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martes, 5 de agosto de 2014

GADGETS IMAGINARIOS QUE NOS SOLUCIONARÍAN LA VIDA



¿Jamás se pusieron a pensar sobre los inventos tan necesarios que los inventores aún no inventaron? En vez de perder su tiempo inventando aparatos de cocina que terminarán sacándonos de quicio en los canales de tele marketing, bien podrían poner sus neuronas en uso para inventar algo verdaderamente útil como un descompresor de tráfico.

Personalmente tengo una lista de inventos imaginarios que me harían la vida tan divinamente fácil que los compraría sin dudar dos veces. Y creo que millones de mujeres se acoplarían. 

Ojalá inspire a algún inventor. Nunca se sabe. Los inventores ya nos han sorprendido gratamente tantas veces trayendo a la realidad artilugios que de niños pensábamos sólo existían en la ciencia ficción. ¿O a caso se imaginaban posible allá por lo ochenta que alguna vez se inventaría un teléfono con cámara como el que tenían los Thunderbirds?

Sensor de SMP/PMS: ¡Cuantas peleas nos ahorraríamos si nuestros maridos, novios, amigos, compañeros de trabajo y afines, tuvieran disponible un práctico sensor de Síndrome Pre Menstrual! Imagínense nosotras como nos beneficiaríamos de que nos eviten en esos días en los que honestamente no queremos tener que lidiar con nadie. Yo lo imagino como una especie de sensor de energía magnética cuya alarma empieza a sonar progresivamente a medida que se acerca a una mujer que se encuentra en pre periodo menstrual. Creo que hasta podría ser un primer paso hacia lograr la paz mundial que tantas misses buscan.

Invisibilizador de celulitis: Díganme si ya no probaron TOOOODAS las cremas, pastillas, ungüentos, mejunjes, aparatos, ejercicios, dietas, tés, geles, vendas, masajes y tratamientos toas cosas para eliminar la insufrible piel de naranja. Yo ya llegué a la conclusión de que es nomás imposible de eliminar y estoy segura de que los científicos también ya habrán llegado a la misma conclusión. Por algo encontraron hasta la vacuna contra la polio hace más de 60 años y todavía no encontraron la bendita cura contra la celulitis. Como no se la puede eliminar, porque no inventar algo para al menos hacerla invisible. Una base ultrapotente a prueba de sudor, agua, y miradas envidiosas que nos permita lucir piernas tersas y libres de pocitos hasta en la playa.

Photoshop 3D: ¿Porqué dejarlo en la virtualidad al photoshop, porqué limitarlo a la pantalla de la compu, o a la superficie plana de una revista o un cartel publicitario? Ha llegado la hora de que los creadores de photoshop (que curiosamente fue implementado por primera vez en una foto en bikini de la esposa del inventor) lleven a su creación a la tercera dimensión. Imagínense vestirse a la mañana y luego pegarse un saltito a la cabina photoshopeadora 3D que tendremos todas en el futuro y salir hecha un holograma espléndido, libre de arrugas, cicatrices, posos, varices, estrías, imperfecciones, kilos de más y que encima todos te vean así en el mundo real. Imagínense que reeeegias andaríamos por la vida. 

 Árbol de dinero: Cada vez que me excedo con la tarjeta de crédito (o sea cada fin de mes) mi marido me grita histérico: “¡Flaca estás tarada (es un solo hasta cuando me insulta) crees que el dinero crece en los árboles!” Por supuesto esto me lleva a analizar –obviamente NO en comprar  menos, si tengo Itaú y BBVA y todo lo que compro tiene 50% de descuento en 10 cuotas in intereses- sino en lo perfecta que sería mi vida si tuviera en mi jardín un árbol de dinero.  O mejor aún una entera plantación de ellos. ¡Tanto injertos para crear uvas sin semillas, mezclas de manzana y pera que uno no sabe si llamar manzape o pemanza y tanta soja transgénica. Porqué no ponen sus cerebros en uso para crear algo verdaderamente fantástico como un árbol de dólares! 

 Control de calidad ISO 2014 de Futuros esposos: Tantos psicólogos, tantos métodos para certificar hasta la calidad del jabón en polvo con el que lavamos nuestros trapitos sucios, y todavía no inventaron un método de certificación para proyectos de novio y futuros esposos. El método debería ser 100% efectivo y a prueba de fallas, tan difícil de aprobar que sólo los verdaderamente dignos y nobles obtengan el sello de aprobación ISO 2014 NOVIO POTABLE. 

Regulador de sonido humano: ¿Díganme si no sería fantástico poner en mute a unos cuantos? A la suegra por ejemplo. Empieza el plagueo y click se acabó el problema. Imagínense las miles de aplicaciones de este invento: amigas verborrágicas, maridos histéricos, perros del vecino, jefes insufribles, bebes recién nacidos, niños cabezudos… paz a un click de distancia.

