Luvier
Casali nació en Asunción en 1982, formándose con grandes maestros locales como
Edith Jiménez, Olga Blinder y Carlo Spatuzza. En el 2006 obtuvo el premio Henri
Matisse, que le dio la oportunidad de viajar a Francia para participar de una
residencia artística y desde entonces vive y trabaja en Nantes y París.
Participó
en el laboratorio de artistas como Nury González, y en talleres de artistas
como Oscar Manesi y Jean-Michel Vaillant. Luego, en las Palmas de Gran Canaria
se especializó, bajo la tutoría del maestro español Alfonso Crujera, en grabado
electrolítico no tóxico, una técnica que prescinde de los materiales altamente
tóxicos tanto para el artista como para el medio ambiente, que se emplean
habitualmente en el grabado.
Además
de los talleres que cursó en Argentina, Brasil, México, Estados Unidos, España
y Francia, ha realizado exposiciones individuales y colectivas en Chile,
Uruguay, Cuba, México, España, Bélgica y Francia. En el 2009 representó al
Paraguay en la Segunda Muestra de Arte Iberoamericano en México y en el 2010 lo
hizo en la Trienal Mundial de la Estampa y el Grabado Original en Francia,
obteniendo la Mención Especial del Jurado. En el 2011 fue seleccionado para la
Bienal Internacional de Grabado Contemporáneo de Lieja, Bélgica, siendo el
primer artista paraguayo en participar en esta bienal.
A
pesar de su juventud, su obra ya se encuentra en importantes colecciones
privadas y públicas, formando parte del acervo de instituciones como la
Fundación Museo de las Artes del Grabado de Coruña, España y el Archivo
Histórico Wanda Svevo de la Fundación Bienal de Sao Paulo, Brasil.
La
obra de Luvier refleja su pasión por la investigación y la experimentación, así
como también su fascinación por lo transitorio y efímero. Cada pieza va pasando
por diversos procesos conceptuales y técnicos. Un aparentemente sencillo transfer
es en realidad el resultado de la impresión de un still de una filmación que registra una performance; en el delgado
papel de uno de sus grabados, apenas perceptible, una imagen que se insinúa
bajo las otras hecha con un gofrado, otras obras con intervenciones tan
imperceptibles como significativas, algunas de las cuales sólo el artista
conoce y lo guarda como un secreto significado oculto.
La
degradación, lo visceral, lo transitorio del ser sobre la tierra, la muerte, la
decadencia del cuerpo son temas que se van reiterando una y otra vez a través
de los más diversos medios imaginables. No hay limitaciones para Luvier. Un
rollo de papel higiénico puede ser el soporte perfecto para una obra, lo que
delata también su agudo sentido del humor.
En cada obra se va revelando su gran dominio
técnico en el cual intricados procesos dan vida a piezas apoyadas en sólidas
bases conceptuales, obras que dialogan en diversos medios como si se trataran
de lenguas distintas articulando un mismo mensaje. En todas ellas lo constante son
las sutilezas y prolijidad con los que el artista transmite ideas complejas,
viscerales y de difícil asimilación. Pero las recibimos con gusto.
Maravillados, a veces hasta sin palabras.
¿Qué te llevó al
arte?
Nunca
me cuestioné, intuitivamente lo dejé fluir (¿o influir?) en la complejidad de
mi cotidiano. ¿Fue casualidad o causalidad? Poco importa. Quizá se debió a ciertos
acontecimientos de mi infancia o de mi adolescencia, o tal vez fue por la falta
de un buen psicoanalista (risas) …, de lo que estoy seguro es que siempre se
manifestó en mí cierta sensibilidad perceptiva y atracción hacia lo visual y lo
plástico. Así fui desarrollando una alta capacidad crítica y de asociación de
ideas. Siempre estuve más interesado en el significado abstracto del mundo
exterior que el común perceptivo de la gente.
Llevás viviendo cinco
años en Francia. Contame más sobre tu vida allí.
