miércoles, 25 de enero de 2012

DIANE VON FURSTENBERG: Envuelta en Glamour



“Siéntete mujer, ponte un vestido.”
-    Diane Von Furstenberg

Diane von Furstenberg es una verdadera leyenda del mundo de la moda. No sólo personifica el glamour frívolo del jet-set, sino también a la mujer emprendedora, fuerte y autosuficiente. Su gran amigo, Oscar de la Renta, la describe de la siguiente manera: “Su energía no conoce límites, siente pasión por la vida, por sus hijos y amigos. Al mismo tiempo, no es una mariposa social; es una persona de gran profundidad.” Coqueta, felina, fuerte, independiente, articulada, gracias a sus diseños y trayectoria, Diane von Furstenberg ha logrado mantenerse vigente y relevante a lo largo de cuatro décadas.

Nacida bajo el nombre de Diane Simone Michelle Halfin en el seno de una familia judía de clase media alta en Bruselas, Bélgica el 31 de diciembre de 1946. Su infancia la transcurrió en internados en Suiza, Inglaterra y España. Su madre, Liliane Nahmias, superviviente del holocausto, fue una figura fundamental en su vida. Diane asegura que todas las mujeres son fuertes, agregando que el hecho de que su madre sobreviviera a Auschwitz, hizo que el miedo no fuera una opción durante su infancia, “Si temíamos a la oscuridad, mi madre nos metía en un ropero hasta que se nos pasara el miedo. Mi madre nunca me permitió tener miedo.”

Tal vez su vida hubiera sido mucho más obscura si el príncipe alemán Egon von Furstenberg, no se hubiera topado con ella, convirtiéndola en su esposa y por ende en princesa. Diane von Furstenberg y su marido reflejaban a la perfección el glamoroso y desenfrenado estilo de vida de los años 70: fiestas en el mítico club 54, amistades de la talla de Salvador Dalí, Andy Warhol, Bianca Jagger, Yves Saint Laurent y los Duques de Windsor. Al divorciarse en 1972, perdería el título de princesa, pero ganaría el de diseñadora, un título logrado por sus propios meritos, lanzando su marca epónima alentada por su amiga, Diane Vreeland, la entonces editora de Vogue.

En 1973 alcanzaría el éxito al inventar el vestido cruzado o wrap dress, un clásico atemporal sumamente popular desde la década del setenta hasta nuestros días. Para 1975 estaba fabricando15.000 ejemplares por semana de estos icónicos vestidos, consolidándose como diseñadora y apareciendo en la tapa del “The Wall Street Journal” y “Newsweek”, bajo el título de “la mujer más mercadeable desde Coco Chanel”.

El wrap dress  es casi un símbolo de la elegancia sin esfuerzo. Este modelo tan importante en su carrera sigue siendo un elemento vital de su empresa, siendo incorporado año tras año en cada una de sus colecciones. Incluso uno de los primeros wrap dress se encuentra exhibido permanente en el “Costume Institute” del MET de Nueva York. Según Diane, el éxito del wrap dress se debe al hecho que ella no diseña para una persona determinada, sino “para la mujer que yo quería ser, la mujer que solía ser y en cierto grado, para la parte de aquella mujer que todavía soy”. Esto explica como este vestido y la marca en general, son deseados tanto por mujeres maduras como jóvenes. Según la misma Diane, uno de sus méritos es haber tocado a tantas generaciones con sólo un vestido.

Al alcanzar la fama, Diane expandió su negocio, registró su nombres y sus iniciales DVF. La mujer que había empezado su negocio con una valija con 12 vestidos de jersey y una inversión irrisoria, en pocos años ya tenía líneas de equipaje, bufandas, lentes, cosméticos, accesorios en cuero y artículos decorativos. En 1975 lanzó su primera fragancia, llamada “Tatiana” en honor a su hija con un éxito rotundo; vendiendo más de 40 millones de dólares para su segundo año. También publicó un libro con sus secretos de belleza.

