Mostrando entradas con la etiqueta historia de familias. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta historia de familias. Mostrar todas las entradas

lunes, 26 de diciembre de 2016

LA SILLA VACÍA


Obra de Laura Mandelik
Las fiestas navideñas son siempre un motivo de reunión familiar, de encuentros, abrazos, besos y a veces también lágrimas de emoción. Es que en las celebraciones familiares, cuando falta alguien se nota de manera mucho más notoria que de costumbre.

Cuando un ser querido se va, deja una silla vacía... En cada encuentro familiar, cada momento de celebración, cada charla emotiva... hay alguien ausente. Es como aquel invitado que anhelábamos ver pero que no llega a la fiesta. Nada se siente completo sin esa persona. Su ausencia física -paradójicamente- se vuelve palpable. Mientras más reciente la pérdida de aquel ser querido, más corpórea se hace la silla que falta en la mesa de la celebración.

Para muchos de nosotros que tenemos familias rotas, o un ser querido que ya no está con nosotros, las fiestas no son enteramente felices. Siempre queda suspendida una nota de nostalgia, de tristeza, de añoranza. Siempre terminamos con los ojos un poquito empañados, con una media sonrisa, y un corazón agitado que late fuerte ante el súbito recuerdo que deja en evidencia la pena mal emendada.

Pero el sentir estas emociones tristes en épocas de celebración es natural y  no está para nada mal. No es algo que empaña ni al alma, ni a las fiestas, simplemente es un mirar atrás cargado de sentimientos. Gran parte de la celebración se apoya en el recuerdo de lo que pasó. Por lo general siempre se está homenajeando oficialmente a un evento ocurrido en el pasado. Por eso terminamos mirando al pasado, despertando al recuerdo y a la nostalgia.

Y es natural que las emociones se crucen con sentimientos generados por nuestro propio pasado, con nuestra historia personal. En fechas significativas como la Navidad y el Fin de Año celebramos nuevamente algo ya celebrado cada año. Evidentemente surgen los recuerdos de navidades pasadas, los temores hacia las navidades futuras y las emociones confluyen en las navidades presentes, así como le ocurrió al viejo  Ebenezer Scrooge en la novela de Charles Dickens “Cuento de Navidad”.

Afortunadamente con el tiempo.... si bien abundan los momentos en los cuales la silla se siente vacía... y el tiempo no siempre subsana esta ausencia, la mayor parte del tiempo la vamos llenando con otras cosas. Las vamos llenando de recuerdos, de anécdotas e historias que quedan grabadas en nuestras memorias. Llegan nuevas personitas que van ocupando nuevos lugares y contagiándonos con su alegría. Conocemos nuevos amigos a quien volver a narrar aquellas viejas historias como si fueran nuevas. Parafraseando a Juan Ramón Jiménez: “El Pueblo se hará nuevo cada año.... y se quedarán los pájaros cantando”.

Y estas navidades, con nuestras mesas pobladas de seres queridos presentes y recordados, de sillas ocupadas y también muchas sillas vacías, sentiremos nuestros corazones repletos del amor que queda, del amor que nunca se va.

De seguro también habitará el recuerdo todas y cada una de las mesas en nuestros hogares. Celebraremos en partes iguales la vida que queda, la que fue, la que vendrá y  homenajearemos con nuestras tradiciones familiares -obviamente también con nuestras recetas de familia y platos especiales- a todas aquellas personas especiales que poblaron a nuestra alma y que nunca la dejarán de poblar. Y por supuesto, también las recordaremos con anécdotas contadas entre lágrimas en la sobremesa regadas de vino, risas y lágrimas y brindaremos por su memoria, recordaremos y transmitiremos sus enseñanzas, sus historias y sus aventuras. Y una vez más, la silla que sentíamos vacía, se llenará de la magia de la memoria viva que siempre está presente en las reuniones familiares de Navidad y Año Nuevo. ¡Salud por sus sillas llenas y vacías!

jueves, 26 de mayo de 2016

FIORELLA Y CRISTINA ENCISO SOSA DE GALLI – CON LA FILIGRANA EN LA SANGRE






Fiorella y Cristina, madre e hija, crecieron en el mundo de la joyería. Además de los lazos de sangre que las unen, también se ven unidas por lazos de filigrana, la pasión que ambas comparten y que siempre estuvo presente en la actividad familiar. Ambas son descendientes del gran Cirilo Sosa, uno de los grandes artesanos joyeros de la filigrana. El apellido Sosa está por ende entrelazado con la filigrana y la joyería tradicional paraguaya.

Cristina, junto a su marido Guido Galli, encabezan la joyería Luxor, una de las joyerías más tradicionales y conocidas de nuestro país. No es de extrañar, que su única hija, Fiorella, decidiera seguir la tradición familiar. Pero Fiorella hizo mucho más que meramente seguir una huella. Ella labró su propio camino, innovando en cuanto a diseño y concepto, con una de las técnicas más antiguas de la joyería: la filigrana. Fiorella logró darle un giro de tuerca a lo que se venía haciendo desde hacía siglos con la filigrana en Paraguay, incorporando motivos más modernos y nuevos materiales (desde zircones hasta fibra de caraguatá y palo santo), y transformando completamente este rubro, generando una renovación y resurgimiento del mismo.

