martes, 3 de julio de 2012

Jim Nelson: El metro editor


“Creo que hay dos cosas a las cuales responde el lector: el estilo y la personalidad”
-         Jim Nelson
Tal vez el nombre no les suene, pero estoy segura que están familiarizados con su trabajo. Jim Nelson es nada más y nada menos que el editor de una de las publicaciones más leídas por los metrosexuales del mundo: la revista GQ. La misma se enfoca en la moda, el estilo y la cultura masculina, con artículos sobre comida, cine, salud, sexo, música, viajes, deportes, literatura, tecnología y estilo de vida dirigidas al público masculino. Pero sobretodo, GQ es considerada la biblia de todo metrosexual.
Esta publicación tiene la reputación de ser una de las más sofisticadas y exclusivas entre las demás revistas orientadas al mismo género. Lanzada en Estados Unidos en 1957 bajo el nombre de “Gentlemen’s Quarterly”, desde 1983 ingresó al imperio editorial de Condé Nast Publications. A partir de ese momento se introdujeron cambios en la revista como artículos que iban más allá de la moda y lanzando ediciones internacionales de la revista consistentes en adaptaciones regionales de la versión norteamericana.
Su asociación con la metrosexualidad se debe a que el término mismo de “metrosexual” fue acuñado en los años noventas por el escritor Mark Simpson, columnista del diario británico “The Independent”, refiriéndose a una visita a una exhibición de la revista GQ en Londres.
En febrero de 2003, Jim Nelson fue nombrado editor en jefe de GQ, formando a partir de ese momento parte de la historia de esta prestigiosa publicación internacional. Desde su llegada a GQ, Jim enfocó la publicación hacia lectores más jóvenes, incorporando contenido redactado de forma más casual y refrescando el estilo general de la revista.
Jim Nelson nació el 8 de marzo de 1963 en Greenbelt, Maryland, graduándose de la Universidad de Notre Dame con un título en Estudios Americanos. Al salir de la universidad a mediados de los 80’s decidió orientar su carrera hacia el periodismo televisivo, trabajando como escritor y productor para CNN. Al comienzo el periodismo le atrajo enormemente, siendo él mismo un autoproclamado adicto a las noticias. Pero luego de un tiempo empezó a sentir que escribir las noticias no le daba lugar para expresar su lado creativo. Buscando expandir su innata creatividad y soñando con escribir guiones para películas, se mudó a Los Ángeles y terminó trabajando un tiempo en Hollywood como asistente de guionista para varias comedias televisivas.
El mundo de las revistas llegaría inmediatamente después. Por pura coincidencia encontró unos amigos que estaban trabajando para una de sus revistas favoritas: “Harper’s Magazine” y éstos le ofrecieron un pequeño puesto en la revista que no pudo rechazar. Al comienzo sólo colaboraba con la misma desde afuera, encontrando ensayos, obras de arte, películas y libros a ser utilizados en la revista. El trabajo le gustó tanto que dejar Los Ángeles para mudarse a Nueva York, donde aplicó para un trabajo como pasante en la revista, algo difícil de hacer cuando se tiene 30 años. Pero estaba tan determinado que ser un pasante treintañero y trabajando sin sueldo no logró desmotivarlo.  Se encontraba trabajando para su revista favorita, haciendo cosas que amaba, aprendiendo rápidamente todo lo que tenía que aprender de este nuevo mundo que lo fascinaba y al poco tiempo fue contratado por la revista como escritor. De 1994 a 1997 se desempeñó como editor en Harper’s Magazine, donde era responsable de la sección de lecturas. Paralelamente publicó artículos para prestigiosas publicaciones como la revista del New York Times, Gourmet y Food & Wine.
En 1997 entró por primera vez al plantel de la revista que hoy lidera, desempeñándose como Editor Senior, asignando artículos y editando el trabajo de los prestigiosos escritores y colaboradores de la revista y trabajando bajo la supervisión del entonces editor en jefe, Art Cooper. En el 2002 se convirtió en editor ejecutivo y al año ya se encontraba reemplazando a su anterior jefe.
Bajo su dirección, GQ fue nominada a más de 36 premios vinculados al mundo de las revistas, llevándose varios premios de gran importancia en el medio por sus artículos, fotografías y excelencia en general. Además de su trabajo de editor en jefe, Nelson sigue escribiendo artículos para la revista. Bajo su dirección se han hecho colaboraciones creativas con fotógrafos del calibre de Bruce Weber, y más adelante se ha invitado a bloggers a participar como columnistas e incluso Scott Schuman, mundialmente famoso por su blog “The Sartorialist” es un colaborador fijo de la revista.
Cuando Jim tomó el control de la publicación, la revista de 800,000 ejemplares de tirada había bajado sus ventas en quioscos de más de 300,000 ejemplares por mes a menos de 190,000 en la segunda mitad de 1997. Gracias a la llegada de Jim, la revista pudo renovar su contenido, refrescándolo y adaptándola a un público más joven, logrando al poco tiempo elevar las ventas un 5.3%.
Gracias a Jim Nelson, la revista, que se encontraba perdiendo la batalla frente a publicaciones con una identidad más definida, ganó una nueva y fuerte identidad propia. GQ se encontraba perdida entre un mundo de publicaciones masculina, algunas orientadas a los deportes y la salud como Men’s Health, otras orientadas hacia un público más intelectual como The Altantic y varias nuevas publicaciones británicas orientadas a la tecnología Stuff y al estilo de vida FHM. Afortunadamente Nelson supo introducir los cambios necesarios para crear una nueva identidad vinculada a la moda y las tendencias, gracias a la introducción de una nueva generación de escritores y fotógrafos de renombre internacional que lograron convertir a la revista en el equivalente masculino del Vogue. Nelson logró reposicionar exitosamente a la publicación, aumentando al poco tiempo su circulación en un 24 por ciento.
Nelson se entregó a la tarea de re imaginar la revista y revigorizarla con mucho entusiasmo y empeño. Gracias a sus aportes los artículos alcanzaron nuevas cimas, ¡elevando incluso el nivel de escritura de sus competidores! Pero es probablemente en el área de la fotografía donde más se ve su visión. En las producciones de moda, Nelson logró plasmar un verdadero fashion statement avocandose a una moda más simple, casual y accesible que se encuentra más cerca del lector. Según sus propias palabras “en GQ abrazamos el rol de orientar a los hombres en la moda. Amamos ser útiles, dar consejos, ayudar a los chicos a desarrollar su propio estilo.”
Gracias a su visión logró hacer más informal y moderno al contenido de la revista, que por mucho tiempo se centró en la moda más clásica, volviéndola atractiva a los lectores más jóvenes. También le fue útil para atrapar a este público el renovar el contenido y acortar el largo de los artículos, que en el manejo anterior se habían vuelto excesivamente largos y redundantes, haciéndolos así más dinámicos, concisos y entretenidos. Otra de los ases que jugó fue el de llenar las portadas con los rostros de íconos y celebridades sumamente populares.
Hoy en día Jim Nelson se encuentra a la cabeza de una de las revistas masculinas más prestigiosas del mundo. Gracias a su talento e innovación, GQ se mantiene firme en su liderazgo como biblia de moda del público masculino.

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