sábado, 4 de julio de 2015

SECRETARIA VIP





No se dejen engañar, el caso de la secretaria vip no es solo UN caso, ni hay solo UNA. Debería hablarse de las “Secres”, en plural y con muchas eses, ya que este espécimen de ejecutiva está más extendido que la humedad. Les aseguro que hay una pandemia de Secretarias Vip. Según mis estadísticas hay más de 10 por cada bache  de Asunción y alrededores. 

Yo no sé qué es lo que ha llevado al surgimiento de tantas señoritas de dudosa instrucción y cuestionables funciones de oficina. Tal vez ahora son simplemente más notorias. Es que todas ellas hacen de la silicona una segunda piel, de las extensiones blondas con bucles en las puntas su marca registrada y de las pestañas postizas su sello personal. Por todo esto podemos deducir que lo artificial en ellas es natural, por lo que no hay porque extrañarse que simulen también sus funciones laborales. Si la ves tipeando a toda máquina y poseída, ni dudes que está chateando por el face con el churro que le dio un toque.  Si la ves archivando algo, seguro solo está escondiendo su lima de uñas y kit de manicure en el archivador. Ella es la reina del tekoreí y ñembotavy oficinista. Capaz de pasar horas jugando solitario con tanta cara de concentración que la gente jurará por su vida que está analizando una planilla de inversiones.

¿Pero como darse cuenta de que se está ante una Secre Vip y no meramente ante una cachaquera jubilada o una prójima con gustos de trola? Siempre debemos tener en cuenta que hay veces que la purpurina en las uñas es solo un faux pas fashionista o que la prójima que lleva sancos con plataforma de travesti mide 1 metro 20 y no lo hace por gusto sino por necesidad.

¿Se preguntarán cuáles son las señales de alerta? La primera es obviamente el lookete.  Olvídense de eso de que no hay que juzgar el libro por su tapa. Ahí les faltó poner SOLAMENTE. Lo primero que siempre se debe evaluar es la tapa y la contratapa. La secre Vip cae por su pilcha y hasta por su andar antes de que por sus hábitos. Y si bien no viene con una banda indicadora de miss secre vip remera mojada, ni con un letrero luminoso que alerte de que se está adentrando a la zona roja, el alto nivel de tunning-escote-uñas esculpidas- alargue de promesera-mechas paraguayanas- sancos con minifalda- pestañas postizas – animal print todo- cel lcase con purpurina – perro de cartera – cartera LV wannabe- maquillaje tatuado- silicona- colágeno- solárium- y perfume invasivo de empalago, debería ser una señal más que suficiente.


La segunda es el divismo uniformístico. Una mujer que monta un escándalo en la oficina para que le acorten más la falda del uniforme y así poder mostrar más centímetros de pierna y tal vez algún que otro centímetro de cola, no está ahí para trabajar. Una secretaria de a de veras tendrá más en cuenta cuestiones prácticas, y siempre preferirá un pantalón, o una falda larga que le permita sentarse y moverse cómodamente y no una pollerita de lambada que la convertirá en la pantalla plasma de todos los calentones de la oficina. 

Otra alerta naranja es la excesiva cordialidad y obsequiosidad hacia el plantel masculino – EN-SU-TO-TA-LI-DAD. Ella estará siempre cebando el tereré al rollo, ofreciendo un cafecito con voz de locutora y un poco más hasta se ocupara de sacudirle juguetonamente los restos de carne molida en la “barriguita” tras  la empanada que le sacudió su “jefecito” a la media mañana.

Y aquí aparece otra alerta naranja casi rojo – fucsia: el empleo sistemático de diminutivos. Una secretaria sería y de a de veras jamás de los jamases se dirigirá a su jefe con un diminutivo tipo: jefecito, papito, fulanito o tilinguito. Una secretaria VIP le trae un “cafecito a su jefecito y le trae un poquito de chipita para que no le haga malito toma su cafecito con la pancita vaciíta y le pide que le espere un ratito que enseguidita ya le trae la cartita” El nivel de melosidad es exactamente proporcional a la cantidad de itos e itas que logre incorporar en cada frase.

Otro factor delator es el Currículum Vitae. Si éste viene con una foto de cuerpo entero ya debería ser señal más que suficiente, si es en bikini yo ya no le echaría la culpa a la prójima, sino al tarado calentón que la contrató. Si la formación académica se acaba en el colegio y pone como “Datos de interés” que le encanta practicar zumba y es experta de pole dance y en “Otros datos de Interés” agrega que tiene una personalidad muy mimosa y tierna, y que es virgen por convicción y muy flexible, estamos ante una alerta púrpura con purpurina.

Personalmente considero a las Secres Vip mucho más indignas que a las prostitutas. Las prostitutas al menos son honestas, al menos se ganaron su esquina. Las Secres Vip vinieron a profanar un espacio que ha tomado tantos años y esfuerzo ganarse a la mujer. Ellas profanan un templo de la superación, de la igualdad, del trabajo y de la autonomía que  nuestras predecesoras se ganaron laburando en serio y no haciéndole servicios de horas extras a su jefecito.




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