La actual
directora creativa de Alexander McQueen, al asumir las riendas de la marca en
mayo de 2010, tuvo que demostrar al mundo que serÃa capaz de seguir los pasos
del genial enfant terrible de la moda
quien habÃa tomado su propia vida hacÃa tan sólo tres meses.
Al igual que
McQueen, Sarah nació en el seno de una familia británica numerosa y se formó en
el “Central Saint Martins College of Art and Design” de Londres, Inglaterra. Antes de empezar la carrera se encontraba
indecisa entre perseguir una carrera en la moda o una en Bellas Artes. A último
momento optó por la carrera de Diseño Textil. En 1996, cuando cursaba su tercer
año de carrera, su tutor, Simon Ungless, amigo cercano de McQueen, le consiguió
una entrevista para una pasantÃa en el atelier de Alexander McQueen. Fue
entrevistada por el mismo McQueen, quien le preguntó todo tipo de preguntas
absurdas como si creÃa en los Ovnis. Sarah causó una buena impresión y empezó a
trabajar en la compañÃa como pasante.
Al graduarse en
1997, Sarah fue contratada oficialmente como asistente personal de Alexander
McQueen. Para el año 2000 ya era nombrada cabeza de la lÃnea de womenswear, aunque siguió asistiendo a
McQueen hasta su precoz muerte en 2010. En todo este tiempo que trabajó como
mano derecha de McQueen lo ayudó a crear prendas para Michelle Obama, Cate
Blanchett, Gwyneth Paltrow y Lady Gaga y fue una figura clave en su equipo de
diseño.
Tras el suicidio
de McQueen en febrero de 2010, el grupo Gucci, dueño de la marca, confirmó que
la marca continuarÃa. Como era de esperar, Sarah, quien ya se habÃa ganado su
lugar en la compañÃa como una de las principales colaboradoras del difunto
diseñador, fue nombrada como nueva directora creativa. Jonathan Akeroyd,
presidente y CEO de Alexander McQueen, dijo al momento del nombramiento de
Burton que estaban “encantados de que Sarah haya estado de acuerdo en asumir el
rol de directora creativa. Habiendo trabajado al lado de Lee McQueen por más de
14 años, ella tiene una profunda comprensión de su visión que permitirá a la
compañÃa mantenerse fiel a sus valores intrÃnsecos.” En gran medida, gracias a
la seguridad que daba a los dueños de la marca el gran conocimiento que tenÃa
Burton sobre la visión de McQueen, el grupo tomó la decisión de mantener la
marca y apoyar a su nueva directora creativa.
En entrevistas,
Burton admitió que sustituir a McQueen representó una situación muy intimidante
para ella, asegurando que ella pensaba que no serÃa capaz. Al comienzo Sarah pensó que no serÃa capaz. Su
primer pensamiento al enterarse de la muerte de su amigo fue que la marca
morirÃa con él, que no habrÃa forma que existiera sin él. Declaró a la Vogue
británica: “Yo pensaba: ¿de qué manera comenzarÃa a trabajar? La mente de Lee
era tan distinta a la de cualquier otra persona. SabÃa que no habÃa manera de
que pudiera pretender ser él; pero tuve que preguntarme a mà misma, ¿para qué
trabajó tanto Lee? ¿Para que todo esto se cierre? Pensé en lo que querÃa. En lo
que era mejor para mÃ. Como muchas mujeres de mi edad pensé, quiero tener
hijos, pero luego me di cuenta que esta no es una razón para no asumir un
desafÃo. Al final decidà lanzarme y poner lo mejor de mÃ.”
La diseñadora
tenÃa bien en claro que no pensaba imitar a su mentor. Para su primera
colección para McQueen en Septiembre de 2010, ni siquiera se propuso imitar sus
desfiles llenos de teatralidad. Ella sabÃa que ese era territorio exclusivo de
Lee McQueen. No podÃa pretender ser él, debÃa ayudarlo a perpetuar su legado,
su visión, pero siendo fiel a ella misma.
Burton no sólo
asumió un enorme desafÃo. Alexander McQueen era un diseñador que se habÃa
ganado la reputación de genio desde sus primeras colecciones. Su temprano
deceso habÃa sorprendido a toda la industria de la moda quien ya lo veneraba en
vida y tras su muerte habÃa empezado un verdadero culto a su memoria. Sarah no
solo debÃa ganarse el respeto de la industria de la moda, también debÃa rendir
tributo a su gran amigo, perpetuando su sueño y su legado. Y para empeorar más
aún la situación, debÃa hacerlo en medio del gran dolor que le generaba su
pérdida. Sarah y Alexander habÃan sido amigos muy cercanos.
