Decir que el diseñador parisino Stéphane Rolland realiza vestidos de alta costura, sería quedarse cortos. Más apropiado sería decir que crea esculturas en tela, verdaderas joyas arquitectónicas que conjugan la fuerza del diseño escultórico con la ligereza de los más finos textiles.
Stephane Rolland se ha hecho un nombre por su original y moderna interpretación de la alta costura. En cada uno de sus diseños se puede entrever su pasión por la arquitectura, la fotografía y la arquitectura.
Nacido en Paris, Rolland transcurrió su infancia en diversos países. Fue criado en Argentina, Paraguay y las Antillas Francesas. El haber viajado tanto durante su infancia le inculcó el respeto a las diferencias y despertó en él una enorme curiosidad hacia las diferentes culturas. Pero su principal pasión siempre fue la moda. El mismo asegura que toda su vida quiso ser diseñador, realizando su primer boceto a los cuatro años. Ni bien terminó el bachillerato se inscribió en la carrera de diseño de moda en “L’Ecole de la Chambre Syndicale de la haute couture” de París.
Recién graduado, fue contratado a los 20 años por Balenciaga. Al año ya fue ascendido a la posición de Director Creativo de la línea masculina y licencias internacionales, convirtiéndose en el director artístico más joven de la casa. A los 24 buscó independizarse creando su propia línea de prêt-à-porter. El suceso fue inmediato. Al año, su colección ya formaba parte del stock de 80 de las más exclusivas boutiques y grandes almacenes del mundo. A los 30 años, fue nuevamente convocado por otro gigante de la moda parisina, Jean-Louis Scherrer para que se convirtiera en el Director Artístico de su línea de alta costura, posición que ocupó por 10 años. Paralelamente, impulsado por su pasión por el cine y el teatro, Stéphane Rolland trabajó también como diseñador de vestuario, siendo nominado en el 2006 y en el 2007 al prestigioso premio Moliére, por su trabajo como vestuarista.
Su paso por estas grandes casas le dio la experiencia y madurez necesaria para finalmente lanzar en 2007 su propia marca en el mundo de la Alta Costura, convirtiéndose en miembro de la Cámara Sindical de la Alta Costura y estableciendo su casa en la ultra chic avenue George V. Su caso es bastante curioso, pues en tan sólo 4 años, logró un éxito abrumador, destacándose en el competitivo y exclusivo mundo del Haute Couture, algo que a muchos diseñadores suele llevar décadas.
En poco tiempo, ha sabido hacerse de una clientela fiel a su estilo, que va desde miembros de la realeza hasta famosos de la industria del cine y de la música. Su interpretación original de la alta costura, sumada a su visión vanguardista de este rubro tan tradicional, han hecho que su casa de alta costura prospere en plena época de crisis, cuando muchas otras casas más renombradas y añejas se han visto forzadas a cerrar sus líneas de haute couture. Y le ha ido tan bien que recientemente ha agregado una línea de accesorios en cuero y de prendas pret a porter a su marca. Para el 2012 tiene previsto el lanzamiento de una fragancia, y de una línea de joyas.
El secreto de su éxito tal vez radique en su aproximación vanguardista a la costura, cargada de innovación y modernidad, pero que a la vez mantiene todo el lujo y la extravagancias propias de la naturaleza de este rubro tan exclusivo.
En sus diseños es frecuente ver piezas metálicas, elementos laqueados o incrustaciones en vidrio, que acentúan las prendas generando un efecto inesperado y vanguardista. Sus vestidos son todo un espectáculo en sí mismos, gracias a su original y fantástica mezcla de materiales e impecable confección. Rolland es un maestro del drapeado. En sus diseños juega con el volumen, la proporción y la silueta, valiéndose de lujosos y delicados géneros y su particular toque arquitectónico para dar vida a estas creaciones nunca antes vistas, estructuradas para adaptarse perfectamente a la silueta femenina. Sus vestidos, a pesar de los extravagantes elementos que lo componen, se mueven de una manera maravillosa.
Cada una de sus colecciones podría perfectamente ser catalogadas como obras de arte. De hecho, una de sus últimas colecciones fue presentada en el museo londinense “Victoria & Albert Museum”, como parte de su serie de eventos “Fashion in Motion” (moda en movimiento). En la cual se dio destaque a los más grandes diseñadores de nuestro tiempo, exhibiendo sus intricados y sensuales vestidos en un desfile que tenía como telón de fondo al famoso museo.
El diseñador describe a su estilo como: “muy fuerte, arquitectónico y simple al mismo tiempo, ya que creo que una mujer hermosa no necesita un vestido complicado o numerosos accesorios, pues le basta un buen corte que realce su cuerpo y la natural elegancia de sus movimientos.”
En cuanto a sus fuentes de inspiración, Rolland asegura nutrirse del arte moderno, la arquitectura, la escultura y la fotografía. Esta inspiración es muy notoria en sus colecciones. En ellas literalmente la moda y el arte eclosionan magníficamente, en dramáticas piezas que más que vestidos son esculturas ambulantes. Describiendo su colección, Rolland en una reciente entrevista acotó: “Se podría decir que los bordados son étnicos-futuristas, creando proporciones nunca antes imaginadas, como esqueletos de marfil. Cada modelo es una escultura viviente – arte en vivo.”
Sus vestidos reflejan su dominio técnico de la costura, su inspiración vanguardista y su pasión por la innovación. Resulta evidente que su visión única y fuera de lo ordinario, le han ayudado a desarrollar el arte de sorprender al público en cada una de sus colecciones. Rolland no le tiene miedo a lo diferente ni a lo no habitual. Lo suyo es lo inesperado, como sus bordados escultóricos en metacrilato o los efectos laqueados que logra dar a sus géneros gracias a productos químicos desarrollados especialmente para él en un laboratorio.
Desde su arriesgada pero acertada decisión, el magistral trabajo de Rolland lo ha convertido en la nueva estrella que brilla en las pasarelas de la Alta Costura. Joven, talentoso y con muchas nuevas ideas que aportar, Stephane Rolland es sin lugar a dudas uno de los nuevos reyes de la alta moda parisina, en cuyas manos se encuentra el futuro de la Alta Costura.
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