miércoles, 25 de enero de 2012

Historia de los lentes de sol: Enmarcando los ojos


Si se imaginan que los lentes de sol fueron inventados para proteger los ojos de los incómodos rayos de sol, están muy equivocados. Esto no fue lo que motivó su origen; pues por lo visto, en la antigüedad bastaba extender la mano sobre los ojos para proteger la mirada. Hoy en día se los considera artículos diseñados principalmente para matizar los incómodos rayos de luz intensa y proteger a los ojos de los dañinos rayos UV. Sin embargo, todos sabemos que eso de “proteger los ojos” es sólo el pretexto. ¡Seamos honestos! Nadie en su sano juicio usa lentes de sol por únicamente por proteger a sus ojos de los rayos UV. Los usamos porque dan estilo a nuestra mirada, enmarcan nuestros ojos con misterio y nos llenan de glamour en el acto.

Además todos sabemos que sirven para muchísimo más que meramente salvarnos de la incómoda resolana matutina en los ojos. Partamos del hecho que los ojos son las ventanas del alma. Y toda ventana necesita protegerse no sólo de lo que entra de afuera, sino también  proteger de las miradas curiosas lo que sucede tras sus cristales. Ellos nos ayudan a salir a la calle sin maquillarnos, a mirar de reojo, a esconder lágrimas, a mirar descaradamente con disimulo, a esconder miradas delatadoras y hasta a pasar inadvertidos de incognito. Justamente por estas razones fueron inventados los lentes de sol. No para proteger a los ojos del sol, sino para hacer más discretas nuestras miradas.

Los lentes hechos con cristales de cuarzo ahumados surgen en el siglo XII en China. Eran utilizados por los jueces para esconder la expresión de sus miradas evitando revelar, con sus muy expresivas ventanitas del alma, información innecesaria en los tribunales. Como la aceptación de la credibilidad o no de las pruebas debía mantenerse en secreto por los jueces hasta finalizar el juicio, las gafas ahumadas eran muy útiles a este fin; así como también ayudaban a escudar sus expresiones mientras interrogaban a los testigos. La protección del sol jugaba sólo un papel secundario, así como lo hace hoy en día. Recién

Cuentan que el emperador romano Nerón, allá por el 60 a.C. tenía por costumbre observar los combates de los gladiadores en el circo romano a través de dos gemas de esmeralda pulidas para resguardar sus ojos del sol, algo que podría ser considerado un antecesor de los modernos lentes de sol.

Un extraño precursor de los actuales lentes de sol fue desarrollado en épocas prehistóricas por los esquimales. Los inuit, quienes tenían que proteger sus ojos de los extremadamente potentes rayos de sol reflejados sobre la nieve, idearon una especie de proto anteojos de sol. Ellos moldearon el marfil de los colmillos de las morsas para crear sus “anteojos”. Más que lentes de sol, eran una especie de antifaz con delgadas aperturas frente a los ojos para mitigar la resolana.

Como es de esperar el desarrollo de los lentes de sol es precedido en Europa por el desarrollo de los lentes de vista, los cuales aparecen alrededor del 1430. Estos lentes correctivos llegaron a China en el siglo XV y pronto los chinos los ahumaron también para que los jueces pudieran ver mejor y sin revelar sus expresiones oculares.

Los primeros marcos europeos estaban hechos de marfil, nácar, metal y carey, sostenidos por cintas. Los astutos chinos también tuvieron que ver en el desarrollo del marco moderno. Ellos agregaron pesitas de cerámica en los extremos de las cintas para que colgaran detrás de las orejas, sin necesidad de atarlos o engancharlos a las mismas. Los primeros marcos integrados a las patas aparecen en 1730 inventados por Edward Scarlett pero solamente eran aplicados a los lentes de vista ya que los lentes de sol no habían hecho aún su aparición en Europa. Unos años después, en el 1750, James Ayscough experimentaría en Londres con lentes de colores, mas no con la intención de proteger a los ojos del sol, sino porque creía que los lentes azules o verdes podrían servir para corregir ciertos problemas de vista. En el siglo XIX e inicios del siglo XX los enfermos de sífilis solían llevar lentes teñidos de amarillo o ámbar, para ayudarlos a lidiar con la híper sensibilidad a la luz, uno de los síntomas de esta terrible enfermedad.