Conozco a ambas desde hace mucho tiempo y sé que el lazo que las une es más fuerte y precioso que el oro. Las une el amor y  la pasión, trabajando siempre codo a codo con una complicidad total. Cristina rara vez logra ocultar lo orgullosa que Fiorella le hace sentir, así como Fiorella no puede contener la admiración por estos padres que le inculcaron tantos valores como la pasión en el trabajo y el amor por la familia y la tradición.


CRISTINA ENCISO SOSA DE GALLI
A vos, a la par que a tu hija, te tocó crecer en el mundo de la joyería. ¿Cómo fue esta experiencia para vos?
Empecé a ayudar desde muy chica, ya a los 7 años hacia los inventarios, me ocupaba de hacer los regalos y  paquetes, participaba del negocio familiar  y aprendía del quehacer de joyería en el día a día con mis padres. Cuando fui más grande y ellos viajaban, yo me quedaba a cargo, pero era todo mucho más tranquilo que ahora, estamos hablando de 1958 cuando se abre Luxor. Y cuando me recibí me metí a trabajar a full y me ocupaba de lo que hoy seria la imagen de la joyería,  con las vidrieras y empecé a viajar con mis padres para comprar joyas y piedras a Argentina.
A los 21 viaje a Suiza a seguir lo q me apasiona también que es la sociología, allá estudie 8 años. El último tiempo también me vinculé al mundo de la relojería Suiza. Mi papá ya había llevado a Paraguay la representación de la marca de relojes Longines, entonces me dieron la oportunidad de trabajar en la fábrica de relojes Longines en Suiza. Luego trabajé en otra que se llamaba Fortis, donde me encargué del mercado latinoamericano, y ahí me nacieron de nuevo las ganas de volver a mi país a trabajar en el negocio familiar  

También te dedicás al diseño. ¿Esto es algo que aprendiste de tus padres?
En esa época se fabricaba muchas joyas de filigrana en oro y pude aprender de mi mamá a administrar una joyería que es muy diferente, a una empresa común, los clientes eran muy sencillos en esa época, porque no existía o no se conocía el concepto de diseño de joyas. El diseño de despertó en mi cuando trabajando en Fortis, veía que cada dos meses sacaban una nueva colección. Ahí nos pedían que demos nuestra mirada a los diseños de acuerdo al mercado con el cual trabajamos, y ahí me di cuenta que me gustaba diseñar. Es así que cuando llegué de Suiza, venía de estar en muchas ferias de joyería y buscando lo que había visto allá, y como por aquí no había, empezamos a diseñar con mamá. Ella me guiaba sobre el gusto de los clientes de acá, y así íbamos haciendo las joyas . 

Fio siempre me habla de su abuelita, ¿me podrías contar más sobre ella?
Mi abuelo Cirilo Sosa, fue uno de los primeros joyeros en Luque. Hacia filigrana y joyas en oro, ya que en esa época el producto principal era la filigrana en oro. Vivieron allá hasta después de la guerra, y luego vinieron y se establecieron en Asunción, frente a lo que era el cine Granados. Inauguraron la Joyería Sosa, sobre Estrella en el centro y ahí mi mamá, que era la mayor, desde muy chica, atendió en el mostrador. Ella atendía a los clientes y se empezó a formar en el manejo de la joyería. Mi abuelo trabajó siempre como maestro joyero, y mi mama era la que estaba en contacto con el cliente. Trabajó con su familia hasta que tuvo la idea de formar su propia joyería con su hermana. Fueron muy modernas para su época, al abrir su joyería juntas y empezar a traer relojes. Era una mujer muy emprendedora y empresaria , en una época que no era común , como ahora. 

Cuando Fio era chiquita, ¿te imaginabas que seguiría tus pasos y que encima se destacaría tanto nacional e internacionalmente?
Nunca se me pasó por la mente, porque ella no se quería luego poner joyas y no le gustaba dibujar, no se podía quedar quieta, entonces era muy difícil imaginarla quieta, dibujando una joya con tanta paciencia. Fio quería ser independiente, cuando estaba en el colegio no quería trabajar con nosotros, ella trabaja desde los 16 años, porque quería, porque no se podía quedar sin hacer nada en las vacaciones, entonces fue una hermosa sorpresa cuando decidió dedicarse a esto. No me esperaba pasar por esto, en realidad me la imaginaba en las artes, pero como bailarina o actriz, ya que de chica se destacó en eso, y después cuando empezó a estudiar comunicación, me la imaginaba como periodista y en programas de televisión.  

¿Cuáles crees que fueron los factores que desencadenaron que Fio decida dedicarse al diseño? ¿En algún momento lo proyectaste para ella o fue una sorpresa?
 Ella comenzó sola. Un día vino  y nos empezó a preguntar nuestra opinión sobre lo que estaba haciendo. A mí me gustó, y le animé a seguir. Pienso que el haber tenido éxito en sus primeros diseños, hizo que ella se animara a continuar junto con nuestro apoyo, el mío y el de su papa, como parte de la joyería. 

