miércoles, 21 de enero de 2009

VENUS: AYER Y HOY

Venus de Boticelli Venus de Steven Harvey

"Para el amor, la belleza y la luz no hay muerte ni cambio"
Percy Bysshe Shelley



Shelley afirmaba que la belleza es eterna. La idea de belleza puede bien serlo, pero el objeto considerado bello ha sido modificado constantemente con el transcurso de los siglos. La estética de las formas femeninas es tal vez aquella que más cambios ha sufrido. Y digo "ha sufrido" con justa razón.

La voluptuosidad natural de las formas femeninas reverenciadas en elos caballetes de Tiziano, Velázquez y Giorgione, hoy en día ha sido estilizada y transformada a un arquetipo casi masculino.


"Venus Dormida" de Giorgione

Venus, la diosa de la belleza, es retratada en la obra de estos artistas con todo su rollizo esplendor. ¿Dónde iría a parar el título de "diosa" de estas musas, al ser examinadas bajo la lupa escueta de la estética contemporánea? Seguramente todas ellas serían ingresadas de urgencia al consultorio de algún cirujano plástico.

"Venus del Espejo" de Velázquez

Aquellas formas que son propias de las mujeres y que tanto eran apreciadas por los antiguos artistas, hoy en día son motivos de dietas, quejas, ejercicios... y más quejas. La flacidez que adornaba a estos cuerpos pasó de ser fuente de inspiración a fuente de desesperación. Las caderas, los muslo, las nalgas, los senos, hoy tienen que verse reducidos a su expresión más minimalista para osar siquiera aspirar el título de "bello".



"Venus de Urbino" de Tiziano


Una Venus contemporánea indudablemente tendría abdominales, siliconas y quein sabe cuantas otras cirugías. Estaría bronceada y demacrada. Probablemente estaría postrada no sobre un blando colchón drapeado en sábanas suaves, sino sobre una delgada colchoneta de gimnasia, revestida en toallas o vendas frías.


"Beach" de Hilo Chen

La realidad es que la estética actual ha abandonado lo natural por lo artificial, las carnes por los huesos, la curva por la línea. Y como resultado ha dejado a un sinnúmero de Venus abandonadas, rogando que vuelva un Tiziano, un Manet, un Velázquez o un Giorgione a reivindicar sus formas.


Desnudo de Scott Michaels

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