sábado, 4 de julio de 2015

LA HISTORIA DE LA BIJOUTERIE: BRILLANDO POR SÍ MISMAS




La bijouterie o bisutería son aquellos accesorios ornamentales que imitan joyas pero son confeccionadas con materiales no preciosos. Pero ojo, que no tengan joyas preciosas no quiere decir que nuestra bijoux no sea preciosa para nosotras.

Mucho más que joyas falsas, las bisuterías son elementos claves del guardarropa femenino. Son las partes más vistosas y ornamentales, las que traen color, alegría, y fantasía a nuestra indumentaria. No en vano muchas las llaman “joyas de fantasía”.

La bijouterie surge, como una versión económica y desechable de las joyas. Más que permitir enjoyarse a las masas, lo que permitieron las bijoux fue que las mujeres se animaran a accesorizarse más y con elementos más vistosos, pues como costaban poco, no tenían que usarlas por el resto de su vida. Es más, podían tener un accesorio diferente para cada conjunto de su vestuario. 

Al contrario de las joyas, que son por lo general más clásicas y sobrias. Las bisouterías son mucho más exageradas, coloridas y a veces hasta delirantes. La idea misma de su existencia es la de servir el tiempo que dura la moda: un nano segundo.

Para confeccionarlas se emplean todo tipo de materiales, desde metales y piedras sintéticas hasta plástico y alambres, pasando por cristales de roca y hasta telas y cerámica.

Las mujeres siempre hemos amado brillar ya sea con diamantes o purpurina, a lo largo de la historia siempre hemos optado por adornarnos con destellos. En la antigüedad, los metales y piedras preciosas siempre estuvieron reservados para las clases aristocráticas.

En el siglo XVIII, los joyeros empezaron a elaborar piezas con vidrio en vez de gemas para dar a las plebeyas la posibilidad de brillar como las reinas. Hacia el siglo XIX, aparecen las piezas hechas con materiales semi preciosas. Pero la verdadera era dorada de la bijouterie fue durante la primera mitad del siglo XX.

La aparición de la industria de la bisutería viene mano a mano con la Revolución Industrial, que permitió la producción en serie, y también llevó al surgimiento de nuevos materiales sintéticos que otorgaban a la nueva clase media piezas hermosas y económicas. La mecanización ayudó también la reproducción de joyas verdaderas con una perfección que hacía casi imposible a un ojo no entrenado identificar la joya verdadera de la réplica.

Durante la Gran Depresión de los años treinta, la industria de la bisutería tuvo un enorme boom ya que el público sencillamente no podía permitirse comprar joyas verdaderas. Pero las coquetas mujeres igual querían seguir brillando, incluso en esta época tan gris. 

Durante la Segunda Guerra Mundial, como los metales comunes que se empleaban para la producción de las bijoux también eran utilizados militarmente, la plata empezó a usarse como base de las piezas de bisutería. 

Curiosamente, la versatibilidad de estas piezas pronto hizo que se extendieran de las clase media a las clases altas, algo inverso a lo que el sentido común nos haría suponer. Las mujeres que podían permitirse joyas reales, también se divertían con estas piezas que actualizaban su atuendo. Así la bijouterie se puso de moda e incluso importantes diseñadores empezaron a confeccionar bijoux. Una de las primeras diseñadoras importantes en elaborar una línea de bisutería fue la siempre práctica Coco Chanel. Ella le dio con esto una validación enorme a las joyas falsas e inspiró a miles de mujeres a accesorizarse con cascadas de piedras falsas y esclavas de baquelita. 

Otro factor significativo en la popularización de la bisutería fueron, como se imaginarán, las películas de Hollywood. Las estrellas de la gran pantalla de la época dorada del cine (1940-1950) acostumbraban usar piezas de bisuterías confeccionadas por empresas y diseñadores que auspiciaban la industria. Por ejemplo si una mujer veía una joya que usaba Bette Davis en alguna película, de seguro podría comprar por catálogo una copia hecha por fabricantes como Joseff de Hollywood. Estrellas como Vivien Leigh, Liz Taylor y Jane Russell, aparecían en publicidades luciendo las joyas que las clientas podían adquirir en grandes almacenes como Woolworth para poder brillar como sus estrellas favoritas del espectáculo. 

Hoy en día las bisuterías son cada vez más reales e incorporan una gran variedad de materiales de alta calidad como cristales, circones, y cristales de Swarovski. Pero lo fantástico de la bisutería es que no necesariametne están obligadas a simular piezas verdaderas. Muchas veces las bijoux se diseñan con una irreverencia absoluta a la manera como lucen las joyas reales, como si éstas estuvieran orgullosas de ser de bagatela sabiéndose maravillosas vistosas y sintiéndose validadas en sí mismas sin necesidad de aparentar ser lo que no son.

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