“Creo que hay dos cosas a las cuales responde
el lector: el estilo y la personalidad”
-
Jim Nelson
Tal vez
el nombre no les suene, pero estoy segura que están familiarizados con su
trabajo. Jim Nelson es nada más y nada menos que el editor de una de las
publicaciones más leídas por los metrosexuales del mundo: la revista GQ. La
misma se enfoca en la moda, el estilo y la cultura masculina, con artículos
sobre comida, cine, salud, sexo, música, viajes, deportes, literatura,
tecnología y estilo de vida dirigidas al público masculino. Pero sobretodo, GQ
es considerada la biblia de todo metrosexual.
Esta
publicación tiene la reputación de ser una de las más sofisticadas y exclusivas
entre las demás revistas orientadas al mismo género. Lanzada en Estados Unidos
en 1957 bajo el nombre de “Gentlemen’s
Quarterly”, desde 1983 ingresó al imperio editorial de Condé Nast Publications. A partir de ese momento se introdujeron
cambios en la revista como artículos que iban más allá de la moda y lanzando
ediciones internacionales de la revista consistentes en adaptaciones regionales
de la versión norteamericana.
Su
asociación con la metrosexualidad se debe a que el término mismo de
“metrosexual” fue acuñado en los años noventas por el escritor Mark Simpson,
columnista del diario británico “The Independent”, refiriéndose a una visita a
una exhibición de la revista GQ en Londres.
En
febrero de 2003, Jim Nelson fue nombrado editor en jefe de GQ, formando a
partir de ese momento parte de la historia de esta prestigiosa publicación
internacional. Desde su llegada a GQ, Jim enfocó la publicación hacia lectores
más jóvenes, incorporando contenido redactado de forma más casual y refrescando
el estilo general de la revista.
Jim
Nelson nació el 8 de marzo de 1963 en Greenbelt, Maryland, graduándose de la
Universidad de Notre Dame con un título en Estudios Americanos. Al salir de la
universidad a mediados de los 80’s decidió orientar su carrera hacia el
periodismo televisivo, trabajando como escritor y productor para CNN. Al
comienzo el periodismo le atrajo enormemente, siendo él mismo un autoproclamado
adicto a las noticias. Pero luego de un tiempo empezó a sentir que escribir las
noticias no le daba lugar para expresar su lado creativo. Buscando expandir su
innata creatividad y soñando con escribir guiones para películas, se mudó a Los
Ángeles y terminó trabajando un tiempo en Hollywood como asistente de guionista
para varias comedias televisivas.
El mundo
de las revistas llegaría inmediatamente después. Por pura coincidencia encontró
unos amigos que estaban trabajando para una de sus revistas favoritas:
“Harper’s Magazine” y éstos le ofrecieron un pequeño puesto en la revista que
no pudo rechazar. Al comienzo sólo colaboraba con la misma desde afuera,
encontrando ensayos, obras de arte, películas y libros a ser utilizados en la
revista. El trabajo le gustó tanto que dejar Los Ángeles para mudarse a Nueva
York, donde aplicó para un trabajo como pasante en la revista, algo difícil de
hacer cuando se tiene 30 años. Pero estaba tan determinado que ser un pasante
treintañero y trabajando sin sueldo no logró desmotivarlo. Se encontraba trabajando para su revista
favorita, haciendo cosas que amaba, aprendiendo rápidamente todo lo que tenía
que aprender de este nuevo mundo que lo fascinaba y al poco tiempo fue
contratado por la revista como escritor. De 1994 a 1997 se desempeñó como
editor en Harper’s Magazine, donde era responsable de la sección de lecturas.
Paralelamente publicó artículos para prestigiosas publicaciones como la revista
del New York Times, Gourmet y Food & Wine.
En 1997
entró por primera vez al plantel de la revista que hoy lidera, desempeñándose
como Editor Senior, asignando artículos y editando el trabajo de los prestigiosos
escritores y colaboradores de la revista y trabajando bajo la supervisión del
entonces editor en jefe, Art Cooper. En el 2002 se convirtió en editor
ejecutivo y al año ya se encontraba reemplazando a su anterior jefe.
Bajo su
dirección, GQ fue nominada a más de 36 premios vinculados al mundo de las
revistas, llevándose varios premios de gran importancia en el medio por sus
artículos, fotografías y excelencia en general. Además de su trabajo de editor
en jefe, Nelson sigue escribiendo artículos para la revista. Bajo su dirección
se han hecho colaboraciones creativas con fotógrafos del calibre de Bruce
Weber, y más adelante se ha invitado a bloggers
a participar como columnistas e incluso Scott Schuman, mundialmente famoso por
su blog “The Sartorialist” es un colaborador fijo de la revista.
Cuando
Jim tomó el control de la publicación, la revista de 800,000 ejemplares de
tirada había bajado sus ventas en quioscos de más de 300,000 ejemplares por mes
a menos de 190,000 en la segunda mitad de 1997. Gracias a la llegada de Jim, la
revista pudo renovar su contenido, refrescándolo y adaptándola a un público más
joven, logrando al poco tiempo elevar las ventas un 5.3%.
Gracias a
Jim Nelson, la revista, que se encontraba perdiendo la batalla frente a
publicaciones con una identidad más definida, ganó una nueva y fuerte identidad
propia. GQ se encontraba perdida entre un mundo de publicaciones masculina,
algunas orientadas a los deportes y la salud como Men’s Health, otras orientadas hacia un público más intelectual
como The Altantic y varias nuevas
publicaciones británicas orientadas a la tecnología Stuff y al estilo de vida FHM. Afortunadamente Nelson supo
introducir los cambios necesarios para crear una nueva identidad vinculada a la
moda y las tendencias, gracias a la introducción de una nueva generación de
escritores y fotógrafos de renombre internacional que lograron convertir a la
revista en el equivalente masculino del Vogue. Nelson logró reposicionar
exitosamente a la publicación, aumentando al poco tiempo su circulación en un
24 por ciento.
Nelson se
entregó a la tarea de re imaginar la revista y revigorizarla con mucho
entusiasmo y empeño. Gracias a sus aportes los artículos alcanzaron nuevas
cimas, ¡elevando incluso el nivel de escritura de sus competidores! Pero es
probablemente en el área de la fotografía donde más se ve su visión. En las
producciones de moda, Nelson logró plasmar un verdadero fashion statement avocandose a una moda más simple, casual y accesible
que se encuentra más cerca del lector. Según sus propias palabras “en GQ
abrazamos el rol de orientar a los hombres en la moda. Amamos ser útiles, dar
consejos, ayudar a los chicos a desarrollar su propio estilo.”
Gracias a
su visión logró hacer más informal y moderno al contenido de la revista, que
por mucho tiempo se centró en la moda más clásica, volviéndola atractiva a los
lectores más jóvenes. También le fue útil para atrapar a este público el
renovar el contenido y acortar el largo de los artículos, que en el manejo
anterior se habían vuelto excesivamente largos y redundantes, haciéndolos así
más dinámicos, concisos y entretenidos. Otra de los ases que jugó fue el de
llenar las portadas con los rostros de íconos y celebridades sumamente populares.
Hoy en
día Jim Nelson se encuentra a la cabeza de una de las revistas masculinas más
prestigiosas del mundo. Gracias a su talento e innovación, GQ se mantiene firme
en su liderazgo como biblia de moda del público masculino.
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