Fui
a Francia por primera vez como ganador del premio Matisse 2006, otorgado por la
Embajada de Francia, la Alianza Francesa y Gente de Arte. En esa ocasión
presenté un video-performance titulado “Proyecto Meiáre”. Llegado a Francia
tuve la posibilidad de desarrollar un proyecto artístico titulado “Changement
de Peau”, que luego lo expuse como
resultado final de mi residencia en la Escuela Superior de Bellas Artes de
Nantes. Durante esa estadía conocí a varios artistas y galeristas que me
propusieron realizar otros proyectos a largo plazo, uno de ellos fue un
proyecto editorial multimedia titulado “Notre Petit Immigré”, publicado por la
editorial francesa Joca Seria. Luego mi estadía se fue prolongando
indefinidamente, y he aquí yo, 5 años más tarde. Mi cotidiano en Francia es
bastante agitado, con muchos proyectos individuales y colaboraciones paralelas
con gente del circuito cultural. Si bien en estos últimos años me he movido
bastante por Europa y América por el tema de las residencias artísticas en las
cuales estuve y sigo participando, siempre vuelvo a Francia, que actualmente
considero es mi cable a tierra.
¿De qué te
nutrís para generar obra?
Creo
que es la obra quien se nutre de mí, pues ella ya está hecha mucho antes de que
la genere, simplemente se sirve de mis facultades y necesidades primarias para
manifestarse en esta dimensión. Me sirvo
de las perversiones que experimento con el cuerpo, ese cuerpo post-humano tan
vigente en nuestros días y de ciertos conceptos ligados a la degradación tanto
física como moral del hombre. Me interesa la preocupación existente que tienen
las personas en conservarse, y el apego
a lo material y terrenal, ese deseo idílico por mantener lo degradable.
Cuando
me encuentro en situaciones en las que se desafía el ciclo natural de las
cosas, como el tiempo y la muerte, es cuando me cuestiono sobre el verdadero
sentido de la creación, sus fines y objetivos, y si realmente los tiene. Estos
son actualmente algunos de los factores influyentes en mi creación.
¿Cómo es tu
proceso creativo?
Como
mi imaginación. Dicen que el proceso creativo es prácticamente invariable y que
la mente del creador es preparada previamente. En mi caso la contemplación es
un elemento clave en el proceso creativo; si bien en algunos casos y
dependiendo del lenguaje que utilice, el proceso puede ser metódico, en otros
puede resultar versátil e inconstante. En cualquiera de los casos el mismo
puede surgir de algún detonante que se presente ya sea en la frase de un libro,
una música, del gesto o reacción de una persona desconocida ante una situación
incómoda, o de una depravada historia de la prensa sensacionalista. Es un círculo
vicioso y apasionante que me puede llevar a estados de excitabilidad, de
neurosis o depresión, como de plena satisfacción y sosiego.
¿Qué lugar ocupa
la experimentación en este proceso?
Ocupa
todos los lugares, no sólo en el proceso creativo sino también en mis prácticas
diarias. Constantemente estoy experimentando, en mi trabajo, conmigo mismo y
con los demás, y creo que toda persona debería estar dispuesta a implementarlo
como filosofía de vida, de lo contrario ¿cuál sería el sentido de nuestra
existencia si ya conociéramos el resultado? Una práctica predecible, por ende,
muy aburrida.
En muchas de tus
obras abordás temáticas vinculadas a la muerte. ¿A qué se debe este interés?
A
que como vos, también voy a morir, y de esta manera es como si me acercara a
ese estado que me apasiona y me atemoriza al mismo tiempo. Como humano creo que
es normal temer lo desconocido, ¿no? Por
eso experimento, y la muerte en mi trabajo es una estrategia para amigarme con
ella. Cuando estuve viviendo en México me di cuenta de la importancia que tiene
el muerto entre los vivos, ese hecho se impregnó en mi manera de observar y
crear. Por el momento me resulta interesante que el trabajo hable de mi final,
como una obvia premonición.