En realidad, la popularidad de los lentes de sol, como fenómeno de moda y protección solar surge recién en el siglo XX. En la época del cine mudo, los actores de cine empezaron a usar lentes con espejos ahumados, y no precisamente porque les molestara el sol, o porque quisieran pasar inadvertidos por sus fans, sino porque las intensas luces usadas en las filmaciones irritaban mucho sus ojos, enrojeciéndolos. Esto se resolvió con la introducción de filtros ultravioletas para las luces.

Más la introducción de los lentes de sol propiamente dichos se dio gracias a un ingenioso inventor. En 1929, Sam Foster inventa los Sunglasses o “lentes de Sol”, patentándolos más adelante como “soportes visuales compuestos por lentes de colores, oscurecidos o polarizados para proteger a los ojos del resplandor del sol”. Los vendía en la rambla de Atlantic City, Nueva Jersey. Su producto se volvió muy popular entre quienes frecuentaban la playa y Foster masificó su producción. Para 1930 los lentes de sol causaban verdadero furor.

El desarrollo de los lentes de sol con filtros UV se dio gracias a la industria bélica. En 1930 el “Army Air Corps” encargó a la empresa óptica Bausch & Lomb fabricar unos lentes que protegieran a los pilotos del peligroso resplandor del sol en las grandes alturas. Los físi¬cos y ópticos de la empresa perfeccionaron un tinte especial, verde oscuro, que absorbía la luz en la banda amarilla del espectro. A inicios de la Segunda Guerra Mundial, en 1936, Ray Ban diseñó lentes de sol de estilo aviador con lentes que anti resplandor polarizados, empleando la tecnología desarrollada por Edward H. Land, fundador de la Corporación Polaroid. También diseñaron una montura ligeramente inclinada, que protegía al má¬ximo los ojos del aviador cuando éste miraba repetidamente hacia abajo, en dirección de los mandos del avión. A los aviadores se les en¬tregaron estas gafas gratuitamente, y poco después el público pudo ad¬quirir el modelo que protegía de los rayos solares, denominados lentes “Aviadores de Ray-Ban.”

Pero el mayor impulso a la difusión del uso de los lentes de sol poniéndolos de moda provino de una hábil campaña publicitaria promovida en la década de 1960 por la empresa Foster Grant, creada por el mismísimo inventor de los modernos lentes de sol, Sam Foster. Dispuestos a incrementar su mercado en el campo de las gafas de sol, esta empresa decidió recurrir a la moda y comenzó la campaña ti¬tulada “gafas de sol de las estrellas”, en la que aparecían caras popula¬res de Hollywood, como Julie Christie, Mia Farrow, Woody Allen, Anthony Quinn, Peter Sellers, Elke Somer, Raquel Welch, y Anita Ekberg. En los anuncios de las revistas y de la televisión, se repetía por ejemplo: “Isn’t thata Raquel Welch behind those Foster Grants?” (¿No será Raquel Welch detrás de esas Foster Grant?”

Al asociar los lentes de sol con las estrellas de cine, creó lo que se convertiría en una alianza ideal. Desde entonces los anteojos representarían la materialización de todo lo cool y estiloso.

Gradualmente los lentes de sol se convirtieron en toda una industria que acompaña y complementa a la moda. Los mejores diseñadores del mundo crean líneas de anteojos de sol para acompañar a sus colecciones. Hoy en día el uso de anteojos de sol se ha difundido a todas partes del mundo. Desde jóvenes a ancianos, todos aman usar anteojos de sol, ya sea por comodidad, protección, discreción o simplemente para verse fabulosos bajo el sol. ¡Si bien fueron creados para proveer sombra, su futuro es indiscutidamente brillante!

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