José Grave de Peralta es un artista de origen cubano radicado en Miami. Su polifacética obra abarca las más diversas técnicas y ha sido expuesta en numerosos países como: Estados Unidos, Francia, Paraguay, Uruguay, Argentina y su obra se encuentra en importantes colecciones privadas alrededor del mundo. Ha dado clases de Historia del Arte y actualmente enseña dibujo en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Miami.
El pincel de José Grave de Peralta sabe empaparse de recuerdos y de nostalgia. Sus lienzos son exquisitos portales que nos trasladan a una Cuba evocada desde la infancia. Como muchos cubanos, la familia Grave de Peralta fue victima del exilio con el arribo del comunismo. Durante los 38 años que vivió en Miami, tan cerca y a la vez tan lejos, de su natal Cuba, visitó a su querida Camaguey innumerablemente con sus recuerdos, tiñendo con ellos a su vasta obra pictórica.
Reconocido por sus murales al buon fresco, sus bellísimos tondos de pescadores protegidos por la Virgen de la Candelaria y por la bella poética de su obra pictórica, que cargada de alusiones mitológicas, reminiscencias y simbolismo son pura magia y encanto.
¿Cual ha sido la mayor influencia en tu obra?
Cuando tenia como siete años en mi ciudad natal de Cuba, Camagüey, mis padres me regalaron una guitarra y comencé a tomar clases de este instrumento con un chofer de autobuses llamado Angelito que me enseño a tocar “Perfidia”, “Cuando se quiere de veras”, y “La hiedra”, entre otras. Creo que el romanticismo latino de esas canciones y de las que les escuchaba tocar en el piano a mi madre y a mi abuela maternal me infundieron las primeras visiones de lo que era la armonía y el tono---que luego perseguiría por medio de los colores y las líneas.
¿De qué te nutrís como artista?
Me nutro mucho de la literatura clásica y de la música.
¿De donde deriva tu obsesión con la mitología?
Creo que el cuento (tanto en el sentido de narrar como de llevar cuenta: 1, 2, 3, y 4…) es lo que nos da la raíz pensante a los seres humanos. Dentro de ese contra, estoy convencido de que en la mitología quedan expresadas las mas grandes verdades de la Naturaleza toda y de la existencia del hombre. Pero lo curioso es que las más profundas lecturas o vivencias de la mitología nos llevan de vuelta al ser humano--- desnudo, mondo y redondo, y sin toda la nomenclatura o enciclopedia de referencias que puede ser la mitología griega o caldea o azteca. Cuando leo La Iliada, por ejemplo, un poema tan entretejido de intervenciones de los dioses en la vida humana, lo que encuentro es que los verdaderos “dioses” del libro son los personajes de carne y hueso. Aquiles, Patroclos, Agamenon, y Héctor---y no tanto ni Zeus ni Atenea ni el dios de la Guerra Ares. Mi “obsesión” con la mitología tiene que venir de mi amor al cuento como descripción o aproximación a las verdades sencillas que a veces por ser tan sencillas no pueden sino ser expresadas con las vueltas y rejuegos de la mitología. Creo además que los mitos no son lectura pasiva—sino que por el contrario se entrelazan con los mismos espacios internos del hombre y que pueden ser transformadores para la persona que los explora.
En tus cuadros se percibe una especie de nostalgia, como si estuvieras pintando recuerdos. ¿Alguna vez te pusiste a pensar en esto?
Cervantes dice por boca de Don Quijote en su famosa novela que la Historia es madre de la Verdad. Cuando yo pinto cosas del pasado—del pasado mío o del mas grande o universal--- me propongo conocer verdades, acaso la Verdad misma, enterrados en esas historias. Para mi el arte siempre encierra una historia que se pasea por esas verdades y que entona su cuento por medio de paletas de colores y luces tal vez subrayan ese carácter mnemónico o memorioso del contar.
¿Que cambios sentiste en tu obra tras haber regresado a Cuba después de tantos años? Cuéntanos sobre esta experiencia.
