miércoles, 22 de diciembre de 2010

Simbolismo Gastronómico en la Naturaleza Muerta




Los bodegones o naturalezas muertas se refieren a las obras de arte que retratan objetos innanimados, generalmente extraídos de lo cotidiano. Las primeras naturalezas muertas se pintaron en la antigua Grecia, cuando Zeuxis pintaba uvas pasas, que según los relatores de la época, eran tan realistas e irresistibles que las aves, creyéndolas reales, se volvían locas intentando comerlas.

Durante el siglo XIV esta temática pictórica se hizo muy popular en Italia para decorar murales . En Flandes durante el siglo XV, maestros como Van Eyck y Robert Campin empiezan a retratar naturalezas muertas como parte de sus composiciones, integrándolas a sus lienzos; pero su verdadero apogeo ocurre entre los siglos XVI y XVII, cuando florece como temática autónoma entre los pintores holandeses.

Lo que empezó siendo solamente figuraciones de flores, frutas y objetos, con el tiempo se volvió más complejo, incorporando a las composiciones profundos significados simbólicos. Cada elemento adquirió un significado relacionado a la Biblia. Asi, una simple naturaleza muerta podía esconder un lenguaje extraordinariamente rico, donde cada fruto, cada animal o cada flor era revestido de un significado específico.

El simbolismo religioso en los bodegones floreció en los países protestantes. Como las imágenes religiosas estaban prohibidas por la iglesia protestante, los artistas encontraban en elementos de la naturaleza una oportunidad para producir iconografia religiosa. Por ejemplo, en las naturalezas muertas las uvas pasas, representaban la sangre de Cristo y las langostas su resurrección.

El simbolismo religioso de ciertos alimentos, había evolucionado desde inicios de la era cristiana. Sus significados se fueron elaborando de acuerdo a los textos bíblicos qye se referían a ellos. Elementos gastronómicos muy habituales en los bodegones eran el trigo y el pan, y la uva y el vino. Ambos están estrechamente asociados a la eucaristía, ya que en la última cena, Jesús bendijo el pan, lo partió y lo dio a sus dicípulos diciendo: “Tomad y comed todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por vosotros". Tras bendecir el vino dijo: "Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados. Haced esto en conmemoración mía". De ahí que estos elementos en los bodegones representaran la eucaristia, siendo el trigo y el pan simbolo del cuerpo de Cristo y el vino, las uvas y la vid símbolos de la sangre de Cristo.

El limón en la tradición cristiana era asociada a la Virgen María por su perfume y agradable aspecto. Debido a sus numerosas propiedades curativas también se lo utilizó en la pintura para simbolizar la salvación. En cuanto a su simbolismo no religioso, representa la lealtad amorosa, por producir frutos a lo largo del año entero. Las naranjas representaban la redención del hombre tras la pasión de Cristo. En Holanda, se las utilizaba al igual que las manzanas, para simbolizar el pecado original, la tentación y la caída del hombre, ya que en holandés a las naranjas se las llama sinaasapel, que significa “manzana china”. Si bien las frutillas y las cerezas no aparecen en las escrituras bíblicas, su color que recuerda a la sangre, las llevó a simbolizar la pasión de Cristo.

En la iconografía cristiana las ciruelas son consideradas símbolos de fidelidad, pero su significado puede cambiar según su color. Las ciruelas oscuras aluden a la pasión de Cristo, las amarillas pueden referirse a la castidad de Cristo, las rojas a la caridad de Cristo, mientras que las blancas representan su humildad.

El durazno, fue descrito por Plinio en su Naturalis Historia como una especie de frutos compuestos por tres partes: la fruta en sí y la semilla encerrada en una cáscara dura. Por este motivo en la tradición cristiana se lo asocia a la Santísima Trinidad. Al igual que el durazno, por constar de tres partes, la nuez también fue asociada a la Santísima Trinidad. Pero también representaba a la imagen de Cristo, ya que para San Agustín, en la nuez estaba Cristo: “la materia leñosa de la nuez es Cristo porque en el interior de la nuez está el alimento; la cáscara está al exterior; pero por encima hay una corteza verde que es amarga. He aquí a Dios-Cristo velado por nuestro cuerpo, que es frágil por la carne, alimento por el verbo, y amargo por la cruz”.

La castaña es un fruto que se encuentran contenido en una cápsula espinosa. Por este motivo, en la cultura cristiana, tradicionalmente representa a Cristo atorentado, así como también a la inmaculada concepción de María, ya que ésta es libre del pecado original, a pesar de encontrarse rodeada de él. La forma en la que se presenta este fruto, resguardado del exterior por su capsula espinosa, evoca la imagen de algo que debe ser protegido, por lo que también alude a la castidad y a la pureza.

La imagen del pescado en los bodegones, está muy ligada a Jesucristo. El término griego, para referirse a este animal es Ichthys, palabra que es considerada en el cristianismo como un acrostico de las palabras: Iesous Christos Theou Hyios Soter que significan “Jesus Cristo Salvador Hijo de Dios”. De hecho, los primeros cristianos utilizaban la imagen del pescado como señal de reconocimiento cuando aún no podían practicar su culto en público, y esta imagen terminó representando a Cristo. En la biblia aparece frecuentemente la imagen del Señor como pescador de almas y los peces también aparecen en el episodio de la multiplicación milagrosa de los panes y peces. Por lo general los pescados son incluidos en las representaciones pictóricas de la última cena, y en los bodegones se los suele pintar junto a un cáliz de vino y un pedazo de pan para simbolizar a Cristo, a su cuerpo y a su sangre.

Además de los significados bíblicos, se elaboraban en las composiciones complejas alegorías morales, como las naturalezas muertas llamadas vanitas, o vanidad, en las que los arreglos con frutas, flores, libros, jaras, velas, joyas, instrumentos musicales, cristalería y relojes, simbolizaban la fugacidad de la vida y lo efímero de los placeres de los sentidos. También las frutas o flores comenzando a pudrirse o marchitarse se referían a esta idea.
Otro tipo de bodegón, conocido como “pinturas de desayuno”, representaban tanto una muestra de las delicadezas disfurtadas por las clases superiores, así como un recordatorio religioso para evitar la glotonería. 
Gradualmente las connotaciones religiosos de los bodegones fue disminuyeno, aunque las lecciones morales siguieron estando implícitas. Hacia el siglo XVIII, las pinturas de mesa de cocina pasaron simplemente a mostrar las comidas cotidianas de la burguesía y aristocracia, como una manera tanto de honrar sus refinadas mesas, como de hacer ostentación de su bienestar. Con el transcurrir del tiempo, los bodegones perdieron completamente su significado alegórico o mitológico, importando más en ellos la armonía cromática, los elementos de forma y línea y la temática de la vida cotidiana.

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