lunes, 28 de julio de 2014

Excéntricas de la moda – Parte I



Personalmente adoro a las excéntricas de la moda… si bien muchas personas opinan que ellas andan por la vida disfrazadas, yo creo que tienen un alma especial que les hace imposible verse como todos los demás y las empuja irrefrenablemente hacia la excentricidad. En ellas habita lo más extremo de ese mundo de la fantasía que hace de la moda una forma de expresión que linda peligrosamente con el arte.

Ellas nacieron para asombrar y por supuesto también para inspirar. No en vano muchas de ellas fueron visionarias como Elsa Schiaparelli o musad inspiradoras como Isabella Blow. Cada centímetro de su cuerpo es un espacio factible para expresar su singularidad, desde sus cabezas emplumadas y con sombreros hasta los esmaltes de sus dedos de los pies.

Las verdaderas excéntricas, las Vivienne Westwoods, las Anna Piaggis, las Luisa Casatis, las Iris Apfels son personas únicas e irrepetibles cuya entera existencia está dedicada al desarrollo de su individualidad y a la innovación diaria. Ellas están dispuestas a todo por salirse del cuadrado, y no temen verse ridículas a los ojos de los demás, porque saben que su estilo personal es una especie de manifestación artística a la cual la crítica le es indiferente y absolutamente irrelevante. Ellas expanden todas nuestras ideas de la moda en infinitas posibilidades y destruyen también todos nuestros preconceptos de belleza y estética, mostrándonos un universo extraordinariamente bizarro y maravilloso a la vez. Ellas saben llevar con gusto lo aparentemente imposible y paradójicamente nos hace imposible verlas vestirse de manera “normal”. Nos resulta imposible siquiera imaginarnos a una Lynn Yaeger vistiendo un traje sastre de matrona y con la cara lavada, sería un auténtico despropósito.

Hoy en día hay muchos pseudo excéntricos que creen que llevar un atuendo extraño o un sombrero raro ya es un pase automático para ser retratado en un blog de mdoa y conseguir seguidores en las redes sociales. Estos no están por supuesto en el mismo plano que las verdaderas excéntricas de la moda. Para ellas cada atuendo es una reflexión de su interior, de sus convicciones, de su esencia y les importa un bledo lo que la gente piense de ellas; mientras que para los posers todo se reduce a llamar la atención y solo les interesa lo que la gente piensa de ellos.

En esta serie de artículos (que serán dos ya que es muy difícil reducir la lista pues correríamos el riesgo de omitir a alguna personalidad fantabulosametne inomitible), homenajearemos a los grandes excéntricos de la moda. Ningún fashionista que se respete puede transcurrir un día más de su existencia sin saber quiénes son estas vacas sagradas de la excentricidad.

Quentin Crisp: Este dandy anacrónico se paseaba por las calles de Nueva York con sombreros de ala ancha y pañuelos de seda al cuello, tal cual si fuera un poeta decimonónico nostálgico y maldito. Su existencia colorida hacía que el color se escapara de sus foulards de Hermès para impregnar sus ojos de misteriosas sombras y en sus últimos años de vida teñir sus mechones blancos de lavanda o carmesí. Este ser semi travestido, mezcla de drag y dandy, jamás pasaba por ridículo. Muy por el contrario, era la alegría de la sociedad neoyorkina y londinense que dejaba todos sus prejuicios de lado para abrirle las puertas de par a par. Crisp fue un célebre escritor, modelo artístico, actor, dramaturgo y monologuista cuyo perspicaz ingenio llenaba las salas de los teatros agotando las entradas en horas. Escribía sus propios monólogos y luego respondía preguntas del público al azar, siempre con el ingenio en la punta de la lengua y un humor tan irreverente como su apariencia. Crisp actuó en varias películas y se convirtió en un ícono gay al rechazar ocultar su homosexualidad en años donde esto era absolutamente inconcebible y que la norma social era el closet. Este magnífico hombre no sólo inspiró a muchos gays a aceptarse sino también inspiró al cantante Sting quien le dedicó su canción “Englishman In New York”, en la cual narra la historia del encantador Quentin.

Isabella Blow: Un sombrero extravagante de Philip Treacy, algo de couture, unos tacones que desafiaban la gravedad, e Isabella Blow estaba lista para ir a comprar verduras. Isabella estaba convencida de que la Alta Costura era para el día a día. Vivía cada día emperifollada como para ir a una fiesta. Toda una aristócrata británica, editora de moda, musa y mecenas, ella inspiró y lanzó las carreras de Alexander McQueen y Philip Treacy. Sus sombreros eran verdaderas instalaciones sacadas de sus sueños más fantasiosos y traídos a la realidad por sus amigos diseñadores. Como editora del Style Magazine del Sunday Times, fascinó al mundo de la moda durante la mayor parte de los 90’s. Cuentan que iba a trabajar con absoluta normalidad al diario llevando abrigos de visón y un sombrero de cornamenta de ciervo (que luego inspiraría a McQueen para su colección “Savage Beauty”). Su sentido de la moda teatral y hasta fantasmagórico, su inteligencia e interesantes rasgos la llevaban a vestir lo aparentemente imposible como si se tratar lo más normal del planeta. Una de las cosas que Isabella Blow, tenía bien en claro es que el verdadero estilo no es cuestión de hacer lo que todos están haciendo, y menos aún de hacerlo primero, sino de hacerlo de manera memorable. Como una intérprete que hacía su gran entrada al escenario, así vivió Isabella cada día de su vida, hasta que apagó su propia vida en el 2007.

