martes, 6 de octubre de 2009

CHAPUZONES REVELADORES: DEL TRAJE DE BAÑO AL BIKINI


Murales en Pompeya muestran a mujeres usando un traje de dos piezas muy parecido al bikini, sin embargo en la antigüedad lo más probable era que si alguien decidía darse un chapuzón lo haría en paños menores o totalmente desnudos. Los baños recreativos prácticamente no existían, ya que por varios siglos se creyó que mojar el cuerpo entero podía atraer enfermedades mortales y por supuesto muy pocos sabían nadar.

El traje de baño, como prenda distintiva aparece recién en el siglo XIX, cuando los médicos empiezan a recomendar tomar baños de mar y sol como remedio a enfermedades como meningitis, depresión, problemas nerviosos y mal de amores. Así las mujeres empezaron a usar atuendos muy recatados que cubrían el cuerpo entero. Estas prendas, hechas en telas muy pesadas como la franela que no se trasparentaban al mojarse, tenían mangas largas y bombachones cubiertos con faldas que llevaban pequeñas pesas cosidas en los ruedos para que los vestidos no flotaran sobre el nivel del agua revelando más de lo que las pudorosas bañistas de la época podían revelar. Hasta se bañaban con zapatos de lona de taco bajo. Los hombres llevaban un traje de lana con mangas largas y pantalones muy parecidos a los calzones largos.

En 1800 aparecen las “maquinas de baños”, que eran unas especie de carretas de madera cubiertas. Estas máquinas proveían a las bañistas de total discreción y les permitían estar un poco más cómodas y livianas a la hora de tomar sus baños de mar. Tenían un cubículo para vestirse y ruedas que servían para arrastrarlos hasta aguas poco profundas. Las damas se desvestían en el cubículo y se ponían una holgada bata de franela larga hasta los pies y luego bajaban por una rampa hasta el mar. Las máquinas de baño tenían que proteger a las bañistas de los mirones indiscretos por lo que muchas estaban equipadas con tiendas conocidas como “capuchones de modestia” que rodeaban a las mujeres otorgándoles mayor privacidad. Las máquinas de baño eran custodiadas por empleadas que espantaban a los mirones de la playa y ayudaban a bajar a las bañistas. Una vez terminado el baño se elevaba una pequeña bandera como señal de que la bañista deseaba volver a la playa.

En 1907 la nadadora australiana Annette Kellerman, llamada la “Bailarina Submarina”, visitó los Estados Unidos realizando un show similar a la danza sincronizada en el cual bailaba dentro de un tanque de vidrio. Allí fue arrestada por exposición indecente debido a que su traje de baño no tenía mangas y exhibía sus piernas y su cuello. Se vio forzada a adoptar un traje de mangas largas y cuello alto que cubría también sus piernas, pero que seguía siendo muy adherente ya que debía mostrar sus movimientos. Posteriormente se popularizó el bañador ceñido de una sola pieza, que empezó teniendo mangas y pantalones cubiertos de una pequeña falda y luego se fue encogiendo, descubriendo primero los brazos y luego las piernas hasta la rodilla. El cuello alto fue abandonado y se empezaron a usar bañadores con escotes redondos.

En 1915, el experto textil danés Carl Jantzen, produjo un jersey ligero de lana que tenía mayor elasticidad. Un amigo suyo que pertenecía al Club de Remo de Portland le pidió una prenda que le permitiera mayor libertad de movimientos y al poco tiempo todos los miembros del equipo de remo ya estaban usando las ceñidas y elásticas prendas de Jantzen que se fueron popularizando e invadiendo las playas.

En los años 20 se popularizaron los bañadores de jersey de una sola pieza sin mangas ni sobre faldas que revelaban las formas femeninas y exhibían las piernas hasta la mitad de los muslos. Durante los años 20 y 30 la parte inferior se fue acortando cada vez más y los tirantes se fueron haciendo más finos. A fines de 1930 aparecen los primeros trajes de dos piezas. Estos dejaban muy poco a la vista. La parte inferior consistía en un culotte a la cintura con una faldita que cubría pudorosamente la entrepierna. La parte superior era una especie de top con la espalda abierta que se ataba detrás del cuello.

