Las mujeres tendemos a mentimos a nosotras mismas. El autoengaño, hemos comprobado, es mucho más efectivo que el Prozac. Valiéndonos de algunas de las excusas de nuestro inagotable repertorio encontramos la mejor manera para liberarnos inmediatamente de la culpa. La mayoría de las mentiras piadosas que nos dirigimos a nosotras mismas, se centran en cuestiones de peso.
Como muchas ya habrán adivinado, estamos a punto de embarcarnos en el mágico mundo del autoengaño. Pero ojo, como Nicoletta no discrimina, no solo hablaremos sobre las excusas empleadas por las gorditas para excusar su sobrepeso, también incluiremos aquellas que emplean las anoréxicas para justificar su flacura.
Todas las mujeres, desde las peso pesado como Queen Latifah hasta las peso moscas como Kate Moss, alguna vez hemos echado la culpa a algún factor ajeno a nuestro control para justificar nuestro peso. ¡Que tire la primera piedra la que esté libre de pecado….!
EXCUSAS GORDAS:
Mi problema es la retención de líquido: Si hubiera un ranking de excusas esta sería la excusa número uno del mismo. Lo peor es que ni siquiera es una mentira, aunque este hecho no la libra del título de excusa. ¡Más vale que vamos a tener retención de líquidos si no caminamos ni a la esquina y tenemos 140 kilos de sobrepeso! Pero la próxima vez que intenten valerse de esta artera excusa, recuerden que la retención de líquidos es más bien una consecuencia del sobrepeso, no una causa del mismo.
Mi problema es genético: Para creer en esta excusa, ANTES hay que conocer en persona a TODA la familia. Podemos creerla si sus padres son Don Redondito de Ricota y Doña Mozzarella, HAAASTA que conocemos a su perfecta hermana gemela, que en realidad más bien parece la hermana gemela de Dolores Barreiro antes que la suya. Si bien no somos genetistas, todas sabemos que en algún oscuro y lúgubre lugar del ADN, se encuentran los desgraciados y abominables genes gorditos o chubby genes. Pero por más de que en algunas familias la madre naturaleza se esmere en jugarnos una mala pasada, todas sabemos que la gordura no es irreversible. Sería más fácil culpar al karma, arguyendo que en nuestra vida anterior éramos flacas y malas y por esto nos tocó ser gordas y buenas en esta vida, antes que echarle la culpa a la genética por tu sobrepeso.
Tengo un mal metabolismo: Como la excusa genética no nos sirve a todas, como ocurre en el caso de que nuestra madre sea Sofía Loren o seamos la hermana gorda de las Atias, le pasamos la culpa a nuestras hormonas. Las mujeres AMAMOS echarle la culpa de TODO a las hormonas. Éstas son culpables de todas nuestras fallas de carácter, de nuestro malhumor y hasta de nuestras faltas de ortografía.
No tengo fuerza de voluntad: Todas las mujeres tenemos clarísimo que no es fácil bajar de peso. El único método 100% efectivo es sudar sangre en el gimnasio, cosernos la boca con hilo de pescar y por supuesto dejar de mentirnos a nosotras mismas. No creas que a las regias les gusta menos que a vos comer y más que a vos sudarse la vida en la clase de spinning. Para ellas también es un sacrificio. Ellas no AMAN hacer dieta y gimnasia….pero lo que sí aman, a diferencia de nosotros, es el resultado. Como nos cuesta tanto hacer todo lo anteriormente citado, nos refugiamos en un eufemismo disfrazando a nuestra haraganería de falta de voluntad.
Engordé muchísimo con el embarazo: Probablemente sea cierto y hasta totalmente perdonable. Esta es la mejor excusa para captar la simpatía del público. Todas las mujeres que alguna vez hemos estado embarazadas sabemos lo desesperante que puede llegar a ser pasar de sirena a ballena en un lapso de 9 meses y lo difícil que es revertir el proceso tras el parto. Pero hay que tener cuidado, ya que esta excusa tiene fecha de vencimiento. Podés usarla hasta máximo 3 años, pero no pretendas que la gente te siga creyendo cuando te pregunten: ¿cuanto tiempo tiene tu bebé? y vos no contestes 15 meses, sino 15 AÑOS. ¡Tuviste ya mucho tiempo para bajar de peso guacha!
