miércoles, 3 de febrero de 2010

Guapa: La Servihá Paraguaya


Hay una palabra muy frecuente en el léxico paraguayo que en usada en el contexto local me produce una intensa irritación. Se trata del adjetivo guapa que en nuestro país no se usa como sinónimo de linda, sino como sinónimo de hacendosa. Lo que me irrita de esta significación local es que engloba muchos atributos que me parecen sumisos y retrógrados en la mujer. Una mujer guapa en Paraguay no es la que sobresale en el mundo intelectual o empresarial, sino aquella que lo hace en los quehaceres domésticos. Es la que sabe tejer, bordar, cocinar, lavar, planchar y sobretodo “atenderle bien a su marido.”

Este adjetivo engloba todo el machismo reinante en nuestra sociedad. La guapa es la mujer factótum. Aquella que se encarga de la casa, de los niños, la que se tiene que ingeniar para proveer un ingreso para la familia, y aún así encuentra tiempo para cebarle el tereré al zángano de su marido o concubino; quien, mientras ella se partía en cinco para encargarse de todo el universo doméstico, se pasaba el día entero echado panchamente en una hamaca.

Por supuesto que este cumplido NUNCA me lo dirigen a mí. Cuando empiezan a hablar de lo guaaapa que es Fulanita, que cocina como los dioses y hace mermelada y chutney de todos los mangos que caen en su jardín durante el verano y que ella misma recoge mientras riega las plantas, o de lo guaaapa que es Menganita, que borda, teje, hace crochet y zurcido invisible; y por supuesto, de lo reeeeguaaapa que es Zutanita que le atiende taaan bien a su marido… al dirigirse a mí, por supuesto empiezan a cantar todos los grillos del barrio para llenar el incómodo silencio.

Yo no soy guapa….ya que soy una inútil total en lo que respecta a las labores domésticas. La ropa que plancho termina más arrugada que frenada de gusano. Cuando cocino quemo hasta el agua y no tengo ni ritmo al barrer ni al repasar (de hecho, ¡no se ni de que lado se agarra la escoba!) En lo que respecta a la costura, no se ni como pegar un botón y sinceramente mi falta de talento se extiende a todo tipo de manualidades. Y no es mi costumbre “atenderle bien a mi marido” ya que puede bien cebarse el tereré solo o planchar el mismo sus camisas como corresponde.

Si mi vida se redujera a las famosas historietas de Quino, yo jamás sería Susanita, sería por supuesto una Mafalda perfecta. Mafalda representa a todas las mujeres que soñamos con ser independientes y exitosas en nuestra profesión, sin sentir la necesidad de tener un hombre a nuestro lado para estar completas y mucho menos servirle a ese hombre como si fuese nuestro amo y señor.

A mí no me molestan las mujeres guapas, lo que me molesta es todo el machismo agazapado que se esconde detrás de este adjetivo y su acepción local. No se si escucharon alguna vez la polka de Clementino Ocampos “Kuña Guapa”. Aquí transcribo unos versos traducidos por Lino Trinidad Sanabria. La polka empieza así:

Ya los gallos cantarinos llaman al amanecer,
levantándote mujer quiero verte trajinar.
Movimiento sin cesar que engalane tu existir
una escoba danzarina que anteceda al cocinar.


Luego continúa haciendo un elenco de las múltiples labores de la kuña guapa y hacia el final de la polka remata con estos versos:

Y la tarde a concluir tu misión has de cumplir
de tus manos beberé delicioso “tereré”
Hacendosa como eres mis tesoros cuidaras,
y mañana frente a Dios nuestras vidas se unirán.


No se a que mujer le habrá querido homenajear con esta polka, pero en definitiva fue una Susanita y no una Mafalda. Mafalda jamás le cebaría el tereré a su marido, lo sacudiría de la hamaca hasta echarlo al piso gritándole: “¡No soy una mujer a tu disposición!”

Las kuñas guapas paraguayas tienen muchísimo valor y no es mi intención desmerecerlo. Lo que me molesta es que en nuestra sociedad, todavía se engalane a la mujer como una diosa doméstica y un ser servil a disposición de su pareja, un ser lleno de responsabilidades y privado de derechos; un ser que lleva adelante a la casa, a los hijos, a la pareja, al país y aún así queda relegado a servir. La guapa de estos versos es una servihá (la que sirve) otro adjetivo odioso del léxico local, empleado por muchos paraguayos para referirse a sus hacendosas mujeres. (Esto siqué nuuunca me dijeron, porque ahí en el acto devolvería la gentileza con un merecido bife).

Por suerte hay muchas mujeres “no-guapas”, muchas Mafaldas que trabajan a la par que sus parejas y que no tienen inculcado en su interior esa actitud servil hacia ellos. Hay muchas Mafaldas que si bien no reciben el cumplido de “guapa” saben que son mucho más que guapas.

1 comentario:

Unknown dijo...

Comparto este articulo en todas sus expresiones.