Me imagino que como toda madre estarás muy orgullosa de tu hija. ¿Qué es lo que más te enorgullece de su trabajo como diseñadora de joyas?

Su enorme creatividad e imaginación para hacer joyas, y que haya elegido la filigrana como medio de expresión, porque creo que le vino en la sangre por mi abuelo, y eso me emociona mucho. Ya a su abuela le emocionaba porque decía que su abuelo hizo que ella se dedicara a la filigrana, porque ninguno de nosotros le había contado la historia antes para que ella pensara en eso, surgió de ella solita nomas. También  me llena de orgullo el hecho de que haya hecho evolucionar a esta técnica como lo hizo.  

¿Qué te gustaría que diseñe Fio para homenajearte en tu día?
Una linda pulsera que me recuerde a ella todos los días, porque me encantan las pulseras. 


FIORELLA GALLI
¿Qué se sintió crecer en el mundo de la joyería?
En realidad, ahora de grande recién me doy cuenta del mundo en el cual crecí, para mí era el trabajo de mi familia, y me gustaban las joyas, inconscientemente iba asimilando todo lo que me rodeaba. Viajar a las ferias de joyas de Milán, eran las vacaciones con la familia. Cuando visitábamos a mi abuela en Suiza, también visitábamos la fábrica de relojes, lo que para mí era súper divertido. Yo jugaba en un rincón y me perdía por la fábrica, mientras mis papas miraban la colección de relojes. Soñaba ser parte de ese mundo algún día, pero no sabía todavía cómo iba a ser parte, pero algo me decía que ahí iba a ser feliz. 

¿Cuáles son las cosas que te inspiraron de tu madre y de tu padre para decidir seguir sus pasos?
De ellos aprendo todos los días sobre cómo trabajar en una empresa joyera, porque mi mama lo lleva en la sangre, y conoce de procesos, piedras y tiene muy buen gusto, es mi auditora ultima, si a ella no le gusta, no pasa el filtro el diseño. En cuanto a mi papa, él se enamoró de la joyería, del quehacer joyero y se volvió experto. De él aprendo el trato con el cliente  y su devoción al trabajo bien hecho como un reloj suizo. Me inspiran a seguir aprendiendo de ellos todo el tiempo posible. 

¿Alguna vez te sentiste presionada por seguir la tradición familiar?
Digamos que al principio no, pero cuando empecé con la marca Fió, es como que me comprometí mucho más, y ya no pude dar un paso al costado. Es difícil sostener 58 años de trabajo de tres generaciones, pero hago el intento y con mi toque, que era lo que más me preocupaba. Yo no quería seguir la tradición por seguir nomas, sino que realmente quería que fuera el trabajo que haría aunque no me pagaran, mi pasión realmente. Y lo siento así.
  
¿Cómo te alentaron tus padres al inicio de tu carrera?
Mis papas creyeron en mi proyecto y me alentaron con todo lo que yo les presenté. Ese apoyo lo valoro muchísimo, porque se q a veces, muchas personas no cuentan con eso para lanzarse, y también estuvieron presentes en todo momento, no es que me dieron las herramientas y ya, sino que me ayudaron a q todo suceda con el ejemplo.  

¿Para vos que es lo más valioso de seguir la tradición familiar?
¡Qué buena pregunta porque nunca me había planteado! Ahora que pienso, creo que es el pertenecer a una historia familiar, que si lo pienso bien, es como que espontáneamente se repite una historia, de tres mujeres, de distintas generaciones, en tiempos distintos, y creo que cada una en su momento le supo dar un toque particular  a esta tradición. Es como que cada una tuvo su misión, dentro de esta historia y espero estar cumpliendo con la mía.  

¿Existe alguna característica de tu diseño o algún conocimiento que estás segura que te vino por herencia materna?
Creo que el amor por las piedras y la idea de combinarlas. A las dos nos encantan las piedras, y podemos estar horas inventando combinaciones. Cuando vamos a las ferias, podemos estar todo un día en un proveedor de piedras sin darnos cuenta, es fascinante ese mundo, y la verdad que eso lo aprendí de ver a mi mamá trabajar con ellas. 

¿Qué le diseñarías hoy a tu mamá para celebrar su día?
Y le voy a cumplir el deseo, una pulsera de filigrana para ella exclusiva.  


martes, 15 de marzo de 2016

UN NUEVO ESPACIO DE LUJO EN ASUNCIÓN: LA ALONDRA


Este mes se ha instalado en Asunción un nuevo concepto de hotelería, donde el lujo se encuentra en los detalles susurrados, en el sentirse en casa, en la calidez humana, en la evocación y en un nombre que se ha vuelto un referente internacional de la hotelería boutique y la hotelería de autor: La Alondra.  Conversamos con Valeria Rolón, la creadora de La Alondra Corrientes y la Directora del recientemente inaugurado Hotel La Alondra de Asunción.

La Alondra presenta un concepto muy innovador. La idea conceptual es construir una fábrica para albergar un hotel con el objetivo de contar la historia de Paraguay de una manera romántica, tratando de recrear la belle époque de Paraguay. Para contar esa historia, sus creadores usan el recurso de un diario que escribe una mujer que hereda ésta fábrica y que va encontrando recuerdos; y a través de esos recuerdos el huésped va recorriendo en el hotel y viviendo experiencias que a su vez evocan sus propios recuerdos. Todo el hotel está lleno de pequeños detalles que suman a esta historia así como a la historia propia de cada visitante.