Los 14 días que estuve en Cuba por primera vez en 38 años después de mi partida de allí cuando niño…fueron como un huracán o una fiebre. Durante esos cortos 14 días allá, no hice más que dibujar calles y edificios, como tratando de “cazar” algo inapresable que a la vez sabía que nunca tal vez volvería a ver con mis ojos físicos. Una vez de regreso en Estados Unidos, todo ese furor creativo de dibujar y dibujar y dibujar de pronto se pasmó. Sentí la impotencia de no poder ver con esos ojos físicos el lugar geográfico llamado Cuba. Durante meses me sentí como petrificado. Entonces me di cuenta de que mi verdadera tierra cubana siempre estaba asequible y viva dentro de mí -- por medio de los recuerdos. A partir de esta experiencia me he dado cuenta de la verdadera Gran Puerta de oro que todos llevamos dentro en nuestra capacidad de idear un mundo interior y de visitarlo, pintarlo a raíz de la memoria y de la recolección de formas poéticas.
¿Que prima en tu obra, lo espontáneo o lo planeado?
Yo tengo cuadernos y más cuadernos de dibujos o croquis hechos al vuelo, por ejemplo, durante mis viajes. También registro dibujos más cuidadosos y “planeados” en algunas paginas de dichos cuadernos. Y por supuesto soy capaz de pintar cuadros grandes que requieren mucho planeamiento, retículas, etc. Pero a veces todos estos distingos o categorías se borran y descubro en mis bosquejos más espontáneos y que dibujo sin pensar (tipo garabato), todo un “plan” o retículo sofisticado.
Viajas mucho, ¿que buscas en tus viajes?
El verdadero viaje no es tanto algo que UNO planea sino una respuesta a una llamada. Es algo que uno “sufre”—en el sentido de pathos o pasión. Un viaje es un trayecto o tal vez un mapa de caminos que de cierto modo esta ya dentro del viajero… y que éste en su caminar va revelando, sacando a la luz.
¿Tenés algún recuerdo especial del Paraguay?
La tierra colorada de Aregua, unos mozos bañándose semidesnudos con sus caballos en un río cerca de Coratei, y unas guaranias (que son todo lejanía) que escuche una noche con unos amigos en un boliche de Asunción.
¿Algún motivo para preferir los tondos como soporte?
Dicen en arquitectura que el círculo representa lo celestial o eterno y que lo cuadrado representa lo terrestre. Creo que el cuadro o cuadrado es una aproximación al tondo o círculo—y que todos los ángulos rectos convergen en la curva. La tal-llamada realidad pone énfasis en las aristas de lo rectilíneo y cuadrado, que es el mundo de las lejanías por excelencia. Pero en un espacio redondo los extremos se tocan y lo que esta allá puede estar acá, y viceversa. Es un poco lo que escucho en las guaranias paraguayas, que hacen presente lo lejano y lanzan al infinito lo que nos parece cercano.
Como profesor de arte, ¿que consejo das a tus alumnos?
Que lean mucho y que amen mucho, y que no les tengan miedo a las pasiones, pues toda la vida se trata de ellas.
¿La técnica del Buon Fresco, implica limitaciones en la espontaneidad del artista?
Creo que es una de las técnicas más difíciles de manejar precisamente por su largo listado de métodos y pasos-a-seguir. Pero todo culmina en una aplicación de colores sobre el muro enyesado idéntica a la de la acuarela. Y la mejor acuarela nace de la rapidez y de la espontaneidad. Los mejores artistas del Buon Fresco, pues, han sabido seguir todo el recetario de pasos preliminares hasta llegar a ese momento de la aplicación del colorido---tan parecido a la de la acuarela.
¿Que condiciones crees que debe reunir un buen artista?
El escritor Baltazar Gracian dijo que “la cortesía es la flor de la educación”. El arte es una educación que jamás termina y que va muy ligada al aprendizaje de la vida toda. A veces, aunque no siempre, este aprendizaje conlleva el saber hasta matar y cortar cabezas para vencer en ese aprendizaje, como el mitológico y muy cortesano héroe Perseo, que le cercena la cabeza a la Medusa para así poder salvar a Andrómeda. Pero es curioso que luego, en el mismo mito, la diosa Atenea luego coloque en su escudo el rostro petrificante de la Medusa, como símbolo-flor de su poder y sabiduría. Lo cual a mi me dice que Perseo es solo una de las caras de esa “flor de la educación” del artista. La otra cara es más terrible---es la de la Medusa—también digna de los dioses, pero en un sentido muy distinto al heroico de Perseo.
