Lastimosamente en
materia de regalos de San Valentín no hay medias tintas. O tu novio la tiene
clarísima, o es directamente un mentecato. Aquellos que la tienen clarísima por
lo general son unos soles divinos y esplendidos, pero lastimosamente son
difíciles de encontrar. Lo que abunda a cacharrata son las estrellitas que
brillan apenas y a lo lejos y a la hora de comprarnos un regalo por el día de
los enamorados, la pifian de aquí a Saturno.
Beatas quienes
tienen un sol que se ingenia cada año para sorprenderle con un regalo
espectacular, que le roba el aliento, la lleva al éxtasis romántico, hace que
todas sus amigas suspiren por lo divino que es y obliga a todas las envidiosas
a internarse a una cura de sueño para reponerse de la rabia. Estos chicos hacen
su tarea. Prestan atención, investigan, se esmeran, se toman el tiempo, no
dejan ni un detalle sin atender y por supuesto no dejan nada para última hora. Su regalo siempre es magnífico, no lo que
necesitabas, ni lo que deseabas, sino aquello que no te imaginabas que
necesitabas y que no hubieras luego podido desear algo mejor. A parte el regalo
nunca viene solo, lo acompaña un gesto grandioso, una ceremonia de entrega….
Hasta la entrega es tan mágica como la escena de una película de amor.
Pero
lastimosamente, a la mayoría nos toca lidiar con la otra clase de novio,
quienes a la hora de elegir su regalo pecan por miserable, distraídos, brutos o
meramente descerebrados. Sea cual fuere su regalo, están destinado a pifiarla
en grande año tras año.
Pero, así como
Alicia en el País de las Maravillas celebraba su no-cumpleaños, nosotras
también tenemos derecho a crearle a nuestras
medias naranjas una lista de no-regalos para evitarnos el dolor de cabeza de
tener que lidiar con sus malas elecciones.
CURSILERIAS: si tenes mas de 16 años y ya no podes alegar como
defensa a tu mal gusto el hecho de que las hormonas de la pubertad te obnubilan
el cerebro, abstenete de comprar el oso de peluche gigante con el corazón de
encaje que dice TE AMO, extiéndase a todos los demás chiches, tarjetas,
muñecos, tazas y demás enseres cotidianos que vengan con un corazón rojo
inmenso y alguna frase trillada. Para versitos cursi nos bastan y sobran los
piropos callejeros, que hasta tienen a su favor el hecho de que suelen ser un
poquito más originales y mucho más picantes.
IMPROVISACIONES DE ULTIMO MINUTO Díganme chicas, ¿ustedes aceptarían una
argolla de latita de cerveza como anillo de compromiso? ¡Obviamente ni aunque
te prometan que después te la cambian por el diamante koh-i-noor! Entonces
porque aceptarían una rosa callejera comprada al paso, un regalo cualquiera que
no tiene nada que ver con tus gustos, tu estilo o tus deseos y que clama a
gritos “IM-PRO-VI-SA-CION”. Obviamente tu novio le pidió a su madre o a su
secretaria que elija cualquier cosa para salirse del apuro de llegar al día D
con las manos vacías. Ninguna mujer se emociona con la tarjeta escrita a mano
de puño y letra de la florista reproduciendo las rimas de Gustavo Adolfo
Bécquer, ni llora de alegría ante una remera de leopardo con apliques en
lentejuela dorada que lleva el sello de tu suegra. ¡Por favor! ¡Pónganse las
pilas y dejen la improvisación para sus cuentos chinos!
ELECTRODOMESTICOS: Si tu idea del romance implica una licuadora, una multiprocesadora,
una plancha o una nueva heladera…… definitivamente no tenes idea de nada. Estos
regalos no son válidos para San Valentín,
ni aunque tu esposa o novia esté inscripta en el IGA. Y de paso te
informamos que ni siquiera son válidos para regalar a la esposa por el día de
la madre.
LA ROSA UNICA: Una imagen vale más que mil palabras. La imagen de
un novio que llega a la casa de su novia con una rosa roja única envuelta en
celofán y con una tarjetita que dice en Times New Roman versión cursiva “Feliz
dia de la primavera” (porque el florista callejero reciclo las tarjetitas que
le sobraron) es la viva imagen de la miserabilidad. Tu novio no es ni desatento,
ni bruto, es pura y llanamente UN MISERABLE. Ni dudes en poner su lamentable
rosa en remojo…. En el inodoro.
ACCESORIOS PARA RODADOS: Cubiertas nuevas para el auto, renovar el limpia
parabrisas, un busca huellas, transformar su motor a flex, nuevas tazas, un cambio
de aceite. ¿En serio? ¡Ellas NI SE VAN A
DAR CUENTA! Le pueden retapizar el auto en cuero y ella se va a dar cuenta 10
días después, y aun luego de darse cuenta va a seguir sin entender que china
les pico para gastar en algo tan poco relevante, si lo que ella quería era un
zapato nuevo, algo obviamente mucho más útil que unas llantas nuevas. ¡Lo único que vas a lograr con esto es que se
piche porque en vez de cambiarle tantas cosas no le cambiaste bien nomas ya el
auto por un nuevo!
PASACALLES: Los mensajes de amor publico callejero tienden a
rebasar la raya de lo cursi y caer en lo tremendamente valle. No sé qué es
peor, topetarse con un pasacalle de acción poética callejera, o que te dediquen
un tema de Arjona en la radio. Si tu idea de romanticismo tiene algo que ver
con una canción de Ricardo Arjona, te informamos que muchas preferimos que nos
atropellen 40 señoras de las cuatro décadas antes de tener que lidiar con sus
versos. Esto es extensible al reguetón lento, la cachaca quejumbrosa y todos
los engendros musicales donde el” te quieroooo” acompañado de un son tropical o
un lamento boliviano corre cierro riesgo de ser clasificado como polución
sonora según la ordenanza Municipal 750/97.
BOMBONES, CUPCAKES, GALLETITAS: Les voy a traducir esto en lenguaje del
plagueo interior mental de una mujer al recibirlos: “Encima que el HDP se pone
visco cada vez que pasa la banda de la vecina que se puso implantes hasta en el
cerebro y que la semana pasada cuando le pregunte como me quedaba mi jeans
nuevo me dijo que el otro me quedaba mejor, porque seguro luego piensa que
estoy más gorda, ¡ahora se le ocurre regalarme una caja de bombones! El idiota
me quiere hacer engordar para chutarme por gorda y poder especularle finalmente
a la blonda farmacéutica esa que lo tiene tan visco.” ¡ASI NO!
SUS BUENOS DESEOS: ¡Pero más vale que somos materialistas! No sé de
dónde sacaron la creencia altruista esa de que para nosotras las mujeres, un “te
quiero” es suficiente. Eso lo decimos de
la boca para afuera, pero no hay ninguna mujer en el planeta tierra que
verdaderamente lo sienta así. A la hora de la verdad, toooodas las mujeres
queremos ser princesas. Todas queremos ser agasajadas, mimadas, y hasta
malcriadas por nuestras medias naranjas. Es que el día de los enamorados para
toda novia es el equivalente a la Navidad para un niño. Como esas criaturas
esperamos ansiosas nuestros regalitos de San Valentín, por lo que jamás de los
jamases y nunca de los nuncases se les ocurra llegar con las manos vacías a este
día, ni todos los “Te amo” del mundo podrán recomponer nuestra ilusión rota.
Osea que chicos, a seguir esta guía y a cargarse las pilas, que una novia o
esposa feliz, es mucho mejor que la aspirina para curar el dolor de cabeza.
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