Yo no se porqué soy gorda porque te juro que como poquísimo: Para empezar, jurar en vano es pecado, pero más pecado es usar la peor de las excusas… no hay más alto nivel de autoengaño que excusar el problema declarándolo un enigma. Hasta podríamos incluirla en un capítulo de la vieja serie: “Aunque Ud. No lo crea”, en la cual el segmento empezará con el presentador diciendo: “Ella come solo una comida al día y sin embargo pesa 325 kilos…”. ¡Suena tan dudoso como afirmar que te raptaron los extraterrestres!
No soy gorda, soy robusta: Cambiándole la denominación al problema no lo solucionamos. Si bien existen varios niveles de gordura y varios nombres más benévolos que la palabra OBESA, la triste realidad es que todos ellos son sinónimos de gorda. No creas que porque te autodenomines rellenita la gente te va a ver más flaca. Esto no solo es auto engaño sino un intento patético de engañar a los demás, diciéndole que simplemente NO ESTÁN VIENDO BIEN.
Lo que pasa es que picoteo entre comidas: La próxima vez que estés a punto de “picotearte” una sopa paraguaya entera, andá a contarle este cuento a tu abuelita! Nadie engorda verdaderamente por picotear, pero sí por llamar “picotear” a esos panzazos que amamos pegarnos cuando nadie nos ve.
EXCUSAS FLACAS:
Bajo sin querer: Liberarse de la culpa por falta de dolo solo funciona en el asesinato. No hay mentira más grande que esta. Si bajás “sin querer queriendo”, empezá ya nomás a preocuparte porque seguramente tenés alguna enfermedad…. Todas sabemos que la madre naturaleza es una bastarda que nunca nos hace adelgazar “de onda” y es de las que si te manda un regalito, luego te pasa la factura. Consultá con tu médico.
Yo siempre fui flaca: Más vale que si empezaste a vomitar todas tus comidas desde los 12 nunca te diste oportunidad de engordar….por lo que puede ser cierto que siempre hayas sido flaca…. Aunque esta excusa no explica COMO te mantenés flaca.
Mi metabolismo es demasiado acelerado: Lo más probable, es que agregues que tu metabolismo es taaan acelerado que hasta tenés que hacer dieta para engordar. Obviamente la culpa siempre es las hormonas. Echale nomás la culpa a tus hormonas, que todas sabemos es nuestra excusa favorita. Las hormonas excusan tanto a las gorditas como a las anoréxicas de todos sus problemas alimenticios.
Yo no se porque soy flaca porque te juro que como de todo y ni siquiera hago gimnasia: Nuevamente la excusa enigmática. Probablemente esta excusa te sirva para explicar tu inexplicable flacura, pero no te va a salvar de todas las miradas de odio que te van a dirigir las otras mujeres al escucharte, quienes seguramente ya estarán preparando sus picotas y machetes para lincharte.
Lo que pasa es que soy muy nerviosa: Claro que son tus nervios y no las mil pastillas que te tomas al día, que te aceleran como si estuvieras corriendo el Grand Prix de Mónaco. Con las 12 calorías que ingerís por día no es de extrañar que las quemes solo con la respiración agitada que te producen “tus nervios”. Yo también estaría nerviosa si me estuviera pasando hambre todo el día, contando calorías y preocupándome por el tamaño de mi cintura.
Pero vos estás delirando… ¡si estoy gordísima!: No hay cosa más odiosa que la flaca que se ve obesa. De tanto mentirse a sí misma, hasta sus ojos le mandan mentiras a su cerebro y termina distorsionando hasta el reflejo que le devuelve el espejo. Lo peor es que a estas chicas nunca se les puede hacer un cumplido, porque te salen con este delirio de su gordura imaginaria y acto seguido querés que engorde EN SERIO para que aprenda!
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