SEBASTIÁN BOESMI

Sebastian Boesmi

Sebastián Boesmi es un artista joven, con un lenguaje pictórico fresco y contemporáneo. En sus lienzos prima el garabato, elemento infantil y espontáneo, en el cual la línea se vuelve imagen, se multiplica, se satura y remite a lo más profundo del ser y a la expresión manifestada de manera automática. Los dibujos forman una unidad fragmentada en elementos que nos trasladan a una especie de inconsciente colectivo urbano que linda entre lo evocado y lo soñado.

El dibujo vigoroso atraviesa campos y explosiones cromáticas, siguiendo una ilación similar a la del guión de un sueño, o tal vez la de un recuerdo que lleva a otros. Su obra, no se agota en el automatismo como recurso expresivo pues está cargada de significaciones colectivas muy unidas a la sociedad de la información y de mercado del siglo XXI. El discurso se vuelve una sutileza que se permea tan inconscientemente como el garabato mismo.

Verlo trabajar en su obra audiovisual (el registro de su propio gesto gráfico) es una experiencia reveladora. Sus dibujos apenas dan tiempo al respiro, sucediéndose de manera inmediata, enmarañándose hasta abarcar todo el lienzo, como si se tratara de un estado febril que sin dar tregua va apoderándose del cuerpo entero.

“Campo Proteico”, nombre de la muestra exhibida en la Galeria Casa Mayor durante todo el mes de octubre, nos muestra como un artista contemporáneo puede valerse de los medios tradicionales para elaborar dentro de una estética post conceptual. Como sintetizó Carlos Sosa en su acertada crítica, “pintar y dibujar se constituye por sobre todo en una acción liberadora de la línea y del color, en tanto le permite operar en la vidriosa frontera demarcada por la rebelde ironía que presupone la búsqueda de lo propio y…la función crítica y transformadora del arte.”

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¿Qué te llevó a pintar?
Desde que tengo conciencia de mí mismo, dibujo y pinto. Tuve la suerte de que uno de los castigos, frecuentes porque era muy travieso de niño, era quedarme sentado en mi escritorio quieto y dibujando. Esta era la única actividad que podía hacer sin meterme en problemas.

En tus obras se percibe un elemento casi infantil. ¿Buscás algo en tu infancia?
Yo creo que mi búsqueda se encuentra en mi imaginario. El imaginario es como una especie de historia personal convertida en imágenes, muchas imágenes, sensaciones, colores y hasta quizás formas de aquello que se encuentra en la memoria misma y que se queda pregnado allí para siempre. En la infancia se encuentran los cimientos de nuestro imaginario y tal vez lo más rico.

¿Que buscás expresar con tu obra?
Hablando del elemento infantil, lo que a mí me interesa de mi obra es que no sea algo aburrido, de que no caiga en la anécdota y que por sobre todo tenga múltiples lecturas y que no se agote. Quiero que mi obra sea completamente abierta pues considero que la pintura debe seguir objetivos contemporáneos y para aquello, la pintura debe superar a la pintura misma.

Otra cosa que sobresale en tu obra es la espontaneidad. Hablame sobre su proceso.
Yo creo que habré hecho muy pocos bocetos en mi vida. Para mí, una de las maneras de armar la obra es a través del mismo proceso creativo pues a mí me interesa mucho la frescura. Yo soy una persona espontánea y quiero que mi obra sea congruente con mi forma de ser. No quiero fingir ningún timbre de voz, ni ninguna manera. Soy partidario del lenguaje propio y creo que el garabato, como expresión primera, es tal vez nuestro lenguaje más auténtico y más ligado en su concepción y proceso a las emociones, ya que trabaja directa y sincrónicamente con ellas. Por otro lado, el acrílico, el material que prefiero, permite una mayor espontaneidad de la expresividad pues no es tan permisivo como el óleo y no da lugar a la duda. El trabajo es más gestual, pero del gesto primero, no del pensado.

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En cuanto a tus figuras, nos remiten a un imaginario colectivo y mediático. ¿Qué grado de conciencia hay en su manifestación?
Yo relaciono signos, símbolos que aparentemente no tienen relación entre ellos, pero eso pasa solo en el lenguaje escrito, yo creo que en el lenguaje plástico la relación R2D2-empanada-calavera-computadora genera nuevos significados ya que estas son imágenes que nos remiten a nosotros, a nuestro siglo. Justamente nuestro imaginario es nuestro acervo visual. Cada uno es diferente a otro, a pesar de estar expuesto al mismo estímulo, que en nuestro siglo serían la publicidad, la televisión, información masiva, la moda y el arte mismo.

¿Qué crees que se puede encontrar en tu obra?
Creo que todo aquello que ya hayas visto agún momento, seres vivos, seres muertos, los cartoons, los grafittis, la comida, a publicidady hasta los iconos del msn. Pero replanteados y relacionados de una manera diferente entre si. En una obra hay tres elementos muy importantes, que son la forma, el contenido y el elemento poético, que sería la belleza. La relación de estas tres hace que una obra funcione o que no funcione. Yo creo que si hay sinceridad y si la obra surge de una profunda pasión se encuentra ese clic, esa sensibilidad necesaria para decir que algo está terminado. Para que un cuadro esté terminado tiene que ser abierto pero a la vez silencioso, porque no tiene que tener nada más que decir. Pero lo que se dice tiene que dar pie a múltiples lecturas de cualquier tipo de espectador. Yo creo que hay un cuadro para cada tipo de persona. Pero mi intención se basa en una aproximación a que mis imágenes sean abiertas para todo tipo de personas. Sin importar nacionalidad, género, gustos, cultura, formación visual, etc.

¿Que te llevó a valerte de lo pictórico en un contexto de factura de obra de arte dominado por la tecnología?
Yo creo que la pintura estuvo, está y siempre va a estar vigente. Hasta el más hightech de los artistas conceptuales habrá pasado por la pintura antes de dar el salto que supone el arte conceptual. Yo no creo en realidad en ese salto, porque una pintura puede perfectamente ser una manera de reflexión conceptual si tiene relación con su medio. Creo que en mi obra, más allá de la anécdota que soy yo, hay un subtexto que se filtra a través de mi imaginario y la manera en la que el espectador se relaciona e identifica con él. Las pinturas entran a las casas, integrándose a la vida cotidiana y al imaginario de la gente, volviéndose parte de ellos. Como un virus informático. Y que profunda paradoja supone esto!