Teléfono verdaderamente inteligente: Si bien es cierto que los teléfonos ya son inteligentes y que en nuestra juventud, en plena era del ladrillo, ni nos imaginábamos que sería posible tener teléfonos tan fantásticos como los que tenemos, estoy convencida de que podrían ser aún mejores. Porqué limitarnos, si la telefonía es el área de la tecnología en la que más avances se dan cada día. Cada segundo surgen 10 mil aplicaciones y todavía a ninguno de esos nerds que inventan esas cosas que llamamos apps se les ocurrió inventar el App desviador automático de llamadas indeseadas y el app interruptor de plagueos telefónicos.  Imagínense que detecte automáticamente el plagueo de la prójima de tu amiga que hace catarsis telefónica justo en la hora más caótica de tu oficina y simule un colapso abrupto de sistema y que cuando te vuelva a llamar le dé apagado sólo a ella. También se me ocurre un App que use el GPS del celular de una manera más útil que para conocer a todas horas la ubicación de novios descarriados y la ubicación de calles fuera de Villa Morra: ¡una Aplicación detectora de churros en la vía pública! También podríamos integrar el polígrafo al celular. Díganme si no sería práctico para detectar todas las mentiras nefastas de nuestras medias naranjas, desde el popular “ estoy con los perros” cuando está con la chonguita de turno, hasta el “estoy trabajando” cuando está sudándose la resaca en el sauna del Cente!

lunes, 11 de marzo de 2013

LA DIGNIDAD FEMENINA






Las mujeres tenemos que tener en claro tres cosas: que somos mujeres, que somos dignas y que somos valiosas. Nadie tiene derecho a empañar nuestro lustre porque sencilla y llanamente nacimos para BRILLAR.


Hace mucho tiempo leí un cuento cortito y hermoso. Se llamaba “La Fábula del Sapo y La Luciérnaga” y
prácticamente hablaba de dos sapos gordos y horrendos, de esos que orinan en los ojos, irritan la piel al tacto y son más feos que el Ecce Homo de Cecilia Giménez Zueco. De pronto una hermosa y radiante luciérnaga voló sobre ellos deslumbrándolos con su luminosa belleza. La luciérnaga se acercó a ellos y uno de los sapos (el más feo y horrendo de los dos) se la tragó. El otro sapo asombrado le preguntó: “Pero porqué la mataste si los sapos no comemos luciérnagas?” Y este muy orondo contestó: “Porque brillaba”.


En la vida, muchas mujeres brillantes nos acercamos peligrosamente a personas de este tipo. A nefastos
sapos humanos que intentan apagarnos. Por eso las mujeres debemos tener mucho cuidado con los sapos y ser conscientes de que nuestra luz, puede encandilar a ciertos bichos.


El tener cuidado obviamente no significa que tenemos que brillar menos, ni mucho menos escondernos para que no nos persigan. Sino ser conscientes de nuestro valor y volar aún más alto para que nos miren… pero de lejos.


No hay nada más triste que ver a una luciérnaga caída. Aquella mujer que ha sido víctima de uno de los tantos sapos y reptiles que rondan la tierra. Ellas se han olvidado que tienen luz y que llevan una invencible fuente de poder en su alma femenina. Ellas le temen a la libertad, le temen a decidir su camino, le temen a la soledad de la noche y terminan apagadas y escondidas o aplastadas por los crueles sapos.

La mejor manera de mantenernos luminosas como mujeres es aprendiendo a tener dignidad. La dignidad es el respeto que una persona tiene de sí misma. El respeto hacia una misma nos provee de una poderosa espada contra quienes intentan lastimarnos y un escudo, que asegura que quien la tenga no puede hacer nada que la vuelva despreciable a sus propios ojos. ¡Luciérnagas ármense de coraje y protéjanse con su dignidad, que no hay nada más poderoso en la tierra que una mujer digna!


Muchas veces se confunde dignidad con la pasividad y la sumisión. Que seas digna no quiere decir que tengas que dar la otra mejilla y sufrir estoicamente frente a los ataques enemigos. La dignidad implica saber hacerse respetar y si para hacerse respetar es necesario que  vuelen unos cuantos mechones, no duden en poner un poco de “orden divino” con sus propias manos. Como dice mi tía Kikina: “¡Que nadie te baje el penacho!” ¡Esto es ser digna caramba y no quedarse de brazos cruzados frente a la vida!


Pero que seamos dignas no implica que no suframos. Claro que dignas y todo sufrimos. Pero lo bueno es que una mujer digna sabe encontrar consuelo en su propia dignidad. Sabe que a pesar de las penurias, nuestra dignidad nos mantendrá a flote sobre el lodo y sobre todo los sapos que allí habitan.

Aquí les paso un decálogo para mantenerse a flote: los 10 mandamientos de la dignidad femenina:
  1. ¡No te pongas linda para un hombre ciego honey! Ponéte regia para vos misma. Se como la abuela de mi amiga Carla, que de tan digna, a sus 80 años duerme maquillada para que la muerte no la encuentre desarreglada. ¡Eso es ser digna! 

  2. No manches tu pelaje. Si sabés que algo te va a ensuciar, rebajar, vejar ¡no lo hagas! Es así de fácil. Decir no es reeee digno. Cada vez que te sientas débil, pensá en el armiño de invierno, que prefiere que lo atrapen los cazadores antes de manchar su alba piel con lodo.

  3. No dependas de nadie más que de vos misma. La mujer que vive dependiente de otra persona, se vuelve inválida y se anula. Por más de que tu marido sea un regio que te mantenga, buscate a menos un hobby o estudiá por gusto para que el día de mañana tengas una profesión, talento u oficio que te permita decirle Adious con acento gringo al desgraciado.

  4. Jamás permitas a nadie ponerte un dedo encima. Los únicos hombres que puede llenarte de moretones son Carlos Bacchetta y Fer Barriocanal. O sea, tus cirujanos de confianza. Si tu rostro
    amoretonado no es el producto de una rinoplastia, querida no tengas miedo. Buscá ayuda que lo más seguro es que la vas a encontrar. No inventes excusas. No creas que es tu culpa. Corré, olvidalo y denuncialo para que no vuelva a lastimar a nadie más.

  5. Jamás permitas que pronuncien tu nombre en vano. Vos sos una diosa y como tal tenés que ser respetada. Que nadie te acuse falsamente, ni jure en tu nombre, ni te maltrate verbalmente. Defendete, contestá y mandalos a cantar el himno americano a Irán.

