martes, 17 de abril de 2012

FINAS MEDIAS





 
Los calcetines o medias, como prefieran llamarlas, no necesitan ninguna introducción todos las usamos en sus distintos estilos, materiales y largores. Ellos, como fieles compañeros de los zapatos, siempre se  han encargado de proteger y adornar nuestros pies.

Podemos presumir que las versiones primitivas de las medias eran simples pieles de animales que nuestros ancestros envolvían sobre sus tobillos para protegerse del frío. Las primeras versiones de las medias aparecen hacia el año 600 a.C. en Grecia. Eran llamadas sykhos y eran usadas exclusivamente por las mujeres (incluso era vergonzoso que un hombre las llevara). Consistían en unas sandalias muy bajitas y blandas que cubrían los dedos de los pies hasta el talón. Empezaron a usarse en el teatro como gags cómicos ya que al ponerlos en los actores masculinos inmediatamente lograban sacar sonoras carcajadas al público pues era considerado afeminado usarlas. Como es de esperar, las romanas adoptaron las sykhos cambiándoles el nombre a soccus (raíz etimológica del vocablo sock, o media en inglés). A la par que los griegos, los romanos usaron esta prenda sobre las tablas teatrales para sus comedias y continuó siendo bochornoso que los hombres las llevaran. Curiosamente, hoy en día las pantimedias también son consideradas de uso femenino y los hombres que las usan resultan cómicos.

Tanto en Grecia como en Roma, el cálido clima mediterráneo no favoreció el surgimiento de las medias tejidas. Simplemente hacía tanto calor, que éstas no hacían falta. Al extenderse el imperio romano hasta las gélidas latitudes de las islas británicas, descubrieron que al llevarse los soccus de cuero blando con botas gruesas no sólo abrigaban más los pies, sino también se los protegía de la abrasión del cuero sobre la piel. Las legiones de Julio César, al invadir la Galia en el siglo I a.C. también se guarnecían con las llamadas hosas una especie de polainas protectoras de tela o cuero que se llevaban bajo sus cortas túnicas militares. La palabra inglesa hose proviene de este vocablo.

Las tribus germánicas, quienes forzosamente necesitaban protegerse de las temperaturas bajas, acostumbraban liar cuerdas delgadas sobre sus pantalones, desde el tobillo hasta la rodilla. De esta manera evitaban que el helado aire se colara bajo sus holgados pantalones. Gracias a la expansión del imperio romano, para el año 100 d.C. surgieron los primeros calcetines propiamente dichos. Se llamaban udones. Básicamente eran unas medias tejidas con pelo de cabra que protegían los pies hasta el tobillo y luego hasta la rodilla e incluso por encima de ella, según lo requirieran las condiciones climáticas. Pero como el estigma de los soccus aún subsistía, los hombres que lucían estas medias sin botas eran considerados afeminados. Por lo que muchos recios legionarios romanos preferían pasar frío que ver mancillada su hombría.

Tal vez gracias al hecho que los clérigos católicos emplearan medias de lino blanco por encima de la rodilla, finalmente los hombres pudieron usar medias sin verse ridiculizados. Cualquiera haya sido el motivo, a partir del siglo V de nuestra era, las medias eran llevadas tanto por hombre como por mujeres.

La edad media, fue la edad de las medias. Cuando en el siglo XI, Guillermo el Conquistador se convirtió en rey de Inglaterra introdujo la costumbre de usar medias ceñidas al cuerpo similares a los leotardos utilizados por los bailarines de ballet. Estas medias cubrían desde los pies hasta la cintura. Se las fabricaba con seda, lana y terciopelo de los más vistosos colores y se hicieron sumamente populares en las cortes de toda Europa. Hacia el siglo XIV las medias se volvieron tan ajustadas e inmodestas que los eclesiásticos empezaron a condenarlas.

Por esta época en Italia, las medias fueron el objeto de toda una revolución juvenil. Una fraternidad de hombres conocida como “La Compagnía delle Calze” puso de moda con sus espectáculos el uso de medias con cada pierna en distinto color. Esta vistosa y excéntrica indumentaria se popularizó entre los jóvenes europeos y fue muy mal vista por los padres de la época. Esta puede bien ser considerada una de las primeras rebeliones de los adolescentes en materia de moda, una especie de movimiento punk de la edad media.

Las mujeres bajo sus largas faldas siguieron usando medias, aunque como era casi un sacrilegio exhibir sus piernas, hasta podríamos poner en duda, basada en la escasa evidencia pictórica, el mismo hecho de que tuvieran piernas. Las piernas estaban tan bien escondidas que hasta era bochornoso obsequiar medias a una dama. Cuentan que en el siglo XVI, obsequiaron medias de seda a la reina de España, pero el embajador español las rechazó proclamando altivamente: “Retirad vuestras medias. Y sabed, imprudente caballero, que la reina de España no tiene piernas.”

En la época de la Reina Isabel I los miembros de la corte usaban medias tejidas en sedas y profusamente bordadas y adornadas hasta con piedras preciosas. Las clases más bajas debían contentarse con las medias tejidas en lana y sin ninguna ornamentación. En 1589, William Lee, un reverendo inglés, inventó la primera máquina para tejer y empezó a fabricar con ellas medias de lana en serie. Así surge la industria de la calcetería que se automatizaría totalmente en el siglo XIX.

