Durante la semana del AFW tuve la suerte de
conocer a Tere del Valle, una de las productoras de moda más top de Argentina,
quien llegó al Paraguay de la mano de Javier Saiach para encargarse del styling
y la puesta en escena de uno de los desfiles más impactantes de la temporada.
Tere tiene años de carrera y se ha hecho de
nombre en el medio como una destacada profesional de la moda. Como productora
de moda, Tere tiene en sus manos un sinfín de responsabilidades, desde hacer
editoriales de moda para prestigiosas revistas, hasta armar pasadas para
desfiles; como asesora de imagen se encarga de elegir el vestuario de estrellas
de la talla de Susana Giménez y Araceli González. Además como vestuarista
trabaja regularmente a cargo del vestuario para comerciales y películas.
Les invito a conocer más sobre esta
destacada profesional y encantadora persona quien en esta nota nos habla sobre
su trabajo y su vida.
¿Cómo
empezaste a trabajar en el mundo de la moda?
Yo fui bailarina clásica de chica y estudiaba
danza en el teatro Colón, como que me encantaba meterme en los pasillos del
teatro y allí descubrí los talleres de costura y empecé a fijarme en el
vestuario, lo que me llevó a seguir la carrera de vestuarista en el Teatro
Colón. Luego arranqué haciendo obras de teatro y cine. Después comencé con el tema de las revistas y de ahí
empecé a hacer mucha asesoría de imagen, lo que me permitió trabajar con
grandes divas como Susana Giménez, Araceli González, Nacha Guevara, Emilia
Attias y Julieta Cardinali y también
actores como Gonzalo Heredia.
¿Al
hacer el trabajo de asesoría, te mantenes fiel al estilo de las celebrities o
intentas imponer el tuyo?
Para mí lo fundamental es conocer a la
persona. Tengo que hablar con ella, conocerla bien hasta saber qué es lo que
ella conoce de sí misma. Porque es muy importante que ellas se conozcan. Porque
hay gente que de verdad no se conoc. Una vez que yo se hacia dónde ellas
quieren apuntar ahí es cuando que defino qué camino tomar. En muchos casos
respeto su idea pero obviamente asesorando en lo que respecta a los colores que
van bien con su piel y también siendo muy sincera siempre en los que les digo.
Yo siempre les digo la verdad sobre lo que tienen que destacar y lo que tienen
que tapar. Me fijo primero en lo que se puede destacar, si tiene buenos
hombros, buena cara, el busto, las piernas, siempre encuentro algo para
destacar. También tengo muy en cuenta el ámbito donde se va a manejar, si es
una arquitecta, una ingeniera o una artista.
¿Con
cuál de tus clientas tenés mejor sintonía en cuanto a gustos?
Con Araceli González. A ella le gusta todo
lo que yo elijo para ella y a parte todo le queda bien. Como la conozco mucho,
sé muy bien qué destacar en ella, como ese cuello tan largo que tiene, sus
hombros divinos, la cara preciosa y esos dientes que son fantásticos. A ella
hay que destacarla siempre del torso para arriba.
¿Qué
sucede cuando disentís con una diva como Susana Giménez?
Con ella es más complicado, porque ya tiene
un estilo personal en el cual ella se siente cómoda y no quiere cambios. Pero a
la par, Susana es la mujer más educada y respetuosa que yo conocí. Sabe mucho
de moda, sabe de telas, sabe de texturas, sabe reconocer lo bueno y la ropa la
mira toda, desde adentro. Es de las que al tocar la tela ya sabe lo que tiene
en frente. También está informadísima sobre los colores que se vienen y las
tendencias. Es un amor y a mí me gratifica un montón trabajar con ella. Tenemos
como una especie de rutina. Yo le llevo los outfits a su casa, y los tendemos
en el living con los zapatos, las carteras, los accesorios. Siempre me
intercambia mis propuestas ya que sabe muy bien lo que le gusta y con lo que se
siente cómoda. Si llega a ocurrir que un vestido no le gusta, lo dialogamos y
me explica por qué no le gusta y hacemos los cambios necesarios.