Tras su muerte,
Sarah declaró: “Era un hombre tan adorable… Era tan importante para mÃ. Uno sólo
querÃa hacerlo feliz, cuidarlo. A pesar de que sentÃa que yo lo protegÃa, ahora
siento que él era quien me protegÃa a mÃ.”
Su conocimiento
del estilo de McQueen, su talento como diseñadora y su compromiso con el legado
de su gran amigo rindieron sus frutos. Su primera colección “solista” para
McQueen en ParÃs fue elogiada por todos. Con ella Sarah rindió tributo a la
estética dramática de su mentor, pero agregando detalles más femeninos, que en
cierta medida atenuaban la teatralidad de los diseños de McQueen. Al respecto
de su primera colección Burton puso en claro que habiendo trabajado tantos años
para McQueen, ella también habÃa dado su aporte a aquellas colecciones
anteriores de McQueen. No pretendÃa borrar el estilo de McQueen empezando con
una tabla rasa. Eso serÃa también como borrar algo de ella. Sarah declaró a la
prensa” Siempre habrán esos elementos de McQueen, pero al mismo tiempo, uno
nunca puede mantenerse quieto y se debe ser fiel a uno mismo. Esto es lo que
Lee me inculcó: a poder defender mi trabajo.”
Sarah es la
primera en afirmar que McQueen fue quien le enseñó todo lo que sabe de diseño.
Al respecto afirma: “Todo lo que se lo aprendà aquÃ. Si uno no sabÃa cómo hacer
algo, Lee te hacÃa asumir el desafÃo, enseñándote cómo hacerlo o dejándote para
que aprendas cómo hacerlo por tu cuenta.”
Tras su primera
colección, se ganó la aprobación de toda la prensa especializada como heredera
de McQueen. Incluso los amigos cercanos de McQueen, como la excéntrica Daphne
Guinness, siempre apoyaron el nombramiento de Sarah Burton, pues sabÃan que al
trabajar tanto tiempo al lado del genio, habÃa adquirido algo de su genialidad.
Además ellos sabÃan que McQueen hubiera estado muy conforme con ella como
sucesora. Ella habÃa aprendido todo lo que sabÃa de él.
Pero sin lugar a
dudas, su mayor reconocimiento tras tomar las riendas de la marca se lo dio la
familia real británica en Abril de 2011. No se trataba de un tÃtulo ni de una
condecoración, sino del gran honor de encargarle el diseño del vestido de novia
de Catherine Middleton, para su boda con el prÃncipe Williiam de Inglaterra,
futuros duques de Cambridge. Durante meses la prensa habÃa especulado sobre
quien se encargarÃa del diseño del vestido de la que serÃa la boda de la
década. Se habÃan barajado los nombres de los principales diseñadores del
mundo. Muchos libraron una verdadera batalla por conseguir el encargo. Sin
embargo, la elegida fue Sarah Burton, quien aún no habÃa cumplido un año al
frente de Alexander McQueen.
Los ojos del
mundo se centraron en ella y le dieron su aprobación al ver los exquisitos
trajes que habÃa diseñado para Kate Middleton (el traje de novia y el traje de
la fiesta) asà como el traje de dama de honor creado para la hermana de la
novia, Pippa Middleton. Sobre esta experiencia, la diseñadora aseguró: “Fue la
experiencia de una vida y disfruté cada momento del proceso. Fue un honor tan
grande ser encomendada con esta tarea y estoy tan orgullosa de lo que creamos
junto al equipo de Alexander McQueen. Me encanta que el vestido represente lo
mejor del artesanato Británico. Los diseños de Alexander McQueen se
caracterizan por unir contrastes para crear prendas bellas e impactantes y
espero que al maridar géneros y encajes tradicionales con una estructura y
diseño moderno creemos un vestido hermoso para Catherine para el dÃa de su
boda.”
Su siguiente
reconocimiento llegarÃa de parte de la industria de la moda. El 28 de Noviembre
de 2011, Sarah Burton fue nombrada Diseñadora del Año en los British Fashion
Awards de 2011. Colección tras
colección, Burton se ha ganado el respeto de la crÃtica especializada y ha sido
aclamada por los diseños que ha creado tras la muerte de McQueen. Gracias a
ella la marca continúa creciendo y las ventas siguen manteniéndose firmes,
demostrando que la clientela de McQueen también confÃa en su talento. Todos
sabemos que no es fácil crecer a la sombra de un gigante. Sin embargo, Sarah
Burton ha demostrado con creces, que con dedicación, respeto y conocimiento se
puede hacerlo.
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