  6. ¡Amate a ti misma! En todos los sentidos de la palabra. Literal y metafóricamente y en todas las dimensiones posible. Recuerda siempre que vos vales todo lo que deseas. Nada es imposible ni inmerecido para tí. Vos podés alcanzar todos tus sueños y tenés la fuerza adentro tuyo hasta para exigir aquello que considerás tu derecho. Con la boca se pide lo que se quiere y toda mujer digna sabe que tarde o temprano conseguirá lo que busca y jamás nadie le hará desistir ni creer que es
    imposible o ridículo.

  7. Recuerda que ser feliz es un ejercicio. Hay que perseguir constante e insistentemetne a la felicidad. Encuentra algo que amas hacer y que puedas hacer cada día de tu vida por puro gusto.
    Sonríe a la vida y muéstrate alegre y agradecida cada día. Por más feo que se te pinte el panorama, siempre vas a encontrar alguna nota de color que te de motivos para ser feliz. Ser positiva cada día te hará cada día más feliz.

  8. Rebelate al machismo. Ninguna mujer puede ser digna manteniéndose sometida al yugo machista. Educá a tus hijos para que respeten y valoren a las mujeres, educá a tus hijas para que se respeten y se valoren a sí mismas. No vayamos a engañarnos. Que nuestro país aún está repleto de australopitecos involucionados que siguen convencidos deque las mujeres tenemos orgasmos repasando el piso de la cocina, que nacimos para servirles y que no tenemos derecho a protestar y menos aún de sentirnos iguales. Y bueno, en realidad no seremos nunca iguales. Bien lo dijo la dama de hielo: “En cuanto se concede a la mujer la igualdad con el hombre, se vuelve superior a él.

  9. No mendigues amor. El amor no se ruega, se inspira y si no logras inspirarlo de balde vas a suplicarlo. Cuando un hombre te quiere nada puede hacer que se aleje. Cuando no lo hace, nada podrá hacer que se quede. ¡Dejalo ir, y hacelo con gusto, porque como diosa que sos, te merecés ser amada por sobre todas las cosas!

  10. Hacete respetar querida. Que nadie nunca te baje el penacho ni apague tu brillo. ¡Shine bright like a
    diamond!

EL KARMA DE LA BELLEZA: NO ES FÁCIL SER HERMOSA




(Suspiro y luego otro suspiro otra vez de manera muy sonora para agregar drama a la declaración.) Es hora de que lo diga: “No es fácil ser hermosa.”

Si lo he dicho y al hacerlo he roto la ley tácita que prohíbe a que toda mujer bella se declare públicamente bella.  (No sé a qué tarado se le ocurrió que las mujeres bellas debemos también ser modestas). Sé que todas ustedes me están odiando en este momento por el solo hecho de que con esta frase estoy afirmando que soy muy consciente de mi belleza, algo que, según la misma ley tácita antes citada, también debería ignorar. Básicamente la ecuación es la siguiente: LINDA = BURRA y como burras debemos ser totalmente ignorantes de nuestra belleza o al menos fingir demencia o fingir modestia al respecto.

La realidad es que muchas bellas han dominado el arte de hacer parecer al resto de los mortales, y principalmente a la gente fea, que ellas no están al tanto de lo lindas que son y si lo saben, no le dan luego importancia a su belleza. No hay miss que logre ganarse su corona sin antes haber dominado esta técnica, porque nadie quiere a una miss que se crea linda. No, esa es la gran contradicción. A pesar de haber accedido a un cetro casi inaccesible, destinado únicamente a mujeres absolutamente preciosas, está terminantemente prohibido que la miss se crea linda. Cuando esto sucede, automáticamente queda tildada de antipática, argel, creída, santoró, pura, ojejapó y todos esos apelativos autóctonos que la gente ha acuñado para desacreditar a las mujeres lindas, simplemente porque son conscientes de su belleza. HELLO! GANARON UN TÍTULO DE MISS! ¿Cuán tonta tienen que ser para no creerse la última Coca Zero del Gym? ¿Porqué cuando se trata de belleza una no se puede creer lo que ES? A mí me resulta tan ridículo negar la propia belleza, como Michael Jackson haciéndose pasar por blanco y tan falso como político haciéndose del honesto.

Lo que la mayoría de la gente común y corriente y absolutamente toda la gente fea ignora es que no es fácil ser bella. Existe una creencia popular que dice que “la belleza abre muchas puertas”, algo que no voy a negar porque es muy cierto, pero lo que la mayoría sabe, es que así como abre muchas puertas, la belleza también cierra (y de un puertazo con estruendo) muchísimas otras puertas. ¿No me creen? Sabía luego que no lo iban a hacer. Pero vamos a ver si al terminar de leer esta columna siguen pensando que estoy diciendo sandeces. Comencemos entonces a analizar todos los sinsabores que las mujeres hermosas enfrentan en su día a día. Les aseguro…. (suspiro)… que al contrario de lo que suponen ¡no son pocos!


SER BELLA DESPIERTA ENVIDIAS: Si, no hay nada que despierte más antipatía que ser linda, sobre todo en lo que respecta a las otras mujeres. Lo único positivo de todo esto es que esta envidia parece ser directamente proporcional a la fealdad de las envidiosas. 