¿De
dónde te inspiras a la hora de idear una editorial de moda?
Por lo general me sugieren un tema o un
color, y yo ese tema o ese color lo traslado a una obra de arte o a algún
paisaje o a alguna historia. Me gusta mucho el teatro y la ópera y también me
gusta el cine por lo que me son fuentes de inspiración constante.
¿Cómo
es tu método de trabajo cuando te contratan para un desfile?
Primero veo la colección y ahí trabajo con
el diseñador, dándole propuestas sobre como mostrar lo que quiere mostrar. Y
juntos vamos viendo si lo hacemos más moderno, o más urbano. Lo primero que
hago es hacer el estilismo, trabajando sobre la colección. Luego hablamos sobre la escenografía. También me meto en la música, básicamente le
armo todo el desfile. Yo les propongo diversas propuestas de pasarela,
coreografía y montajes. Yo hago el casting de las modelos. Después hacemos el
fitting. Y durante el desfile estoy con mi equipo atendiendo todos los detalles
en el backstage. Siempre tengo todo bajo control.
¿Cómo
es tu estilo propio como productora?
Yo tengo como un estilo bastante marcado,
que es como que más chic. Me gusta destacar a la mujer desde la simplicidad y
la finura. Es lo que más me gusta. Por lo general apunto siempre hacia ese
camino. Si por ejemplo me contrata una marca de jeans, termino haciéndola más
sofisticada.
¿Cómo
fue la colaboración con Javier Saiach?
Me trajo Javier Saiach, a quien conocí hace
dos años en el Buenos Aires Alta Moda. Cuando vi su colección me morí. De
verdad era increíble, y me pareció un diseñador que trabaja con el oficio, como
un artista, con la artesanía, muy exclusivo ya que se diferencia de todo lo que
uno ve normalmente. Todo lo que hace me parece como sacado de un cuento de
hadas. Es muy romántico como diseñador. Me lo presentaron y le pedí que me
hiciera un vestido para Susana Giménez y él me hizo cinco y Susana no sabía con
cual quedarse, ¡le gustaban todos! Nos
mantuvimos siempre en contacto. La idea de trabajar juntos para su presentación
en el Asunción Fashion Week la veníamos hablando desde hace un par de meses. Él
quería volver al Fashion Week con todo ya que hacía un tiempo que no se
presentaba. Para lograrlo hicimos hincapié en lo que mejor hace, que es el
richelieu, que me parece algo absolutamente único y especial, ya que en
Argentina ya no se hace. Rescatamos el oficio de este trabajo tan artesanal que
ya es un lujo en sí.
Luego vine a Asunción y vi el vestido
orquídea, el vestido que fue la inspiración para el nombre del desfile: “Flores
de mi tierra”. Cuando vi ese vestido me morí por lo bello que era. En el estilismo le fuimos poniendo enaguas y
tutús, para exagerar la silueta y hacerla como más fantasiosa. Trabajamos sobre
la idea de las flores y trabajamos el espacio como si fuera un jardín, inspirado
en los grandes palacios. En cuanto a las pasadas, armamos los grupos por
colores y flores: orquídeas, camelias, lirios rojos y tulipanes negros.
¿Cómo
surgió la idea de hacer dos salidas para la pasarela?
Javier me contó que siempre convoca a tanta
gente para sus desfiles y que muchísima queda afuera, por lo que surgió la idea
de hacerlo en dos salas. Nos juntamos con Pamela Nuñez del AFW y por suerte
todo salió bien ya empezamos a trabajar con las dos salas y pude hacer un
desfile como soñaba hacerlo.
Contame
más sobre esa novia tan fantástica.