Para dar forma a esta historia un equipo de expertos, museólogos, historiadores y creativos fueron co-creando este espacio romántico y original que es La Alondra. Una vitrina con antiguas botellitas de cristal de perfume francés –desenterradas del campo de batalla y compradas de un coleccionista- remiten un hecho real como lo fue la Guerra de la Triple Alianza, mientras que una colección de mariposas remiten al tío explorador que conforma la parte ficcionada de esta historia contada sin melancolía, con respeto y honrando al pasado.  Ahora nos toca conocer más sobre la mágica  historia de La Alondra.

¿Cómo nace el Hotel La Alondra de Corrientes?
La Alondra en Corrientes la verdad que surge casi de casualidad por un proyecto inmobiliario. Compramos un espacio sin mirarlo para destinarlo a galpón; y cuando entramos nos dimos cuenta de que era una casa hermosísima, que estaba muy destruida; y bueno, entonces mi esposo me dice “¿te da el alma para tirarla abajo?” y le digo “no”, y entonces me dijo una frase célebre: “hacé lo que quieras amor”. (risas)  Bueno, y así surge, y poco a poco va tomando forma. Y así surge ‘La Alondra Casa de Huéspedes’, ¿por qué? Porque el concepto es que el huésped sea el invitado principal, y que te evoque emociones de la casa de tu abuela, de tu tía con un restaurant que llamamos bistró, con platos muy abundantes pero sencillos, con postres para golosos que te recuerdan al niño que fuiste. Así surge la Alondra de Corrientes.

¿Y a qué crees que se debe el éxito que tuvo ese concepto?
Creo que el éxito es la autenticidad que tiene la Alondra, que es un trabajo de equipo y que está hecho con materiales nobles que envejecen bien, que el producto es muy bueno como diseño, y creo que el 50% del éxito es la gente que está atendiendo. Creo que es un muy buen producto con un muy buen equipo, y eso es imbatible. Y por supuesto, con clientes muy fieles, y bueno; creo que ese combo hizo que sea un producto exitoso en el tiempo.

A mí me dijeron que hay gente que viene de Europa y Estados Unidos, que van específicamente a conocer el hotel, nada más. ¿Es así?
Es cierto. El huésped me enseño que viene como destino a la Alondra, no importa dónde está la Alondra, viene a conocer la Alondra. Me tocaron huéspedes –realmente- irlandeses, o ingleses o italianos que iban a los esteros y yo preguntaba por qué venían a Corrientes, ya que era más fácil ir a los estero por otro lugar y me contestaban que primero iban a la Alondra y luego a los esteros. Y eso me enseñó que la Alondra es un destino en sí mismo.

¿Y cómo surge la idea de replicar una Alondra aquí en Asunción?
A decir verdad la Alondra en Asunción es parte también de un circuito turístico. Estamos en construcción con la Alondra, de una pequeña casa de pueblo a orillas de los esteros del Iberá, y nos parecía que Asunción era el lugar perfecto para hacer otra Alondra. Pero aparte en Asunción desde hace unos años hay una energía especial de crecimiento de una ciudad cosmopolita que se va a transformar en una de las ciudades más pujantes. Paraguay se va a transformar en uno de los países más pujantes de Latinoamérica, y uno siente la sensación de “yo quiero estar en éste proceso, yo quiero formar parte de él”. Este proyecto tomó forma con socios inversores y mi trabajo es ser la operadora del hotel.

¿Cuál crees va a ser la sensación de los huéspedes al conocer La Alondra y qué querés generar con ésta Alondra?
Yo te digo lo que deseo. Creo que fue un trabajo en equipo, con museólogos, historiadores. Tratamos de recrear la belle époque de Paraguay con mucho respeto, así que es una forma de honrar a éste país que nos ha recibido a nosotros hace mucho tiempo. Así que lo que yo espero es que toda persona que entre, todo paraguayo que entre a la Alondra se sienta honrado, y tratamos de que sienta de que estamos honrando a un pasado y a un presente también, a un país que está creciendo.

Va a ser el primer hotel esencialmente de lujo aquí en Paraguay ¿cómo transmitís esa idea de lujo? ¿En dónde el huésped en la Alondra encuentra el lujo?
Yo al lujo lo defino con muchas palabras, no con una frase. Te voy a decir palabras sueltas de lo que es el lujo para mí. Para mí el lujo en un hotel es un diseño único, es un hotel que es irrepetible, que está hecho artesanalmente, es lujo el uso de materiales nobles como la madera, el hierro, las texturas del terciopelo, el lino. Creo que el lujo es el espacio - el espacio no solo público- porque muchos de los hoteles tienen mucho espacio para el uso común pero las habitaciones son muy chicas. Creo que el nuevo lujo es también el tiempo. Nuestro hotel es lujoso en sus habitaciones, la más sencilla es muy grande y las master suits son realmente lujosas en todo sentido. Pero no hablo de un lujo de materiales caros, sino hablo de un lujo hecho con artesanos, con buenos materiales. Creo que lujo está en la experiencia que requiere que el hotel esté insertado en el contexto del país en donde se desarrolla y que aparte tenga una identidad que se integre a la comunidad en donde está. Y creo que también el lujo está en que el servicio sea personal, que cada persona que entre a la Alondra aunque sea a tomar un café, sea importante para el personal.