En los años 30 los hombres empiezan a usar un bañador de una sola pieza ya que antes estaban obligados a usar un bañador de una pieza que se asemejaba a un short incorporado a una musculosa. El motivo de este bañador con tirantes es que el jersey al mojarse tendía a volverse pesado y los bañistas corrían el riesgo a que se le caigan los pantalones mientras nadaban. Los primeros bañadores de una sola pieza incorporaban un cinturón para subsanar la desventaja de los pesados géneros y mantener los trajes de baño en su lugar.

En 1946 se produjo una verdadera explosión en el atuendo playero femenino con el lanzamiento del primer bikini. El 1° de Julio de ese año los Estados Unidos iniciaron pruebas nucleares en el atolón de Bikini del océano Pacífico. En París, el diseñador Louis Réard se preparaba a presentar un osadísimo bañador de dos piezas que aún carecía de nombre. Las pruebas nucleares en el atolón Bikini acaparaban los titulares del mundo y Réard, deseoso de atrapar la atención mediática con su explosivo diseño lo denominó Bikini. Como ninguna modelo de la época se animó a lucir la tan reveladora prenda, Réard tuvo que contratar a la bailarina exótica del Casino de Paris, Micheline Bernardi para presentar en París el 5 de julio, cuatro días después de lanzada la bomba, el primer bikini. Por supuesto este bañador generó más polémica que la misma bomba! Desde su presentación el bikini fue considerado una prenda inmoral. El primer bikini tenía el mismo corte que los bikinis con tiras que se usan hoy en día.

A pesar del impacto generado por el lanzamiento del bikini, éste no se popularizó. Las mujeres continuaban usando el tradicional dos piezas compuestos por culottes y corpiños. La opinión pública siguió considerando inmoral que se exhibiera el ombligo hasta finales de los años 50s. Fueron las grandes divas del cine de fines de los años 50 quienes empezaron a popularizar el bikini. La primera fue Brigitte Bardot en 1957 quien lucía un atrevido bikini en la película “Y Dios creó a la mujer” y la segunda fue Ursula Andress, quien marcó una época en 1962 con su legendaria aparición con un bikini blanco con cinturón en la película “James Bond contra el Dr. No”.

En los sesentas se popularizó el trikini y los bikinis empezaron a encogerse progresivamente. En 1964 aparece la primera edición del “Sports Illustrated Swimsuit issue”. Ese mismo año el atrevido diseñador aleman Rudi Gernreich introdujo el monokini, que consistía en solo la parte inferior del bikini unida a dos tirantes que dejaban los senos expuestos. A pesar de que este escandaloso diseño no tuvo éxito comercial, sirvió de inspiración a las desinhibidas europeas quienes empezaron a adoptar el topless en las playas a fines de los sesenta. El monokini representa a la perfección el espíritu de liberación sexual de los sesentas.

En los setentas la invención de la lycra hizo posible que los bikinis se redujeran a su mínima expresión y las primeras tangas empiezan a verse en las playas brasileñas y se popularizan mundialmente a partir de los 80s. El traje de baño masculino siguió un desarrollo similar al de las mujeres en este periodo, acortándose cada vez más, pasando de los shorts, a los slips, hasta llegar a las zungas. Solo en los años noventas vuelven a alargarse y volverse más holgados tomando la forma de bóxers playeros.

Los desarrollos textiles del siglo XXI han permitido crear nuevos trajes de baño con materiales anteriormente impensables, como las mallas que permiten broncearse completamente como si se estuviese desnuda y las mallas que mejoran las formas del cuerpo, realzan, rellenan y reducen.

Hoy en día hay un traje de baño para cada tipo de cuerpo y cada tipo de mujer, desde las mallas más conservadoras, trajes de dos piezas de inspiración retro, mallas y dos piezas deportivas para las más atléticas y bikinis diminutos y ultra sexy para las más audaces.

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