ECUACIÓN: BELLA = TONTA: Este es el primer de los prejuicios con los que toda bella tiene que lidiar. Obviamente esta creencia se ha forjado gracias al generosísimo aporte de muchas bellas idiotas y otra tanda de comentarios brillantes hechos por misses y modelos que han opacado por completo a una gran cantidad de mujeres bellas E INTELIGENTES; porque aunque Ud. no lo crea, también se puede ser bella E INTELIGENTE por más injusto que parezca.  No todas las mujeres bellas creen que Gandhi creó el yoga, que Picasso es paraguayo, que Confucio es un chino japonés que inventó la confusión y que la estatua del Mariscal López en realidad es de Lino Oviedo montando a caballo.  No se olviden que también hay “desgraciadas” como Natalie Portman que además de ser hermosas, ganó un Oscar, fue suma cum laude de psicología en Harvard y habla perfectamente hebreo, francés y japonés. Y no nos olvidemos de una de las actrices más bellas del mundo que también fuera Miss Mundo en 1994, Aishwarya Rai, quien además es arquitecta y habla perfectamente 7 idiomas. Es más, el sistema de comunicación que constituye la base del GPS, la telefonía celular, el Bluetooth y el wifi fue inventada en sus ratos libres nada más y nada menos que por la diva de Hollywood Hedy Lamarr. Esta sirena de la gran pantalla, durante los años 40 y en plena Segunda Guerra Mundial de día filmaba musicales y por la noche inventaba sistemas para guiar misiles. Bueno, creo que ya he probado mi punto.

SER BELLA TE LLENA DE BABOSOS: Uno se imagina que las mujeres lindas están todo el día rodeada de potros. Uno cree que ellas son como las Barbies, solamente acompañadas de muñecos Ken. Pero la realidad es muy distinta. El hombre es sin lugar a dudas el animal más baboso y pretencioso que exista sobre la tierra. Por más feo que sea no va a dudar de lanzarse al ataque ante toda mujer linda que se le cruce. Imagínense lo que es tener que pasarse el día rodeada de seres babosos que porque sos linda y tenés buenas curvas te persiguen como animales en celo aunque no te acercarías a ellos ni por caridad cristiana. Bienvenida a la jungla que deben atravesar las valientes mujeres hermosas de esta tierra, llena de bichos depravados que ¡Ni con repelente te los sacás de encima! ¡DI-VI-NOS! 

NO PODES SER BELLA Y TALENTOSA: Parece que por el pecado de ser bella, no se puede ser nada más que eso. Así como no podés ser inteligente tampoco podés tener ningún otro talento. Por más bien que haga lo suyo, siempre van a encontrarle peros. Con tal de no darle valor a lo que hace, van a compararla con el mayor exponente del arte en cuestión. Si hace tartas le van a comparar con Ferrán Adriá, si baila la compararán con Maya Plisestkaya, si actúa con Meryl Streep. Bien que si era feita la gente por caritativa le iba a dar mérito por lo que hacía. Por ejemplo, pongamos a dos cocineritas una fea y otra linda. Les aseguro que la más ponderada iba a ser la fea. No van a faltar los comentarios tipo: “si pobrena ella co es tan fea angá, pero cocina tan riiico que no te imaginas, ni en el cielo se han de comer manjares tan deliciosos como los que ella prepara.” Si estuviéramos hablando de lo que prepara la cocinerita linda no iba faltar el buey corneta que acote al instante: “Nada que ver. Pura pinta lo que es. Eso co decís nomás porque es linda.” 

SER BELLA DESACREDITA: Este punto está íntimamente ligado a los dos puntos anteriores. Como está tan generalizada la presunción de que las lindas son tontas y no queremos luego saber de que tengan talentos porque nos hace odiarles aún más, nadie espera luego que una chica linda haga algo más que ser linda. Si van a un consultorio y les atiende una doctora rubia glamorosísima y yeguísima, no van a poder luego disimular su asombro. Seguro le van a decir: “¡¿voooos sos la doctora?!” Seguro que adentro suyo se imaginan que es la asistente o la secre y más seguro aún que cuando se enteren que ELLA es la NEUROCIRUJANA que les va a operar van a dudar mil veces en operarse con la linda. ¿Por qué? Porque en el fondo todos creemos que las lindas lo tienen todo más fácil, que se les regala las notas y que pasan porque los profesores son unos babosos que no pueden resistirse a sus sonrisas. Esta es una de las mentiras más crueles. Hay una legión de bellas esforzadas que quieren ser más que simples caras bonitas. Ellas entrenan desde los seis años levantándose todos los días de su vida al alba, se sudan la vida, ganan medallas, llegan a las olimpiadas y todo para que alguna idiota que lleva cuarenta años postrado en su sofá diga: “Pero esa está ahí por linda nomás.” 


SER BELLA INTIMIDA: Encima de que tenemos que lidiar con tanta antipatía, otra véz debemos preocuparnos de no herir susceptibilidades, mostrándonos totalmente ignorantes de nuestra belleza para que nadie se sienta intimidado por nosotros.


martes, 25 de septiembre de 2012

Novias Alteradas




Todas soñamos con el día de nuestra boda prácticamente desde que tenemos la edad suficiente como para vestir a nuestras Barbies de blanco. Como se imaginarán mis Barbies siempre terminaban regiamente casadas con Ken. Es que para las niñas Susanitas que todas fuimos a los seis años no existe final feliz sin boda. 

Tras la experiencia que adquirimos al organizar 120 bodas para Barbie, nos imaginamos cada detalle de nuestra propia boda. ¡Queremos todo! Un vestido principesco lleno de rosetones y volados que ponga verde de envidia a la princesa Aurora y a todas sus hadas madrinas, palomas teñidas de celeste volando al culminar la ceremonia, una fiesta en un palacio con torres y banderines,  un novio príncipe que llegue a la boda en un corcel blanco y cuantas cursilerías quepan en un cerebro de niña romántica y fantasiosa.