 ¿Y tienen otros proyectos más allá del que ya están construyendo? ¿Va a haber alguna vez una Alondra en otro continente?
¡Sí! Hay propuestas de Alondra en New York, hay propuestas de Alondra en Uruguay, pero bueno, yo tengo cuarenta y seis años, tengo tres hijos y también está el momento de la vida en que uno dice “¡cómo quiero vivir!”. Yo le pongo mucha pasión al trabajo, y somos un mismo equipo creativo que se va moviendo para hacer los hoteles, y por ahora estamos completos. Pero nuestra intención como inversores es continuar con un proyecto-cuya maqueta está en el hotel- de departamentos muy amplios también, de un dormitorio y de dos dormitorios donde la gente puede vivir con servicio de hotel si quiere, como opción, como un servicio. Esto no es novedoso en el mundo pero creo que acá va a ser el primero. Y estamos a punto de lanzarlo.

 Más allá de ser huésped, una persona local, ¿de qué más va a poder disfrutar en La Alondra?
La verdad es que la Alondra de Corrientes, son dos productos: la hotelería y el restaurant. Así que cualquier persona, aunque no sea huésped del hotel puede venir a tomar un té, un café ya que vamos a servir la mesa del  five o’clock tea a las cinco de la tarde. Tratamos de rescatar las tradiciones que fuimos perdiendo. Y por supuesto, almuerzo y cena con una carta de platos con pastas caseras, pan amasado en el día; tratar de rescatar lo tradicional, lo casero. Así que van a poder venir a desayunar, almorzar, a tomar el té y cenar en la Alondra. Y por supuesto también se pueden hacer eventos, porque el tamaño del hotel da para cerrar el hotel y hacer un gran evento. Las bodas son muy divertidas porque paran todas las personas en el hotel y la familia se adueña prácticamente del hotel y realmente se genera un evento desestructurado, muy relajado.  

¿Tenés algún espacio favorito dentro del Hotel?
Hay tantas cosas que me gustan del hotel, por lo que cuando uno lo recorre el hotel se ve siempre sorprendido; pero creo que lo que te saca el ¡wow! del alma son las dos master suits del cuarto piso que son muy amplias (de 150 metros cuadrados): una muy masculina con una terraza que se ve ésta Asunción tan verde y tan linda; y la otra muy femenina, muy blanca, muy clara, muy naif para que la novia venga, pase el día con sus amigas, mientras se prepara.

¿Mirando ahora a la obra concluida que sentís?
Cuando uno trabaja en equipo solo ve una parte del rompecabezas, y a todos los miembros del equipo nos sorprendió el todo. Y lo digo con humildad pero sobre todo con mucha pasión, y se lo digo a mi esposo, nunca estuve en un hotel tan lindo como éste; o sea, me encariñé tanto, y estoy enamorada del producto. Realmente si me decís “elegí algún lugar en el mundo, o algún hotel en el mundo” hoy elegiría este.

¿Cómo definirías la esencia de la Alondra?

¡Qué buena pregunta! Con muchas palabras. Creo que hay pasión, creo que hay amor, creo que hay autenticidad, creo que hay respeto por todo y creo que es lujosa, en el concepto del nuevo lujo. 

lunes, 4 de mayo de 2015

SOFIA HEPNER: La Galería Hepner, una pasión familiar





No se dejen engañar por la juventud de esta galerista, ya que Sofía lleva al arte en las venas. Sofía inauguró este mes su propia galería junto a su padre Daniel, bautizada con el apellido familiar “Hepner”, un apellido que tiene a sus espaldas una larga tradición artística.

Sofía nace en Asunción el 21 de Abril de 1990, hija del prestigioso marchand Daniel Hepner, por lo que desde su más tierna infancia se vio envuelta en el maravilloso mundo de las artes, asistiendo a muestras, leyendo sobre arte, creciendo rodeada de magníficas obras, y haciendo del arte un tema cotidiano. No es de extrañar que tras recibirse del Colegio Americano, decidiera seguir una Licenciatura en Artes en la Universidad de Palermo de Buenos Aires. Tras graduarse trabajó para importantes galerías y ferias de arte porteñas, como la Feria Eggo y también colaboró en la revista Arte Online. A su regreso a nuestro país, trae toda su experiencia, su legado familiar y su energía para crear un nuevo espacio cultural: la galería Hepner.

