. 

Hasta hoy en día, “Reserva de Familia”, es la línea ultra Premium de la viña Santa Carolina, una de las líneas más importantes en el portafolio de productos de la viña. Actualmente, además del Cabernet Sauvignon, en la línea se incluyen las cepas de Chardonnay, Carmenere, Syrah y Malbec. Los vinos Reserva de Familia son concentrados y complejos, de estructuras definidas y tipicidades clásicas.
El ser una de las viñas más antiguas de Chile, hace que Santa Carolina, esté muy arraigada en el corazón de los chilenos, un placer que comparten abuelos, hijos y nietos, reunidos en la mesa familiar y en sus grandes acontecimientos. 

En 1970  la familia Pereyra vendió la viña a la familia Larraín, otra familia muy tradicional de Chile. A pesar de ser un grupo familiar que maneja grandes empresas chilenas e incluso importantes bancos de inversión, ellos siguen manejando la viña de manera familiar. Al tomar la posta de esta bodega tan arraigada en el corazón chileno, decidieron dar continuidad a la tradición de herencia familiar que tiene la viña. El Gerente General de Santa Carolina, Santiago Larraín, es el hijo del propietario de la viña, Fernando Larraín.  Por lo que sigue viva la tradición de viña familiar que tiene esta marca y lo seguirá siendo por mucho tiempo. 

La familia Larraín sigue atendiendo muy de cerca cada detalle en los viñedos y en la elaboración de sus vinos. Esto se traduce en una viña en la cual hay una mayor preocupación con el detalle, la calidad se antepone a los números y a los tiempos rápidos y por supuesto hay un vínculo mucho más estrecho con el cliente. 

Además de la tradición, otra parte fundamental del sentido de herencia, implica el legado que se deja a los descendientes. Desde este punto de vista, la viña Santa Carolina, está estrechamente comprometida con las generaciones venideras, siendo la sustentabilidad uno de los focos de la viña. Así, Santa Carolina cada año se publica en el reporte líquido la memoria sustentable de la empresa y además de reducir el uso de pesticidas en sus campos y embotellar vinos en light weight glass- unas botellas más livianas-, produce una línea de vinos orgánicos. Esta línea que incluye un Cabernet Sauvignon y el ensamblaje de Chardonnay con Viognier, lleva el nombre de Ekún, que en mapundungún significa respeto. Santa Carolina es hoy en día una marca Feel Green y Carbon Neutral, algo que demuestra su gran compromiso con el medio ambiente, así como las generaciones venideras.

Otro de los vinos que hace honor a toda la tradición, pasión y legado de la viña Santa Carolina es el Carmenére ícono “Herencia”, que a la historia de la casa, suma los años de innovación y el futuro de la viña. En este vino se maridan los valores más grandes que han heredado estas viñas. Creado por un equipo de  150 expertos liderados por el Gerente de Enología de Santa Carolina, Andrés Caballero, este fabuloso Carmenere de Peumo, Valle del Cachapoal, amalgama en su interior granate oscuro, toda la pasión del corazón de esta viña con sus más de 135 años de tradición.

No hay comentarios: