martes, 25 de septiembre de 2012

HUGO CATALDO: CON EL LÁPIZ EN LA MANO


Fotografía: Mónica Matiauda


Hugo Cataldo asegura haber nacido con el lápiz en la mano, algo que al conocerlo nadie se atrevería a poner en duda. Estoy segura que ninguna de las paredes de su infancia habrá quedado inmune a su inquieto lápiz. El hecho de que a los 16 años ya se encontraba estudiando dibujo en una universidad norteamericana podría perfectamente servir de testimonio de que Hugo tenía bien en claro desde chiquito que la ilustración era lo suyo.

Luego de esa precoz experiencia, partió rumbo a Inglaterra donde estudió animación e ilustración graduándose con honres del Southampton Institute. Luego continuaría su formación en el “London Animation Studio” de la prestigiosa universidad de arte y diseño “Central Saint Martins” de Londres, obteniendo nuevamente la distición más alta otorgada por la universidad. Mientras se encontraba aún estudiando, obtuvo su primer premio por el corto animado “La Leyenda del Urutaú”, premio JVC a la Mejor Animación de estudiante del “National TV Society Awards”.

Tras trabajar un tiempo en Europa haciendo diseño de personajes animados, decidió regresar a Paraguay. Acá siguió trabajando como ilustrador freelance, mientras exploraba paralelamente otros medios desde donde expresarse. Así empieza a crear obras, tener sus primeras muestras individuales y colectivas. Sus cortos animados le hacen encontrar una nueva pasión: el cine. Hoy nadie duda que Hugo Cataldo tiene siempre el lápiz en la mano, ya sea ilustrando, bocetando, dibujando, haciendo un story board  o escribiendo guiones para cine y comerciales de TV.

¿Qué te llevó a vincularte con el arte?
En realidad yo nací con un lápiz en la mano. Desde que tengo memoria dibujo. Los primeros recuerdos de infancia que tengo son de mi tía Fifa - quien vivía al lado de nuestra casa, con un portoncito que conectaba nuestros patios – enseñándome los colores. Ella me enseñaba colores difíciles tipo beige, magenta, ultramar, cyan, etc. Creo que no tenía seis años todavía cuando esto. Además, mi mamá Elvira, hizo su carrera de arte en Estados Unidos, se recibió de diseñadora de interiores. Mi papá Hugo, es arquitecto, mi tío Cesar era músico y me acuerdo que venía con su grupo “Juglares” y armaban peñas en mi casa, mi tía Martha también tiene el dote artístico. Las artes siempre me rodearon.

¿Hubo algún familiar que te guiara hacia el arte?
Mis padres, en especial mi mamá. Me acuerdo que mamá no me quería dibujar las carátulas para los cuadernos en primer grado porque decía que yo podía dibujar más lindo. Yo dibujaba todos los días, me pasaba horas frente al papel, pintando con acuarelas. Mamá me mandó a Estados unidos a los 16 y tuve la suerte de asistir a su universidad donde me metieron a clases de Life Drawing, yo era el más pequeño. Fue la primera vez que vi y dibujé un desnudo en vivo. Muchos años después, ya en la universidad en Southampton, ya era cosa de todos los días, pero esa primera experiencia me marcó. Ver que había gente que estudiaba arte fue algo que creo marcó mi rumbo. También lo fue el hecho de saber que mis padres me iban a apoyar. Ellos eran conscientes de que yo iba a estudiar algo relacionado con el arte. Mamá también es mi gran crítica. Ella nunca está 100% contenta con lo que hago, siempre cree que puedo más. Es algo muy bueno que la gente te empuje y crea que todavía no alcanzaste tu máximo potencial. También es una gran responsabilidad tratar de cumplir con esa expectativa.

¿Cómo y cuando surge tu pasión por la ilustración?
Surge allá por 1999 cuando termino mi Foundation en Arte y Diseño en Southampton. En el Foundation te enseñaban todo tipo de disciplinas artísticas como cerámica, dibujo, pintura, diseño de moda, diseño textil, diseño industrial, ilustración, fotografía, diseño grafico, escultura, etc. Todo esto era antes de ingresar a la universidad. Fue aquí donde una profesora, cuyo nombre no recuerdo, pero que era una gran profesora de dibujo, me prestó unos libros de cuentos con unas ilustraciones bellísimas de una ilustradora que se llama Angela Barrett que estudió en el “Royal College of Art” en Londres. Me obsesioné con ella y me compré ese libro. El libro era Blancanieves. Hasta ahora lo tengo conmigo junto con los varios libros de cuento que fui coleccionando hasta ahora. Tengo una colección muy interesante.

Un día fue a visitarnos un profesor (en realidad venían muchos, cada uno tratando de promocionar su universidad, pero yo me acuerdo de uno sólo), se llamaba Nick y habló de una carrera que se llamaba animación e ilustración. A mí me llamó mucho la atención y empecé a investigar. Finalmente después de hablar con mis padres entré a estudiar eso. Para mí era la combinación perfecta, estudiar animación que era algo que siempre amé de niño e ilustración que se volvió una pasión igual de bella.

¿Me imagino que desde chico dibujabas ya un montón? A pesar de que seguramente tenés a tu niño interior muy despierto, ¿en qué se diferencia lo que dibujabas en tu adolescencia con lo que dibujás hoy en día?
Sigo dibujando por más que pasé por un momento donde el dibujo se volvió un trabajo y dejé de dibujar por placer. Por suerte fue solo una etapa y ahora dibujo nuevamente por placer y el trabajo también es por placer. El niño interior es lo que creo que mantiene la fantasía y la imaginación viva y hace que todo lo que dibuje me asombre de alguna forma. Creo que la diferencia técnica es que mejoré en las proporciones y que puedo adaptar mi estilo de dibujo a casi todo lo que me pidan. Por otro lado en los temas creo que cambié mucho, antes dibujaba gordas, bailarinas y sirenas gordas. También dibujé mucho con acuarelas, me inspiraba mucho en Henry Matisse. El control de la técnica es algo que se gana con los años y el oficio. La gran mayoría de mis dibujos de universidad son dibujos a lápiz y son desnudos, todos están en la galería de arte Planta Alta.

¿Sos fanático de algún cómic?
Fanático no, ¡pero tengo muchos! Empiezo a leer el comic por el estilo del dibujo, muchas veces me engancho y otras no tanto. “Sky Doll” son unos comics que leí hace unos años atrás. Cuando viví en Paris me iba mucho a la “Fnac” y miraba los comics franceses tratando de practicar mi lectura. Pero los que más me llamaron la atención siempre fueron los comics de Marvel, Stan Lee es un genio. Spiderman y los X-Men son mis preferidos.

¿Qué ilustradores o artistas pueblan tu imaginario?
Miles. Por citar algunos. Arthur Rackmann, Edward Ardizzone, Paula Rego (artista que ilustró un bello libro de “Jane Eyre”), Ralph Steadman con su fuerza impresionante, Kay Nielsen con su estilo delicado y frágil, Angela Barrett por supuesto hasta ahora sigo obsesionado con ella, Tony Ross, Helen Oxenbury, Quentin Blake, Sara Fanelli, Lauren Child, Raymond Briggs, Maurice Sendak y por supuesto Mary Blair con su paleta de colores asombrosa.

¿De qué te nutrís para ilustrar?
De todo, de lo que veo y lo que me llama la atención. Depende mucho de qué tipo de ilustración tenga que hacer. Revistas, fotografías y fotógrafos, música, teatro, películas, pintores, todo, casi todo en realidad. Creo que los ilustradores que me llaman  la atención generalmente tienen algo en sus dibujos con lo que me identifico, algo que me suena a verdad. Creo que un buen ilustrador es un buen observador. Creo, en realidad que un buen observador es bueno en cualquier profesión.

¿Con qué faceta de la ilustración te sentís más cómodo?
La verdad que me siento cómodo dibujando. Me gustan los desafíos. En Paraguay para lo que más me llaman es para hacer ilustraciones de moda y diseño de personajes.

¿Con qué técnica te sentís más cómodo?
Me gusta mucho trabajar con acuarela, también con tempera. Hace poco hice unos dibujos para la obra de teatro de Paola Irún donde usé papel de arroz y acuarela blanca y con la pintura todavía mojada y a contra luz saqué las fotos de las piezas. El resultado fue fantasmagórico. Me encantó. También me gustan los lápices de colores o de papel, no importa. La tinta también me interesa y salen cosas muy interesantes con ella. Pero últimamente estoy trabajando sobre lienzo, por primera vez, con acrílicos. También me gusta trabajar con PhotoShop y con Illustrator, es muy divertido usar las herramientas digitales. Me encanta.

¿De qué manera considerás han influido las nuevas técnologías en la ilustración?
La nueva ilustración explotó gracias a las nuevas tecnologías y en especial gracias a la ilustración digital. Hay cosas que no se pueden hacer en digital pero así también hay cosas fantásticas que no se pueden hacer sin digital. También se consiguen resultados asombrosos mezclando las dos técnicas. Muchos clientes piensan dos veces antes de elegir fotografía para representar su marca. Ahora la ilustración es un medio considerado de gran fuerza para las marcas.

Trabajás tanto en papel como en digital. ¿Qué parte de tus trabajos realizás en papel y cual en digital y Cómo decidís que medio emplear para una obra o encargo en especial?
Mi metodología de trabajo depende del cliente. Depende de la marca, yo sugiero a partir de algo concreto que es siempre lo que el cliente quiere. Puedo sugerir técnicas y estilos pero al final depende mucho de que vamos a vender. Hay algo de intuición al ver el tema que te hace decidir la técnica.  Por ejemplo, cuando Navarro Correas me pidió ilustraciones para su línea de espumantes sentí que tenía que dibujar las ilustraciones en PhotoShop.