El pincel de José Grave de Peralta sabe empaparse de recuerdos y de nostalgia. Sus lienzos son exquisitos portales que nos trasladan a una Cuba evocada desde la infancia. Como muchos cubanos, la familia Grave de Peralta fue victima del exilio con el arribo del comunismo. Durante los 38 años que vivió en Miami, tan cerca y a la vez tan lejos, de su natal Cuba, visitó a su querida Camaguey innumerablemente con sus recuerdos, tiñendo con ellos a su vasta obra pictórica.
Reconocido por sus murales al buon fresco, sus bellísimos tondos de pescadores protegidos por la Virgen de la Candelaria y por la bella poética de su obra pictórica, que cargada de alusiones mitológicas, reminiscencias y simbolismo son pura magia y encanto.
¿Cual ha sido la mayor influencia en tu obra?
Cuando tenia como siete años en mi ciudad natal de Cuba, Camagüey, mis padres me regalaron una guitarra y comencé a tomar clases de este instrumento con un chofer de autobuses llamado Angelito que me enseño a tocar “Perfidia”, “Cuando se quiere de veras”, y “La hiedra”, entre otras. Creo que el romanticismo latino de esas canciones y de las que les escuchaba tocar en el piano a mi madre y a mi abuela maternal me infundieron las primeras visiones de lo que era la armonía y el tono---que luego perseguiría por medio de los colores y las líneas.
¿De qué te nutrís como artista?
Me nutro mucho de la literatura clásica y de la música.
¿De donde deriva tu obsesión con la mitología?
Creo que el cuento (tanto en el sentido de narrar como de llevar cuenta: 1, 2, 3, y 4…) es lo que nos da la raíz pensante a los seres humanos. Dentro de ese contra, estoy convencido de que en la mitología quedan expresadas las mas grandes verdades de la Naturaleza toda y de la existencia del hombre. Pero lo curioso es que las más profundas lecturas o vivencias de la mitología nos llevan de vuelta al ser humano--- desnudo, mondo y redondo, y sin toda la nomenclatura o enciclopedia de referencias que puede ser la mitología griega o caldea o azteca. Cuando leo La Iliada, por ejemplo, un poema tan entretejido de intervenciones de los dioses en la vida humana, lo que encuentro es que los verdaderos “dioses” del libro son los personajes de carne y hueso. Aquiles, Patroclos, Agamenon, y Héctor---y no tanto ni Zeus ni Atenea ni el dios de la Guerra Ares. Mi “obsesión” con la mitología tiene que venir de mi amor al cuento como descripción o aproximación a las verdades sencillas que a veces por ser tan sencillas no pueden sino ser expresadas con las vueltas y rejuegos de la mitología. Creo además que los mitos no son lectura pasiva—sino que por el contrario se entrelazan con los mismos espacios internos del hombre y que pueden ser transformadores para la persona que los explora.
En tus cuadros se percibe una especie de nostalgia, como si estuvieras pintando recuerdos. ¿Alguna vez te pusiste a pensar en esto?
Cervantes dice por boca de Don Quijote en su famosa novela que la Historia es madre de la Verdad. Cuando yo pinto cosas del pasado—del pasado mío o del mas grande o universal--- me propongo conocer verdades, acaso la Verdad misma, enterrados en esas historias. Para mi el arte siempre encierra una historia que se pasea por esas verdades y que entona su cuento por medio de paletas de colores y luces tal vez subrayan ese carácter mnemónico o memorioso del contar.
¿Que cambios sentiste en tu obra tras haber regresado a Cuba después de tantos años? Cuéntanos sobre esta experiencia.
