martes, 18 de octubre de 2011

LA CERVEZA EN EL ARTE PICTÓRICO




"Desayuné un pedazo de pan seco y un vaso de cerveza. Es este un acto, recomendado por Dickens a los que están a punto de suicidarse, como especialmente adecuado para alejarles por algún tiempo de tal propósito. Y, aún cuando no se esté del todo en esa disposición de ánimo, está bien hacerlo de vez en cuando."
Carta de Vincent Van Gogh a su hermano Theo
 18 de Agosto de 1877

La cerveza, compañera de la humanidad desde sus tiempos más remotos, no podía dejar de estar presente en su patrimonio pictórico.  Esto no es de extrañar, pues los artistas siempre se han preocupado por incorporar a sus lienzos los aspectos sociales y cotidianos de la vida. Pero la relación simbiótica entre la cerveza y el arte van más allá de la mera representación. No podemos evitar asumir que esta bebida de brillante ámbar habrá servido también de inspiración a los artistas, acompañándolos en sus tertulias y ayudándolos a desinhibirse para expresar sus alegrías y exorcizar sus fantasmas.

Los maestros holandeses y flamencos no podían dejar de representar a su bebida nacional en sus lienzos. Sus bodegones por supuesto iban más allá de la mera representación de lo cotidiano. Cada objeto estaba impregnado de una profunda significación religiosa o moralista. En varios cuadros, la cerveza, bebida de la cual los holandeses no sólo eran entusiastas bebedores, sino también productores y comerciantes, pasa a representar lo mundano, en oposición a lo divino. En varias obras del holandés Pieter Claesz aparecen retratados vasos y jarras de cerveza, como en “Pipas de tabaco y brasero” o “Naturaleza muerta con arenques”.

El prolífico artista flamenco David Teniers el Joven, yerno de Jan Bruegel, no escatimó en incluir a la cerveza en sus obras que retrataban escenas de fiestas de campesinos y escenas de tabernas. Estas obras de tenor costumbrista no podían omitir a esta bebida tan popular en los países nórdicos. Entre sus obras se destacan “Fiesta Aldeana” (1643), “Bebedores y Fumadores” y “Festejo de campesinos” (1650). En el barroco holandés eran frecuentes los lienzos que representaban los placeres y las costumbres populares de las aldeas flamencas. En este concretamente observamos la danza alocada de un grupo de campesinos, celebrando con abundante cerveza. Teniers también se adentra en el género de las singeries, reflexionando sobre las costumbres de su pueblo, satirizándolas en sus lienzos al hacer que monos protagonizaran las escenas. La necedad del hombre es puesta de manifiesto por estos imitadores natos que aparecen en “Banquete de Monos”, “Monos en una Taberna”, “Monos en una bodega” y “Monos Fumadores y Bebedores”. No podemos dejar de mencionar su autorretrato, en el que vemos al joven Teniers sentado frente a un viejo barril convertido en mesa, levantando en su mano derecha una copa del dorado brebaje lista para ser degustada por el pintor.

Uno de los grandes maestros en el arte del retrato, el holandés Frans Hals, pasó la mayor parte de su vida en la Haarlem, ciudad de los Países Bajos de gran tradición cervecera. En su obra “Malle Babbe” (circa 1630) retrata a una posadera de tosco aspecto sosteniendo una típica jarra metálica de cerveza. En su rostro, la mirada perdida, la cara enrojecida y la sonrisa ladeada, ponen en evidencia el estado de ebriedad de la mujer retratada. En su hombro izquierdo se posa un búho, ave que para la iconología representa a la sabiduría. Al mirar al cuadro resulta inevitable preguntarse: ¿qué nos habrá querido decir el artista? ¿Estaría tal vez aludiendo a la supuesta sabiduría de los beodos o por el contrario, haciendo un contraste entre la ebriedad y la sabiduría? En “Alegre Comitiva” (1615), el lienzo se ve cargado de platos de embutidos, salsas y una gran jarra de cerveza que anteceden a una pareja notoriamente ebria. El hombre está tan borracho que no se percata del descarado flirteo entre su mujer y otro hombre que se encuentra detrás de ella. Aquí el significado moral resulta más patente, el pintor evidentemente está poniendo sobre aviso a los espectadores sobre los vicios y placeres de la carne.