Con los años vamos puliendo en nuestras cabezas la boda de nuestros sueños. En la mayoría de los casos (CONVENGAMOS que esto no ocurre en TODOS los casos, pues siempre hay lamentables excepciones) nuestros gustos se van refinando. Por ende vamos editando los floripones rosados y cubiertos de purpurina plateada de nuestro vestido soñado - tan atractivos para nuestro imaginario de niñas- substituyéndolo por un regio diseño by Javier Saiach bordado enteramente de encaje Richelieu hecho a mano. Así sucesivamente vamos orquestando cada detalle una y otra vez en nuestro cerebro.

Finalmente llega el día D y en el momento mismo en que empezamos a organizar NUESTRA boda salta el cabo suelto, aquel único detalle que no habíamos tenido en cuenta en años de minucioso orquestado mental: el hecho de que las campanas de boda tienden a alterar hasta a la novia más cuerda. Ahí mismo nos damos cuenta de que traer a la realidad lo que tan fantásticamente ideamos en nuestras cabezas es prácticamente imposible. En ese preciso instante empezamos a delirar, a hablar en lenguas arcaicas y a convertirnos en una novia alterada luchando contra viento huracanados y mareas tsunámicas para lograr hacer realidad la boda de nuestros sueños. En el medio de estas batallas surgen las siguientes tipologías de novias completa y absolutamente alteradas por las campanas de boda.

La Originalísima: Este subtipo de novia se va a hacer el harakiri con un sable de luz de la guerra de las galaxias si no logra la boda MÁS ORIGINAL del año. Como peca por rebuscada, todo tiene que ser súper mega archi híper novedoso y cool, tan cool que se acaba de poner de moda en Dinamarca recién. Va a elegir todo lo que NUNCA antes se usó, se vio o siquiera se imaginó para otra boda.  La originalidad arranca con la ceremonia, seguro se casarán descalzos al son de los  cántico de un chamán ayoreo silvícola borracho de chicha o le pedirán a Lugo que vuelva a tomar la sotana (que by the way nunca debería haber soltado). Como ya se ha llegado a la iglesia en todos los medios de transporte posibles, ellos llegarán en alguno que linde con lo absurdo. Tal vez lleguen patinando, en zancos o kaíro arriba de sus padrinos. Tengan por hecho que la deco será minimalista con sillas tan design que hasta te da miedo sentarte, luces led hasta en la torta, iPads en la mesa indicando el menú en el APP diseñado especialmente para la boda, un Dj tan cool que no conozcas ninguno de los temas que pasa ya que se acaban de poner de moda en Ibiza hace sólo 3 segundos y recién el próximo verano vas a ubicar la canción que escuchaste en la boda de la originalísima…. Ahí recién vas a poder decir “ahh, ¡que buen tema!”
La Organizadísima: La novia lleva una agenda que más bien parece un libraco del tamaño de la Biblia comentada e iluminada e ilustrada de Santo Tomás de Aquino. Ella no dejó ningún cabo suelto, lástima que en el proceso se le soltaron todos los cables de su cabeza. La novia es de las que empieza a hiperventilarse si la wedding planner llega 5 minutos tarde a su primera reunión con la novia, o de las que se larga a llorar amargamente si no encuentra las petunias blancas del Amazonas que tenía planeado usar en su ramo. Se pasa el día haciendo listas, y no sólo de invitados, sino de cantidad de cada detalle que se puedan imaginar, una lista de cada miembro del staff de hasta los ordenanzas y personales de la decoradora con sus números de teléfono, celulares y números de cédulas de identidad. Todo está ajustado a un cronograma fríamente planificado con 10 meses de antelación, que es más preciso que el cronograma de la clausura de los últimos juegos olímpicos y nada, REPITO, NAAADA puede salir mal o la novia se nos tira de un acantilado.
La Voladísima: Esta novia es el opuesto absoluto de la anteriormente citada. Esta novia se olvida hasta de fijar turno con la maquilladora. Es de las que llega a la modista 15 días antes de su boda con la tela y recuerda el día antes de su boda que había sido no tiene ningún zapato blanco. No se prueba ni el peinado con antelación, y todo termina delega cada detalle de su boda a su madre, al novio o a la suegra desentendiéndose totalmente del asunto. Ella es tan 0 stress que todo su entorno termina estresado. Como jamás termina de hacer su lista de invitados, y en la repartición de tarjetas la mitad de ellas queda extraviada en su auto, medio Asunción termina ofendidísimo con ella y su familia.
La Psicotiquísima: Este tipo de novias  hace que Paola Bracho parezca dulce, centrada y cuerda a su lado. Como está tan absolutamente alterada e histéricas por su boda vive tomando ansiolíticos para recuperar la calma, por lo que todo su entorno jura y re jura que se puso bipolar en los preparativos: o se la encuentra colgada del cuello del decorador en un arranque de furia por olvidarse de teñir los posa platos UN tono más claro como ella quería, o llorando sobre el regazo de su diseñador porque nadie la comprende. Es de las que pretende que el vestido de novia le adelgace, que el maquillador le haga la plástica y que el decorador recree el castillo de Versalles con un presupuesto de morondanga. Como está tan mal de la cabeza, nunca pero NUNCA va a estar satisfecha. De quererlo todo pasa a sufrirlo todo por su boda y lo más probable es que llegue al altar con el maquillaje todo corrido por los lagrimones derramados en su decimoquinto ataque de histeria del día.
La Vairoletísima: Esta prójima nunca logró refinar su gusto. Es de la que sigue soñando con un vestido de novia con volados rosados, cintas, lazos, rosetones y purpurina. Como no distingue una tela de otra por bestia, probablemente llegue a lo del diseñador con un raso 100% poliéster tan inflamable que no se pueda encender un cigarrillo a 100 kms a la redonda de la novia sin que ella termine inmolada por el desliz. Se sacará mil fotos esfumadas, con fotomontajes que la ubiquen a ella y a su novio en el centro de una rosa carmín o flotando mágicamente sobre una copa de champagne. Por más plata que invierta en su boda, todo parecerá de cuarta, porque el gusto, es una de las pocas cosas que no se compran.