En tu serie de
grabados "Ecorchés" e "Interstitium" hay marcadas
reminiscencias a lo quirúrgico, cómo si se trataran de ilustraciones de
antiguos libros de medicina. ¿De dónde surge esta inspiración?
Surge
en primera instancia cuando accedí a la sección de libros raros de la
Biblioteca Nacional de Francia donde me encontré con archivos que mejor no
describirlos, luego se sucede con un encuentro de los cuerpos despellejados de
Fragonard, las catacumbas parisinas y las momias de Guanajuato. Estas prácticas
que ya eran corriente en el siglo XVIII
y en algunos casos realizadas de manera clandestina y de las cuales la
iglesia católica prefería no hablar y las ocultaba, surgen en mi imaginario
visual al mismo tiempo que comienzo a investigar sobre las prácticas de los
“accionistas vieneses”, o la generación de artistas del “body art”. Allí pude
contemplar toda esa experimentación que el hombre realiza con su propio cuerpo,
para dejar de lado el “glorioso lienzo” y comenzar a plasmarlo en su propia
piel, o la del otro. Me apasiona el hecho de que se hayan sometido a dolorosas
prácticas, no como un acto masoquista, sino mas bien para hacer entender al
público que el arte no es sólo lo bello y pintoresco, también existen otras
maneras de expresarse y reivindicar una realidad paralela que muchos prefieren
no ver, pero que hoy en día con las tendencias del arte contemporáneo
difícilmente sea obviada.
Tengo entendido
que cuando exponés te gusta desarrollar tus planteamientos y temas en distintos
medios a la vez. ¿Qué buscas al hacer estos paralelismos entre los distintos
medios?
Soy
de los que hacen que el fin justifique los medios. Es así como me sirvo de los
medios que están a mi alcance para plasmar mis preocupaciones tanto
conceptuales como estéticas. Los diversos lenguajes visuales o audiovisuales
que utilizo dependen mucho de la temática a ser desarrollada; pero en todos los
casos, siempre existe un medio apropiado para cada idea y un hilo conector,
como por ejemplo cuando en una exposición manejo obra gráfica, fotografía y
video, el principio en estos medios es el mismo: el de la reproducción de la
imagen.
¿Con qué medio
te sentís más cómodo?
Tus grabados
están hechos con métodos distintos y muy complejos. Para realizarlos atravesás
intricados procesos técnicos, que requieren mucha investigación
previa. ¿Con qué nueva técnica estás trabajando ahora?
Hace
un par de años comencé a explorar con grabado electrolítico, que es una
revolucionaria e innovadora técnica gráfica no tóxica. Mi primer contacto con
esta técnica fue en México y luego seguí indagando en Francia hasta que tuve la
posibilidad de ir a España, a las islas Canarias específicamente, para
especializarme. Al mismo tiempo estoy haciendo algunas esculturas, creando
prototipos en porcelana fría y otros con papel higiénico. Por el momento no hay
nada concreto al respecto pero la experimentación con estos medios me otorga
cierta libertad que no encontraba en otros.
Trabajás mucho
con tu propio cuerpo. ¿Qué te lleva a preferir este recurso expresivo?
Comencé
a utilizar la figura de mi cuerpo para crear obras por no tener modelos
dispuestos a someterse en particulares situaciones que necesitaba para mis
trabajos.
Luego
esto se volvió como un fetiche en el acto de filmarme o fotografiarme, y pensé
en el clásico tema del autorretrato que es recurrente en varios artistas. Fue
así que decidí seguir utilizando mi materia física como elemento y modelo para
realizar ciertos proyectos y no precisamente como un acto narcisista.
Tu instalación
"Silencios" y la video Instalación "Changement de Peau" abordan lo transitorio y también el
deterioro del cuerpo humano de una manera muy poética. ¿Me podrías hablar más
sobre estas instalaciones?