Para los años 80, Diane había conquistado el guardarropa y el tocador femenino. Abrió su primera tienda de lujo en la 5ta Avenida de Nueva York con una nueva línea couture. Durante cuatro años ocupó un puesto en el Top 10 de los mejores negocios dirigidos por mujeres en Estados Unidos. Lastimosamente aquello que estaba destinado a convertirse en un imperio empezó a ir mal. Según Diane, “todo iba demasiado rápido y yo era muy joven. Estaba en mis veinte, no tenía experiencia, tenía dos niños pequeños, no había hecho nada parecido antes y no estaba equipada para encargarme de todo. Estaba estresada.” Diane reconoce que en poco tiempo saturó su mercado, la empresa tambaleó y cuando la delegó a otras personas desapareció. En 1985 decidió mudarse a París donde fundó “Salvy”, una editorial que manejaría por varios años junto con su superviviente línea de cosméticos.

En 1997 Diana decidió que era el momento de hacer su regreso triunfal reconstruyendo su empresa y relanzando DVF. Esta decisión fue motivada por su hija Tatiana, quien había notado que sus amigas ultra chic estaban empezando a llevar vestidos cruzados diseñados por su madre comprados en tiendas vintage. La idea que una nueva generación siguiera tan fascinada con este práctico diseño, encantó a Diane y la llevó a regresar a Nueva York para tomar nuevamente las riendas de su imperio. Las nuevas líneas de los wrap dress  de Diane Von Furstenberg empezaron a venderse en Saks Fifth Avenue ese mismo año. Al poco tiempo ya lo estaban llevando celebridades como Demi Moore y Madonna. Diane había reemergido nuevamente en la movida fashion neoyorquina gracias al mismo vestido cruzado que había originado su suceso inicial dos décadas atrás, restableciendo su compañía como una renombrada marca de lujo vendida en más de 70 países.

Nada frenaría a Diane en alcanzar sus sueños. En el 2001 vuelve a casarse con Barry Diller, magnate de los medios de comunicación y anterior CEO de los estudios Paramount, su pareja desde hacía 32 años. En el 2005 el CFDA (Council of Fashion Designers of America)  honró su trayectoria como diseñadora, otorgándole el codiciado “Lifetime Achievement Award”. Al año siguiente fue electa presidenta de esta organización, cargo que sigue ocupando actualmente. En el 2009 se montó una exhibición retrospectiva suya a gran escala en Moscú. Luego, por el aniversario de sus  40 años en  la moda crearía la muestra retrospectiva “Journey of a Dress” que viajaría a Moscú, Sao Paulo y Beijing. Además diseñó suites para el elegantísimo Hotel Claridge’s de Londres. En el 2011 incorporó una línea de artículos para el hogar y una nueva fragancia, el perfume “Diane”.

Hoy en día la marca DVF cuenta con cuatro colecciones anuales de ropas y accesorios que comprenden zapatos, carteras, pequeños artículos en cuero, pañuelos de seda, anteojos, joyas, relojes, cosméticos y equipaje. Su estética propone muchos estampados y color. Ella misma sostiene: “me gusta pensar que mi estilo y las ropas que diseño son naturalmente elegantes y sexy. La palabra naturalmente es muy importante. Creo que genera comodidad y confianza. Pienso que no hay nada más bello que una mujer con confianza en sí misma.”

Su compromiso hacia la causa feminista puede observarse no sólo a través de sus declaraciones y diseños, sino también en su filantropía. Está en la junta directiva de la ONG “Vital Voices”, dedicada a apoyar a mujeres líderes y emprendedoras del mundo entero. También preside la fundación de la familia Diller-von Furstenberg, la cual creó el año pasado un premio con su nombre para honrar y apoyar a mujeres que han demostrado liderazgo, fuerza, valentía y compromiso con sus causas. Este premio otorga cada año 50,000 dólares a cuatro mujeres destacadas.

En una reciente entrevista, Diane von Furstenberg declaró, “Un hombre una vez me dijo que se puede perder todo en la vida, uno puede perder su salud, su fortuna, su pareja, su hijo, su trabajo. Lo que uno nunca pierde es su carácter. La vida se basa en la relación que uno tiene con sí mismo. Si hice una cosa bien en mi vida, es convertirme, desde bien temprano, en mi mejor amiga.”

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