¿Cómo decidiste vincularte al arte?
Yo me crié en el mundo del arte. Mi abuela tenía una galería de arte que se llamaba Michelle Malingue, que quedaba sobre República Francesa y 25 de Mayo. Pero en realidad mi familia siempre estuvo muy vinculada al arte. La vinculación empieza desde mucho antes. Mi bisabuelo, el papá de mi abuela Maurice Malingue, era escritor de arte. Él escribió un libro sobre Gauguin, llamado “Gauguin: Le Peintre et Son Oeuvre” Él incluso era muy amigo de Paul Gauguin, y el gran pintor incluso le regaló un busto de su autoría, que hasta ahora está en poder de la familia. Mi abuelo, León Hepner, tenía un teatro en París y tenía una compañía propia y también representaba a músicos. Incluso Yves Saint Laurent diseñaba el vestuario de sus obras y en casa tenemos bocetos suyos. Mi tío Daniel Malingue también tiene una galería en París. Por su parte, no solo le gusta el arte, sino también le gusta comprar y vender obras y sobre todo apoyar a los artistas. Yo me crié en ese ambiente. Vi que entraban y salían cuadros de mi casa, conocí a varios artistas y a varios marchands. Siempre me encantó el arte y sentí una sensibilidad especial ante los cuadros desde muy chica. Por todo esto siempre sentí que tenía que trabajar en este mundo. Por eso a los 18 fui a estudiar Historia del Arte y Management de artes a Buenos Aires.

Aún se recuerda mucho a tu abuela como una gran galerista. Contame más sobre su galería.
Mi abuela trabajó en París en la galería de mi tío y al venir a vivir a Paraguay en 1987 abrió su propia galería en Asunción, la cual estuvo abierta hasta 1992. Ellos tuvieron exposiciones de Edith Jiménez, Koki Ruíz, Bernardo Ismachoviez y varios artistas importantes.

¡Me imagino que tendrás anécdotas familiares fabulosas! ¿Compartirías alguna con nosotros?
Siempre descubro algo sorprendente de mi familia. Hay cosas que por lo visto yo no registré o ellos se olvidaron de contarme. Por ejemplo, una vez fui a la casa de Gabriela Zuccolillo y me encuentro con un catálogo que enseguida identifiqué con la galería de mi abuela ya que tenía el mismo formato. Al levantarlo leo: “Marc Chagall”. Me quedé asombrada. ¡Imaginate que yo no tenía idea de que ellos abian hecho una muestra de litografías de Marc Chagall en la galería!

¿Cómo surge la idea de abrir tu propia galería?
Estando en Buenos Aires realicé muchas pasantías y también tuve la oportunidad de trabajar en ferias y galerías. Al regresar a vivir a Paraguay lo primero que hice fue decirle a mi papá: “vamos a abrir una galería”. Como él hace años tenía ganas de volver a abrir una galería, decidimos construir este espacio de arte en el cual seguiremos con la tradición familiar.

Tengo entendido que tenés un enfoque muy distinto al de tu papá en cuanto a preferencias artísticas. Contame más sobre esto.
A mi papá le gusta más trabajar con los grandes maestros. Le gusta trabajar con artistas ya consolidados. Yo por mi parte prefiero trabajar con artistas emergentes. Me gusta trabajar con nuevos artistas y espero que este sea un espacio de legitimación para ellos, y que a través de un compromiso galería/artista, lograr que estos artistas triunfen. Tal vez sea un poco ilusa e inocente, pero siento que todo lo que hago, lo hago por amor al arte y con ganas de promover al arte. Sinceramente quiero que el día de mañana todos mis compañeros de colegio, mis amigos, todos los paraguayos conozcan los nombres de los artistas, que sepan dónde queda el Museo del Barro, que frecuenten las galerías, que conozcan un poco más de la cultura paraguaya y de nuestro arte.

¿Cómo ves a la vinculación de los jóvenes con el arte actualmente?
Cambió muchísimo. Cuando yo me fui del país hace cinco años el centro prácticamente no existía. Ahora el centro cobró mucha fuerza y se ha convertido en una especie de polo cultural. Además hay mucha gente con más apertura mental, que busca frecuentar lugares distintos, realizar nuevas actividades, escuchar nuevos estilos de música, ser partícipe de la actividad teatral, ver buen cine e incluso disfrutar de nuevas propuestas gastronómicas. Veo que más que una apertura al arte, ahora estamos viviendo una apertura a la cultura. Creo que la cultura va toda de la mano y el siguiente paso es obviamente el arte. Creo que nos estamos educando. Cada vez leemos más, viajamos más, queremos saber más sobre nuestro país, más sobre su arte, su música, su gastronomía. Me parece que el interés de la gente joven por el arte está creciendo.

¿Qué proyectos tenés para tu galería?
Inauguramos con una especie de homenaje a mi abuela. Abrimos la galería el 25 de Setiembre con una muestra de afiches vintage. Mi abuela había inaugurado su galería en 1987 justamente con una serie de afiches traídos de París. Nosotros decidimos hacerlo con los afiches que quedaron sumados a otros que fuimos coleccionando en todos estos años, ya de artistas locales, como una manera de homenajear a la tradición familiar.

¿En tu galería, vas a dar preferencia a algún medio en especial?
Me gustaría trabajar con todos los medios Me gustaría que esta galería sirva como espacio de exposición para todos los medios y que todos los artistas que quieran exponer se acerquen aquí con libertad.