martes, 21 de agosto de 2012

MATERTINI ON THE ROCKS: LA CRUDA VERDAD SOBRE LA MATERNIDAD





Muchas de ustedes seguro ni se imaginan que yo también soy madre. Si mis queridas lectoras, yo también he visto el infierno y he sobrevivido. Tengo en casa unos demonios que dan fe de ello. Como muchas de ustedes, sentí mi mundo entero desmoronarse desde el momento en que el médico me anunció con sonrisa de bobo-tonto que estaba embarazada. Tras el shock inicial aspiré hondamente mi último cigarrillo, solté una lágrima por la última copa de champagne que había tomado sin saber que sería la última (definitivamente la hubiera saboreado mucho más) y tuve que consolarme con el hecho de que al menos no eran mellizos. Si, la noticia podría haber sido peor. ¡Si un niño no cabía en ese momento en mi mundo, imagínense lo que me hubiera pasado si me enterara al mismo tiempo que tendría que encontrar espacio para DOS!

Mi vida no estaba preparada para la maternidad. Yo no estaba lista para convertirme en uno de esos seres idiotas que miran embelesados el monigote picasiano de sus hijos convencidos que se trata del próximo Caravaggio. Pues bien, no me quedó otra cosa que apechugar y enfrentar la situación con la dignidad de una mártir enfrentando la hoguera. Y tal como lo imaginé desde un principio, el proceso no fue nada fácil. Desde entonces llegaron los hijos, y con ellos llegaron las horas de terapia y los martinis antes de las siete para encontrar la paz perdida.

Por más de que mi glamour me haga parecer  un ser desprovisto de instinto maternal, lo tengo, aunque en dosis muy bajas. Es que no todas nacemos con el chip de Susanita. Habemos muchas Mafaldas y también Crudelas en este mundo. Por más de que cuando me pongo mi estola de armiño albino parezco más una Crudela, yo me considero a mí misma una Mafalda ya que más que vivir la maternidad, me interesa analizarla.

El primer punto a analizar es el embarazo. A quién se le ocurrió llamarlo “la dulce espera”. Este es el eufemismo del siglo. De seguro el apodo se lo puso un hombre, indiscutiblemente sólo una persona que no ha estado nunca embarazada puede catalogar esos ácidos nueve meses como “dulces”. Una mujer lo describiría más como una espera ácida, hormonada, gaseosa, en las que nos inflamos como globos aerostáticos a punto de reventar. Quisiera encontrar al desgraciado autor de este término para lincharlo con una horda de embarazadas hinchadas y furiosas.

En segundo lugar está el parto. Hoy más que nunca la mujer se prepara para el día del parto. Que mama club, que 958 ecografías por mes, que controles semanales, monitoreos fetales, vitaminas, dieta especial y hasta yoga prenatal. Llegan al parto sanísimas, controladísimas y entrenadísimas prestas para vivir la experiencia de sus vidas y el 90% de ellas termina viendo su sueño del  parto normal truncado, llorando de rabia en el quirófano por las horas desperdiciadas en el mamá club. Algo raro hay. No puede ser que en los hospitales públicos madres desnutridas, que no se han hecho ninguna ecografía, ni tomado ninguna vitamina, den a luz normalmente; mientras que en los sanatorios privados, madres que se encuentran más preparadas que atletas olímpicas para el parto terminan siempre pariendo por cesárea. No hay lógica en esto de que las mujeres que han llevado sus embarazos en óptimas condiciones sean las que tengan más riesgos a la hora del parto.

El tercer punto es la lactancia. Entiendo que haya sido súper híper saludable siglos atrás. Pero hoy en día, cuando todo lo que consumimos y hasta lo que tocamos está cargado de hormonas, preservantes y cuanto químico existe en la tabla periódica, cómo va a ser saludable nuestra leche. Ha de ser una leche loca  llena de toxinas y contaminantes. Creo que nunca en la historia ha habido tantos niños alérgicos, a pesar de que de seguro la mayoría de ellos fue amamantado hasta que empezó a hablar. Aún así nunca en la historia se ha promovido tanto la lactancia materna. Prácticamente se ha vuelto un crimen optar por no amamantar. Una se convierte automáticamente en una paria desalmada.

Convengamos que el embarazo te destroza el cuerpo. Si. La cruda verdad es que te lo hace pedazos. Las tetas te llegan al ombligo, los pezones se te alargan tanto que cada vez que te mirás al espejo tenés ganas de cortártelos con tijerita, las estrías y várices juegan un lamentable tetetí por tu vientre y muslos, y a la par que los pelos abandonan tu antes frondosa cabellera, la celulitis se instala definitivamente en tu antes impolutas nalgas. Por más que te cuides durante el embarazo y seas una de esas embarazadas regias y dignísimas, tu cuerpo no volverá a ser el mismo. Algo siempre queda mal. Obviamente esto es natural, lo que no es natural es que ni bien traigas al mundo al crío se te exija recuperar tu figura. Las críticas se vuelven el pan de cada día y no te queda otra que sudar la gota fría para sacarte de encima en tres meses el estado calamitoso que te tomó nueve meses crear. Del resto de seguro se encargará Bacchetta, ya que no hay forma humanamente posible de levantar ni con body pump 3 veces por día, todo lo que el embarazo tiró por tierra.