Como los materiales elásticos aún no existían, las medias eran sujetadas por ligas. Éstas estaban confeccionadas en cuero o tela y muchas estaban adornadas con cintas y hasta campanillas. Tanto hombres como mujeres debían usarlas para evitar que sus medias se les resbalaran a los tobillos. Por lo general se las usaba justo debajo de la rodilla. Las mujeres más osadas, animosas de despertar la imaginación de sus admiradores, hacían un arte de exhibir con disimulo sus medias y portaligas al subir y bajar las escaleras, al tomar la litera, el palanquín o el carruaje, e incluso en ciertos bailes y danzas, donde, casi como un desliz, dejaban entrever sus sensuales ligas.

Las medias en la antigüedad, no sólo eran mucho más incómodas de las actuales, sino también eran mucho menos accesibles. Las medias finas de seda literalmente costaban un ojo de la cara. Poseer un par de medias de seda, era para muchas mujeres un lujo al cual no podrían acceder jamás en sus vidas, debiendo contentarse con sus burdas hermanastras en algodón o lana. A inicios del siglo XX se empezó a usar medias finas en rayón, conocido por entonces como seda artificial, para quienes no podían permitirse pagar medias de seda pero deseaban lucir medias traslúcidas. Cuando las mujeres no podían permitirse comprar medias finas, solían dibujar una línea vertical en la parte posterior de sus piernas para simular el efecto ya que todas las medias de la época tenían una costura atrás.

En el siglo XX, a medida que las faldas se van acortando dejando al descubierto las antes siempre ocultas piernas, las medias finas van cobrando mayor destaque. Cuando finalmente se hizo socialmente aceptable que las mujeres exhibieran sus piernas, éstas decidieron lucirlas a lo grande, y las medias finas fueron sus principales aliadas para decorar y realzar sus torneadas piernas. Ya no usaban las medias solo para mantenerse calentitas, las usaban para encender de ardor a sus galanes. Desde que las faldas se acortaron, las medias finas se fueron cubriendo de sensualidad.

En los años 20 se inventan los sensualísimos portaligas para sostener las medias. Éstos se sujetaban a la cintura de donde partían dos tiras por delante y dos por detrás para sujetar las medias por parte de la liga. Hoy en día las mujeres prefieren alternativas más cómodas como las pantimedias, aunque los siguen usando, pero ya solamente por coquetería, ya que son muy sexy y atractivas.

El invento del Nylon en 1939 revolucionaría la industria calcetera. Al cortarse el suministro de la seda de Japón con el inicio de la Segunda Guerra Mundial, el uso de las medias de nailon se popularizó. El nailon tenía mayor resistencia y elasticidad que todas las fibras textiles conocidas por entonces y era de apariencia tan delicada como la seda. Las medias de nailon eran mercadeadas como “indestructibles” aunque todas las mujeres sabemos que tal no es el caso. Pero de hecho, si bien no son para nada indestructibles, eran mucho más duraderas que la fragilísimas medias de seda.

En la Exposición Mundial de 1939 se declaraba al nailon como “el hilo milagroso”. Se aseguraba que las nuevas medias de nailon soportarían un número prodigioso de horas de uso. Las primeras medias de nailon en comercializarse fueron las Du Pont. El lanzamiento se fijó para el 15 de mayo de 1940. Tal fue la expectativa que se había acumulado sobre aquellas medias ultra resistentes que las mujeres hicieron cola durante horas antes de que se abrieran las tiendas donde se venderían. Al abrirse las puertas, el alboroto fue tremendo y el stock se agotó en minutos, llegando a producirse tumultos en varias tiendas.

Durante la guerra, la producción de nailon se destinó a la fabricación de paracaídas, lo que frenó totalmente el suministro de medias de nailon. Al terminar la guerra y restituirse la fabricación de las medias de nailon, las mujeres se abalanzaron a las tiendas para comprar aquellas medias finas que tanto habían extrañado.

En los primeros musicales, las medias finas eran cocidas a las bombachas de las bailarinas quienes lucían sus esbeltas piernas en la gran pantalla. En 1959 aparecen las primeras pantimedias. El vocablo proviene del inglés pantyhose que hace alusión a aquellas medias que iban cocidas a los bombachas o “medias bombachas”. El uso de las pantimedias se popularizaría gracias a la moda de las minifaldas ya que gracias a ellas se podía cubrir las piernas completamente, como alternativa a las medias largas que hubieran quedado expuestas bajo las cortas faldas de la época. En los años sesenta la lycra se incorpora a las pantimedias para hacerlas adherirse mejor a las formas del cuerpo. La lycra también permite la aparición de las primeras pantimedias sin costuras.

Hoy en día hay unas inmensas variedades de medias, de seda, de nailon, de algodón, de lana, gruesas y finas, cortas y altas, incluso de distintas densidades. Según la cantidad de deniers, éstos determinan el grado de transparencia y finura de la media, cuanto menor es el número de deniers, más transparente y fina es la media. Como las pantimedias cubren las piernas y las nalgas también se las utiliza como modeladoras de la figura, tal cual fajas. Las medias son una parte fundamental del guardarropa cotidiano tanto de hombres como mujeres quienes se benefician día a día de las nuevas variedades que van surgiendo para hacer frente a nuestras necesidades, abrigar nuestros pies, dar un toque certero a nuestro vestuario e incluso despertar nuestras fantasías.


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