¿Qué artistas van a exponer en los primeros meses de la galería?
En noviembre inauguramos una muestra de Enrique Collar. La muestra se llama “Oxígeno” y comprende ocho obras suyas recientes que va a traer de Holanda. El Calendario para el próximo año aún está en proceso de elaboración.

¿Cómo es trabajar con tu papá?
Mi papá es un caso muy especial. A pesar de que él asegura que es un business man y que hace todo por negocio, dentro de todo tiene un ojo y una sensibilidad fuera de serie. Tiene un know how de hace treinta años que viene acumulado -ya que trabajó toda su vida en esto- que me hace soñar con llegar a ser como él el día de mañana. Es una persona que ve algo y ya sabe donde lo puede vender. Obviamente respeto muchísimo su experiencia y todo lo que dice para mí es ley. Trabajar con él es muy tranquilo, ya que él es una persona muy buena onda, confía mucho en mí y me apoya en todas mis decisiones, algo que le agradezco todos los días. Pero juntos vamos decidiendo todo. El me guía mucho, y yo aporto también nuevas ideas.

¿Cómo fue el cambio de regresar al Paraguay tras tu experiencia trabajando en el mercado argentino?
Yo vengo de una experiencia de trabajo en un mercado mucho más desarrollado que el nuestro. Buenos Aires es una ciudad de primer mundo en lo que respecta al arte. Por darte un ejemplo, allá mis amigos que estudiaban psicología o periodismo deportivo, sabían perfectamente donde quedaba el Malba y cuál era la exposición que estaba en ese momento en el Malba. Es muy distinto a lo que se vive acá. Pero mi expectativa es que algún día acá también se llegue a eso. En cuanto a mí experiencia personal, allá yo era una pasante pero de cosas mucho más grandes. Por ejemplo trabajaba en una feria que se llama Feria Eggo, una feria de artistas emergentes, de nada más dos fines de semana, pero donde pasaban cerca de 60.000 personas. ¡El movimiento era algo increíble! No sólo por la cantidad de gente, sino porque se vendían obras a cada rato, a pesar del mal momento económico, se sentía un gran entusiasmo por el arte y ésta florecía muchísimo. También me tocó trabajar para un revista online, para la cual debía reseñar exposiciones. Me tocaba ir a tres muestras por semana y me resultaba increíble, que sea donde sea, hasta en la galería más chiquita, siempre me encontraba con al menos 100 personas. Es obviamente un mercado muy dinámico.

¿A qué se debe ese interés por el arte?
Creo que se deben a dos factores por igual medida. Por un lado hay una mayor conciencia del arte como inversión y por otra parte también hay una mayor concientización cultural. Ir a una muestra es para ellos una actividad tan válida como ir al cine. Y una vez que uno empieza a frecuentar las muestras, uno no puede volver atrás.

¿Cómo ves a los artistas paraguayos?
Son excelentes. Creo que el mejor material que existe hoy en día está en nuestro país. Creo que hay mucho potencial para exportar. Pero lastimosamente localmente hace falta un mayor interés por parte del público.

¿Qué deseas vender en tu galería?
Tal vez mi punto de vista sea muy inocente, pero no quiero vender ninguna obra de arte de la cual no esté enamorada. Espero no perder nunca este principio.

lunes, 22 de diciembre de 2014

UNA COCINA CON VINO Y POESIA


 

Estamos en la época de las fiestas, cuando las familias se reúnen en torno de la mesa para compartir, recordar y celebrar. Debido a esto he decidido, por esta ocasión, escribir mi columna con un tono mucho más personal que de costumbre.

Para pasar una noche perfecta hace falta bien poco: un buen vino, familia, recuerdos y poesía. Como escenario: una cocina cálida que acoge a la sobremesa. Mi italianísimo zío Luciano recitando, con tal emoción que apenas retiene las lágrimas en los ojos, “Rerum Natura” de Tito Lucrecio Caro y “Carmina” de Horacio. Deteniéndose en las palabras para saborearlas como las últimas exquisiteces que nos ofrecía la sencilla mesa de la Nonna María.

“¡Oh Taliarco!, ¿no ves cómo la cima del Soratte blanquea con la nieve, las selvas agobiadas apenas resisten el peso de la escarcha, y los ríos detienen su curso encadenados por el hielo riguroso?
   Defiéndete del frío echando en el hogar leña en abundancia, y llena alegremente las copas del vino de cuatro años que guarda el ánfora sabina. Lo demás déjalo al arbitrio de los dioses que, en cuanto amansen la furia de los vientos que encrespan las hinchadas olas, dejarán de combatir a los viejos olmos y altos cipreses.
   Huye de inquirir lo que será del mañana, aprovecha bien los días que te concede el destino, y no desprecies las danzas y los tiernos amores; pues eres joven, y la tardía vejez aún no se atreve a marchitar tu lozano verdor.
   Ahora debes frecuentar el campo de Marte, las plazas públicas y los gratos coloquios nocturnos que te llaman a la hora señalada. Ven a gozar la risa hechicera que descubre a tu amante escondida en su retiro silencioso, y a quitarle las joyas de sus brazos y el anillo del dedo que resiste suavemente tu intención
.” (CARMINA I, 9)

Unos versos tan apropiados para acompañar a la escena que curiosamente podía ser perfectamente descrita en el texto. Los montes lejanos, el frio exterior que se contrapone al calido hogar, el vino versado y el llamado de un hombre anciano a disfrutar el presente.