Vivimos en una era de grandes avances tecnológicos. Abrís el diario y te enterás de un nuevo invento que va a revolucionar el mundo, encendés tu iPad y ya hay una nueva app fantástica para facilitarte la vida. Prácticamente hay un científico en cada esquina listo a proporcionarnos el próximo invento revolucionario. Se habla mucho de clonación, eugenesia, y manipulación genética, pero aún así a ninguno de estos genios se les ocurrió inventar la manera de incorporar un botón de ON/OFF o al menos uno de MUTE en los bebés. ¡Es que como lloran estas criaturas! Lloran y cagan. Eso es lo que hacen. Y aún así todo el mundo maravillado con su ternura. ¡Chulina se tiró un pedito! ¡Mi viiiidaaaaa mirana como hace su provechito! ¡Ay, apupuchulinaaaa te acaba de vomitar su lechita encima!

Pero lo peor, lo peoooor de todo es que UNA NO SE PUEDE QUEJAR. Guay de la madre que se queje del tormento del embarazo, del suplicio de dar de mamar, de lo difícil que es volver a reconocerse frente al espejo. La sociedad nos exige estar extasiadas con todo este proceso. Una termina repitiendo como robot frases prefabricadas como “me sentía tan plena estando embarazada” o “dar de mamar es la experiencia más hermosa que viví en mi vida” o “El ser madre me hizo sentirme más segura de mi cuerpo”. ¡MENTIIIIIRA! Empecemos a vocalizar. Basta de eufemismos. Yo no disfruto mis embarazos, me siento un trapo sucio los nueve meses y honestamente leer un buen libro cada tanto me bastaría para sentirme plena. Odié dar de mamar y sé que no soy la única, aunque pocas lo digan. Por ejemplo, mi tía Mimí siempre decía que cada vez que daba de mamar veía a sus hijos como pequeños vampiros. El hecho de que ella lo haya vocalizado me hizo sentir menos culpa cuando el sentimiento de éxtasis de la lactancia me pasó de largo. La experiencia más hermosa de mi vida fue mi último viaje a las Maldivas y no precisamente pasarme las noches en vela amamantando. La maternidad no tiene porqué parecernos fantástica a todas las mujeres. Asumirlo no nos hace crueles, ni malas madres, ni mujeres falladas o ralladas, nos hace simplemente humanas y honestas.

En todos mis análisis de la maternidad encontré tantas frases trilladas. Tantas mentiras. Tantos eufemismos. La única verdad la encontré en la biblia (sí, aunque les sorprenda, también la leo de vez en cuando): “A la mujer (Dios) dijo: Tantas haré tus fatigas cuantos sean tus embarazos: con dolor parirás  los hijos…” y vienen con dolor, es cierto, y los hijos nos duelen de muchas formas. Pero hay una frase trillada que nunca pondré en tela de juicio: “Los hijos dan sentido a la vida.” No hay nada más cierto y al fin y al cabo, cada minuto de dolor, cada pozo de celulitis, cada noche insomne vale la pena, porque ELLOS están allí con nosotros y el amor SIEMPRE será más fuerte que el dolor.


jueves, 23 de febrero de 2012

LAS EDADES DEL AMOR



El mes de los enamorados ya está aquí. El mes en que el rechoncho odioso y travieso de Cupido causa estragos en la población, dejando a todos idiotizados con sus traicioneras flechitas emponzoñadas de amor.

Tengan con quien celebrarlo o no, se verán envueltos en marejadas de peluches, bombones en cajas con forma de corazón, rosas rojas e infantes regordetes y alados armados de caprichosas flechas. Serán bombardeados por imágenes de jóvenes enamorados tomados de la mano caminando bajo un atardecer encantado, adolescentes con sonrisas ruborizadas, parejas que no pueden disimular su alegría y miradas melosas.

Si, ya sé que mis queridas lectoras de las legiones de la SSS (Sínicas Solitarias y Sensatas)  estarán tan asqueadas en esta fecha que tendrán unas ganas irrefrenables de arrancarse los ojos con sus propias manos con tal de no ver más cursilerías. Pero al margen de las náuseas que genera toda la parafernalia valentinezca, es innegable que el día de los enamorados despierta también profundas emociones. Es un hecho, el 14 de febrero, el amor brotará, se multiplicará como conejito Duracel con Viagra y retozará en todos los rincones del planeta en una epidemia viral que contagiará a TODOS. Sin importar en que etapa de su vida se encuentren, el 14 de febrero se hará sentir en sus  calendarios.

Estar tan rodeada de amor y sus múltiples manifestaciones y simulaciones me ha hecho pensar en cómo lo vivimos en el transcurso de nuestras vidas.

El amor en el Kínder: El primer amor en algunos casos suele ser alarmantemente precoz. Muchos hemos tenido grandes historias de amor que tuvieron como telón de fondo areneros, recreos y pizarrones escritos con tizas de colores y donde una galletita compartida en la merienda ya constituía toda una declaración de amor. Pero ojo, estas historias de amor no están exentas de drama. En los preescolares ya abundan los Don Juancitos’í que con tal de congraciarse con todas y evitar que nadie se enoje se declaran “novios” de dos o más compañeras a la vez. También las niñas empezamos a mostrar nuestra inclinación hacia el melodrama desde la más tierna edad, largándonos a llorar como divas bonsái al enterarnos de que en el recreo nuestro galán infante prefirió jugar a la familia con la compañerita nueva.