Iris Apfel: La diseñadora de interiores y diseñadora de accesorios neoyorquina de 91 años domina el color tanto en los ambientes  que crea como en su persona. Los enormes marcos de sus lentes, y sus enormes collares encimados son el marco perfecto para su vívida personalidad que escapa todos los límites de lo convencional como si estuviéramos ante la hermana psicodélica y fabulosamente chic de Mr. Magoo. Ella es el marco perfecto para su fabulosa personalidad. No en vano el Instituto de la Moda de Nueva York le dedicó una muestra en el Museo Metropolitano en el 2005 donde se exhibieron más de 80 de sus extraordinarios conjuntos. Es que Iris más allá de su gran talento para diseñar, es todo un ícono viviente de la moda. Esta leyenda viva ilumina cada sitio donde ingresa como un ave rara a la que uno no puede dejar de mirar maravillado. De hecho la exposición se llamó rara avis. Iris logró demostrar que la moda es una intuición y que Dior puede convivir perfectamente con un collar comprado de un bazar marroquí, siempre y cuando sea combinada para dar marco a tu estilo personal. Además de su fabulosa persona, Iris también dejó huellas en el diseño textil, gracias a su exquisita firma de textiles y diseño interior “Old World Weavers” que la llevó a tener de clientes a Greta Garbo, Estée Lauder e incluso decorar la Casa Blanca para nueve presidentes, desde Truman hasta Clinton. Si bien cuesta imaginar a esta colorida personita en el aburrido mundo de DC, de seguro habrá dado ráfagas de alegría y originalidad a esta tan solemne casa.

Anna Piaggi: La editora de moda italiana que murió en el 2012 a los 81 años, se hizo internacionalmente famosa por su estilo teatral. Pintaba su rostro como una muñeca de porcelana antigua y teñía sus cabellos de azul o violeta. Ella creaba cada uno de sus irrepetibles y elaboradísimos looks sin repetir jamás una prenda. Esta autoridad de la moda combinaba prendas vintage con lo último de las pasarelas generando un estilo personal casi circense y encantadoramente fantasioso. En el 2006 el Victoria and Albert Museum de Londres le dedicó una muestra en la que se exhibió parte de su gigantesca colección de más de 265 pares de zapatos, 932 sombreros, 3000 vestidos y 31 boas de plumas. Su estilo ecléctico y recargado incluía todo lo imaginable y la hacía ver como un cuadro de Picasso caminante que dejaba a todos maravillados. Anna supo convertirse a sí misma en una verdadera obra de arte, exagerada, cautivante, excesiva, magnífica y absolutamente divertida.

Daphne Guinness: La heredera británica, íntima de Isabella Blow y Alexander McQueen es el personaje gótico de esta historia. Proveniente de la acaudalada familia irlandesa dueña de la homónima cerveza, Daphne supo escapar a todo convencionalismo sobre cómo debería vestir una chica de la alta sociedad británica. Artista y coleccionista de moda, tuvo la gran sensibilidad de rescatar la colección de su amiga Isabella, comprándola entera para que las piezas no se dispersaran, montó una muestra con las piezas y con la inmensa suma que ganó creó una fundación a nombre de su amiga para ayudar a las personas que padecen enfermedades mentales.  Su estilo podría bien ser definido empleando juntos a los antónimos anticuado y futurista. Es que Daphne puede integrar a la perfección una pieza de armadura con tacones de Louboutin, o un peinado Isabelino con un traje de McQueen. Al verla pareciera que estamos ante una reinterpretación futurista de una dama antigua. Desde su pelo bicolor, hasta las vanguardistas piezas de alta costura que integran su vestuario diario, Daphne se ha ganado el título de ícono de moda en vida. De hecho el FIT le dedicó una muestra en la que se la homenajeaba por su estilo y por su obra. Además de trabajar como artista, diseña joyas, prendas y hasta perfumes para sí misma cuando no encuentra en plaza lo que desea vestir. A pesar de su peculiar estilo, ha logrado ganarse un sitio en la lista internacional e las mejores vestidas del mundo ininterrumpidamente desde 1994. Hasta Lady Gaga la identifica como musa. También es musa de fotógrafos como Steven Klein y David LaChapelle y colabora constantemente con diseñadores como Karl Lagerfeld y Philip Treacy.