¿Cómo es tu proceso creativo?
Hay mucho de intuición. Mi proceso parte de algo intangible, de unas ganas, un fuego interno que me hace hacer algo casi en piloto automático. Cuando pienso también pueden surgir cosas muy interesantes, trato de no perder la espontaneidad del bosquejo. Cuando mejor trabajo es también cuando el cliente me da libertad de crear. Es importante eso que te dejen sugerir. Es muy importante entender lo que el cliente quiere trasmitir.

¿Cuáles son los límites o las fronteras entre la ilustración y el arte? ¿Existe alguna delimitación?
La diferencia, para mí, entre la ilustración y el arte es que en la ilustración el tema es lo que hace que surja la pieza, el punto de partida está determinado por el cliente. En el arte es el artista el que impone lo que quiere y si al cliente le gusta lo compra.

Además de artista e ilustrador, dirigiste varios cortos e incluso largometrajes. ¿Cómo dialogan tus distintas facetas creativas?
Creo que dialogan de una forma muy orgánica. Uno se nutre del otro y viceversa. Mi amor hacia el cine es muy fuerte, hasta más grande que mi amor por el dibujo y eso es decir mucho. ¡Amo escribir y creo que todas estas disciplinas se complementan tan bien en el cine! El cine es el único arte que es multidisciplinario, ahí entra todo. Si uno se fija en las películas y comerciales que dirigí va a ver mi influencia visual.

¿Cómo surgen tus fantásticas Fridas?
Las Fridas surgen a partir de querer ver a mi artista preferida en otra luz. Verla de forma alegre y sin tratar de competir con sus autorretratos que son sublimes. Creo que ella tiene facciones muy bellas e interesantes de explorar. A través de la repetición quiero llegar a convertir la imagen que creo, también icónica. Mis Fridas son como yo la veo a ella, una mujer fuerte, llena de vida y color.

Otra serie tuya que tuvo un enorme impacto, fue la de los Artoon. Contame más sobre estas criaturas entre lo moderno y lo barroco
Esa serie es una serie tan divertida, creo que cuando la imaginé y empecé a pintarla me reía solo. La idea era tomar conceptos opuestos y juntarlos, como lo barroco y las caricaturas. También era importante que los marcos sean de fibra de vidrio. En el caso de los Artoons primero vi los cuadros de reproducción masiva en Juguetería 10. Ví que eran cuadros “Made in China” pintados por los miles y eso me pareció un punto de partida interesante para hacer una intervención. Tratar de hacer de lo kitsch algo cool. El primer Artoon Exelso estuvo colgado una hora en Planta Alta y ya fue vendido.

En tu última muestra "Leda y el Cisne", llevada a cabo en la Galería Planta Alta, volviste a abordar el erotismo femenino como lo hiciste en "Punto Húmedo". ¿Qué otros vínculos existen entre ambas series?
Como vos misma lo decís la serie comparte el erotismo pero también comparte la fantasía. También comparten el tratar de adentrarme a la psiquis femenina, tratar de entender la fuerza que tiene así como apreciar su delicadeza. La mujer y sus contradicciones que la hacen fascinante para mí.  Las dos series fueron presentadas con instalaciones que apelaban a que se usen los sentidos, a que el espectador entre al mundo que yo creé. Para las dos instalaciones el espectador tenía que sacarse los zapatos y entrar descalzo. Punto Húmedo, con su pieza blanca y su piso acolchonado, su luz tenue, los textos de varias mujeres analizando la obra y la obra en sí, cajas de acrílico traslucido blanco con puertas entreabiertas que descubrían a mujeres dibujadas en tinta. Todas estas mujeres dándose placer de espaldas al espectador.

Para Leda y el Cisne, Thelma Colmán re escribió la leyenda de Leda y el Cisne. La instalación en sí era una habitación negra a oscuras, a la cual se accedía con una linterna y se pisaba sobre plumas blancas. La obra eran unas cajas de acrílico negro, sin puertas esta vez ya que la penumbra de la caja en sí las protegía. Dentro estaban dibujos de mujeres en diferentes posiciones sexuales con el cisne. Los dibujos están hechos sobre papel de arroz. Los cisnes son manchas de acuarela blanca y las Ledas están dibujadas en lápiz de papel.

¿Cuáles son tus proyectos próximos?
Varios, quiero hacer la expo de los cuadros de Fridas antes de fin de año. También tengo un cortometraje sobre el piano de Eliza Lynch que quiero grabar. Este proyecto es lo más bello que escribí hasta ahora. El Fondec me adjudicó una parte del presupuesto pero todavía busco dos tercios del presupuesto que necesito para realizarlo. Es un proyecto de época muy bello. También estoy terminando “Karaoke Exquisito” un largometraje grupal con 6 directores.

¿Qué es para vos el arte?
El arte es mi vida. Sin el arte no vivo, no respiro.


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