Petrus Paulus Rubens, otro destacado pintor de la escuela flamenca, y figura insigne del barroco, en su variada temática también incluye lienzos costumbristas, como “Kermesse” (1635), una bochinchera y dinámica escena protagonizada por un grupo de hombres y mujeres de la campiña flamenca entregados al los placer de la bebida y la danza, y a las pasiones del hombre como si se encontraran en un bacanal. Podemos observar ancianos bebiendo hasta en el suelo y parejas abandonas a juegos amorosos mientras generosas jarras de cerveza riegan la escena. Este cuadro probablemente representa una boda de pueblo o la celebración del final de la cosecha y se inscribe en la tradición nórdica de las representaciones de fiestas campesinas, una temática inspirada por Piether Brueghel el Viejo.

Brueghel, uno de los más ilustres pintores flamencos del siglo XVI, se especializó en retratar paisajes poblados de campesinos, como “La Danza Campesina” (1568). En éste, se representa una celebración campestre que refleja las costumbres de la época. Se ven parejas bailando alegremente y en la mesa, como en otras obras del autor, aparecen jarras de refrescante y espumosa cerveza, fiel motor de los danzarines.

Por su parte Édouard Manet, en su afición por la vida moderna, en los últimos años de su vida da un giro a su habitual temática, dedicándose a retratar escenas de cafés y locales nocturnos parisinos, entendidos para el artista como verdaderos templos de la modernidad y donde la cerveza fluye para dar rienda suelta a la alegría. En su obra “La barra del Folies Bèrgere” (1882), culminación de los cuadros dedicados a las noches parisinas, nos muestra a Suzon, camarera del Folies Bèrgere, famoso cabaret parisino. En esta pintura cargada de detalles, se puede observar en el espejo de fondo la nutrida concurrencia del popular local, así como también varias botellas de champagne y cerveza en el primer plano. El champán era una bebida popular francesa, pero no lo era tanto la cerveza, lo que demuestra la anglomanía existente en aquella época. De hecho, las botellas de cerveza que se muestran son de la marca Bass, primera marca registrada del Reino Unido.

Vincent Van Gogh, famoso pintor holandés del siglo XIX, siguió los pasos de sus predecesores, incluyendo al dorado brebaje en varias de sus naturalezas muertas. Van Gogh tuvo una complicada relación con el alcohol. En sus inicios lo consideraba como un catalizador artístico y social, un placer que lo ayudaba a abrirse con los demás y que compartía con sus amigos Toulouse-Lautrec y Paul Gauguin. Ellos solían frecuentar cafés del Petit Boulevard para discutir sobre su arte acompañados por interminables rondas de cerveza y ajenjo. La cerveza lo ayudaba a soltarse y pasar de su habitual reserva y silenciosa timidez hasta convertirse en un alegre y parlanchín compañero en las tertulias de sus colegas pintores. En sus años posteriores, la bebida se convirtió en un tormento para él. Sin lugar a dudas es su obra “Los Bebedores” (1890)  aquella que más significancia tiene para nosotros. Preocupado por recoger en sus obras los asuntos más críticos de la sociedad, en esta obra retrata a cuatro hombres de distintas edades, incluyendo a un niño, sumergidos en uno de los males de la sociedad contemporánea, la bebida. Para hacerla se inspira en un grabado de Honoré Daumier titulado “La Psicología del Bebedor, las cuatro edades”, poniendo de manifiesto la desesperada avidez y concentración con la cual sus sujetos se entregan a la bebida, como si estuvieran intentando apagar una sed a la vez física y espiritual.

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