Los 14 días que estuve en Cuba por primera vez en 38 años después de mi partida de allí cuando niño…fueron como un huracán o una fiebre. Durante esos cortos 14 días allá, no hice más que dibujar calles y edificios, como tratando de “cazar” algo inapresable que a la vez sabía que nunca tal vez volvería a ver con mis ojos físicos. Una vez de regreso en Estados Unidos, todo ese furor creativo de dibujar y dibujar y dibujar de pronto se pasmó. Sentí la impotencia de no poder ver con esos ojos físicos el lugar geográfico llamado Cuba. Durante meses me sentí como petrificado. Entonces me di cuenta de que mi verdadera tierra cubana siempre estaba asequible y viva dentro de mí -- por medio de los recuerdos. A partir de esta experiencia me he dado cuenta de la verdadera Gran Puerta de oro que todos llevamos dentro en nuestra capacidad de idear un mundo interior y de visitarlo, pintarlo a raíz de la memoria y de la recolección de formas poéticas.
¿Que prima en tu obra, lo espontáneo o lo planeado?
Yo tengo cuadernos y más cuadernos de dibujos o croquis hechos al vuelo, por ejemplo, durante mis viajes. También registro dibujos más cuidadosos y “planeados” en algunas paginas de dichos cuadernos. Y por supuesto soy capaz de pintar cuadros grandes que requieren mucho planeamiento, retículas, etc. Pero a veces todos estos distingos o categorías se borran y descubro en mis bosquejos más espontáneos y que dibujo sin pensar (tipo garabato), todo un “plan” o retículo sofisticado.
Viajas mucho, ¿que buscas en tus viajes?
El verdadero viaje no es tanto algo que UNO planea sino una respuesta a una llamada. Es algo que uno “sufre”—en el sentido de pathos o pasión. Un viaje es un trayecto o tal vez un mapa de caminos que de cierto modo esta ya dentro del viajero… y que éste en su caminar va revelando, sacando a la luz.
¿Tenés algún recuerdo especial del Paraguay?
La tierra colorada de Aregua, unos mozos bañándose semidesnudos con sus caballos en un río cerca de Coratei, y unas guaranias (que son todo lejanía) que escuche una noche con unos amigos en un boliche de Asunción.
¿Algún motivo para preferir los tondos como soporte?
Dicen en arquitectura que el círculo representa lo celestial o eterno y que lo cuadrado representa lo terrestre. Creo que el cuadro o cuadrado es una aproximación al tondo o círculo—y que todos los ángulos rectos convergen en la curva. La tal-llamada realidad pone énfasis en las aristas de lo rectilíneo y cuadrado, que es el mundo de las lejanías por excelencia. Pero en un espacio redondo los extremos se tocan y lo que esta allá puede estar acá, y viceversa. Es un poco lo que escucho en las guaranias paraguayas, que hacen presente lo lejano y lanzan al infinito lo que nos parece cercano.
Como profesor de arte, ¿que consejo das a tus alumnos?
Que lean mucho y que amen mucho, y que no les tengan miedo a las pasiones, pues toda la vida se trata de ellas.
¿La técnica del Buon Fresco, implica limitaciones en la espontaneidad del artista?
Creo que es una de las técnicas más difíciles de manejar precisamente por su largo listado de métodos y pasos-a-seguir. Pero todo culmina en una aplicación de colores sobre el muro enyesado idéntica a la de la acuarela. Y la mejor acuarela nace de la rapidez y de la espontaneidad. Los mejores artistas del Buon Fresco, pues, han sabido seguir todo el recetario de pasos preliminares hasta llegar a ese momento de la aplicación del colorido---tan parecido a la de la acuarela.
¿Que condiciones crees que debe reunir un buen artista?
El escritor Baltazar Gracian dijo que “la cortesía es la flor de la educación”. El arte es una educación que jamás termina y que va muy ligada al aprendizaje de la vida toda. A veces, aunque no siempre, este aprendizaje conlleva el saber hasta matar y cortar cabezas para vencer en ese aprendizaje, como el mitológico y muy cortesano héroe Perseo, que le cercena la cabeza a la Medusa para así poder salvar a Andrómeda. Pero es curioso que luego, en el mismo mito, la diosa Atenea luego coloque en su escudo el rostro petrificante de la Medusa, como símbolo-flor de su poder y sabiduría. Lo cual a mi me dice que Perseo es solo una de las caras de esa “flor de la educación” del artista. La otra cara es más terrible---es la de la Medusa—también digna de los dioses, pero en un sentido muy distinto al heroico de Perseo.
Para más información sobre el artista visiten este link : http://www.otoroazul.com/
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