La novia fue inspirada por la Virgen de
Fátima. Yo había tenido un problema de salud con mi hijo y Javier me trajo un
portarretrato del rostro de esta virgen preciosa a la cual le rezabamos ambos
por su sanación. Digamos que la inspiración nos llegó de arriba. Cuando hacemos
la novia se nos ocurre que hiciéramos un manto inspirado en una virgen y
ponerle una corona como ya que Javier había visto en Europa una muestra
itinerante de Jean Paul Gaultier en la cual había unos maniquíes inspirados en
vírgenes con coronas. En Buenos Aires mande a hacer la corona con el artista
Marcelo Pendola. Cuando vengo Javier me muestra una imagen completa de la
virgencita (ya que la imagen que yo conocía, la del portarretrato, mostraba
solo el rostro y no se veía nada más). Curiosamente la corona que traje era
igualita a la que usaba la virgen a la que rezabamos ambos.
¿Cómo
fue la experiencia de trabajar en Paraguay y que imagen te llevas de la moda
paraguaya?
Me pareció muy bien el AFW, creo que está a
la altura de cualquier otro país. Todo estuvo muy bien cuidado. Las chicas de
la peluquería peinaron divinamente, Sabryna Ayala, un amor y una excelente
profesional. La gente de EMG muy bien dispuesta siempre y la encargada de la
escenografía Patricia Estragó, se re puso las pilas y entendió perfectamente la
idea y logró algo incluso mejor de lo que nos hubiéramos imaginado. En cuanto a
la moda, además obviamente de Javier Saiach, otro diseñador que amé fue
Carlitos Burró, quien me parece también
un diseñador increíble, con mucho vuelo, muy fino y delicado y quien también
destaca mucho la silueta femenina. Me llevo una muy buena imagen.
¿Cuál
fue el momento en tu carrera en el cual te sentiste de que habías alcanzado tu
sueño?
A mí siempre me gustó lo que hice, desde
las marcas más chicas hasta las más importantes y a todas le doy el mismo valor
y la misma energía. Pero después de más de 20 años de carrera, cuando hace tres
años le empecé a vestir a Susana Giménez, sentí como que hubo un vuelco. Sentí
que algo pasó en mi carrera. Se me abrieron muchas puertas gracias a ella.
El año pasado me tocó con Araceli estar del
otro lado de la cámara, para un reality llamado “Novia a los 40”, en el cual
salía frecuentemente ante cámaras acompañándola a Araceli, algo que le dio
mucha más visibilidad a mi trabajo y que tuvo un gran impacto en mi carrera.
¿Cómo
fue para que Araceli eligiera el vestido de Javier Saiach para su boda?
Yo le presenté cuatro opciones para que
ella eligiera. Una de ellas fue el vestido de Javier. Cuando lo vi supe que se
quedaría con ese vestido. Lo vi y dije
“ese es el vestido” y así fue. Todo el mundo habló sobre el vestido de Araceli.
Hablaban solamente del vestido divino.
Sé
que además de ser una súper productora de moda, sos una mamá muy presente. ¿Cómo conjugás tanto trabajo con tu rol de
madre?
Soy mamá de dos
hijos, Lautaro y Álvaro y todo mi tiempo lo divido entre mi trabajo y mis
hijos. Soy una mamá súper presente. Yo me separé muy joven y me quedé sola con
mis hijos de tres años y el chiquito de ocho meses. Fue una separación muy
dolorosa y fui a vivir con mis padres y luego tuve que salir a la vida a
trabajar el doble. Para mí lo más
importante son mis hijos. Yo nunca volví a tener pareja porque no tenía tiempo.
Trabajaba todo el día y al llegar a casa siempre me daba un tiempo con ellos,
para jugar y leerles cuentos. También siempre les cociné. No pasa un día en el
que yo no les cocine. Todos los días, así llegue tarde, igual les preparo algo,
y si tengo un evento les dejo algo
preparado. Hoy mi hijo menor tiene 15 años, pero aún así sigo muy pendiente de
ellos y soy muy mamá.
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