La
instalación titulada “silencios” es una obra de carácter efímero en la cual
analizo los límites entre el cuerpo y el tiempo, tanto entre el cuerpo
individual y el social, así como entre el interior y el exterior del mismo.
Utilicé fotografías de mi cuerpo desnudo en sustitución de mi presencia física,
para luego reproducirlas en lenguaje de la estampa. La ausencia de este cuerpo
real evoca mortalidad y la caducidad de la materia, puesto que había trabajado
con papeles que pudiesen transmutar durante el periodo expositivo. La materia
piel-papel en esta obra se utiliza como una propiedad que puede ser
fragmentada, alterada y transformada, para que de esta manera el cuerpo se
convierta en recuerdo, como lo que permanece cuando alguien desaparece.
En
“Changement de Peau” los intereses y
conceptos son similares a “Silencios”, salvo que ésta trata de una
video-instalación, también efímera, pero realizada para un sitio específico.
Cubrí completamente una de las salas de la galería con hojas en estado de
putrefacción y proyecté un video sobre uno de los muros. En este video lo que
vemos es una serie de cuerpos que se entremezclan y superponen en una danza
creadora de nuevos seres con malformaciones anatómicas, como siameses u orgías
de clones como paroxismo de mi cuerpo. Esta obra se transformaba a medida que
transcurrían los días de exposición, el olor y las hojas pudriéndose nos
remitían a los cuerpos en descomposición y esto era evidenciado con las
cambiantes texturas que adquiría la piel de los cuerpos proyectados en el
video.
Muchos de tus
trabajos son instalaciones efímeras en la cual la obra se va transformando con
el transcurso del tiempo hasta desaparecer y quedar tan sólo el registro.
Así
es, como explicaba anteriormente, en el caso de “Silencios”, “Changement de Peau” e “Ire” lo que me más interesa es como la
obra va transmutando y evolucionando; si bien en este caso la evolución de las
obras conduce a la desaparición o degradación. En “Ire”, una instalación realizada para un sitio específico en el
Museo del Barro, había trabajado el concepto de la transitoriedad de nuestra
presencia en la tierra. Para esto me serví de un poema de Alejandra Pizarnik
que dice: ”la muerte siempre al lado, escucho su decir, sólo me oigo”. Estaba
representado con una serie de sueros fisiológicos, macrogoteros y pigmentos que
duraron tan solo la noche del vernissage,
fue fugaz.
¿Tenés alguna
obra que sea especialmente significativa para vos?
En
su momento dado creo que todas fueron y significaron algo, pero hoy me
cuestiono mucho acerca de lo que hice. Soy una persona muy cambiante, lo que
genera diversos sentimientos y posturas respecto al pasado de cada obra. Una
vez el trabajo concluido siento que ya no me pertenece, quizás sea el
espectador o la crítica quien se haga cargo de que las obras signifiquen algo
para ellos y sentirse mejor al respecto. Tal vez me pase como a otros grandes
artistas que una vez muertos sus obras adquirieron importancia. Veremos.
¿Qué proyectos
tenés en puerta para este año?
Vuelvo
a Francia en breve y me esperan grandes proyectos, uno de ellos es una
residencia artística en CAMAC (Centre d’Art – Marnay Art Center) que es un
centro de arte, ciencia y tecnología, y lo voy a realizar gracias a una beca que
me otorgaron el año pasado de la Fondation Ténot de París. Ahí voy a
desarrollar un proyecto experimental relacionado a mi memoria infantil, que es
lo único que les puedo decir por el momento, y los otros proyectos…, prefiero
reservármelos para más adelante, a ver si me sorprendo nuevamente. (Risas)
¿Qué es el arte
para vos?
Es
la visión que cada uno tiene acerca de sus realidades, como un acto placentero
mediante el cual valiéndose de la imaginación y ciertas habilidades se imita y
crea al hombre.
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