Luisa Casati o Marchesa Casati: Esta mujer de leyenda ha inspirado a diseñadores desde los albores de la industria de la moda, incluso la marca Marchesa, se llama así en su honor. Nacida en 1881, siendo muy joven quedó huérfana, heredando una enorme fortuna que la convirtió en una de las mujeres más ricas de Italia. Hija de condes y esposa de un marqués, a pesar de pertenecer a la aristocracia europea, desarrolló una pasión por lo bohemio y por lo exótico, convirtiéndose a sí misma en una obra de arte caminante, que incluso usaba a sus exóticas mascotas como accesorios, llevando a sus guepardos con correas de diamantes, paseando a sus galgos grises teñidos de rosa, o usando serpientes vivas como joyas. También le encantaba escandalizar, vistiendo el traje de Eva de bajo de sus copiosos abrigos de piel o apareciendo en una fiesta vestida con plumas blancas manchadas de sangre fresca, lo que hizo desmayar a un par de invitadas. Su excentricidad sin límites la convirtió en musa y mecenas de los principales artistas plásticos de inicios del siglo XX. Parecía una especie de vampiresa sofisticada y mundana, una heroína de una novela gótica, alta y delgada, con el pelo teñido de un rojo salvaje y los intensos ojos verdes delineados en Khol negro, viviendo en el Palacio Vernier dei Leoni en Venecia, mientras lo mantenía a propósito en un estado ruinoso, conviviendo con mascotas dignas de un zoológico. La vestían los grandes diseñadores de la época, Paul Poiret, Mariano Fortuny y Erté. El diseño pantera de Cartier fue creado para ella y su influjo aún puede verse en muchas colecciones de moda actuales.

Elsa Schiapparelli: La diseñadora italiana y enemiga acérrima de Coco Chanel fue un personaje surrealista que fue influenciada enormemente por los movimientos artísticos de inicios del siglo XX, principalmente los dadaístas y los surrealistas. Sus diseños eran absolutamente irreverentes e inesperados, decorados con langostas, simulando esqueletos y empleando zapatos como sombreros eran cosas del día a día para “Schiapp”.  Entre sus aportes a la moda, además de su fabulosa personalidad, se encuentran los cierres de colores, los culottes y  el rosa shocking. Se codeaba con artistas como Jean Cocteau y Salvador Dalí, con quienes colaboró en varios proyectos y cuyo mundo onírico adaptó a sus propias creaciones.

Vivienne Westwood: En nuestra lista no puede falta la creadora del punk, la diseñadora viviente más icónica, vanguardista, visionaria e irreverente, quien llevó la calle y la música a las pasarelas más sofisticadas reformando la estética de la moda. Vivienne siempre se adelantó a la moda por décadas y no solo desafía los cánones al diseñar, sino también al vestir. Sus años no la impiden llevar corsettes de cuero tipo S&M o incluso trajes de Eva combinados con su vibrante cabellera naranja. Todo en ella grita Anarquía y rebelión y la amamos por ello.

Edith Bouvier Beale: La pequeña Edie como era conocida, fue prima hermana de las elegantísimas Jacqueline Kennedy y Lee Radziwill, criada entre algodones en una familia acaudalada. Pero a medida que se disipó la fortuna familiar, también se disipó su juicio, lo que la llevó a convertirse en todo un personaje de leyenda, de una excentricidad enorme que incluso la llevó a ser retratada en un documental sobre su vida llamado Grey Gardens, que luego se convertiría en una película protagonizada por Drew Barrymore. Edie fabricaba sus propios vestidos, los cuales acompañaba con pañuelos de seda firmados y viejos abrigos de piel que eran testigos de su antigua opulencia. Su excéntrica apariencia proveía el marco ideal para este personaje delirante, que vivía en una fantasía construida sobre ruinas y recuerdos. Habitaba junto a su anciana madre, también llamada Edie, en una derruída mansión de los Hamptons como si ésta se tratara de un palacio en pleno esplendor. Una famosa decoradora, socialite y modelo en su juventud, terminó a los 70’s como una excéntrica reclusa que se teñía el pelo de azul y deliraba sobre su gloria pasada, soñando aún en convertirse en una gran cantante y bailarina.

Loulou de la Falaise: Cuando tu madre es la musa de Elsa Schiaparelli, es inevitable que se te pegue un poco de excentricidad. Loulou no pudo evitarlo, convirtiéndose ella misma en la musa del gran Yves Saint Laurent. La hermosa y atrevida Loulou floreció en los fantásticos años 60’s llevando smokings masculinos o luciendo magnífica yendo a fiestas en los 70’s luciendo un simple pareo transformado en vestido con ayuda de un alfiler de gancho. En 1977 se casó vistiendo turbante y un pantalón de harem del siglo XVI que había sido propiedad de un Maharajá. Su relación instintiva con la moda, su fascinación por lo exótico y su osadía la convirtieron en una de las asesoras de YSL y diseñadora de accesorios. Como a muchas otras excéntricas de nuestra lista, Loulou se convirtió en excéntrica gracias a su pasión por la fantasía que la llevaba a buscar siempre una salida de lo normal y vivir su vida como si se tratara de un cuento de hadas.

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