El amor en el cole: Como en la mayor parte de la primaria triunfa el lema “las nenas con las nenas y los nenes con los nenes”, el concepto de amor en sí es algo tan asqueroso como los besos y los miembros del sexo opuesto. Ante la sola mención de la palabra novio o novia tanto los nenes como las nenas exclaman:”Guaaacaaalaaaa!!!”

El amor teen: A medida que nos transformamos en pavos, nuestras cabecitas adolescentes se van poblando de pajaritos. Si nuestra vida fuera un periodo literario, la adolescencia constituiría el romanticismo. A los adolescentes les duele todo, y por ende al amor no lo viven, lo sufren. El amor teen está poblado de amores secretos y no correspondidos, de grandes metejones y grandes estrellones. Somos capaces de enamorarnos de alguien a los 10 minutos de verlo. El amor a primera vista es un hecho innegable. Es que a esta edad todo pasa por los ojos. Nos enamoramos del mismo churro, pintón, facha, carilindo y chusquito del cual están enamoradas el 60% de nuestras compañeras y como lo más probable es que el churrito en cuestión esté tan solicitado que no nos dé ni la hora pasamos a declararnos perdidamente enamoradas del galán del momento. Así tendremos que consolarnos con abrir un club de fans de Robert Pattinson o Justin Bieber para desahogar a todas nuestras hormonas ardientes y alborotadas.

El amor a los veinte: A los veinte dejamos de ser incomprendidas y nos incorporamos entusiasmadas al mundo del “amor adulto”. Pero en el fondo, seguimos igual de insensatas que a los quince, cuando soñábamos con ser la madre de los hijos de Ricky Martin. La pequeña gran diferencia es que de adolescentes estábamos totalmente conscientes de nuestra confusión, mientras que a los veinte creemos tener todo resuelto, comprendido, asimilado y catalogado, pero la triste realidad es que seguimos igual de confundidas y no tenemos NI IDEA. Nos creemos Doctoras en Ciencias del Amor y Másteres en Filosofía Sentimental, mas seguimos idealizando a los hombres de los que nos enamoramos. Pero, ahora que somos universitarias y letradas, buscamos a alguien intelectualmente más refinado que nos dé orgasmos mentales y físicos y un futuro prometedor. Como nos volvemos más exigentes se nos complica bastante el panorama. Por lo general en esta etapa es cuando empiezan a desfilar por nuestras vidas los peores especímenes de nuestra historia sentimental. Lo más probable es que tras tantos mamarrachos, lleguemos a los treinta con el corazón más perforado que un colador de pastas, solteras, hartas de los hombres y totalmente dispuestas a abrazar el lesbianismo con tal de no tener que salir con otro winner en una cita a ciegas organizada por tus amigas.

El amor a los treinta: A los treinta tenemos la vida resuelta. ¡Jajajajaja! ¡Déjenme reírme! ¡AAAy me hago pis! ¡Mentiiiira! No tenemos nada resuelto y el amor sigue siendo tan misterioso como en el kínder y tan doloroso como en la secundaria. Por lo general ya encontramos una pareja estable, tal vez incluso ya nos casamos con el susodicho, pero el hecho de estar en pareja no hace que el amor sea más fácil. En esta etapa de nuestras vidas generalmente se agregan ingredientes extra como convivencia, cuentas, hijos y suegras que hacen del amor todo un acto de malabarismo sobre la cuerda floja. Pero al terminar el día podemos hacernos un ojito a nosotras mismas, porque sin importar cuán duro estuvo el día, sabemos que el amor es más fuerte. Finalmente estamos madurando.

El amor maduro: Irónicamente cuando finalmente el hombre alcanza su siempre postergada madurez, le sobreviene la infamemente patética crisis de la mediana edad. Cabe destacar que el amor en tiempos de la crisis de la mediana edad no es cosa fácil. No es nada agradable encontrarse compartiendo la existencia con un motoqueiro cuarentón con ínfulas de playboy tercermundista. Nos encontramos mirando a nuestro medio pomelo motorizado preguntándonos qué le vimos y deseando no haber roto con el novio hippie que tuvimos a los veinte y que nos hacía gruyas de origami. Hasta la alternativa de estar vendiendo atrapa sueños en una plaza céntrica resulta más atractiva que seguir aguantando una noche más los ronquidos infernales de nuestro peor es nada. 

El amor después del amor: ¡Oh gran ironía de la vida! Cuando finalmente dejamos de perseguir el amor tan insistentemente, lo encontramos. La madurez nos enseña que si bien el amor merece la lucha, no nos merecemos sufrir, por lo que generalmente esta etapa de nuestra vida, al amor lo vivimos ya sea como una gran victoria o una estrepitosa catástrofe, consolidándolo o purgándolo. Pero en todos los casos, el amor que viene después del amor, aquel que encontramos después de haber estrellado y roto nuestro corazón mil veces, aquel que perseguimos conscientemente, aquel que construimos día a día, es el amor más fuerte.  Tan fuerte que probablemente  ya ni necesite ser celebrado solamente un día.

El amor en la tercera edad: ¡Díganme si no hay nada más tierno que dos viejitos enamorados! Ambos llevan la piel más curtida que papiro egipcio y  más de 50 años de casados a sus espaldas y se aman y se aguantan todavía. Verlos juntitos en su día a día (siempre y cuando no nos los imaginemos en la cama) es como estar observando una de las siete maravillas del mundo antiguo. Aunque pensándolo bien…. ¡Verlos en acción entre la sábana también sería igual de admirable!