Como siempre la poesía lleva a la reflexión más allá de sus versos... sigue un elogio al latín y a los autores clásicos por poder, con tan pocas palabras, englobar tanto. Frases de cuatro palabras que contenían mundos de sabiduría y que para traducirlas al inglés, al español, al italiano o al francés, se requerían agregar 6 vocablos más.

Luego mi tío Luciano me mira y me confiesa: "como arquitecto siempre fui un creativo, y te puedo asegurar que nada de lo que hice está libre de los legados clásicos. Hay que leer a los clásicos. Son los padres de todo lo que vino después. ¡De todo!" Y como metáfora agrega, mirándome fijamente y con autoridad: "tu sai Valeria....uno non legge soltanto a Shakespeare... La c'é la VITA!" (Sabes Valeria, uno no lee solamente a Shakespeare. ¡En sus páginas está la vida!) Cuanta sabiduría y cuanta belleza de palabras y pensamientos. 

La conversación de los autores clásicos y poetas nos conduce a Marguerite Youcenar y como en sus "Memorias de Adriano" no sólo escribió sobre los romanos sino que captó su esencia escribiendo con su misma magia. Mi tío Luciano va a la biblioteca y trae a la cocina un pequeño texto: “Los 33 Nombres de Dios de la Youcenar”. Lo lee en voz alta y nos sobrecoge dejándonos a todos en silencio meditando por unos instantes. 

“1. Mar de mañana/ 2. Ruido de la fuente, en las rocas sobre las lajas de piedra/ 3. Viento del mar, la noche en una isla/ 4. Abeja/ 5. Vuelo triangular de los cisnes/ 6. Cordero recién nacido, carnero hermoso, oveja/ 7. El suave morro de la vaca, el morro salvaje del toro/ 8. El morro paciente del buey/ 9. El fuego rojo en el hogar/ 10. El camello cojo, que atravesó la gran ciudad atascada camino a su muerte/ 11. La hierba, el olor a hierba/ 12. (silencio)* ** * * */ 13. La buena tierra, la arena y la ceniza/ 14. La garza que esperó toda la noche, casi helada, y que al fin apacigua su hambre al alba/ 15. El pequeño pez que agoniza, en la garganta de la garza/ 16. La mano que se pone en contacto con las cosas/ 17. La piel, por toda la superficie del cuerpo/ 18. La mirada, y aquello que mira/ 19. Las nueve puertas de la percepción/ 20. El torso humano/ 21. El sonido de una viola o de una flauta indígena/ 22. Un sorbo de bebida, fría o caliente/ 23. El pan/ 24. Las flores que brotan de la tierra en primavera/ 25. Tener sueño en una cama/ 26. Un ciego que canta, y un niño enfermo/ 27. Caballo que corre en libertad/ 28. La mujer-de-los-perros/ 29. Los camellos que se abrevan, con sus pequeños, en el arduo guad/ 30. Sol naciente sobre un lago aun helado a medias/ 31. El silencioso relámpago, el rayo estrepitoso/ 32. El silencio entre dos amigos/ 33. La voz que viene del este, entra por la oreja derecha y enseña un canto.”

Yo en ese momento pensé en tomarme la licencia de agregarle al elenco como nombre N°34 lo siguiente: Una cocina con poesía.

Estoy segura que en algún lugar de esa cocina estaba un ángel que nos sonreía mientras saboreaba sus propios versos latinos.... 

Al volver a casa la reflexión continúa. (Es así la poesía, como sabrán los que la leen habitualmente, su efecto perdura un largo tiempo en el alma) Pienso en como mi papá y sus hermanos estudiaban griego y latín en el colegio, prácticamente se criaron conociendo los textos clásicos... sobrevivieron a una de las guerras más nefastas de la historia y lograron dejarla atrás... seguir adelante y seguir leyendo y aprendiendo y consumiendo vorazmente arte, libros, cultura durante toda su vida. Hoy ellos-los que quedan de esta generación- son un tesoro, llenos de sabiduría y cultura y prestos a compartirla.

Más allá de la poesía compartida en familia, de lo hermoso que es cuando ya sea la poesía, el dialogo o los recuerdos, entrelazan los corazones, uniendo generaciones al revivir momentos y compartir experiencias, pienso en qué lindo es cultivarse en vida.

Como meta de fin de año les propongo lo siguiente: ¡Cultivémonos! Dediquémosle menos tiempo a la pavada y compartamos más con nuestros viejitos, leamos más poesía, leamos buenos libros, vayamos al teatro, visitemos muestras y museos, asistamos a conciertos, pintemos, escribamos, dibujemos, cantemos, recitemos.... ¡Seamos arte! 

Piensen en el futuro. Imagínense llegar a viejos tan vacíos teniendo en sus acervos solo las horas perdidas jugando Candy Crush y viendo “Bailando por un sueño”. Qué triste que sería limitarse a transmitirle a sus nietos en la sobremesa el relato de la final de “Yingo”.